sábado, marzo 21, 2015

acuerdos y desacuerdos de las visiones históricas del CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA


Reconciliación Colombia recoge las coincidencias y las grandes diferencias de las visiones expuestas por siete de los 12 comisionados encargados de contarle al país qué fue lo que nos pasó y por qué la violencia nos desbordó.

18 de marzo de 2015
Foto: Foros Semana.


Siete de los 12 comisionados encargados de estudiar los orígenes, desarrollo y consecuencias del conflicto colombiano tuvieron cinco minutos para exponerle al público del auditorio Luis Carlos Galán de la Universidad Javeriana la tesis construida con ocasión a la delegación que la Mesa de La Habana les hizo.

Era, literalmente, una puesta en escena, donde los reflectores seguían los gestos, las expresiones corporales y los pasos del expositor que, tímidamente, se acercaba al centro del escenario cuando la conductora del foro ‘Conflicto colombiano: ¿cómo empezó todo?’  le cedía el uso de la palabra con el ademán de que le iba a contabilizar el tiempo.

Y tal cual como actores teatrales (más una actriz), los comisionados hicieron uso de la palabra eficiente e intencionalmente siguiendo su propio libreto para convencer al público de que su tesis tenía acervo histórico. Alguno de ellos (Renán Vega Cantor), comentó que lo suyo no era ni un acto de memoria, ni una versión, sino un aparte de la historia colombiana constatable en documentos públicos y privados que abarcan incluso archivos de la agencia estadounidense CÍA.

La iniciativa Reconciliación Colombia asistió a esta exposición magistral con el interés de hallar los puntos de encuentro y de desencuentro de estas visiones presentadas al país el 10 de febrero pasado cada uno por separado y recogidas en dos ponencias distintas, que tampoco lograron unidad de los comisionados frente a estos dos documentos finales.

Aceptaron la invitación de Foros Semana los miembros de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas Jairo Estrada, Jorge Giraldo, Sergio de Zubiría, Gustavo Duncan, Francisco Gutiérrez, Renán Vega Cantor y María Emma Wills.

Así que aquí nos arriesgamos a escribir lo que apreciamos de los cinco minutos concedidos a cada expositor para un total de 35 minutos:

Los cinco puntos de acuerdo

1. La multicausalidad del conflicto, con un trasfondo agrario en un país que nunca se ha comprometido con una reforma agraria real y seria, lo que también ha derivado en un profundo desprecio cultural al campo y al campesino. La tesis expuesta por Sergio de Zubiría, profesor del departamento de filosofía de la Universidad de los Andes, señala, además, que ese esquema de la propiedad sobre la tierra limitó el proceso de modernización colombiano a tal punto que asfixió cualquier intento de reformas mediante una reacción violenta incluso, y, por qué no, principalmente, del Estado.

2. La guerra en Colombia es un problema de la democracia, bien sea por déficit o por superávit, pues frente a esta última afirmación Francisco Gutiérrez, director del Observatorio de Restitución de Tierras, comenta que ese pincelazo (¿o brochazo?) de profunda democracia con la que se han revestido a las instituciones nacionales y locales ha impedido enfrentar el problema de fondo, como sí podría hacerse cuando hay una abierta dictadura. Frente al déficit, María Emma Wills, asesora de la dirección del Centro de Memoria Histórica, comenta que hay una incapacidad “de la sociedad” de aceptar la incertidumbre política de que el otro puede ganar el franca lid; de que el otro puede tener razón; de que puede haber una voz distinta a la de mi sector.
 
3. El ataque a las fuerzas alternativas existentes por vías legales (usando a la Fuerza Pública para defender intereses privados, incluido el statu quo) y por las vías ilegales (consolidando alianzas perversas de élites locales con extensión a las élites nacionales) y en las que se activan estructuras ilegales mafiosas o no. Esto se junta, o se explica, por el miedo al pueblo o “el miedo a la plebe y a sus manifestaciones”, dijo De Zuburía.


4. Los orígenes del conflicto armado pueden remontarse lejanamente incluso a los años de 1920 cuando se dieron los primeros intentos de reformas sociales que fueron violentamente reprimidos. En esto coincidieron varios de los expositores. Por ejemplo, Renán Vega Cantor, historiador y profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, menciona aquí la explotación bananera, cuyos reclamos de los trabajadores terminaron en la matanza recreada por Gabriel García Márquez. Y Jairo Estrada, coordinador de la Maestría en Estudios Políticos Latinoamericanos de la Universidad Nacional, menciona que las élites consideraron subversión armada los reclamos sociales que se dieron entre los años 20 y 50 del siglo XX; luego los que se dieron entre los años 60 y 80 del mismo siglo; y, por último, ahí sí subversión, la que se conoce de los 90 hacia acá.

5. En esta guerra hemos perdido todos, por no decir fracasado todos: la clase dominante, la clase dirigente (que no son lo mismo), el Estado nación; el Estado central; el Estado local; los partidos políticos (con gran ausencia de representatividad de los intereses populares); la Fuerza Pública (que aunque es Estado, es necesario separarla para hacer énfasis en esta). Ha perdido también la sociedad porque la violencia ha permeado la vida cotidiana, se expresa en racismo (como la propuesta de dividir al Cauca en dos); en clasismo (como darles becas a los pilos para despreciarlos en las aulas de clase); en empobrecimiento del espíritu (como considerar que una cosa es la ética y otra el derecho).

Los cinco puntos de desacuerdo


1. La tesis de que el sistema capitalista colombiano intrínsecamente es violento y esa razón es la que desató y mantiene el conflicto armado hasta nuestros días. Solo el profesor Jairo Estrada defiende abiertamente esta tesis. Explica que esta ‘vocación’ socioeconómica necesita recurrir a la violencia para perpetuarse y para repeler el reformismo que planteen los excluidos y marginados, los que son una gran masa, pues el capitalismo, por naturaleza, concentra el poder económico y político.


2. La tesis de que hay terrorismo de Estado. María Emma Wills considera que esta expresión no puede considerarse porque excluye los esfuerzos estatales por diseñar políticas democráticas y reformistas y porque rotula en un ciento por ciento a todos los funcionarios, de todos los niveles y órdenes, de todas las ramas, en todos los tiempos, y los mete en la bolsa de quienes recurren a prácticas sistemáticas de violaciones a los derechos humanos. Vega Cantor es de la tesis de que lo que se busca en señalar tendencias por lo que acoge completamente esta tesis, y Francisco Gutiérrez, afirma que se quiere resaltar características que explican el conflicto, sin desconocer que el Estado ha adelantado el diseño de políticas referidas por Willis.

¿Por qué en Colombia la conflictividad social sí pasó a mayores (violencia)? El profesor Francisco Gutiérrez, director del Observatorio de Restitución de Tierras, sostiene que la expresión armada tomó forma en Colombia porque el Estado en Colombia ha apelado a la respuesta homicida contrainsurgente de forma recurrente. Varios expositores comentaron lo que le podría dar una explicación a esta situación, guardadas las proporciones, y es que el poder político y económico se hizo (¿se tomó?) al Estado y los portavoces de aquellos son quienes lo representan, principal e históricamente.

3. El conflicto actual está ligado principalmente al desarrollo del narcotráfico del país y data de la década de los 80, es decir 35 años atrás, cuando los carteles de la droga pusieron en ‘jaque’  la institucionalidad de dos formas: enfrentamiento violento al Estado por parte del cartel de Medellín y cooptación del Estado, hasta infiltrar las finanzas de la figura presidencial, por parte del cartel de Cali. Es la tesis de Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad EAFIT, quien explica que esta encrucijada institucional, que la debilitó fuertemente, fue bien aprovechada por las Farc para potencializarse como actor político a través de un ejército con prácticas criminales.
 
4. La exclusión no es causa de violencia, sostiene Gustavo Duncan, investigador y profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes. Por tanto, las Farc no son producto necesariamente de esta. De hecho, la gran masa de hombres de las Farc no son tanto comunistas, como cocaleros. Están ahí, engrosando la tropa subversiva, porque la guerrilla regula las actividades donde ellos viven y donde el Estado ha cedido o delegado su papel. 
 
5. Injerencia directa y definitiva de Estados Unidos en Colombia. Para el profesor Renán Vega Cantor, historiador y profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, el DAS, por ejemplo, es fruto director de esta política estadounidense de etiquetar al contrario como enemigo interno y usar las estructuras del Estado para perseguirlo y eliminarlo, lo que, a su juicio, se mantiene desde “el robo de Panamá en 1903”, pasando por la explotación violenta del banano y del petróleo, hasta hoy.
 

martes, marzo 17, 2015

MUJERES REVOLUCIONARIAS // MUJERES QUE NO SALEN EN LOS LIBROS DE HISTORIA

de: http://elrobotpescador.com/2015/03/10/10-mujeres-revolucionarias-que-no-salen-en-los-libros-de-historia/

10 MUJERES REVOLUCIONARIAS QUE NO SALEN EN LOS LIBROS DE HISTORIA

 
 
 
 
 
 
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Todos hemos oído hablar de revolucionarios como el Che Guevara, pero la historia a menudo tiende a pasar por alto las contribuciones de los mujeres revolucionarias que han sacrificado sus vidas y han dedicado sus energías en intentar cambiar el mundo.
Muchas mujeres han participado en revoluciones a lo largo de la historia y muchas de ellas han jugado un papel crucial.
Pueden haber actuado desde diferentes puntos del espectro político; algunas de ellas armadas con armas y otras armadas tan solo con una pluma, pero todas ellas comprometidas a fondo con aquello en lo que creían.
Aquí van diez de estas mujeres que no acostumbran a salir en los libros de historia y que obviamente, solo son una pequeña muestra de las mujeres revolucionarias que ha tenido la historia hasta nuestros días…

NADEZHDA KRUPSKAYA
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Mucha gente conoce a Nadezhda Krupskaya, simplemente como la esposa de Vladimir Lenin; pero lo cierto es que Nadezhda fue mucho más que una “esposa”: fue una revolucionaria bolchevique y una política por propio derecho.
Estuvo involucrado en gran variedad de actividades políticas, llegando a servir como Viceministra de Educación de la Unión Soviética a partir de 1929 hasta su muerte en 1939, realizando variadas actividades educativas.
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Antes de la revolución, fue secretaria del grupo Iskra, gestionando la correspondencia de todo el continente europeo, mucha de la cual tuvo que ser decodificada.
Después de la revolución, dedicó su vida a mejorar las oportunidades de educación para los trabajadores y campesinos, centrándose en la construcción de bibliotecas al alcance de todos.

CONSTANCE MARKIEVICZ
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Constanza Markievicz (née Gore-Booth) fue una condesa anglo-irlandesa, política del Sinn Féin y del Fianna Fáil, nacionalista revolucionaria, sufragista y socialista.
Participó en muchas actividades y acciones independentistas irlandesas, entre ellas el Alzamiento de Pascua de 1916, en la que ella desempeñó un papel de liderazgo.
Durante el levantamiento, llegó a herir a un francotirador británico antes de ser forzada a rendirse y entregarse.
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Después de eso, fue la única mujer entre 70 que condenada a confinamiento en solitario. Fue condenada a muerte, pero fue perdonada debido a su género.
Curiosamente, el consejo que la enjuició afirmó que ella había suplicado por su vida, diciendo que: “No soy más que una mujer, no se puede disparar a una mujer”, cuando en realidad, los registros de la corte demuestran que ella lo que dijo fue: “Me gustaría que tuvierais la decendia de pegarme un tiro”.
Constanza fue una de las primeras mujeres del mundo que consiguió un cargo gubernamental , pues fue Ministra de Trabajo de la República de Irlanda, entre 1919 y 1922, y fue también la primera mujer elegida para la Cámara de los Comunes británica en diciembre de 1918, una Posición que ella rechazó debido a la política abstencionista del Sinn Féin.

PETRA HERRERA
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Durante la Revolución Mexicana, las mujeres soldado entraron en combate junto a los hombres, a pesar de que a menudo sufrieron abusos.
Uno de los casos más célebres fue el de Petra Herrera, que se disfrazó de hombre y se alistó en el ejército bajo el nombre de “Pedro Herrera”.
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Como Pedro, se ganó una reputación demostrando un liderazgo ejemplar, así como volando puentes y fue capaz de revelar su género con el paso del tiempo.
Participó en la segunda batalla de Torreón el 30 de mayo 1914, junto con otras 400 mujeres.
Desafortunadamente, Pancho Villa no se mostró dispuesto a dar crédito militar a una mujer y no la promovió como General.
En respuesta, Petra dejó las fuerzas de Villa y formó su propia brigada formada enteramente por mujeres.

NWANYERUWA
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Nwanyeruwa, una mujer Igbo de Nigeria, desató una guerra corta, que a menudo se ha considerado como el primer gran reto a la autoridad británica en África Occidental durante el período colonial.
El 18 de noviembre de 1929, una discusión entre Nwanyeruwa y un hombre encargado del censo llamado Mark Emereuwa estalló después de que él le ordenó que “contara sus cabras, sus ovejas y su gente”.
Ella comprendió que esto significaba que sería gravada con impuestos (tradicionalmente, a las mujeres no se les aplicaban impuestos) y discutió la situación con otras mujeres; empezaron las protestas, que llevaron al estallido de la Guerra de las Mujeres, que comenzó al cabo de dos meses.
Alrededor de 25.000 mujeres de toda la región participaron, protestando tanto contra los cambios fiscales como contra los poderes ilimitados de las autoridades encargadas de aplicarlos.
Al final, la posición de las mujeres consiguieron un éxito notable: provocaron que los británicos renunciaran a sus planes fiscales iniciales y forzaron la renuncia de muchos agentes de la autoridad que habían abusado de su poder.

LAKSHMI SEHGAL
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Lakshmi Sahgal, coloquialmente conocida como “Capitán Lakshmi”, fue una revolucionaria del movimiento de independencia de la India, una oficial del Ejército Nacional Indio, y más tarde, la Ministra de Asuntos de la Mujer en el gobierno de Azad Hind.
En los años 40, comandó el regimiento Rani de Jhansi, un regimiento formado íntegramente por mujeres que pretendía derrocar al Raj británico en la India colonial.
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El regimiento fue uno de los pocos regimientos de combate formado íntegramente por mujeres durante la Segunda Guerra Mundial y llevaba el nombre en honor a otra famoso revolucionaria femenina de la historia de la India, Rani Lakshmibai, quien fue una de las figuras principales de la rebelión de la India de 1857.

SOPHIE SCHOLL
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La revolucionaria alemana Sophie Scholl fue uno de los miembros fundadores de un grupo de resistencia anti-nazi de carácter pacífico llamado “La Rosa Blanca”, que abogó por la resistencia activa ante el régimen de Hitler a través de folletos anónimos y campañas de graffitis.
En febrero de 1943, ella y otros miembros fueron arrestados por repartir folletos en la Universidad de Munich y fueron condenados a muerte en la guillotina.
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Copias del panfleto, retitulado “El Manifiesto de los estudiantes de Munich”, fueron sacadas de contrabando del país y las fuerzas aliadas arrojaron millones de copias sobre Alemania posteriormente durante aquel mismo año.

BLANCA CANALES
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Blanca Canales fue una nacionalista puertorriqueña que ayudó a organizar las “Hijas de la Libertad”, la rama femenina del Partido Nacionalista de Puerto Rico.
Canales fue una de las pocas mujeres de la historia capaz de haber liderado una rebelión contra los Estados Unidos, conocida como la sublevación de Jayuya.
En 1948, fue introducido un proyecto de ley severamente restrictiva conocida como Ley 53 o Ley Mordaza, que convertía en crimen el imprimir, publicar, vender o exhibir cualquier material que pretendiera paralizar o destruir el gobierno insular.
En respuesta, los nacionalistas puertoriqueños iniciaron la planificación de una revolución armada.
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El 30 de octubre de 1950, Blanca y otros tomaron las armas que había almacenados en su casa y se dirigieron a la ciudad de Jayuya, apoderándose de la comisaría de policía, quemando la oficina de correos, cortando los cables de teléfono y izando la bandera de Puerto Rico en desafío a la Ley Mordaza.
Como resultado de ello, el presidente de Estados Unidos declaró la ley marcial y ordenó al Ejército y a la Fuerza Aérea que atacaran la ciudad.
Los nacionalistas aguantaron durante un tiempo, pero fueron arrestados y sentenciados a cadena perpetua tras 3 días de resistencia. Gran parte de Jayuya fue destruida, y el incidente fue deliberadamente ignorado por los medios de comunicación de Estados Unidos; no solo eso, el presidente de Estados Unidos, se atrevió a calificar lo acontecido como “un incidente entre puertorriqueños”.

CELIA SÁNCHEZ
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La mayoría de gente conoce a Fidel Castro y al Che Guevara, pero muchas menos personas han oído hablar de Celia Sánchez, la mujer que estuvo en el corazón de la Revolución Cubana y que incluso se ha rumoreado que fue una de las principales tomadoras de decisiones.
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Tras el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, Celia se unió a la lucha contra el gobierno de Batista. Fue fundadora del Movimiento 26 de julio, líder de escuadrones de combate a lo largo de la revolución, organizó las redes de campesinos colaboradores que apoyaron la lucha armada, controló grupos encargados de la intendencia e incluso preparó la llegada a la isla del Granma, el barco que transportó a los 82 luchadores de México a Cuba con el fin de derrocar a Batista.
Tras la revolución, Celia estuvo al lado de Castro hasta su muerte en 1980.


KATHLEEN NEAL CLEAVER
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Kathleen Cleaver Neal fue miembro del Partido Pantera Negra (popularmente conocido como Panteras Negras) y la primera mujer miembro del órgano de decisión de esta organización política afroamericana.
Ella misma sirvió como portavoz y secretaria de prensa y organizó la campaña nacional para liberar al ministro de defensa del partido, Huey Newton, que había sido encarcelado.
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Ella y otras mujeres, como Angela Davis, llegaron a representar hasta 2/3 del Partido en determinados momentos, a pesar de la imagen comúnmente aceptada de que el BPP era una organización abrumadoramente masculina.

ASMAA MAHFOUZ
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Asmaa Mahfouz es una revolucionaria actual a la cual se achaca el haber desatado la revuelta de 2011 en Egipto a través de un videoblog, donde animaba a otros a unirse a ella en señal de protesta en la plaza Tahrir.
Es considerada uno de los líderes de la revolución egipcia y es un destacado miembro de la Coalición de la Juventud de la Revolución de Egipto.



sábado, marzo 14, 2015

el momento precontractual de toda sociedad moderna





El país detrás del 'usted no sabe quién soy yo'

Analistas aseguran que la polémica frase refleja una problemática social que merece atención.


 
Nicolás Gaviria (izq.) y el exsenador Eduardo Merlano.
Foto: Archivo / EL TIEMPO
Nicolás Gaviria (izq.) y el exsenador Eduardo Merlano.
Si Colombia fuera un país más democrático e igualitario, el ‘usted no sabe quién soy yo’ de Nicolás Gaviria jamás se habría producido.  (Lea: ¿Usted sabe quién es Nicolás Gaviria?)
Y aunque el acto fue repudiado por el conjunto de la sociedad y hasta el Presidente de la República se pronunció sobre el tema, queda claro que aún hay personas que piensan que no todos los colombianos son iguales ante la ley.
Así lo evidencia el video que el país entero vio y en el que Gaviria, de 29 años y en estado de embriaguez, agrede impunemente a unos policías que acudieron a atender un llamado por una riña del citado personaje con unos taxistas, en el norte de Bogotá.
Entre empujones, primero amenazó a los uniformados con enviarlos al Chocó; después intentó amedrentarlos con una supuesta llamada al director de la Policía, el general Rodolfo Palomino, y por último les advirtió que era sobrino del expresidente César Gaviria, cosa que resultó ser falsa.


El problema es que no se trata de un caso aislado. La lista deepisodios similares que han trascendido a la opinión públicarecientemente es larga.
El país aún tiene frescas las imágenes en las que un airado hijo del magistrado Luis Gabriel Miranda, en aquel entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, arremetió contra unos policías que se atrevieron a interrumpirlo cuando, al parecer, protagonizaba actos indecorosos con su novia a bordo de un carro oficial.


O el episodio del entonces senador Eduardo Merlano, que tras ser detenido conduciendo en estado de embriaguez y sin licencia, se negó a que le practicaran la prueba de alcoholemia e increpó a los agentes: “Llamemos al coronel de la Policía. ¿Cómo me va a tratar usted así? Llamemos a su superior y no pasa nada (...) Yo soy Senador de la República. ¿50 mil personas votaron por mí y ustedes me van a faltar al respeto?”.

El exsenador Eduardo Merlano. Foto: Archivo particular.
Apenas dos ejemplos de la extendida práctica del ‘usted no sabe quién soy yo’: personas que por abolengo, dinero o el cargo que ocupan reclaman unos privilegios que la ley no les concede, y pretenden ponerse por encima de los demás(Vea aquí: Los escándalos de la política colombiana)
Sin un contrato social
La Constitución ampara la igualdad entre todos los ciudadanos, y difícilmente alguien sostendría en público lo contrario, señala Jorge Ravagli, sociólogo y profesor de la Universidad de la Salle. Sin embargo, anota, “una cosa es el país legal y otra el país real”.
“Esto pasa porque funciona”, sentencia con crudeza el expresidente de la Corte Constitucional Carlos Gaviria, quien explica: “Uno sabe que aquí hay privilegios y que son tenidos en cuenta; que hay apellidos influyentes y que hay roles sociales que inmunizan frente a la actuación de la autoridad”. O como ironiza el periodista Daniel Samper Pizano, “porque aquí hay unos ‘más iguales’ que otros”.
Y el poder de esto se demuestra en que hasta la propia autoridad les teme a estas castas de supuestos privilegiados, y tiene una actitud muy cautelosa ante ellos.
Prueba de lo anterior es el regaño que recibieron los subalternos del mayor Gilberto Pulido, excomandante operativo de la policía de tránsito de Bogotá, cuando un grupo de sus hombres hizo bajar de un Uber al excapitán de la selección nacional de fútbol Mario Alberto Yepes. “Cómo hijueputas lo para un policía, lo baja del carro y le dice ‘no, es que esto es de Uber’, y lo ponen a esperar taxi (...) Pues sí, es un ciudadano común y corriente, pero es una estrella, que lo que diga él, nos botan. ¿Dónde está el comandante de ese policía?”, se le oye decir al oficial en un audio.
“La humanidad –agrega Ravagli– ha estado sujeta a representaciones de castas o linajes durante siglos, y la idea de la superioridad heredada tiene unos fundamentos culturales previos a la idea de ciudadanía y de igualdad ante la ley, que perviven en el subconsciente colectivo. Incluso los afectados o los no privilegiados también sustentan este sistema. No debería sorprendernos que estas conductas no se borren de un plumazo”.
Y esto es particularmente fuerte en sociedades como la colombiana, donde existen fronteras de segregación de clases muy potentes, apunta el abogado y politólogo Mauricio García Villegas, profesor de la Nacional: “Aquí las clases sociales nunca se encuentran, ni siquiera en el fútbol. Los ricos y los pobres solo se encuentran en situación de subordinación, cuando el rico tiene contratado al pobre para algún servicio, o algo así, pero en situación de ciudadanos nunca están juntos”.
En eso, la educación también juega un papel crucial: “A esta gente se le ha educado desde que nace en el hecho de que son personas importantes o poderosas, y que tienen que adoptar una posición de superioridad: ‘hacerse respetar’, ‘no dejarse’ ”, dice Camilo Herrera, consultor de la firma Raddar, encargada del Estudio Colombiano de Valores.
Es lo que Ravagli llama ‘la soberbia de la elite’, un sentido de honor que exige reaccionar ante cualquier agresión a ese estatus de superioridad, lo que genera mucha conflictividad.
Carlos Alberto Uribe, antropólogo de la Universidad de los Andes, lo califica de “intrusiones de nuestro pasado señorial y patriarcal en el presente”. Y dice: “Los criollos se autoproclamaban ‘blancos’, ‘españoles’ y, en consecuencia, ‘hidalgos’ (esto es, hijos de alguien importante), y creían que debían recibir respetos y reverencias especiales de mestizos, negros e indios, que componían el resto de la sociedad. Esos hidalgos son los remotos ancestros de nuestros ‘doctores’, generalmente hombres poseedores del conocimiento, en especial de la ley”.
García Villegas recuerda que “cuanto más arriba se estaba en la escala social, más fueros y libertades se tenían, y más abusos se permitían. Y la independencia, en vez de traer un nuevo contrato social, basado en la igualdad, potenció que un mayor número de gente quisiera tener el poder de desobedecer”.
Y eso sigue pasando hoy, dice Gaviria: “Somos conscientes de que hay una élite que está bastante al margen de las cargas y obligaciones sociales, y todo el mundo quiere insertarse en alguno de esos sectores, justamente para inmunizarse frente a la acción de la justicia o de la policía”.
Es la doctrina del camino fácil, la picaresca, el avivato, el que acorta caminos y utiliza métodos poco convencionales y poco legales para salir adelante con lo que se propone, “y que encima está muy bien visto y siempre ha sido celebrado”, dice el exsenador e investigador social John Sudarsky. Y añade: “Las roscas y los grupos de ayuda son mucho más importantes que los méritos, porque reflejan a gente que ‘la ha sabido hacer’. Esos elementos finalmente le ganan a la ley; nos quedamos en el momento precontractual de toda sociedad moderna”.
Depende del contexto
Sudarsky defiende que esta doctrina del ‘ventajismo’ se sustenta en que “todos lo hacen”.
García Villegas explica que “buena parte de lo que hace que las personas cumplan las normas e incluso se vuelvan altruistas es la reciprocidad: las personas cumplen más las normas cuando ven que los demás las cumplen. Está comprobado, por ejemplo, que la gente paga más impuestos cuando ve que la otra gente los paga, o que respeta una fila cuando el resto lo está haciendo. Un conductor de un carro que en Bogotá incumple todas las normas de tránsito, se va a Miami y de un momento a otro se vuelve el mejor conductor del mundo. Pero es muy difícil ser cumplidor en un ambiente donde se siente que si cumples, sales perdiendo”.
La huella del narcotráfico
Un potenciador importante de esta problemática ha sido el narcotráfico, que creó nuevas élites, pero despreciadas social y políticamente, que se abrieron paso a punta de dinero y de amenazas físicas a quienes cuestionaban su poder. Una situación que puede resumirse en otra frase muy extendida en nuestra sociedad: ‘usted no sabe con quién se está metiendo’.
“Estos nuevos ricos tenían la necesidad de ratificar su estatus socialmente, de ahí su ostentación obsesiva y también las amenazas a aquellos que no los respetaran”, comenta Ravagli.
“La gran y perversa herencia del narcotráfico es la idea de que el dinero es lo que da el estatus social, un estatus indiscutible que puede comprar autoridades, instituciones o personas, y que no tiene límite”, agrega.
La vieja noción del linaje tuvo que empezar a convivir con la de la plata pura y dura. Y eso comenzó a generar comportamientos como el del famoso futbolista Faustino Asprilla, quien hace 22 años desafió públicamente a un periodista con la siguiente frase: “Yo me gano 50 millones de pesos mensuales y usted no se gana nada”.
Un costo alto
La vieja expresión de que ‘la ley es para los de ruana’ demuestra hasta qué punto va la gravedad del problema en Colombia.
El exalcalde de Bogotá Antanas Mockus explica que cuando uno ve que las autoridades aplican el mismo criterio para todos “eso ayuda a aceptar más fácilmente el castigo, pero si usted ve unas personas que piensan que como tienen tal apellido (o mucho dinero), no las van a castigar, eso desmoraliza al que sí es castigado. Mi experiencia en la Alcaldía de Bogotá fue muy clara: cuando aplicas los mismos criterios siempre, la gente entiende que la ley es para todos y que a veces tiene que hacer un sacrificio para cumplirla. Una ley que sea aplicada con igual rigor para todos, es una ley legítima”.
Y Samper Pizano añade que es “muy importante que a la gente a la que se le falta el respeto, como a la policía, no importa cuán modestos sean, denuncien. En la medida en que lo hagan, los que creen tener privilegios se cuidarán mucho más de sacarlos a relucir en situaciones adversas”.
Las sanciones sociales son importantes. Y las redes están cumpliendo un nuevo y gran papel en este terreno, pero también se necesita que el Estado se haga sentir y defienda en la práctica los conceptos de igualdad y autoridad.
Un gran ejemplo de cómo deberían ser las cosas es la condena que recibió esta semana Andrew Mitchell, exministro de Cooperación Internacional del Reino Unido.
En el 2012, este alto funcionario acudió en bicicleta al domicilio del Primer Ministro. Los policías le pidieron que se bajara de la bici y entrara por la puerta peatonal. Pero el político los encaró y los llamó “jodidos plebeyos”.
La ofensa no solo lo obligó a renunciar, sino que, además, la justicia lo acaba de condenar a pagar 80.000 libras esterlinas (unos 311 millones de pesos) a los uniformados ofendidos.
Roberto Da Matta, antropólogo brasileño, dice que en casos de conflicto en las sociedades más modernas e igualitarias, como Francia o Estados Unidos, es muy frecuente escuchar la expresión ‘usted quién se cree’, que es una reacción ante quien se quiere poner por encima, justo lo contrario del ‘usted no sabe quién soy yo’.
Piden condenas más severas
Nicolás Gaviria podría pagar 5 años de prisión por agresión a servidor público, después de que agentes de la Policía denunciaron al joven. Incluso, el presidente, Juan Manuel Santos, dio la instrucción a los uniformados de que “cuando alguien se les enfrente envalentonado y le diga a cualquier patrullero o agente ‘usted no sabe quién soy yo’ inmediatamente lo lleven a la estación para que averigüen quién es. Tienen esas instrucciones”.(Lea también: Nicolás Gaviria ofrece disculpas al país por su comportamiento)
El general Rodolfo Palomino, director de la Policía, también señaló que el Código de Policía que se está tramitando en el Congreso incluye sanciones más fuertes. “La policía con mucha frecuencia se encuentra con estos casos, y la autoridad tiene que hacer cumplir las normas aunque traten de intimidarla”, advierte.
IRENE LARRAZ
Redacción Domingo