PROPUESTAS, con el foco de la Historia: LA PAZ…ES POSIBLE…
Otro
factor que subyace como concatenante, que tal vez es el eje tensionante mayor,
es el que, como en la mayoría absoluta de los pequeños municipios de Colombia,
América Latina y el tercer mundo, es el que se relaciona con la tierra: Ni el
resguardo aclimató la paz, ni la consolidación del minifundio lo hizo, ni mucho
menos lo hará en las actuales condiciones la extensión del microfundio o la
disputa en torno al subsuelo que se avecina…hay, además, una tradición de
propiedad, y una tradición de abordaje de la agri-cultura, que potencia la
paulatina pauperización del campesinado quinchieño…
Es
sobre estos dos vértices, donde en los 50’s, en los 70’s, en los 90’s, y muy
seguramente en el presente, las guerrillas de izquierda continúan su
desarrollo, su evolución en el resto del
país y en cierto momento, colocan sus ojos sobre el municipio, sobre su “fama”
y mas que esto -cultural si se quiere- sobre la situación socio económica en
que viven…estos si entienden que el mito caldense no es generalizable, como lo
parafraseaba un editorial reseñado de
Así
entonces, parados en esos dos ejes explicativos que no desconocen la multi
explicación, sino que buscan liarla…las palabras finales de este texto, se
preguntan, Cual es el camino para la paz actual…?... lo primero es entender que
la paz es posible…que de hecho, hubo una paz relativa entre 1903 y 1946, que
hubo otra paz relativa entre principios
de los 60’s y comienzos de los 80’s…es decir, que del siglo pasado, fácilmente
los quinchieños y quinchieñas vivieron en relativa paz por 60 de los 100
años…el reto está en consolidar “una” paz…o llegar a ella, pues no creo que la
tengan hoy, o que la puedan tener en el futuro en la medida que el conflicto
armado persiste, en la medida en que las FARC consolidarán su presencia en el
municipio…
Es
aquí donde volvemos a la relación micro y macro mundo…en lo macro, la
experiencia de las primeras décadas del siglo XX demostró que el camino para la
paz podía ser la derrota definitiva del adversario en los campos de batalla –y
en la persecución posterior de los derrotados…- lo cual permitió consolidar una
pax romana –donde los ganadores daban dadivas a los vencidos-; esa paz y esa
guerra, es una paz y una guerra hecha por las élites, entre las élites, donde
el pueblo el populo juega un papel absolutamente secundario, de dependencia de
las elites vencidas o de las elites vencedoras…dicha dependencia, en un
ambiente posterior de paz, no se quiebra, por el contrario se fermenta y es
clave para entender la paz relativa en que se vive en esos años –alterada
coyunturalmente por conflictos personales, locales o regionales asociados a la
tierra, o por la aparición de pequeñas fuerzas y escasos líderes de izquierda-
…y llegará hasta el conflicto bipartidista por el control del estado –y las
tierras de los vencidos- de los 50s…
Ese
tipo de paz, es pues hoy, difícil de conseguir en
La
paz relativa posterior, la paz de los 60’s, 70’s, es una paz que se logra a
partir de un contexto nacional proclive a la misma; es una paz donde si bien no
hay una derrota militar como tal –pues no es una guerra civil abierta y
generalizada- si implica el sojuzgamiento al poder militar del estado –más que
al estado mismo- es una paz donde la acción represiva del estado juega un papel
claro, así como el entorno socio cultural creado desde éste de rechazo a las
formas bandoleriles “injustificadas” tras la llegada del frente nacional…es una
paz que, aparentemente, destruye su causa, o su excusa original: la disputa
entre liberales y conservadores…
Tampoco
es posible este tipo de paz hoy en día…no son los conflictos actuales de
Colombia enmascarados detrás de disputas partidistas…los conflictos actuales no
tienen mascara…hasta comienzos de los 90’s se tornaron en “Clasistas”…ya no
partidarios…hoy pueden recibir otro nombre, pero, definitivamente escapan a la
orbita de unos partidos –en general, y en especial los tres tradicionales- en
abierta crisis…
De
hecho en ambas pazes el eje socioeconómico de miseria y pobreza persiste,
empero, las agudizaciones violentas, no se han relacionado con el mismo…no
fueron las guerrillas de los 1.000 días, ni las de Venganzas, unas abanderadas
de el problema de la tierra o cosa parecida…por ende, la paz relativa
posterior, en casi nada se relaciono con la misma, empero, ese eje persistió y
estuvo allí como un tensionante social un permanente generador de frustraciones
que encontró salida –sicológica, cultural, ética, etc si se quiere- en tales
expresiones violentas…ello sin olvidar el beneficio obtenido por algunos directamente
de tales violencias: no combatientes y combatientes…
¿Pero
y los factores endógenos? El problema crucial del minifundio?…del
microfundio?…al cual se suma ahora la disputa por el subsuelo?...o, la potenciación
colectiva de ese subsuelo?...en una situación que seguramente sucede en otros
municipios colombianos?… esa es una pregunta descomunal…pues es una pregunta
que implica un enorme esfuerzo económico a corto, mediano y largo plazo[1]…un
esfuerzo que requeriría una acción mancomunada del sector publico y privado, en
los niveles locales, nacionales e, incluso, internacionales…por ello, la mejor
noticia que recibí el año anterior, en pleno proceso de construcción de este texto fue que los quinchieños y quinchieñas
han comenzado a construir el instrumento para abordar tal problemática
endógena, el instrumento para canalizar tan formidable y descomunal esfuerzo,
en el que pido desde mi espíritu, a las fuerzas de universo que los acompañen
hacia la paz integral, hacia la paz con democracia y justicia social que se
merecen; ese instrumento es su propia Asamblea Municipal Constituyente…
Foto tomada en la calle principal de Quinchía, a fines del 2006.
(resaltados y negrillas fuera del texto)
El texto completo, en sus dos partes, dando click aquí
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