Cuando los ‘Paras’ fueron los mejores amigos de las Farc
Una reveladora historia muestra alianzas entre los Castaño y sus enemigos.
En la guerra todo se vale, aunque aliarse con el enemigo parece una historia de no creer. Testimonios de desmovilizados, tanto ‘paras’ como guerrilleros, sacan a la luz una serie de perversos acuerdos entre las autodefensas de los Castaño y las Farc, que desmoronarían cualquier motivación ideológica de uno u otro grupo ilegal.
La campaña de las autodefensas en el norte de Colombia, en especial la auspiciada por la casa Castaño, tenía como objetivo tutelar exterminar a las guerrillas.
Para finales de los 70, el norte de Antioquia y Córdoba sufrían bajo el azote de las Farc y el EPL. El control territorial de la zona motivó una segunda disputa entre los dos grupos armados, que terminaría por intensificar su actividad de terror en la ruralidad costeña.
A inicios de los 80 la guerra de los Castaño comenzó bajo una supuesta motivación de venganza. La muerte de su padre, Jesús Castaño -quien falleció secuestrado por las Farc-, se supone que detonó el odio contra la subversión y motivó el comienzo de su cacería.
Para ese momento Fidel Castaño, el mayor de los hermanos que pasarían a la historia por comandar el ejército paramilitar que castigó a la Costa Caribe hasta comienzos del siglo XXI, puso en marcha un ejército civil conformado por ganaderos de la región llamado Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).
La guerra desde el comienzo fue contra todo germen subversivo. Pretendían defenderse de la extorsión, el robo y secuestro que perpetraban en sus tierras los rebeldes. Por ello se situaban en una línea ideológica de derecha extrema.
Sin embargo, hay otras historias que sugieren que después de la muerte del patriarca Castaño, ese linaje constituyó alianzas secretas con las Farc y que, en algunos momentos, buscaron unificarse para luchar contra el Estado.
La primera alianza
El recién publicado libro ‘Guerras Recicladas’, de María Teresa Ronderos, contiene una serie de revelaciones periodísticas e históricas sobre el origen, evolución y decadencia del paramilitarismo en Colombia.
Sus investigaciones están apoyadas por el proyecto Verdad Abierta, que es una de las principales fuentes de información sobre conflicto armado en el país.
Uno de los apartes del libro, llamado “Fidel revalúa sus fidelidades”, presenta una serie de historias basadas en testimonios de desmovilizados y personas muy cercanas a los Castaño Gil, que revelan algunas alianzas que los líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia habrían establecido con sus antagonistas naturales: las Farc.
(Archivo) Fidel Castaño Gil, precursor de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU)
La primera de estas alianzas había surgido a mediados de los 80. La batalla por el control de la Costa norte, entre las Farc y el EPL, produjo que entre las dos guerrillas se generaran fuertes enfrentamientos. El EPL conseguía afianzar su hegemonía y estaba siendo capaz de diezmar tanto a la fuerza pública y sus aliados ACCU, como a las Farc.
Fidel Castaño, tratando de evitar la derrota ante el EPL, buscó contactos con dirigentes del Frente V de las Farc -que influía en el Urabá- y les propuso acuerdos territoriales y militares para reducir al EPL.
El primer testimonio que sustenta esta historia lo entregó el exparamilitar Elkin Casarrubia Posada, alias ‘El Cura’, quien hacía parte de las ACCU y se afianzó como cercano a Fidel. Según contó, Fidel Castaño se reunió con Efraín Guzmán, comandante del Frente V, y le prometió dinero, armas y determinado control territorial a cambio de respeto a los paramilitares y sus zonas protegidas.
También tenían que hacer un frente común contra el EPL y las tierras que fueran recuperadas se negociaban para saber bajo qué organización quedaban administradas.
Danis Sierra, alias ‘Samir’, es un exguerrillero de las Farc que por ese entonces era el segundo al mando del Frente V. En una de las audiencias de justicia y paz dijo: “Recuerdo que esa relación era directamente entre Guzmán y Castaño”, según reporta Verdad Abierta.
Sorprende lo temprano que se gestó esta alianza, respecto al inicio de la lucha antisubversiva de las ACCU (el embrión de las posteriormente unificadas AUC).
De acuerdo a esos testimonios, los acercamientos ‘paras’-Farc comenzaron en 1984, ni media década desde el comienzo de esas autodefensas.
Noel Matta Matta-Guzmán, conocido como Efraín Guzmán, fue comandante del Frente V de las Farc y miembro del secretariado.
Otro de los exlíderes paramilitares que estuvo muy cerca a los Castaño fue Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’. En testimonios ante la Fiscalía, el excombatiente dijo que la alianza se prolongó varios años después de 1984, casi hasta 1991 cuando se desmovilizó el EPL.
Cuando se acabó la lucha armada del EPL, y de acuerdo a ‘El Alemán’, “Fidel le pide a la guerrilla de las Farc que respetaran lo que iba a hacer el EPL como proyecto político y dejaran libre los territorios que iban a dejar (…) pero las Farc incumplieron los acuerdos y comenzaron a secuestrar a miembros de la familia Castaño”.
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La guerra se volvió a encender entre las ACCU y los guerrilleros. Los subversivos también iniciaron una campaña de persecución contra algunos desmovilizados del EPL, y los que sobrevivieron terminaron uniéndosele a los Castaño para evitar la muerte.
¿Fidel Castaño se alió con Manuel Marulanda, ‘Tirofijo’?
La guerra entre ‘paras’ y guerrilla se acentuó entre 1991 y 1993. En ese mismo periodo, Fidel Castaño tenía en mente otro interés especial: acabar con el Cartel de Medellín.
Varias versiones muestran la cercanía de Fidel con los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) y el Cartel de Cali, para conseguir la cabeza del máximo capo de la historia colombiana.
En ese empeño por cazar a Pablo Escobar, quien fue abatido en 1993, y según el relato de ‘Guerras Recicladas’ de María Teresa Ronderos, Fidel pensó que por haber ayudado a la caída del ‘Patrón’, el Estado colombiano no lo iba a perseguir judicialmente.
Sin embargo, eso no sucedió y sobre el jefe paramilitar pesaron muchas órdenes de captura y condenas por terrorismo.
“Fidel empezó a sentir una desilusión grande por las causas que había enarbolado por tanto tiempo. Le dijo a un confidente que conversó con él por esos tiempos que se había equivocado de causa; que Escobar no se había debido entregar; que el M-19 no ha debido hacer la paz; que él no ha debido enfrentar a las Farc”, escribe la periodista Ronderos.
Ante ese resentimiento con el Estado que ahora lo buscaba como criminal, y según testimonios entregados a Justicia y Paz, Fidel Castaño, el máximo jefe paramilitar de entonces, pidió a sus subalternos buscar un acercamiento con Manuel Marulanda (en ese momento máximo jefe de las Farc), para proponerle una alianza.
El primer testimonio que avala dicha anécdota es el de Jesús Ignacio Roldán Pérez, alias ‘Monoleche’, otro de los hombres más cercanos a los Castaño Gil.
Según dijo, para finales de 1992 Fidel estaba reanudando los contactos con las Farc. Para ello, envió a su hermano Héctor Castaño, ‘El Negro Castaño’, y a ‘Sor Teresa’ Gómez, su cuñada, para encabezar los diálogos preliminares.
Manuel Marulanda, fundador y máximo dirigente de las Farc. No se ha confirmado si logró -personalmente- entablar diálogo con Fidel Castaño.
Héctor y ‘Sor Teresa’ habrían viajado en helicóptero a Nueva Antioquia, corregimiento de Turbo (Antioquia), a campamentos de las Farc, para concretar los diálogos.
Por su parte, Manuel Arturo Salón, alias ‘JL’, quien fue un sargento retirado del Ejército que se vinculó a los paramilitares en 1989, dijo que cuando los emisarios de Castaño estaban con los voceros de las Farc, “se montaba una radio de frecuencia alta para que Fidel hablara directamente con el comandante del V Frente”. Esas conversaciones, dice ‘HL’, se producían con Fidel desde la finca ‘las Tangas’ (Bastión paramilitar), y los guerrilleros en las selvas del Urabá.
Un paramilitar desmovilizado más, rindió un testimonio muy parecido al de ‘Monoleche’ y ‘HL’, lo que da pistas de la veracidad de dichas conversaciones. Se trata de Jesús Emiro Pereira, alias ‘Huevo e Pisca’, quien cuenta que escuchó en esas conversaciones cómo trataban de delimitar el norte de Antioquia, Chocó y Córdoba, para que las ACCU no se metieran a territorio controlado por las Farc, ni viceversa. Los acuerdos fueron concertados por enviados de confianza de Marulanda.
Ese periodo, 1992-1993, coincide con una curiosa disminución de los enfrentamientos entre ‘paras’ y Farc en la Costa Norte, de acuerdo a observatorios del conflicto armado.
El exparamilitar Roldán ‘Monoleche’ fue más allá en sus testimonios, y aseguró en una audiencia de imputación ante la Sala de Justicia y Paz en Medellín (abril de 2012), que para sellar los acuerdos, la casa Castaño Gil envió a Nueva Antioquia “camiones que llevaban fusiles y canecas llenas de dólares”.
“Fidel ya es un comandante guerrillero”: Carlos Castaño
Al parecer la insólita alianza entre paramilitares de Castaño y guerrilleros de las Farc estuvo a ‘un pelo’ de firmarse. El fracaso se debió, ni más ni menos, al asesinato de Fidel Castaño en 1994.
El entonces máximo líder de las ACCU murió el 6 de enero en zona rural de Arboletes; la primera versión sobre su desaparición se adjudicaba a combates con rebeldes no desmovilizados del EPL.
Las nuevas tesis que trataron de explicar la muerte del comandante atribuyen la responsabilidad a su hermano menor, Carlos.
Alias ‘Monoleche’ dijo que Carlos Castaño Gil, el más joven del clan, consideró que Fidel ya no servía para el propósito de la lucha contrarrevolucionaria ni el proyecto político de las autodefensas; entonces decidió pedirle a un hombre, conocido con el alias de ‘Salvador’ que había sido mercenario de Pablo Escobar y entrenado por el israelí Yair Klein, que matara a su hermano mayor.
‘Monoleche’ agregó que poco tiempo después, Carlos Castaño temió que se supiera su autoría en la muerte de Fidel; entonces buscó a ‘Salvador’, le tendió una trapa y lo acribilló. Su cadáver lo enterró en una fosa común.
Vicente Castaño (izquierda) y Carlos Castaño (derecha), tuvieron grandes discrepancias sobre el financiamiento de las AUC, a costa de alianzas con las Farc y el narcotráfico.
Curiosamente ‘Huevo e Pisca’ también dijo que cuando se estaba por afianzar el nuevo acuerdo entre las Farc y los ‘paras’, Carlos Castaño había comentado con mucha rabia: “Fidel ya es un comandante guerrillero”.
Otras versiones dicen que ante la oposición de su hermano Carlos, Fidel estaba planeando asesinarlo para limpiar el camino que concretara la macabra alianza; sin embargo, el menor se le adelantó.
Durante la primera alianza ‘para’-guerrilla en 1984, Carlos Castaño apenas era un joven de 19 años y no se atrevía a desestimar las pretensiones de su hermano mayor.
Con el tiempo, Carlos se distanció de las visiones de la guerra que tenían sus hermanos Fidel y Vicente, quienes gustaban del narcotráfico para financiar su agrupación y estaban dispuestos a alianzas hasta con las Farc para mantener el negocio.
Otra anécdota presente en el libro ‘Guerras Recicladas’, muestra fuertes discusiones entre Vicente y Carlos, pues el primero le decía que el proyecto debía financiarse con el tráfico de drogas, mientras que el segundo tenía una visión más política e idealista de su agrupación, ya conformada entonces en AUC. “Es un mal necesario, el narco”, le respondía siempre Vicente a Carlos.
Finalmente, hay varios testimonios que hablan de una curiosa visión política de Fidel Castaño, que solo ventilaba con sus más cercanos amigos.
Fidel creía que la dirigencia nacional no era auténtica pues no se preocupaba por hacer cambios sociales necesarios, así que la lucha debería ser contra la oligarquía que gobernaba el país, una idea similar a la de las Farc.
“(Decía) que se sentía usado por esa oligarquía para acabar con la guerrilla y con Escobar, y ahora que estaba lleno de dinero, se sentía potente para revolucionar y destronar al establecimiento”, dice el libro.
Ideas coincidentes con las motivaciones guerrilleras pondrían en duda los estímulos políticos e ideológicos reales del origen del paramilitarismo en Colombia.
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