martes, noviembre 07, 2006

MASACRESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

(Octubre 9, 2006)
Esa es una “s” extendida, pues ella simboliza dos cosas: uno, el plural infinito…y dos las “sss” también simbolizan el “dormido”, pero a su vez el “dormido” se puede asociar a “sueño”…
Esta imagen, tomada con sólo una búsqueda en la post moderna herramienta que es Google, al solicitarle en “imágenes”, el resultado de “Colombia+Masacre”, nos muestra varias cosas
1. El campo…la mayoría de las masacres ocurridas a lo largo de la historia en el territorio nacional –seguramente desde los indígenas mismos- han ocurrido en nuestro campo
2. Campesinos… trabajadores del campo han sido la mayor parte de las victimas…y generalmente son también los “victimarios”
3. Humildad…la foto muestra con dolor que las personas abatidas, dentro de una generalidad histórica son “los humildes” del campo.
4. La impunidad…(la cara tapada ante el olor nauseabundo de los cadáveres por el hombre de uniforme que los observa), muestra la recurrencia de estos crímenes por los cuales, sólo ahora, después de que a fines de los 80’s los actores armados descubrieran que “la guerra tiene limites”, parece que pueden, no tanto ser juzgados como “reparados”…
5. Los actores armados…frente a los actores desarmados…siendo los actores armados, cualquiera que haya tenido armas, mientras los otros no las tenían…
6. La sangre…esa roja sangre que nos enorgullecemos de tener en nuestras banderas…(patrañas!)
7. La inocencia perdida (la cara del muchacho “aindiado” que con un poderosamente mortal, o mortalmente poderoso, lanza granadas, observa desconsolado los cadáveres)…sin palabras.

Por ello no es de extrañar que el cuadro de Obregón, de 1962
sea otro símbolo nacional…

Lo aterrador es que la distancia entre una foto y otra pueden ser décadas…pero no sólo décadas hacia delante, sino décadas hacia atrás: pues como lo dije, la recurrencia del asesinato de civiles en nuestras guerras es constante…No sólo los españoles “masacraban” indígenas, estos los masacraban a ellos y lo hacían entre si. Y durante el período Colonia sucedió, y en la independencia, y en las guerras del comienzo de la república, y en el siglo XX y en el XXI…no hemos parado.

Pero hay esperanza…hay esperanza porque como dice Quino, asì nos desesperemos, es cierto que cada vez mas, en términos generales, somos mas humanos (y menos bestias fratricidas, porque no se puede decir que “menos animales”, pues la mayoría de ellos son pacíficos…); hay esperanza especialmente cuando nos comparamos con países, o mejor con estados nación europeos que pasaron por siglos de violencia, de esa tendencia a solucionar los conflictos violentamente, tales como los escandinavos, o los suizos mismos…y al cabo de las generaciones, lograron llegar a sus niveles de tranquilidad…suicida…pero tranquilidad. Hay, pues, esperanza.

PASAPORTE PARA CRUZAR LAS 3 BOGOTAS…

(Septiembre 11, 2006.)
Me encuentro parado entre tres mundos…dos consolidados y uno que se debate entre el uno y el otro. Me encuentro en una línea arquitectónica, pero a la vez simbólica, por la que en cuestión de minutos cruzamos tres mundos…el de la clase media, el de la clase alta y el de los desclazados…cruzados ellos de norte a sur por la carrera 7ª, por la Avenida Caracas, y de Oriente a Occidente, por la Avenida que conforma la Calle 53.

Todo se nota. Todo se ve si se mira con cuidado. La 7a es una frontera, una frontera que parte los cerros, que parte el antiguo Chapinero semi imperial - bien documentado por la única novela de López Michelsen, Los Elegidos- que la separa ya no de los sectores populares, en el lejano sur, pero si de la clase media; que los diferencia de ésta, y donde la frontera, el limite, la muralla, la conforma esa isla que forman las edificaciones entre la Caracas y la 7ª…un sector en disputa, un sector donde lo popular se disputa con lo elitesco, y lo elitesco, se disputa con lo popular…

El occidente, no es el hermoso caos, caos de vida abierta sin soterramientos del sur, pero tampoco es ese silencio sinuoso que encubre escándalos de cuellos blancos que abaten a buena parte de quienes viven en el oriente, hacia los cerros…pero si es el occidente un comienzo del desorden, un comienzo del bullicio, una relativamente agitada vida comercial se vive más allá de la Caracas cuando bajamos hacia Occidente, como prueba inexorable de que en Bogotá no necesariamente se baja hacia el sur, sino que se puede bajar hacia el occidente, pues la cordillera se inclina hacia la sabana…Y, nuevamente, en la mitad, la muralla de la isla citada, no sabe si hacer parte del comienzo del desorden, o ser parte de ese orden silencioso…se debate entre lo uno y lo otro…¿así se debatirán sus habitantes?...

La frontera mayor, otrora fue todo un símbolo de la delincuencia Bogotana, ya no era sólo una frontera, era un mito: ¿quién se atrevía a cruzar la Caracas aún de día?...ello era estar loco…la frontera menor, la 7ª, era franqueable…pero la mayor, era un suicidio…y aún hoy siguió siéndolo, tal vez ya no tanto por la delincuencia que permanece, sino por la velocidad de “los gusanos gigantes” que la atraviesan a altas velocidades y que buenas vidas han cobrado.

Se ha domesticado la Caracas?...se he vuelto salvaje la 13, la 10, la 11?...es posible, la ciudad no es la misma, las fronteras siguen allí, pero ya no son las mismas que conocimos hace algunos lustros…la ciudad sigue dividida…dividida no sólo en la extendida versión sur-norte, en donde nadie tiene claro dónde comienza el sur, si lo hace en la 1ª, o lo hace desde la 19 norte; o dónde nadie sabe dónde comienza el norte, si lo hace en la 72, o lo hace en la 93…o quien sabe dónde, pero dónde todos recuerdan que la barrera se ha ido corriendo, antes el norte comenzaba en la 26, luego fue en la 45, luego en la 53…y un día será en la 530…todos viven pendientes de esa división sur norte, como si sólo hubiera pobres y ricos, y pobres pobres y ricos ricos, y no una sinuosa clase media que se debate entre la clase media alta y la baja…esa es la división oriente occidente…la división de la 7ª hacia arriba donde intentan vivir al lado de los ricos y ricos ricos, la clase media que se cree alta, así bostece pollo pero haya comido rila…luego viene la clase media con sus matices que se encuentra en esa isla entre la 7ª y la Caracas…una clase media cruzada por un comercio que la inunda, que la desbarata, por putas y travestís que la invaden desde la Caracas, y luego cruzando la frontera de la Caracas, las 50 variables de la Clase Media Baja…eh allí otra división…y eh allí una pregunta sin respuesta: hacia el sur y hacia el norte ¿dónde diablos termina el occidente?...o el Oriente?...

Cuando nos paramos en la 7ª con 53 estamos en un mundo limpio, ordenado, cruzado por dos hermosas avenidas, con un agitado ritmo automovilístico diurno y aún nocturno, frío, un edificio enorme a nuestras espaldas –donde un dueño de un aparta estudio me lo ofreció “con vista al norte”…¿porqué no “al sur” o “al occidente”?…no “al norte”…- …hacia arriba continua la 53 la cual se pierde en la distancia, seguramente al encontrarse con la avenida de circunvalación, lindos edificios residenciales se ubican a ambos lados, una universidad se anuncia con sus buses blancos que recogen sus estudiantes en la 7ª y los suben hacia sus sedes en el oriente (sedes de las cuales bajan ha ahogar sus angustias existenciales en los bares de la 51 donde las mujeres disparan …) ; hacia abajo se ve el desorden de la 13…el tamaño de los edificios comienza a reducirse; no fluyen los automotores como lo hacen en la 7ª, pues esta es más grande pero tiene menos buses colectivos y públicos que la 13, la 7ª es para los dueños de los autos, de varios, individuales; los que viven en el norte, o en el oriente, o, mejor, en el nor oriente; la gente se ve, se agita en la 13, la zona es mas comercial, hay mas movimiento, más agitación, la 7ª no lo es…tal vez haya tanta gente, pero el tamaño, las distancias de la misma no permite que se acumulen, la 13 si los arremolina; el ruido es mayor en la 13, en la 7ª hay ruido, sus 6 carriles los promueven, pero los 2-3 carriles de la 13 lo hacen mayor…definitivamente los civilizados viven hacia la 7ª, los incivilizados tienen su bautizo al llegar a la 13…porque la 14, la Caracas es un encuentro de lo civilizado…con lo semicivilizado…Transmilleno…Transmilleno es una mezcla de lo uno y de lo otro…es orden y es desorden; es la entrada al oriente, o al norte, pero también es la entrada al occidente o al sur…; es la velocidad, pero también puede ser la lentitud; es el calor, el sofoco, pero el frío de las miradas de quienes no conocemos y creen que podemos ir bien vestidos tras su celular; es el rojo de los buses, pero es el blanco de los autos que cruzan a su lado o el gris del pavimento; su separador, es el símbolo de la “separación”, cuando se cruza la Caracas, se esta “separando” un mundo del otro. Si la 7ª por cuadras y cuadras es continuidad ordenada, y la 13 por cuadras y cuadras es continuidad desordenada, la Caracas, se convirtió en el símbolo del orden…del tratar de ordenar…si la 7ª es lo individual, el auto individual, la 13 es la mezcla de lo individual con lo colectivo, la Caracas y en especial Transmilleno se convirtió en “lo colectivo a las malas”…

Y cruzo la Caracas…y me desvío de la 53, y bajo por la 51…y es otro mundo…¿dónde quedo el orden de la 7ª?,¿donde quedaron los apartamentos bonitos, el orden arquitectónico, el silencio de Chapinero Alto, sus calles vacías?…no, esto es otro mundo…no hay orden, hay vida, hay movimiento, hay vendedores callejeros estacionarios –¡ni de fundas se ven 300 metros mas arriba!- las casas, los edificios son vistosos, vistosos por su colorido, o por su feura: pero vistosos; y especialmente hay ruido…no hay silencio…hay gente en las calles, no hay calles vacías…definitivamente, pasé dos murallas, la alta, la baja y llegue a otro mundo…donde tal vez me pidan pasaporte…

Conociendo el lavamanos.

(Sept 4, 2006)

Lo primero que recuerdo es que no había lavamanos. En el inquilinato donde nací había un sólo inodoro (de niño creí que quería decir “in-oloro”, pero ello era, olfativamente falso) el cual compartíamos seis familias. Unas latas encerradas con un feo y deteriorado inodoro en su centro, ubicadas en el patio que conectaba las 6 piezas con la parte trasera de la casa de mi abuela materna: la propietaria del inquilinato. Por cierto era un inodoro en medio de dos cocinas. La comunitaria que compartían –previo pago de algo adicional- algunas familias del inquilinato y la cocina de mi abuela que estaba ubicada en la parte trasera de su casa de bahareque: Sala, dos piezas y cocina.

Las familias también compartían un lavadero de ropas y el baño, que en realidad era un cuarto con “revoque” nunca pintado y lleno de lama, sin techo, en cuyo centro en la parte superior había un tubo del cual salían chorros de agua semi controlables con una llave que realmente era una puntilla oxidada. A su lado había un lavadero secundario que nadie utilizaba: tal vez por la lama que lo cubría al lado de su primo. Pero en ninguna parte había un lavamanos. Ni nada que se le pareciera. Quienes se lavaban las manos, cuando la suciedad o la tierra los desbordaba, lo hacían en los lavaderos. Que –imagino- son los padres de los demás “lava”…”platos”, “manos”, etc…

El lavamanos no estaba ni siquiera en la casa de mi abuela. Al lado de la cocina, que todavía conservaba características de cocina de finca (seguramente el patio que habían convertido en inquilinato algún día lo asociaron culturalmente a una finca de una corta parcela), se encontraba el inodoro de mi abuela y de mis tíos. Era tan deslucido como el de los inquilinos. Pero era independiente y si estaba lloviendo o era de noche podías dirigirte a él sin mojarte y sin miedo. Tampoco había lavamanos. Mi abuela tenía que compartir el lavadero con sus inquilinos: ella no tenía uno propio, seguramente era el lavadero original antes de construir el inquilinato. Al lado de su cocina, había un lava-múltiple ese sitio de lo vi. utilizar como lavaplatos, como ocasional lavadero de ropas e imagino que se utilizo como lavamanos: pero no era el lavamanos que conocemos en los últimos lustros, aquel lavamanos hermanado directamente al inodoro y al que se le asignó la función higiénica exacta de lavarse las manos después de “dar del cuerpo” como decía la mama del desafortunado protagonista del monologo comedia “Pelota de letras”.

En fin, aquellos 70`s en esa Pereira que nacía a la independencia política liberal de la Caldas y Manizales conservadora…conservadora más cultural que políticamente; no tenía, al menos en sus estratos populares una clara relación con el “lavamanos”, así como siglos atrás muchos no la tuvieron con ningún tipo de “lava”…de “lavar”.

En la cuadra siguiente, al doblar la esquina, se encontraba la casa de mi otra abuela, la paterna. Era una casa descomunal comparada con la otra, creo que doblaba o triplicaba en espacio la propiedad de la abuela materna, con la cual, por cierto colindaban en una esquina común. En esa casa creo haber visto un lavamanos. Pero haberlo visto perdido en el espacio de un corredor, y por ningún lado asociado al baño o al inodoro; no, era un objeto que estaba en esa casa, pero que estaba en un no-sitio, como si alguien hubiera dicho que era moderno tener un lavamanos y mis abuelos paternos le hubieran dado gusto a regañadientes.

A dos cuadras de allì, en ese sector que años atrás fuera “la galeria” o “la plaza de mercados” de Pereira, lo cual se reflejaba aún por la presencia de cantinas y bares en ciertas esquinas, o por la existencia del inquilinato relatado; se encontraba la casa de un tío materno, con nombre de prócer conservador Laureano Gómez. Curiosamente, de no ser por el patio que tenía su madre, la casa hubiera sido igual: un corredor con habitaciones a los lados que conducían en su ante final a la cocina, en su pre final al lavadero y al baño, y al final, al fondo, a un patio. Pero, otra vez, no encuentro el lavamanos. No hay lavamanos. Nuevamente coinciden Cocina-puerta-lavadero-inodoro-patio…pero el lavamanos no está. Empero había una diferencia clara, tal vez por la formación en ciernes de uno de mis primos quien hoy es medico, en esa casa si, lentamente, se instituyó la tarea de lavarse las manos al salir del inodoro en el lavadero de ropas que le quedaba contiguo. Con el paso de los tiempos y de las afugias materiales, ese mensaje simbólico se plasmo materialmente en un lavamanos colocado, tal cual lo mandaban las normas visibles establecidas en los estratos altos, al lado del inodoro.

Creo que entendí el tema de los lavamanos al acompañar a mis padres a cuidar casas de habitantes del sector quienes, conociéndolos, les confiaban sus casas cuando salían a vacacionar. No estaban extendidas las alarmas pero si los vecinos cuidanderos. Ellos eran clase media, nosotros baja…no se cuán baja, pero “pobres”. En una casa encontré que al lado de la entrada a un minúsculo inodoro, creo que con un baño como hermano gemelo (en todo este relato la cercanía de estos sitios es clara…podríamos preguntarnos si ¿viene de la asociación río/baño – campo abierto/inodoro?) se encontraba un lavamanos, pero todavía distanciado levemente del inodoro. Fue mi primer lavamanos y el primero donde al ver que mi padre se afeitaba frente al espejo intente hacer lo mismo.

El segundo, fue realizando exactamente la misma labor de seguridad, en otra casa, distanciada tal vez media cuadra de la primera, donde entendí que el lavamanos tenía un sitio exacto: dentro del baño, al lado del inodoro. Yo seguía viviendo en la mejor pieza del inquilinato. Pero no tenía una casa, y menos, un lavamanos.

Por años no volví a encontrarlo, pues al llegar los 80´s mis padres se vincularon a un plan de autoconstrucción. En aquellos sitios, de “mangas” otrora cafetales, donde no había alcantarillado, pues sólo había letrinas; no había electricidad, pues sólo había velas; no había agua, pues lo que había era “porrones” que cargar en tanques aprovisionados con mangueras; no había lavaderos, lo que había eran unos “pozos” donde se extraía el agua y se lavaba en lavaderos de madera; donde no había, no había y no había…creo que lo que menos les importaba era si había o no lavamanos…cuando se trata de sobrevivir, la higiene, la puntual; se vuelve secundaria y si se quiere “un lujo”, en un ciclo donde al ponerla de secundaria retroalimenta las dificultades de la sobrevivencia.

Al mirar en retrospectiva entiendo algo: la institucionalidad (estatal, Jerárquica, De Dominancia) del lava-mano. Pues durante esos años solamente el sistema educativo me recordaba su existencia. Había lavamanos –al lado de los inodoros- en las escuelas y en los colegios…la vida siguió y los lavamanos con ella.