lunes, agosto 29, 2005

HAYDEN WHITE EN LA POSTMODERNA GOOGLE COLOMBIANAY MI POSICION


(O debates histórico cibernaùticos con White y mi posiciòn)
(Notas del II semestre del 2004)
(Foto de White en http://www.staff.amu.edu.pl)

A la condición postmoderna, testimoniada en esta nueva historiografía, le corresponde, pues, una nueva forma de pensar lo temporal que altera los problemas de la legitimidad y el cambio. El periodo premoderno (subrayados míos: s.m.) se situaba en la perspectiva de la lógica de la repetición, encontrando su legitimación en un acto fundacional originario reproducido ritualmente: el tiempo como eternidad. La época moderna se había situado no en la perspectiva de un pasado definitivo continuamente actualizado, sino en los parámetros de un ideal realizable en el futuro, encontrando la comunidad su legitimación en lo que quería llegar a ser, en la realización de un proyecto total: el tiempo como progreso. Estoy con Antonio Campillo al atribuir a la postmodernidad una categoría temporal específica: la variación ...es el inicio del aporte al debate sobre White del profesor Rafael Vidal Jiménez de la Universidad de Magdalena en www.unimag.edu.co
Un análisis de esta naturaleza, que inscribe lo que fabrica la investigación histórica dentro de la categoría de los relatos y que identifica los parentescos fundamentales que unen todos los relatos, ya pertenezcan estos al género histórico o a la ficción (s.m.), tiene múltiples consecuencias. La primera es aquella que permite considerar como un problema mal planteado el debate realizado alrededor de un supuesto “retorno del relato” que, para algunos, habría caracterizado la investigación histórica en años recientes. ¿Cómo, en efecto, podría haber un “retorno” cuando no ha existido partida ni abandono? La mutación existe, es verdad, pero es de otro orden, y tiene que ver con la preferencia recientemente acordada a ciertas formas de relato frente a otras consideradas más clásicas. Por ejemplo, los relatos biográficos entrecruzados que postula la microhistoria no ponen en acción ni las mismas figuras ni las mismas construcciones que los grandes “relatos” estructurales de la historia global, o que los relatos estadísticos de la historia serial.
En un texto de poligramas.univalle.edu.co se recojen los planteamientos de Roger CHARTIER cuando nos dice que existe una proposición: la necesidad de retener las propiedades específicas del relato histórico por relación con cualquiera otra clase de relatos. Tales propiedades apuntan, en principio, a la organización de un discurso que incluye (como lo escribe Michel de Certeau) dentro de él mismo, bajo la forma de citaciones que son otros tantos efectos de realidad, los materiales que lo fundan, pero de los cuales al mismo tiempo se espera producir su comprehensión. Apuntan también tales propiedades a los “procedimientos de acreditación” específicos gracias a los cuales la obra de historia muestra y garantiza su status de conocimiento verdadero.(un debate permanente en nuestra clase de Teoría de la Historia). De esta manera, todo un conjunto de trabajos se ha aplicado a examinar las formas a través de las cuales se produce el propio discurso de la historia. Algunos de tales trabajos han buscado establecer taxinomias y tipologías universales, mientras que otros han intentado reconocer diferencias localizadas e individuales.
Dentro del primer grupo de intentos que mencionamos se puede colocar la tentativa de Hayden White, que intenta identificar las figuras retóricas que organizan todos los modos posibles de narración -es decir los cuatro tropos clásicos: la metáfora, la metonimia, el sinécqoue y -con un status particular, “metatropológico”- la ironía.
Se trata de una búsqueda de “constantes” –constantes antroplógicas (aquellas que gobiernan la experiencia) y - constantes formales (aquellas que gobiernan algunos modos de representación y de narración de las experiencias históricas)-,
lo que a su vez ha conducido a Reinhart Koselleck a distinguir tres tipos de escritura histórica: *la historia notación (Aufschreiben),*la historia acumulativa (Fortschreiben) *y la historia reescritura (Umschreiben).
Y remata este texto, el teórico citado hablándonos de Ficciones y falsificaciones: Existe, en fin, un último desafío, que no es, desde luego, el menor. De la constatación, perfectamente bien fundada, según la cual toda historia, no importan cuál sea ella, es siempre un relato organizado a partir de figuras y de fórmulas que son aquellas mismas que movilizan las narraciones de ficción, algunos autores han concluido en la anulación de toda distinción entre ficción y disciplina histórica (¡! Exclamación y subrayado mios), puesto que esta última no sería más que “fiction-making operation”, según la expresión de Hayden White. El saber histórico no aporta un conocimiento sobre lo real más allá de lo que simplemente lo hace una novela, siendo por lo tanto puramente ilusorio querer clasificar y jerarquizar las obras de historia en función de criterios epistemológicos que indicarían su mayor o menor pertinencia para dar cuenta de esa realidad pasada de la que la historia hace su objeto ( en ingles). Los únicos criterios que permiten una diferenciación de los discursos históricos, según esta perspectiva, le vienen de sus propiedades formales: “A semiological approach to the study of the texts permits us [...] to shift hermeneutic interest from the content of the texts being investigated to their formalproperties”.
Y volviendo al profesor de la unimagdalena, el nos plantea que bajo tales enfoques: desaparecen tales pretensiones de verdad. Estamos ante una historia «débil». A la vez que el propio sujeto se desubjetiviza, aquí la técnica narrativa responde a la simple necesidad, en la que insiste Hayden White, de percibir la realidad en su conformación coherente con principio y fin. La narración, pues, como aparato semiótico que dota a los hechos, desde su similitud y contiguidad, de un orden común instalado en el tiempo, donde lo supuestamente real se presenta como deseable y concebible en su consumación (White 1992).
Como señala Manuel Cruz, haciéndose eco de la obra de Ricoeur, «el correlato más próximo, que probablemente sería 'contar las cosas tal como son', debe ser sustituido por este otro, sólo en apariencia más modesto: 'contar las cosas tal como nos pasan'» . En una publicación de
www.banrep.gov.co del profesor Carlos B. Gutirrez se plantea que en la historia de la historia, los modelos retóricos a lo Hayden White hace parte de los esfuerzos que se están haciendo para utilizar la semiología como guía para la lectura del sentido de gestos, símbolos, rituales, vestidos, grabados, desfiles, etc. Finalmente en www.utp.edu.co encontramos al profesor Tarazona quien nos dice pese a todas las críticas, la historia no puede ni debe renunciar a su carácter científico así su acepción como estudio del pasado entrañe cierta ambigüedad para designar tanto el conjunto de hechos o cosas sucedidas (res gestae) como el relato o relación de las cosas sucedidas del historiador (historia rerum gestarum). Mientras la primera se refiere a la historia total, una empresa humanamente imposible de concebir y construir ; la segunda es la historiografía de todos los días que se construye con teorías, métodos, fuentes de investigación y la imprescindible mediación del relato de la narración . La narrativa no es una forma discursiva neutra que representa la realidad. Hayden White , a propósito de esta discusión, parafraseando a Kant, dice que las “narraciones históricas sin análisis son vacías, y los análisis históricos sin narrativa son ciegos” Mi posición la resumo en una frase: La historia ha venido caminando...caminando del dogmatismo romántico hacia el camino de la ciencia...en ese camino cada vez avanza màs hacia la objetividad, pero para hacerlo necesita reconocer sus niveles de subjetividad: ese es el gran aporte de White: hacernos entender nuestros componentes subjetivos, las complejidades de la relación texto, contexto.

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