lunes, agosto 29, 2005

TUCIDIDES


(notas del 1er semestre del 2005)
Roberto Lérida Lafarga[1] establece -como también lo denota la lectura del capitulo uno- diferencias entre el estilo de Heródoto y el de Tucídides; sí es cierto, el primero es más épico, más heroes individuales y religioso, fiel a la tradición oral de especulación religiosa, si se quiere una oda a los mismos. Tucídides tal vez debido al influjo ateniense con la preocupación humana como ser social -su moral- y su conducta pública -su política- aterriza más en el campo de lo humano que Heródoto y reconozcámoslo, tiene a su haber algo que amerita enfoque y es que fundamentalmente narra su contemporaneidad, no atreviéndose a avanzar a los confines del pasado demasiado lejano, poniéndose en un papel más critico que el de su predecesor. Es la narración de la historia con información de primerísimo orden, tamizada eso sí, como lo plantea el ensayista por el filtro objetividad-subjetividad de él mismo, seguramente al igual que la anterior característica: otra tendencia del espíritu filosófico y político ateniense de su época: la preocupación por el presente...

Este autor nos habla de una concepción tucidídea de la historia, dice que heredero de la sofística y de la escuela hipocrática, Tucídides implanta el principio de eikázein: reconstruir la historia a partir de indicios lógicos o psicológicos (el análisis del semblante psicológico y político de los grandes personajes de la misma mediante no ya la narración, sino mediante los discursos) lo que hace que su historia sea una historia de la actividad humana, del poder y de la ambición: una historia universal y atemporal. Es por ello que domina el tò eikós, lo verosímil, como principio derivado de la metodología epistemológica de los sofistas.

No me queda muy claro, y no necesariamente estoy de acuerdo con el profesor Lérida respecto a que Tucídides innovará al introducir la crítica histórica de las ideas políticas, los acontecimientos, las causas profundas y los detonantes externos del conflicto...ello es complejo por la difícil relación que existe entre lo subjetivo y lo objetivo, de lo que hablamos atrás. Por ejemplo, anota el ensayista no podemos olvidar su proclividad ideológica a Pericles. Es cierto eso si, que más que pretender narrar los acontecimientos de la guerra, que son el fuerte, al parecer de Heródoto, éste pretendió plasmar lo que para él era lo más importante: las ideas políticas de ambos bandos,

Resalta el autor y quien escribe, cómo busca en cada acontecimiento y en el conjunto de la guerra en sí misma la causa profunda; De la escuela hipocrática hereda la metodología médica: deducir las causas por observación e inducción, mediante la experiencia y el raciocinio; la distinción entre causas -aitía como causa profunda- y síntomas -profásis como pretextos y motivos ocasionales-; la influencia del carácter moral -nómos- y físico -fysis- de los pueblos.

Finalmente, Lérida nos recuerda como hacia 1929 Schadewaldt, atendiendo al análisis de los libros VI, VII y VIII indica que Tucídides, según él, primero quiso escribir una historia 'objetiva', pero que una vez acabada la guerra su narración adquirió un matiz de 'interpretación'. Y que en 1930 Momigliano, siguiendo las tesis de Ullrich, quien en 1846 descubrió que había diferencias entre las dos mitades de la obra y esto le hizo sospechar de un posible cambio de plan a la hora de escribir su obra; expone que en un principio Tucídides escribió la guerra Arquidámica, pero que después decidió continuar el relato de la guerra interesándose más por la política interna de la guerra y de los dos bandos y fue entonces cuando introdujo los discursos, en los cuales, cosa llamativa, no se prima el orador, sino el colectivo social que representa.

[1] http://clio.rediris.es/fichas/tucidides.htm; http://clio.rediris.es/fichas/peloponeso.htm

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