Puede sonar algo extraño después de casi dos siglos, pero en cierto momento indígenas, negros y mestizos colonizados del sur de Colombia y los llamados realistas (defensores de la monarquía española) tuvieron un enemigo común: Simón Bolívar.
Y esa confrontación terminó en una matanza que hasta el día de hoy se recuerda en la ciudad de Pasto, a pocas horas de la frontera colombiana con Ecuador.
Empezó el 24 de diciembre de 1822 y se le conoce como la "Navidad negra", cuando casi medio millar de pobladores del lugar fueron asesinados y más de 1.000 resultaron reclutados o expulsados de sus hogares y su ciudad.
Los días de horror que vivió la población fueron obra de tropas patriotas o republicanas bajo el mando del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y por órdenes directas de Bolívar.
Para el historiador Felipe Arias, se trata de "un episodio de violencia que no ocurrió en ninguna otra parte de Nueva Granada (territorio que después de las independencias se convertiría en Colombia) y por eso se quedó dentro de la identidad cultural del pueblo pastuso".
De hecho, Arias sostiene que ese recuerdo colectivo no se ha ido perdiendo en esa región, sino que se ha reforzado a lo largo de los años.
Pasto
No era un secreto en la segunda década del siglo XIX que algunos territorios del sur del Virreinato de Nueva Granada se oponían a los esfuerzos para que prevaleciera la causa republicana e independentista.
Es más, Pasto no solo era fiel al bando realista: defendía con determinación al Rey español y a la religión católica.
Aquellas simpatías, sumada a la característica montañosa de la región, llevaron a que tropas alineadas a la corona española se parapetaran allí ante el asedio y las victorias de los patriotas en los alrededores,
Por si fuera poco, milicias de pobladores locales asestaron algunos golpes a las fuerzas republicanas durante las batallas independentistas.
Ahí es donde cobra relevancia una de las figuras locales que en Pasto todavía es recordada, el caudillo y militar hispanista Agustín Agualongo.
Pastuso de nacimiento, el hombre se enlistó en las filas realistas en 1811 y fue uno de los responsables de convertir su región en un auténtico obstáculo para las fuerzas anticolonialistas que intentaban controlar ese terreno para continuar su avance rumbo al sur.
Bolívar sabía bien que Pasto y la difícil geografía que la rodeaba era un escollo complejo para sus intenciones de llevar su campaña hacia las poblaciones debajo de la línea del Ecuador.
Agualongo, por su parte, era reconocido y respetado por negros, indígenas y mestizos locales que se sumaron a sus acciones militares.
Por qué hubo oposición a la independencia
Para el historiador Arias, la sociedad pastusa de ese momento había incorporado a indígenas con la condición de que reconocieran la autoridad colonial y las jerarquías existentes.
"En el conflicto hubo tanto comunidades indígenas realistas como independentistas, al igual que pasaba con los americanos, los criollos, los negros y los mestizos. En Pasto se sostiene una oposición a la independencia porque implicaba la desaparición de una monarquía que protegía sus propiedades colectivas frente a los abusos históricos cometidos por los terratenientes criollos que simpatizaban con la república", explica Felipe Arias.
El experto añade que lo que lleva a Pasto a episodios tan violentos como la "Navidad negra" es una acumulación de situaciones en las que tiene mucho que ver la posición geográfica de la población y las condiciones de su orografía.
"El caso de Pasto, a lo largo de toda la guerra de independencia, es un escenario de batallas durante 15 años. Por su difícil acceso, los independentistas cayeron varias veces, pero no fue la única población realista", sostiene el historiador.
Bolívar y Sucre llevan la dinámica de "guerra a muerte" a tierra pastusa entre 1821 y 1822 por las experiencias vividas en Venezuela, donde hubo batallas muy violentas.
"El levantamiento de Pasto fue tan fuerte que se dio el episodio de la 'Navidad negra', para imponer la autoridad y la fuerza con ensañamiento", concluye.
La "Navidad negra"
Bolívar había logrado la capitulación de los realistas de Pasto en la primera mitad de 1822, pero no contaba con el levantamiento de Agualongo y del coronel hispanista Benito Boves.
Su rebelión en forma de guerrillas y milicias llegó a poner en aprietos a las tropas patriotas, pero los refuerzos republicanos no tardaron en llegar.
El Mariscal de Ayacucho, quien triunfaba y se convertía en el referente de la independencia de Ecuador, fue convocado para llevar a sus tropas a la zona.
Las continuas victorias militares dirigidas por Antonio José de Sucre dejaron a Pasto casi sin defensas y a puertas de una pesadilla que empezaría en la víspera de la Navidad.
"Noche mala en vez de Nochebuena, fue para la Pasto realista la del 24 de diciembre de 1822. Casa por casa, la ciudad fue tomada por los patriotas. Los guerrilleros caían por docenas cada minuto", relata el proyecto Señal Memoria, de la red de medios públicos colombianos.
El portal, que rescató narraciones históricas sobre el episodio hechas el siglo pasado, rememora que "los pastusos comenzaban a rendirse, pero la tropa republicana no tuvo piedad. Era la guerra a muerte".
"Se vengaron implacablemente. Unos rendidos, otros heridos, todos fueron muertos. Familias enteras desaparecieron", continúa el relato de la serie "Colombia ayer, Colombia hoy", presentado en radio en 1970.
"Penetraron a caballo a la iglesia de San Francisco y ultimaron a todos los asilados, incluyendo mujeres y niños", prosigue la narración.
Bolívar llegó el 2 de enero de 1823. Las muertes y saqueos no fueron suficientes, sino que a cientos los reclutaron para las campañas libertadoras en Perú y a otros los expulsaron a los territorios de Cuenca o Quito.
Diferentes historiadores señalan que la ruptura de la capitulación de principios de 1822 fue la excusa de Bolívar para aniquilar la rebeldía pastusa.
Incluso reseñas señalan que el Libertador tomó todas decisiones como los confinamientos y reclutamientos masivos para que la "Navidad negra" no fuera recordada nunca más en Colombia.
Si ese era en realidad su deseo, no se cumplió.
"Cuando entraron los rifles" (el batallón comandado por Sucre se llamaba "Rifles") es la frase con la que se recordó durante décadas al episodio que empezó en esa Nochebuena de 1822.
Una navidad que en Pasto nunca se olvidará.