Editado por Oveja Negra, el best seller de la Feria del Libro, en materia política y electoral, es sin duda el libro del ex ministro Carlos Augusto Noriega, en el que finalmente después de 28 años acepta por escrito lo que desde el 19 de abril de 1970 estaba en boca de todo el mundo: que a Rojas Pinilla le birlaron esa elección y que Misael Pastrana llegó a la Presidencia por la vía expedita, pero poco procedente desde el punto de vista democrático, del fraude.
Por:D ARTAGNAN
29 de abril 1998 , 12:00 a.m.
Ello es así no solo por lo que Noriega afirma en su libro Fraude en la elección de Pastrana Borrero . Afirmaciones, por cierto, que no se limitan apenas a los hechos precisos de dichas elecciones, sino que abarcan desde la renuncia que el entonces presidente Carlos Lleras Restrepo presentó en 1968, cuando un Congreso básicamente oposicionista le negó en un comienzo la aprobación de la Reforma del 68, y ésta solo vino a salir avante a raíz de la alianza con el jefe del MRL, Alfonso López Michelsen. Quien, para consolidar el hecho político, fue nombrado a la sazón Canciller de la República, y como tal, después de las controvertidas elecciones, obró cual conducto mediador para evitar a la postre que una sublevación popular de la Anapo, encabezada por el General y su hija María Eugenia, terminara en un desbordamiento aún peor del orden público del que ya se registraba por esas calendas.
Trae el libro transcripciones textuales de importantes columnistas; mas, en abono de la tesis de que sí hubo fraude, nada mejor para corroborarlo que la opinión de doña Ana María Busquets de Cano, la esposa de don Guillermo Cano, quien al respecto dice: Tal vez un fraude, pequeño si se quiere, tal vez el ministro de Gobierno ayudó a realizarlo, tal vez no fue muy democrático el conteo final cuando estaban tan parejos los resultados. Pero si lo hubo, el Presidente de la República tuvo la suficiente visión como para ponerse del lado de lo que más convenía a los colombianos de tan mala memoria .
Aparte del fraude en sí mismo, el último capítulo es el más revelador del libro de Noriega: en él señala que a raíz del fraude, conclusión de ello fue la desastrosa creencia de que al poder hay que tomárselo con las armas, no con las papeletas . Y agrega: Desmontar esa creencia es paso previo inexorable en el camino hacia la paz .
Esto me hizo recordar una reciente frase de Alfonso Cano jefe de las Farc cuando dice, en carta a Enrique Santos Calderón: Los guerrilleros hemos sido obligados a empuñar las armas para encontrar la paz. Es la gran contradicción... y una terrible verdad . De paso, Cano justifica la actitud militar de la guerrilla apelando al argumento de que en nuestro país no existe una oposición legal al Estado porque la acabaron a fuerza de tiros y terror .
De ahí la gravedad coyuntural de las palabras del Tigrillo Noriega cuando advierte, al finalizar su obra: El fraude en la elección del doctor Pastrana, aquel 19 de abril, las guerrillas revolucionarias ya existentes y ésta nueva (refiriéndose a la aparición del M-19), lo entendieron como perentoria advertencia de que aquí, entre nosotros, el poder para poner fin a un orden injusto no se alcanza con votos sino con balas. Este episodio electoral del 19 de abril le ofreció material ideológico de remuda a los movimientos subversivos que asolaban al país y lo siguen asolando . Y remata el ex ministro conservador, perentoriamente: Por eso estamos como estamos .
Por eso estamos como estamos... En un ilustrativo artículo publicado la semana pasada en El Espectador, el abogado Ramiro Bejarano califica como una salida en falso del Registrador Nacional del Estado Civil, al responder errada y airadamente un reclamo público sobre la inclusión de la consigna del candidato Pastrana en el tarjetón electoral. Para el funcionario, es posible que el conservatismo utilice su nuevo logosímbolo en el tarjetón electoral. Según Bejarano, no hay texto legal alguno que hable de logosímbolos y considera que es una denominación extraña a la ley electoral. Muchísimo menos acudiendo al frágil expediente de sostener que es lo mismo un símbolo que una consigna.
Tolerar consignas políticas en el tarjetón es, más que un desaguisado, una especie de fraude anticipado, tendiente a inducir mañosamente al elector a marcar tal tarjetón mediante métodos totalmente indebidos.
Sobra decir que Jaime Calderón Brugués es ha sido siempre del riñón de la Casa Pastrana. Por eso resulta cuando menos insólito escuchar de dicha campaña, a cada rato, reclamos sobre garantías electorales, cuando el verdadero garantizador de la pureza electoral no es el Gobierno (o para ser más explícitos, no únicamente el Gobierno) sino esencialmente la Registraduría Nacional, que es hoy un ente completamente autónomo del Ejecutivo, a partir de la Constitución del 91. Es decir, paradójicamente, contrario según lo que entiendo a cuanto sucedió en las elecciones del 19 de abril del 70, pese a que el cambio de votos entonces se hizo como dice Noriega en su libro a costa, naturalmente, de maniobras fraudulentas, de muy fácil consumación en municipios, corregimientos e inspecciones periféricos .
Parecería no obstante que la manía de seguir votando después de las siete de la noche en algunos departamentos, curiosamente no se ha acabado... Eso, de acuerdo con las denuncias y escándalos que ha habido al respecto, en relación con las últimas elecciones parlamentarias
¿Te gusta tener fines de semana libres? ¿Y conducir en carreteras públicas o ir a la biblioteca? ¿Eres una de esas personas que busca poner fin a la injusticia, la desigualdad y la explotación?
En ese caso, puede que este 5 de mayo hayas conmemorado un nuevo aniversario del nacimiento de Karl Marx, ya que él defendió todas estas causas.
La mayoría de las personas que conocen un poco la historia del siglo XX coincidirán en que la política revolucionaria marxista tiene un legado difícil.
Una rápida mirada a las consecuencias en la Unión Soviética, Angola y Cuba podrían hacerte gritar: "¡Marx no es para mí, gracias!".
De hecho, el pensador alemán se equivocó en muchas cosas: sus predicciones sobre el fin del capitalismo o el surgimiento de una sociedad sin clases, ideas que parecen poco realistas hoy en día.
Y eso sin contar que sus ideas han servido de inspiración para experimentos sociales drásticos, a menudo con resultados desastrosos.
Muchas de sus teorías han terminado asociadas al totalitarismo, la falta de libertad y los asesinatos masivos, por lo que no es de extrañar que Marx continúe siendo una figura divisiva.
Pero hay otra faceta de Marx más humana, y algunas de sus nociones han contribuido a que el mundo sea un lugar mejor.
Marx también acertó en algunas cosas: un pequeño grupo de personas ultrarricas domina la economía global, el sistema capitalista es volátil y nos asusta a todos con sus cíclicas crisis financieras, y la industrialización ha cambiado las relaciones humanas para siempre.
Sigue leyendo y descubre por qué el autor de "El capital" sigue siendo relevante en el siglo XXI.
1. Quería mandar a los niños a la escuela, no al trabajo
Esta es una proposición evidente para muchos. Pero en 1848, cuando Karl Marx estaba escribiendo junto a Federico Engels el "Manifiesto comunista", el trabajo infantil era la norma.
Incluso hoy en día uno de cada 10 niños en el mundo está sometido a trabajo infantil, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (2016).
El hecho de que tantos menores hayan logrado pasar de la fábrica al aula tiene mucho que ver con el trabajo de Marx.
Linda Yueh, autora del libro The Great Economists: How Their Ideas Can Help Us Today ("Los grandes economistas: cómo sus ideas nos pueden ayudar hoy"), dice que una de las 10 medidas del Manifiesto Comunista de Marx y Engels era la educación gratuita para todos los niños en las escuelas públicas y la abolición del trabajo infantil en las fábricas.
Marx y Engels no fueron los primeros en abogar por los derechos de los niños, pero "el marxismo contribuyó a este debate en ese periodo de fines del siglo XIX", añade Yueh.
2. Quería que tuvieses tiempo libre y que tú decidieras cómo usarlo
¿Te gusta no tener que trabajar 24 horas al día, los siete días de la semana?
¿Y tener una pausa para el almuerzo?
¿Te gustaría poder jubilarte y cobrar una pensión en la vejez?
Si tu respuesta a estas preguntas es sí, puedes agradecérselo a Marx.
El profesor Mike Savage, de la London School of Economics, afirma: "Cuando te ves obligado a trabajar horas muy pronlogadas, tu tiempo no es tuyo. Dejas de ser responsable de tu propia vida".
Marx escribió sobre cómo para sobrevivir en una sociedad capitalista la mayor parte de la gente se ve obligada a vender lo único que tiene -su trabajo- a cambio de dinero.
Según él, a menudo esta transacción es desigual, lo que puede llevar a la explotación y a la alienación: el individuo puede terminar sintiendo que ha perdido su humanidad.
Marx quería más para los trabajadores: deseaba que fuésemos independientes, creativos, y sobre todo, dueños de nuestro propio tiempo.
"Básicamente dice que deberíamos vivir una vida que vaya más allá del trabajo. Una vida en la que tengamos autonomía, en la que podamos decidir cómo queremos vivir. Hoy en día, esta es una noción con la que la mayoría de personas estamos de acuerdo", dice Savage.
"Marx quería una sociedad en la que una persona pudiese 'cazar por la mañana, pescar después de comer, criar ganado al atardecer y criticar a la hora de la cena', como dice la célebre cita. Él creía en la liberación, en la emancipación y en la necesidad de luchar contra la alienación", añade.
3. No todo gira alrededor del dinero. También necesitas estar satisfecho con tu trabajo
Tu trabajo puede ser una gran fuente de alegría si "puedes verte reflejado en los objetos que has creado".
El empleo debería proporcionarnos la oportunidad de ser creativos y mostrar todo lo bueno de nosotros mismos: ya sea nuestra humanidad, nuestra inteligencia o nuestras habilidades.
Pero si tienes un trabajo miserable que no encaja con tu sensibilidad, terminarás sintiéndote deprimido y aislado.
Estas no son las palabras del más reciente gurú de Silicon Valley, sino de un hombre del siglo XIX.
En uno de sus primeros libros, "Manuscritos de 1844", Marx fue uno de los primeros pensadores que relaciona la satisfacción laboral con el bienestar.
Según él, ya que pasamos tanto tiempo en el trabajo deberíamos obtener algo de felicidad de nuestra labor.
Buscar belleza en lo que has creado o sentir orgullo por lo que produces te llevará a la satisfacción laboral que necesitas para ser feliz.
Marx observa cómo el capitalismo -en su búsqueda de eficiencia y aumento de la producción y de las ganancias- ha convertido el trabajo en algo muy especializado.
Y si lo único que haces es grabar tres surcos en un tornillo miles de veces al día, durante días y días… pues es difícil sentirse feliz.
4. No soportes lo que no te gusta. ¡Cámbialo!
Si algo no funciona en tu sociedad, si sientes que hay injusticia o desigualdad, puedes armar barullo, organizarte, protestar y luchar por el cambio.
La sociedad capitalista de Reino Unido en el siglo XIX probablemente parecía un monolito sólido e inamovible para el trabajador sin poder.
Pero Karl Marx creía en la transformación y animaba a los demás a impulsarla. La idea se volvió muy popular.
Si hoy en día eres uno de esos individuos que creen en el cambio social, probablemente reconozcas el poder del activismo.
La protesta organizada ha provocado un gran replanteo social en muchos países: la legislación contra la discriminación racial, contra la homofobia, contra el prejuicio de clase…
Según Lewis Nielsen, uno de los organizadores del Festival del Marxismo en Londres, "necesitas una revolución para cambiar la sociedad. Así fue cómo personas normales y corrientes lograron tener un servicio nacional de salud y una jornada laboral de ocho horas".
Se suele decir que Marx fue un filósofo, pero Nielsen no está de acuerdo. "Eso hace a la gente pensar que lo único que hizo fue filosofar y anotar teorías".
"Pero si ves lo que Marx hizo con su vida verás que también fue un activista. Creó la Asociación Internacional de Trabajadores y estuvo involucrado en campañas de apoyo a trabajadores que estaban en huelga. Su grito de '¡Proletarios de todos los países, uníos!' es un verdadero llamado a las armas".
Nielsen cree que el verdadero legado de Marx es que "ahora tenemos una tradición de luchar por el cambio. Esto está basado en teoría marxista, aunque los que protesten no se consideren seguidores de Marx".
"¿Cómo lograron las mujeres el voto?", pregunta Nielsen. "No fue porque los hombres en el Parlamento sintieron lástima por ellas, sino porque ellasse organizaron y protestaron. ¿Cómo logramos el fin de semana sin trabajo? Porque los sindicatos se declararon en huelga para conseguirlo".
Parece que la lucha marxista como motor de la reforma social tuvo resultado. Tal y como dijo el político conservador británico Quintin Hogg en 1943: "Debemos darles reformas o ellos nos darán revolución".
5. Marx ya lo dijo: ten cuidado cuando el Estado y las grandes empresas tienen una relación muy cercana… y vigila lo que hacen los medios
¿Qué te parecen los lazos tan estrechos que tiene el Estado con las grandes corporaciones?
¿Y que Facebook haya facilitado los datos personales de sus usuarios a una empresa que se dedicaba a influir en las intenciones de los votantes?
Estas confluencias preocupan a muchas personas y quieren examinarlas más de cerca.
Pero adivina qué: Marx, junto con su amigo y compañero ideológico Engels, hizo exactamente eso en el siglo XIX.
Obviamente no repasaron los anales de las redes sociales, pero Valeria Vegh Weis, una profesora de criminología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora de la Universidad de Nueva York, dice que ellos fueron los primeros en identificar estos peligros y analizarlos.
"Ellos (Marx y Engels) analizaron con mucho cuidado las redes de cooperación que existían en aquel entonces entre gobiernos, bancos, empresas y los agentes clave de la colonización", dice Vegh Weis.
"¿Su conclusión? Si una práctica, deplorable o no, resultaba ser buena para los negocios y para el Estado- como por ejemplo la esclavitud como medio de promover el impulso colonial- entonces la legislación sería favorable para dicha práctica".
Las agudas observaciones de Marx sobre el poder de los medios de comunicación también son muy relevantes en el siglo XXI.
"Marx comprendía muy bien el poder que tienen los medios para influir la opinión pública. En estos días hablamos mucho de las "fake news", que es algo que Marx ya hizo en su tiempo", dice Vegh Weis.
"Estudiando los artículos que se publicaban llegó a la conclusión de que cuando los pobres cometían delitos, aunque fuesen menores, salían mucho más en la prensa que los escándalos políticos o los crímenes de las clases altas", precisa la experta.
La prensa era también un vehículo útil para dividir a la sociedad.
"Al decir que los irlandeses estaban robando trabajos a los ingleses, o al enfrentar negros contra blancos, hombres contra mujeres o inmigrantes contra locales, conseguían que los sectores más pobres de la sociedad luchasen entre ellos. Y mientras tanto nadie controlaba a los poderosos", añade Vegh Weis.
Y otra cosa… el marxismo en realidad vino antes que el capitalismo.
Puede que esta sea una declaración un poco descarada, pero considera esto: antes de que la gente realmente conociera el capitalismo ya había leído sobre Marx.
La experta Linda Yueh dice que el término capitalismo no fue acuñado por Adam Smith, considerado un pionero de la economía.
Se piensa que el término se originó por primera vez en 1854 en una novela de William Makepeace Thackeray, autor de "Vanity Fair".
"Thackeray usó el término capitalista para denotar un "dueño de capital", explica Yueh.
"Así que puede que fuese Marx quien utilizase esta palabra por primera vez en su sentido económico en Das Kapital en 1867. Desde entonces se ha empleado como antónimo de marxismo. En cierto sentido, el marxismo vino antes que el capitalismo".