domingo, octubre 30, 2011

la "historia oficial" la escriben los vencedores

Siempre---
Historiador que se respete
1. Sabe que la "historia oficial" la escriben los vencedores sobre los vencidos
2. Sabe que se necesitan 2, 3 fuentes ojalá enfrentadas para acercarse (ojo: acercarse) a la "verdad histórica"

Por eso aquí va este texto:

http://www.eltiempo.com/gente/maria-eugenia-rojas-responde-carta-a-enrique-santos_10666386-4


Carta de María Eugenia Rojas
María Eugenia Rojas preside un congreso de la Anapo, en el Capitolio Nacional.
Foto: Archivo particular

LA 'CAPITANA' ESCRIBE EN RESPUESTA AL ARTÍCULO DEL DOMINGO PASADO DEL EX DIRECTOR DE EL TIEMPO.

Cordial saludo.
Me refiero a su libelo aparecido en la edición del 23 de octubre en EL TIEMPO. Debo decirle que me sorprendió sobremanera, pues siempre he reconocido la brillantez de sus escritos, pero veo, con pesadumbre, que ella se está apagando.
Usted se sitúa en una orilla opuesta a la mía. Usted, en la del rencor y el resentimiento, y yo, en la del perdón. Le confieso que tengo el alma casi lacerada de tanto perdonar. No me explico su actitud y estarán perplejas las actuales generaciones, la de sus hijos y mis nietos, compañeros de curso durante todos los años de primaria y bachillerato, que desean un mundo fresco, a quienes usted pretende transmitirles el odio y la pasión que durante más de 56 años se han incubado en su memoria. Ahora, en sus remembranzas, solo pretende reciclar las consejas y malvadas calumnias del pasado.
La historia no se puede escribir por pedazos, sino completa y ajustada a la verdad, de lo contrario se desfigura. No puede relatarse en momentos coyunturales, pues el mundo político es inestable, cambiante.
Usted solo reconoce de la obra del gobierno de Rojas la televisión, pero olvida realizaciones trascendentales como la pacificación del país, la más esencial y urgente. El voto femenino, que le otorgó la plenitud de los derechos a la mujer. No podemos olvidar la construcción del aeropuerto Eldorado y 36 aeropuertos más, el Centro Administrativo Nacional (CAN), el Sena, la creación del Distrito Especial de Bogotá, el ferrocarril del Atlántico, el plan de carreteras y puertos, que aún no se ha terminado; la Secretaría Nacional de Asistencia Social, Sendas, cuya misión era enteramente social: repartía un litro de leche diario a cada niño menor de 9 años. Los comedores escolares, para que ninguno se quedara sin refrigerio. Salacunas y jardines infantiles. Atención al adulto mayor. En Navidad, se entregaba el aguinaldo a fin de que no se quedara un solo niño sin recibir su regalo. Estos juguetes jamás se vendieron, como usted dice. Eran importados de Alemania; los más finos, para que los niños pobres pudieran tener los mismos regalos que los hijos de los ricos.
Habla del cierre de EL TIEMPO y acepta su reaparición como Intermedio, y esto lo llama "dictablanda en realidad". Olvida que tanto EL TIEMPO como El Espectador y las casas de los jefes liberales habían sido incendiados varios meses antes del Gobierno militar. Estos jefes solo pudieron, durante el gobierno de Rojas, regresar del exilio a su Patria. Razón tenía su tío Hernando Santos cuando, en uno de los varios almuerzos que con el presidente López Michelsen hicimos en mi casa, me dijo: "Nosotros hemos sido injustos con el general Rojas". Esta amable anécdota está publicada en mi libro Rojas Pinilla, mi padre.
Después del 10 de mayo de 1957, el Frente Nacional designó una comisión de instrucción criminal para que investigara los actos de mi familia, y quiero recordarle que nada hallaron en contra nuestra y ninguno de nosotros figura en alguna de las investigaciones adelantadas con el propósito de hacernos daño. Todo lo contrario. Tanto mi esposo como yo fuimos elegidos durante varios períodos como representantes y senadores de la República desde 1962.
Vino después el juicio de Rojas Pinilla ante el Senado y su condena política por delitos inexistentes en la Constitución o la ley y más tarde su absolución, proferida por la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Superior de Bogotá y el mismo Senado de la República.
Nadie más desprendido del poder que el general Rojas Pinilla: llegó a la Presidencia, el 13 de junio de 1953, en virtud de un "golpe de opinión", como lo dijo Darío Echandía, respaldado por liberales y conservadores. La Asamblea Nacional Constituyente (Anac) no fue designada por él, sino escogida por el presidente Laureano Gómez. El general Rojas se limitó a incluir algunos nombres de ilustres liberales para darle participación a ese partido.
La Anac lo designó para terminar el gobierno del doctor Gómez, lo eligió para el siguiente, que terminaba en 1958, y, el 8 de mayo de 1957, lo reeligió para el período 1958-1962. El 10 de mayo de 1957, abandonó el poder de forma voluntaria y designó una Junta Militar para que convocara a elecciones.
El 19 de abril de 1970, ganó las elecciones presidenciales, desconocidas por el gobierno de entonces, manchadas de fraude, como lo demostró el doctor Carlos Augusto Noriega, ministro del entonces presidente Carlos Lleras Restrepo, en el libro llamado Fraude en las elecciones de Pastrana Borrero. No utilizó el respaldo que le ofrecían el pueblo y las Fuerzas Armadas para hacer respetar el triunfo. Nunca quiso un derramamiento de sangre. Su título preferido era el de 'Pacificador', más que el de Presidente.
En este momento coyuntural no se puede escribir con ligereza, ni vanamente, porque la velocidad de los acontecimientos nos atropella. La historia no es un montón de polvo, sino, como decía Cicerón: "Es el testimonio de los tiempos, la luz de la verdad, la maestra de la vida".
Como le inquieta mucho la avenida Eldorado, por ser "una cruel ironía", le informo: el contrato de la fase III de Transmilenio fue adjudicado en la administración del alcalde Lucho Garzón a los Nule, quienes también fueron contratistas en el gobierno de Enrique Peñalosa y Antanas Mockus.
La única administración a nivel nacional que defendió la obra y el presupuesto de la voracidad de los Nule, que aceptaron ante la Fiscalía el delito de peculado por apropiación del anticipo y que tenían obras en todo el país, fue la del alcalde Samuel Moreno Rojas, que no permitió más irregularidades ni demoras y se lograron recuperar 69.000 millones de pesos del anticipo que pagó la aseguradora, y comunicó a la ciudadanía la cesión acordada por las partes. Esta obra se entregará a principios de diciembre de este año. Una "cruel ironía" es que por defender el patrimonio y los intereses de la ciudad y de sus habitantes, esté hoy privado de su libertad y la Procuraduría lo haya suspendido por un año, cuando el estatuto de Bogotá, Decreto Ley 1421 del 93, dice claramente: "Artículo 56. Inciso 3. En todo caso, también hará parte de las juntas el Alcalde Mayor, quien la presidirá, o su delegado. Artículo 58. Prohibición a las Juntas. Las juntas directivas no intervendrán en la tramitación ni en la adjudicación de los contratos de la entidad, los representantes legales de las entidades serán responsables de la tramitación, adjudicación y ejecución de los contratos". El Alcalde de Bogotá no firma contratos, ni mucho menos es interventor de obras, todo esto le está expresamente prohibido.
Los bogotanos tienen que reconocer la magnífica obra que entrega la administración del alcalde Samuel Moreno. Hoy se benefician con gratuidad educativa hasta el grado once 1'025.000 niños, niñas y adolescentes. Se entregaron 44 colegios nuevos, 168 se reforzaron y 60 se ampliaron o se mejoraron. Cerca del 40 por ciento de las instituciones educativas del Distrito tiene una educación de excelencia.
Se cumplió el primer Objetivo del Milenio, derrotando el hambre y la pobreza extrema con 'Bogotá bien alimentada', que beneficia al día a un millón de personas entre estudiantes, niños y niñas de jardines infantiles y población vulnerable. En materia de salud, ingresaron al régimen subsidiado más de 650.000 personas. Se atendieron gratuitamente más de 600.000, entre menores de 5 años, mayores de 65 y en condición de discapacidad severa en Sisbén 1 y 2, con lo que se cumple la meta del plan al ciento por ciento. Bogotá cuenta hoy con la EPS distrital Capital Salud.
Entrega a Bogotá como la ciudad con el más bajo índice de desempleo del país, y se incrementaron sustancialmente las inversiones extranjeras y el turismo. Hay trancones, es cierto, pero ¿en cuál ciudad del mundo no existen? Mucho más cuando en Bogotá se construyen obras que transforman la ciudad para el progreso y bienestar de sus habitantes. Se entregó el portal del barrio 20 de Julio, el mejor de Suramérica; el puente de la Calle 100 con carrera 15; se terminó la construcción del edificio Bicentenario, que será entregado en estos días; se inauguró el teatro Julio Mario Santo Domingo; se remodeló el estadio El Campín, a fin de que pudiera jugarse el campeonato Mundial Sub-20 de Fútbol. Se renovó la malla vial en un 50 por ciento. El intercambiador de la calle 6a. con carrera 10a. se entregará a comienzos de diciembre del presente año. El Metro quedó listo para abrir la licitación y adjudicarlo; se logró incorporarlo al Conpes 3677 del 19 de julio del 2010. El presidente Santos ha respaldado también esta iniciativa. Se dio inicio al Sistema Integrado de Transporte Público, para acabar con la guerra del centavo. Se aprobó el Plan Zonal del Norte, que permitirá mejorar la infraestructura vial y de servicios. En el programa 'Bogotá segura y humana' se entregaron nuevos CAI fijos y móviles, motocicletas, patrullas y cámaras de vigilancia; se implementó el plan cuadrantes y se redujo el número de homicidios y de delitos de alto impacto.
Como resultado de esta inversión social, se redujo en la ciudad el índice de pobreza del 21,9 al 12,8 por ciento y el déficit de vivienda pasó del 15,6 al 11,8 por ciento. Me hiciera interminable si enumerara todas las realizaciones. Se cumple así el plan de desarrollo 'Bogotá positiva: para vivir mejor', presentado a bogotanos y bogotanas, y aprobado por el Concejo Distrital.
Estamos dispuestos, con la frente en alto, a desbaratar todas las calumnias y mentiras de los malhechores nacionales e internacionales que tienen sed de venganza y apetito económico para entablar contra el Distrito multimillonarias demandas, enlodando el nombre de los Moreno. Razón tiene el columnista de la revista Dinero, doctor Juan Manuel López Caballero, cuando afirma, en su último artículo, que "la justicia no está politizada; lo que está es mediatizada, en la medida en que se convirtió en el principal espectáculo de la Nación y es manejada por los medios de esa manera".
Ya para terminar, quiero recordarle la frase de Oscar Wilde: "Cualquiera puede hacer historia, pero solo un gran hombre puede escribirla".

viernes, noviembre 12, 2010

Curiosidades Arquitectónicas Históricas, Costa Caribe, Colombia (2010)











Patrimonio Histórico ABANDONADO, Centro Histórico Cartagena, Colombia (2010)


Construccion de la Conquista y Colonia Española, Cartagena, Colombia (Noviembre 2010)






















Recuperación PATRIMONIO Histórico, Cartagena, Colombia (2010) (1)















Recuperación PATRIMONIO Histórico, Cartagena, Colombia (2010) (2)



















Recuperación PATRIMONIO Histórico, Cartagena, Colombia (2010) (3)































Cartagena, Colombia, Centro Histórico Colonial (2010)





























domingo, noviembre 08, 2009

Claude Lévi-Strauss

OBITUARIO
de http://www.semana.com/noticias-cultura/quijote-del-siglo-xx/131013.aspx
La muerte del etnólogo francés Claude Lévi-Strauss es el final de una era de hombres que convirtieron el estudio sociocultural en la ciencia que es hoy.
Sábado 7 Noviembre 2009

Si hubiera que definir la vida de uno de los más grandes pensadores del siglo XX en tan solo unas líneas, habría que trazar un mapa del mundo y de sus pobladores, hacer un análisis de sus costumbres, de sus relaciones de parentesco, de lengua, y después de ese viaje encontrar que todas esas preocupaciones intelectuales se reunieron en la persona de Claude Lévi-Strauss, fallecido el domingo primero de noviembre en la pequeña población de Lignerolles, en la Borgoña francesa, antes de cumplir 101 años el próximo 28 de noviembre.
Lévi-Strauss es una institución para la antropología, la etnología, la lingüística y las ciencias sociales modernas. Y no es una frase: el suyo fue un empeño que comenzó siendo apenas un incómodo estudiante de derecho y filosofía que a los 26 años, después de haber leído con fruición a Sigmund Freud y a Karl Marx, y de haber sido militante socialista, descubrió que su verdadera vocación estaba muy lejos de la filosofía y muy cerca de la etnología. "La filosofía me molestaba porque estaba por fuera de la realidad, no actuaba en el presente". Con Marx, en cambio, encontró un modelo metodológico para el análisis de la historia desde las transformaciones sociales; y con Freud, algo similar, pero desde el inconsciente del ser humano.Nacido en Bruselas en 1908 debido a que su padre, un pintor académico de familia judía, se había trasladadó allí, muy pronto regresó a París para educarse en medio del clima de preguerra. A los 10 años descubrió tres aficiones que lo marcarían toda su vida: la lectura de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; una afición al coleccionismo de objetos extraños, y un profundo amor por la geología. El pequeño niño creció en un típico hogar burgués, con algunos aires bohemios, que le permitieron una educación humanística con la cual pudo defenderse en los avatares que le tenía preparada su larga vida. "El quijotismo, me parece, es, en lo esencial, un deseo obsesivo de reencontrar el pasado más allá del presente", dijo en su libro De cerca y de lejos, de 1984. Un quijotismo que se podía encontrar en cada una de sus expediciones no sólo a los recónditos territorios de la Amazonia y el Matto Grosso brasileños, sino en el frente de batalla en la Segunda Guerra Mundial, en Nueva York en el exilio forzoso debido a la persecución en contra de los judíos; en la lucha en contra de la academia francesa y, finalmente, en la defensa de sus teorías. En 1931 Lévi-Strauss era apenas un inquieto graduado que sabía que estaba buscando algo aún sin saber muy bien qué. Por eso, tras leer Aden Arabia, la crónica desesperada de Paul Nizan que narra la huida de un muchacho de 20 años a la periferia, aburrido de la monolítica cultura francesa, Lévi-Strauss sintió que algo lo invitaba también a alejarse de la comodidad y la rutina que entonces lo tenían como profesor en Laon, una ciudad al norte de Francia. "Tenía ganas de moverme, de ver el mundo", lo cita su biógrafo Denis Bertholet. Soñaba con las novelas de Joseph Conrad; soñaba con poder tocar, sentir: "el pensamiento para él necesitaba de lo concreto para no perderse", dice Bertholet. Y lo concreto llegaría gracias a la lectura de Primitive Society, de Robert H. Lowie, un libro que le descubrió la etnología angloamericana, el punto de partida de su verdadera vocación. Con esa lectura descubrió que el estudio de las costumbres sociales de los pueblos era la posibilidad que estaba esperando para poder unir lo que había aprendido de Marx y de Freud. Para entonces, en 1934, George Dumas, uno de sus profesores, había abierto el camino en la naciente Universidad de Sao Paulo, y lo invitó a que hiciera parte de la segunda camada de profesores de sociología que enseñaban a una elite brasileña que profesaba amor y devoción por Francia. Lévi-Strauss partió sin pensarlo mucho. Y en Brasil, cuando descubrió que podía dedicarse tanto a la enseñanza como al trabajo de campo, se embarcó en varias expediciones que definirían para siempre su acercamiento a la antropología, la etnología y las ciencias sociales. El encuentro con los Bororboro y los Caduveo, en la Amazonia, y después los Nambikwara, en el Matto Grosso, lo convencieron de que era posible sistematizar el conocimiento sobre las comunidades echando mano del método científico. Pero entonces estalló la guerra. Una guerra que se le antojaba lejana y que sólo pudo entender cuando, al regresar a Francia cuatro años después, fue enviado primero a la sección de comunicaciones del Ejército francés y después al frente de batalla, en la línea Maginot, en septiembre de 1939. Dos años después era un paria en su propio país. Su apellido y su cultura judíos lo hicieron exiliarse. ¿A dónde ir, se preguntó. Y encontró que en Nueva York, la fundación Rockefeller tenía un programa de protección a los intelectuales judíos. Tras un penoso viaje en barco, en donde conoció a André Bretón, recaló en Nueva York y desde allí completaría su tarea pendiente con la etnología. En esa ciudad, que bullía de intelectuales de todo el mundo, se hizo asiduo de los surrealistas primero, y después de dos personajes cruciales para su vida: el antropólogo alemán Franz Boas y el lingüista ruso Roman Jakobson. Con Boas discutió sus teorías sobre lo que había visto entre los indígenas brasileños y aprendió que no debía enfocarse al análisis de las razas: sólo el hombre existe. Y su organización, así parezca extraño, es la misma gracias, entre otras, a mitos y costumbres arraigados que han permitido su supervivencia. De Jakobson, a quien conoció en la Universidad de Columbia, aprendió la posibilidad de crear una etnología capaz de comprender que hay leyes, como en la lengua, que funcionan en el nivel inconsciente, fuera de control de los sujetos hablantes, y que por lo mismo se pueden estudiar como fenómenos objetivos. En Estados Unidos comenzó a estudiar y a leer todo cuanto se había escrito sobre etnología en las diferentes culturas humanas. Con esas bases, escribió una tesis doctoral que se convirtió en su primer libro y en el fundador del estructuralismo, como metodología de estudio y comprensión de la vida social, familiar y comportamental de los hombres: Las estructuras elementales del parentesco. El libro lo transformó en una institución en su país, al que regresó convencido de que era necesario reconstruir el estudio de las ciencias sociales arrasado por la guerra. En 1955 publicó Tristes Trópicos, un viaje a las entrañas de Brasil, y desde 1960 (hasta 1982), se hizo profesor del Collège de France. Lévi-Strauss revolucionó la manera de acercarse a la investigación social: demostró que era posible hacer un sistema que respondiera preguntas que hasta entonces no se habían hecho. Y esa, quizá, sea la razón de su importancia. Como lo señala Robert Maggiore, estudioso de su obra, "él no dio respuestas nuevas a las preguntas que estaban hechas, sino que cambió las preguntas, y descubrió otro continente, mediante una revolución copernicana que puso patas arriba a la antropología, la etnología, la lingüística, el sicoanálisis y la historiografía". Todo ello consignado en más de 20 libros, algunos complejos, como Antropología estructural; los cuatro tomos de las Mitologías, y otros de un enorme valor literario, como Tristes trópicos y De lejos y de cerca, que lo muestran como un Quijote buscando en el pasado las claves del presente.

miércoles, octubre 07, 2009

Descubren en Australia la única foto de la primera expedición al Polo Sur

en http://espanol.news.yahoo.com/s/07102009/54/n-entertain-descubren-australia-unica-foto-expedicion.html
6 de octubre de 2009, 11:54 PM



Sídney (Australia), 7 oct (EFE).- La única fotografía conocida de la expedición que alcanzó por primera vez el Polo Sur fue hallada en los archivos de la Biblioteca Nacional de Australia, informó hoy la agencia oficial AAP.


Harald Ostgaard Lund, un historiador noruego, la descubrió tras analizar durante meses mas de 700.000 imágenes de la galería digital de la institución.


La fotografía, fechada en 1911, muestra al explorador Roald Amundsen, paisano de Lund, a su llegada al punto más septentrional del globo.


Fue tomada por el fotógrafo australiano Edward W. Searle e incluida en su álbum "Vistas de Tasmania".


El historiador viajó a Australia a principios de año en busca de los originales de las copias de las imágenes cedidas por la familia de Amundsen al Museo Nacional de Noruega.


"Con tantas fotos antiguas en nuestra colección, ha sido casi un milagro poder encontrar ésta tan valiosa", afirmó la directora de la Biblioteca Nacional de Australia, Linda Groom.


Amundsen llegó al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911, ganándole la carrera por 34 días al aventurero británico Sir Robert Falcon, quien perdió la apuesta por emplear caballos mongoles en vez de perros para tirar sus trineos.


La fotografía será cedida en las próximas fechas a Noruega, que en 2011 celebrará el centenario de la proeza.

viernes, junio 06, 2008

EL JOVENCITO "TIROFIJO"...

En Armenia, Quindío Hallamos a la tía y al primo de ‘Tirofijo’
Por: Miguel Ángel Rojas Arias/ Especial para El Espectador
Doña Ana Francisca, nacida en 1901, no termina de creer que su sobrino era Pedro Antonio Marín, el mejor jugador de trompo. Su primo recuerda que fue su estafeta, pero que se alejaron cuando las Farc se convirtieron en delincuentes.
La única vez que alias Manuel Marulanda Vélez, el recién fallecido jefe máximo de las Farc, estuvo tras las rejas, fue en la cárcel municipal de Génova, su pueblo natal, en el sur del departamento del Quindío. Apenas tenía diecinueve años y aún no había pensado en irse para el monte.
Su tía María del Rosario Marín le pagó al inspector una fianza de dos pesos para que lo dejara libre. Contra él cursaba, en el Juzgado Promiscuo Municipal de Calarcá, una denuncia por lesiones personales interpuesta por el ex soldado Críspolo Gallo, luego de una pelea a machete en una fonda de camino donde éste resultó herido.
Tenía tres entradas más a la misma cárcel por el “delito” de ser hijo de Pablo Marín y sobrino de Ángel y Manuel Marín, dirigentes liberales del corregimiento de Ceilán, municipio de Tulúa, centro del Valle, a donde habían emigrado a comienzos de la década de los años cuarenta.
De sus fincas de Ceilán los sacó corriendo León María Lozano, El Cóndor, después del nueve de abril de 1948. Dos años de persecuciones políticas vivió el joven Pedro Antonio en Génova, mientras trabajaba como peón en la finca de Pedro Nel Duque, en la vereda El Dorado, acogido los fines de semana por su tía, Ana Francisca Marín de Morales, en la vieja casa de la calle doce de la cabecera municipal.
Ella todavía vive en Armenia. En un barrio popular, sentada en una silla mecedora, con un tabaco en la boca y sus inocultables ciento siete años, desvaría. Es la única hija viva de dos de los fundadores de Génova: Ángel Marín y Virginia Quiceno, los abuelos del guerrillero más viejo del mundo, que vinieron de Neira, Caldas, a comienzos del siglo XX.
En la pequeña vivienda de la tía Matilde, prima hermana de Marulanda dice que su anciana madre “todavía no cree que Pedro Antonio Marín era el mismo Tirofijo”. “Cuando se lo mostrábamos en la televisión siempre contestaba: ‘ese que va a ser mi sobrino, si mi sobrino es un bobo’”.
Lo recuerda con un sombrero atascado hasta las cejas y una ruana larga que casi le cubría todo el cuerpo, como un muchacho trabajador que corría en el potrero en pos del ganado, se la pasaba sentado en los corredores de la casa o como el mejor jugador de trompo entre todos los muchachos del pueblo. “Desde que se largó con la Chusma de Modesto Ávila no lo he vuelto a ver”, le dijo hace poco más de seis años Ana Francisca al periodista Luis Fernando Franco del municipio de Génova.
La guerrilla de catorce primos
Cincuenta y ocho años después, sentado en una silla de concreto en un parque del centro de Armenia, su primo hermano Jorge Arenas Marín, jubilado del cuerpo de bomberos de esta ciudad, recuerda los detalles de la vida del adolescente Tirofijo en Génova mientras vivió en la casa de su madre María del Rosario, como si fuera uno más de sus nueve hermanos. “Yo le garitiaba cuando lo metían a la cárcel, por ser casi el menor de la casa. Cada rato lo traían de la finca de los Duque, donde trabajaba, a la cárcel del pueblo, por liberal”.
Los primos Marín no formaron nunca una guerrilla, sino un grupo del juego de la esgrima, o el machete. “Los tíos Ángel y Manuel nos enseñaron el arte. Ellos lo habían aprendido desde niños y recibieron instrucciones del Tuerto Felipe de Armenia, al que le asimilaron las 32 paradas del juego”, rememora Jorge Arenas, que relata con fluidez el enfrentamiento de la fonda en la vereda El Dorado donde Pedro Antonio hirió en una pierna al ex soldado Críspolo Gallo. “Unos días después, en un viaje que hicimos los primos a la finca Indostán, por la región de Cumbarco, con el propósito de jugar a la esgrima con amigos del campo, la Policía nos salió y a culatazos nos llevaron a la cárcel municipal. Todos quedamos libres al día siguiente, menos Pedro Antonio, hasta que mi madre consiguió prestados los dos pesos para pagar la fianza”.
La pista del magistrado
En tanto, en una antigua casa de concreto ubicada en una callecita ciega del barrio las Acacias de la capital quindiana, María Estela García le celebra los 78 años de edad a su esposo Hernando Franco Hernández, jubilado del poder judicial en el cargo de Magistrado del Tribunal Superior del Quindío, quien recuerda que nació en el mismo mes y año que Tirofijo y compartió con él pupitre en la pequeña escuela municipal de Génova. “Era un niño normal, pero mucho más tímido y retraído que todos nosotros. Cuando practicábamos fútbol con una pelota de trapo, Pedro Antonio sólo nos miraba desde una esquina, sin insinuarse jamás para el juego. Sólo cuando tirábamos trompo mostraba sus dotes de invencible”.
En la casa del ex magistrado Franco rueda la cinta de un casete con la voz de su tío Roberto Hernández, donde relata el episodio que vinculó a Pedro Antonio con el primer grupo armado ilegal. “Pasaba por el camino de un potrero, junto al río Gris, cuando oí una voz que salía desde el cafetal: era el hijo de Pablo Marín, el tímido muchacho campechano que habían tenido en la cárcel. Me le acerqué y me dijo: ‘Ayúdeme, Roberto, el alcalde Argemiro Prado mandó a matarme y yo llevó horas en este cafetal escondido’. Entonces le dije que se fuera para la vereda Riofrío y buscara por esos lados a Modesto Ávila, defensor de liberales, y se vinculara con su grupo de autodefensa. Y así lo hizo”.
La denominada “Chusma de Modesto Ávila” se había conformado a finales de 1948 con campesinos rasos, mayordomos y pequeños propietarios de tierras para defenderse del gobierno y la dirigencia conservadora. Modesto, como otros colonos, había venido de Santander huyéndole a la violencia al comenzar la Hegemonía Liberal en 1930.
Pertenecía al partido que tomó el gobierno, pero huyó hacia los límites de Tolima y Caldas, en la zona rural de Génova, para evitar la confrontación. Después de la muerte de Gaitán, y viéndose azuzado por la Chulavita, se alzó en armas para defenderse. Es a esta organización a la que se vincula Pedro Antonio Marín, después de haber sido amenazado de muerte por el alcalde.
“Unos meses después, subí con mi tío Roberto a la finca del abuelo, para instalar un mayordomo y aperarlo de mercado. En los canalones, en el patio, en el potrero y el cafetal yacían ciento veinte hombres armados que recién habían llegado del Tolima. Ya en la casa de la finca salió Modesto Ávila, nos saludó y dijo que el joven Pedro Antonio estaba en sus filas. Inmediatamente llamó a tres voluntarios, entre ellos al propio Marín, para cumplir una diligencia. Mi condiscípulo de escuela me pidió que cambiáramos de ruana y así lo hicimos. Salieron y luego oí unos disparos. Mataron al dirigente conservador Miguelache, Miguel A. Hincapié, al parecer la primera víctima de Tirofijo”, evoca con voz firme el ex magistrado Franco Hernández
“Desde entonces, mi familia huyó, camuflados en camiones salimos hacia Armenia o hacia el Valle. Yo advertí que debíamos organizarnos, pero mi abuelo me mandó para Buenos Aires, Argentina, para sacarme del conflicto, lo que ahora agradezco”.
Un viejo habitante de Génova, que pidió reserva de su nombre, recuerda que frente a su casa, en el casco urbano, funcionaba una lavandería a vapor, a donde llegó un día, como de costumbre, un saco leva del dirigente conservador Floro Yépez Gómez, de uno de cuyos bolsillos el lavandero extrajo una hoja de cuaderno donde había una lista titulada: “Liberales para matar”. Entre ellos, por supuesto, estaba Pedro Antonio Marín. Y señalados por una cruz los que ya habían asesinado.
Con la muerte de Miguelache y el intento de la “Chusma de Modesto Ávila” de tomarse el pueblo, la Policía se reforzó y dio de baja a una docena de los combatientes ilegales. Diezmado, el grupo sale hacia el famoso Cañón de las Garrapatas y se une a las recién creadas autodefensas campesinas liberales, organizadas por Gerardo Loaiza, el mayor de los dieciocho hijos de don Emiliano Loaiza, primos de Manuel Marulanda por línea materna.
Con esta fusión se origina la versión de la guerrilla de los catorce primos de Tirofijo. Es decir, el recién muerto comandante de las Farc no creó un grupo fundacional de autodefensas campesinas en Génova, sino que se vinculó a uno, primero, y luego a otro, ya organizados.
Arenas Marín, el primo más cercano a Marulanda lo vio por última vez en una finca en la zona de distensión de El Caguán en el año 2000. “Lo busqué a través de otro familiar. Estuvimos casi todo el día juntos, vimos televisión, conversamos de los amigos de Génova y me preguntó por Modesto Ávila. Estaba empecinado en tener allá, en su casa, a la tía Ana Francisca. Le prometí que se la iba a llevar, pero esta mujer —señala a Matilde, la hija con quien vive la tía Ana Francisca— se opuso rotundamente. Y luego vino el rompimiento de los diálogos y le perdí el rastro, hasta ahora que nos avisan que ha muerto”.
“Antes, continúa Arenas, en 1950, yo subía a Riogris a llevarles quesos y panela a la ‘Chusma de Modesto Ávila’”. “Armas y municiones”, lo contradice el ex magistrado Franco Hernández, que me muestra una foto de Marulanda, en el Caguán, junto a Jorge. Él deja en claro: “Yo soy uno de los primos de Tirofijo, le ayudé cuando pelao, fui su estafeta, pero en los últimos años no compartí su lucha porque del ideario liberal de reivindicaciones por la tierra y los pobres se cambió por un puñado de narcotraficantes y asesinos, y eso no va conmigo, que soy un hombre de paz”.