domingo, septiembre 23, 2018

¿Era el nazismo un movimiento de izquierda o de derecha?

Himmler y Hitler inspeccionan soldados de la SS.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn medio de la crisis económica y política en Alemania, el nazismo proponía la idea de una "revolución social", pero solo para los "arios".
En medio de la polarización política que vive Brasil estos días producto del tenso ambiente preelectoral, un video ha causado polémica entre los usuarios brasileños en redes sociales.
La embajada de Alemania en Brasilia publicó a inicios de septiembre un material audiovisual educativo con la intención de explicar a los brasileños cómo la sociedad alemana vive hoy tras la experiencia del nazismo y el Holocausto.
Pero el video, de poco más de un minuto de duración y titulado "Cómo se enseña historia en Alemania", acabó siendo objeto de polémica en las redes sociales.
Hay quienes niegan el hecho histórico del Holocausto, quienes afirman que el nazismo era una ideología de izquierda y quienes se disculpaban con la embajada alemana por el comportamiento de algunos de sus compatriotas.
La embajada respondió a algunos de los usuarios, tratando de apaciguar los ánimos y corregir a los negacionistas: "El Holocausto es un acontecimiento histórico, con pruebas y testigos que se pueden encontrar en muchos sitios de Europa", señaló la institución.
Y aunque las autoridades alemanas afirman en el material que el nazismo es una ideología de extrema derecha, hay quienes sostienen lo contrario.
A propósito de esta polémica, reproducimos a continuación un texto de la periodista Camilla Costa, de BBC Brasil, originalmente publicado en mayo de 2017, en el que se exploran los fundamentos del nazismo:
Línea.
"¡Pon los pies en la tierra! Ser de izquierda es estar a favor de los miles de muertes causadas por el comunismo y el nazismo en el mundo. ¡Reflexiona!", dice un mensaje publicado en Twitter en enero.
"El socialismo/comunismo es una ideología de izquierda hermana del nazismo", dice otro tuit de finales de abril. Otro usuario de la red social pregunta: "¿Cuántas personas estarán en grupos de libertarios en Facebook discutiendo si el nazismo es de izquierda o derecha en este preciso momento?".
La discusión sobre si el movimiento nazi alemán -cuyo gobierno mató a millones de personas y llevó a la Segunda Guerra Mundial- tendría los mismos orígenes del marxismo hierve en las redes sociales hace algunos meses, con la creciente polarización del debate político en Brasil.
Pero historiadores entrevistados por la BBC aclaran lo que dicen ser una "confusión de conceptos" que alimenta la discusión, y explican que el movimiento representaba una "tercera vía".

Confusión

"Tanto el nazismo alemán como el fascismo italiano surgen después de la Primera Guerra Mundial, y van contra el socialismo marxista -que había sido victorioso en Rusia en la revolución de octubre de 1917-, pero también contra el capitalismo liberal que existía en la época, " afirma Denise Rollemberg, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Federal Fluminense (UFF).
"Por eso existe esa confusión".
"No era que el nazismo fuera de izquierda, pero tenía un punto de vista crítico en relación al capitalismo que era común a la crítica que el socialismo marxista también hacía.
Hitler.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionTanto el nazismo alemán como el fascismo italiano surgen después de la Primera Guerra Mundial.
"Lo que los nazis decían era que ellos querían hacer un tipo de socialismo nacionalista para Alemania, pero sin la perspectiva que tenía el marxismo de unir revoluciones en el mundo entero.
El proyecto del movimiento nazi, según Rollemberg, preveía una "revolución social para los alemanes", a diferencia del proyecto de los partidos de derecha de la época, "que venían de una cultura política del siglo XIX, de exclusión completa y falta de diálogo con las masas ".
Sin embargo, dice la profesora, sería complicado clasificarlo en el espectro político actual. "Ellos rechazaban lo que era la derecha tradicional de la época y también la izquierda que se estaba estableciendo: procuraban mostrarse como un tercer camino", afirma.

Nacionalismo

La idea de una "revolución social para Alemania" dio origen al Partido Nacionalsocialista alemán, en 1919.
La palabra "socialista" en el nombre es uno de los principales argumentos utilizados en los debates de internet que hablan del nazismo como un movimiento de izquierda, pero los historiadores discrepan.
"Me parece que eso es una gran ignorancia de la historia y de cómo sucedieron las cosas", dice Izidoro Blikstein, profesor de Lingüística y Semiótica de la USP y experto en análisis del discurso nazi y totalitario.
Campo de concentración.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa exterminación masiva de judíos en los campos de concentración pretendía seguir el sueño de una raza "aria" o "pura".
"Lo que es fundamental ahí es el término 'nacional', no el término 'socialista.' Esa es la línea de fuerza fundamental del nazismo: la defensa de lo que es nacionaly 'propio de los alemanes'. Ahí entra la llamada teoría del arianismo ", explica.
De acuerdo con Blikstein, los teóricos del nazismo buscaban una fundamentación teórica y filosófica para defender la idea de que ellos eran descendientes directos de los arios, que sería una especie de tribu originaria de Europa.
"Los estudiosos en Europa tenían el 'sueño de la raza pura' en esa época. Cuanto más cerca de la tribu aria, más pura sería la raza, y esos teóricos creían que el grupo germánico era el más cercano.
De ahí surgió la tesis de que, para ser felices, tenían que defender la raza aria, para alejarse de las subversiones y la decadencia. (Alegaban que) la raza pura podría salvar a la humanidad.
La idea de defender el pueblo germánico ganó popularidad en un momento de pérdida de territorios, profunda recesión y fuerte inflación tras la Primera Guerra Mundial, y se convirtió en el centro del movimiento nazi.
"Era necesario recuperar la moral de esas personas pobres, que no tenían dinero y eran masacradas por los capitalistas", explica Blikstein. En ese contexto, afirma, el nazismo vendía la idea de "rehacer el orgullo de la nación aria, el mecanismo para hacerlo sería eliminar a los no arios, y esa teoría se aplicó hasta las últimas consecuencias".
Soldado de la SS.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSegún los expertos, los judíos eran perseguidos por ser el símbolo de dos enemigos para Alemania: El capitalismo liberal y el socialismo marxista.

"Marxistas y capitalistas"

Al tiempo que propagaba la idea de que el nazismo significaría una revolución social en Alemania -lo que incluía, por ejemplo, una mayor intervención del Estado en la economía-, el partido también dejaba clara su oposición respecto al marxismo.
"Las manifestaciones hitleristas eran profundamente antimarxistas", dice la antropóloga Adriana Dias, una estudiosa de movimientos neonazis de el centro de altos estudios Unicamp.
"El nazismo y el fascismo decían que no existía la lucha de clases -como defendía el socialismo -y sí una lucha a favor de los límites lingüísticos y raciales".
Las escuelas nacionalsocialistas que se extendieron por Alemania enseñaban a los jóvenes que los judíos eran los creadores del marxismo y que, además de antimarxistas, debían ser antisemitas.
Los judíos, por otra parte, se convirtieron en el punto principal de la persecución nazi porque representaban tanto el socialismo como el capitalismo liberal, aunque esto pueda parecer antagónico en la actualidad.
Zapatos rotos de judíos alemanes.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSegún los estudiosos del tema hay rasgos comunes entre el nazismo alemán y el régimen soviético de Stalin
"Había una simbología del judío como representante, por un lado, del socialismo revolucionario, porque Marx venía de una familia judía convertida al protestantismo, así como muchos bolcheviques", dice la historiadora Denise Rollemberg.
"Por otro lado, los judíos eran asociados al capitalismo financiero porque los judíos asimilados (aquellos que asumieron las culturas de otros países, además de la nación religiosa) que vivían en Europa tenían una tradición de préstamos de dinero y de negocios, " agrega.

"Precisión científica"

La "precisión científica" del exterminio de judíos en la Alemania nazi también dificulta las comparaciones con la persecución política durante el régimen socialista soviético, en opinión de Izidoro Blikstein.
"Ha habido muchos genocidios en el mundo, pero ninguno igual al nazismo, porque este era plenamente apoyado por una falsa teoría científica y lingüística y fue llevado hasta las últimas consecuencias. La Unión Soviética también tenía campos de trabajos forzado, pero no existía una doctrina para justificar eso", afirma.
"Pero hay rasgos comunes entre el nazismo del régimen (soviético) de Stalin, como la propaganda, por ejemplo, y el hecho de que ambos eran regímenes totalitarios, que controlaban y legislaban sobre la vida pública y privada del ciudadano", admite.
Además de los judíos, el régimen nazi también persiguió a demócratas liberales, socialistas, gitanos, testigos de Jehová y homosexuales, algo que hoy contribuye a que el nazismo sea clasificado como de extrema derecha, y ha sido tomado como bandera para grupos que predican contra la comunidad LGBT, contra inmigrantes y contra musulmanes, por ejemplo.
"Todo ese proyecto de represión, censura, campos de concentración y exterminio nazi era dirigido a quienes estaban fuera de lo que ellos llamaban 'comunidad popular' o pueblo alemán.
Hitler.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAdolf Hitler fue la principal figura del nazismo alemán.
"Pero los alemanes que eran demócratas liberales y socialistas también eran excluidos por ser contrarios al proyecto nazi y poner en riesgo esa comunidad popular", explica Denise Rollemberg.
Sin embargo, para Blikstein, la idea de raza es tan central al nazismo que, así como no se puede usar el proyecto de revolución social para clasificarlo como "de izquierda", también es difícil definirlo como la "derecha" que conocemos hoy en día.
"Decir sólo que Hitler era un político de derecha es empequeñecer el nazismo, fue más que de derecha o de izquierda. Fue una doctrina diseñada para defender una raza, aunque ese concepto es discutible y poco científico", dice.

"Crisis de referencias"

Una recapitulación del proyecto y del régimen nazi, de acuerdo con expertos en el asunto, aumenta la confusión: debería haber igualdad social y distribución de ingresos, pero inmigrantes, judíos, opositores políticos e incluso hijos "no talentosos" de alemanes serían excluidos de ella por ser "menos puros".
El Estado prometía interferir más en la economía para beneficio de los ciudadanos, pero empresas privadas fueron las mayores beneficiadas con la máquina de exterminio y la guerra nazi.
El movimiento decía defender a los trabajadores, pero los sindicatos laborales se extinguieron, así como el derecho de huelga. El socialismo marxista era mal visto, pero el liberalismo también.
Hitler.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEstudiosos consideran que los conceptos de derecha e izquierda actuales no aclaran del todo bien de qué lado estaba el nazismo.
¿Cómo es posible defender todas estas ideas al mismo tiempo?
"Cuando el partido fue constituido, tenía una vertiente más a la izquierda y otra más a la derecha. Al inicio tenía un discurso bastante antiburgués, pero cuando el grupo más a la derecha tomó el poder en Alemania, fue haciendo más alianzas con la burguesía y expulsando al grupo de izquierda ", dice la historiadora de la UFF.
"Además, el nazismo nace en medio de una crisis de referencias muy grande después de la Primera Guerra Mundial, muchos pasaron de un lado a otro. Los valores a menudo se barajan, y los conceptos de derecha e izquierda actuales no aclaran bien el asunto".
Entre historiadores, el intento de trazar paralelos entre el nazismo y el fascismo europeos y el régimen estalinista en la Unión Soviética tampoco es nuevo, según Rollemberg.
"Todos ellos eran regímenes totalitarios, pero el totalitarismo puede estar de cualquier lado. Hoy entendemos que existe el totalitarismo de derechacomo el nazismo y el fascismo; y el de izquierda, como el de la Unión Soviética", concluye
DE 

 https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45583090 

lunes, septiembre 10, 2018

#Arte #Cuerpo #Política #Rusia #Putin #Pavlenski


Petr Pavlenski durante una audiencia en Meshchansky, acusado de prenderle fuego a la entrada del edificio de FSB, el servicio secreto ruso, en noviembre de 2015. Moscú, 8 de junio de 2016.  Petr Pavlenski durante una audiencia en Meshchansky, acusado de prenderle fuego a la entrada del edificio de FSB, el servicio secreto ruso, en noviembre de 2015. Moscú, 8 de junio de 2016.

“Estoy más cerca del terrorismo”: una entrevista con Petr Pavlenski

El artista que se clavó los testículos en la Plaza Roja para protestar contra Putin y se cortó un lóbulo de la oreja para denunciar la represión psiquiátrica ha buscado refugio en París, donde habló con ARCADIA. Hace poco incendió una sede del Banco de Francia. No intentó huir.

2018/04/17

POR RICARDO ABDAHLLAH* PARÍS EN https://www.revistaarcadia.com/impresa/arte/articulo/terrorismo-y-arte-politico-ruso-en-la-actualidad-y-en-exilio/68910 

Según las autoridades rusas, Petr Pavlenski está más o menos loco. Lo suficiente como para retenerlo, pero no tanto como para que no responda por sus acciones. Por ejemplo: haberse clavado en 2013 los testículos frente al mausoleo de Lenin en plena Plaza Roja para protestar contra el autoritarismo de Vladimir Putin, que entonces llevaba un año de ser reelegido para un tercer periodo como presidente de Rusia (y que ahora comienza el cuarto, hasta 2024); envolverse en alambre de púas –su firma es esa: un hombre envuelto en un alambre de púas–; coserse los labios en apoyo a las militantes de Pussy Riot; incendiar neumáticos en un puente de San Petersburgo, o prenderles fuego a las puertas del edificio de la FSB, la agencia central de inteligencia que sucedió a la KGB, de la cual Putin, casualidades de la vida, fue funcionario y espía.
Para dejar claro que no estaba de acuerdo con el uso de la psiquiatría como un instrumento al servicio de la represión del Estado, el 19 de octubre de 2014 Pavlenski se quitó la ropa, subió al muro del Hospital Serbski y se cortó el lóbulo de la oreja con un cuchillo de carnicero. Pero no es en su oreja, o en el pedazo que falta, que uno se fija. Pavlenski siempre aparece  con una gabardina negra que le llega hasta las rodillas, los zapatos gastados y el rostro demacrado de quien ha recibido palizas. Dice que no tiene posesiones materiales y que evita, hasta donde puede, utilizar el dinero. Tampoco quiere darle nombre a la relación abierta que tiene con Oksana Shalygina, la madre de sus dos hijos, más allá de que “todo está permitido, pero cualquier falta contra la transparencia es muy grave”. A principios de 2017, la familia se exilió en París y en mayo de ese mismo año obtuvo el estatus de refugiada política. A pesar de que tenían derecho a un auxilio del Estado y a una vivienda, Pavlenski consideró que recibirlos sería traicionar sus principios.
Poco después de esta entrevista, Pavlenski intentó incendiar la sede Bastilla del banco emisor francés. “Prender fuego al Banco de Francia es iluminar la verdad que las autoridades nos obligaron a olvidar. El Banco de Francia ha tomado el lugar de la Bastilla, los banqueros han tomado el lugar de los monarcas”, dijo. Luego lo detuvieron.
Su primer acto público fue coserse la boca para protestar contra la detención de las activistas de Pussy Riot. ¿La “oración punk” que ellas realizaron en la Catedral de Moscú había sido una especie de inspiración?
En ese entonces estudiaba en la Escuela de Bellas Artes de San Petersburgo y ya me preguntaba por la manera en que los que allí se formaban eran secuestrados por las instituciones políticas y religiosas. Tanto que muchos de los que entraban como ateos se santiguaban al tercer año. Había una serie de estrategias muy bien pensadas para llevarlos a esa sumisión. Estaban obligados, por ejemplo, antes de salir de la escuela de artes, a tener el encargo de una institución clerical: un fresco en una iglesia o algo así, que no les encargarían si eran “problemáticos”. Entonces entraban en ese sistema de dependencia total, material e ideológica. Antes del proceso de Pussy Riot pensaba que era un problema de San Petersburgo, pero cuando pasó eso me di cuenta de que todos los artistas rusos se iban convirtiendo en funcionarios del régimen. Yo aspiraba a más que eso y me decía que si seguía allí sería responsable de la continuidad de esa servidumbre. Fue para salir de ese sistema que realicé esta acción de transgresión. Sabía que no tendría vuelta atrás.
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Pussy Riot, usted, las Femen... Los tres nombres de referencia de las acciones radicales en el espacio público vienen del espacio exsoviético. ¿Cómo lo explica?
Simpatizo con ellas, y todos realizamos acciones directas, pero partimos de conceptos muy diferentes. Ellas se consideran militantes y lo que hacen no necesariamente es arte. Yo, en cambio, soy un artista.
Después de esa primera acción, usted se envolvió en alambre de púas frente a la asamblea de San Petersburgo. Hay quien vería también eso como un acto más político que artístico.
Llamémoslo “arte político”. Como lo concibo, en el proceso artístico hay mucho de lucha por cómo las cosas que hago serán nombradas. Todo el tiempo hubo tentativas de dar un nombre a mis acciones: “vandalismo”, “locura”, “incitación al odio religioso”.  El arte puede tomar cualquier forma, pero para mí la razón de toda forma de arte es la liberación de cualquier tipo de amo.
¿Performance político, entonces?
Digamos que en mi escala está, de un lado, la gran ópera y, en el otro, el acto terrorista: dos extremos de formas de expresión, de autorrealización en la misma línea, pero muy alejadas entre sí. La acción, que es lo que yo hago, está mucho más cerca del acto terrorista, y el performance está más cerca del teatro porque exige muchas condiciones previas: una escena, espectadores… Preparo mis acciones y reflexiono antes de hacerlas, a veces durante años, pero no las anuncio, no intento buscar espectadores. No finjo que me corto una oreja, me la corto. Desde el primer momento de transgresión he realizado seis acciones y así es como me gusta denominarlas.
Los labios cosidos, la piel lacerada, la oreja cortada, el escroto atravesado por un clavo, los brazos para mover los neumáticos e incendiarlos... ¿Utiliza el cuerpo porque cree que la pintura y la escultura están agotadas?
El cuerpo permite mostrarle al régimen la obediencia, pero también la ausencia de esta. Por eso lo utilizo. El cuerpo me permite hablarle al régimen mejor de lo que me permiten la escultura o la pintura. En ese sistema tan reglamentado del régimen en que el individuo no se pertenece, sé que gracias a mis acciones el cuerpo vuelve a pertenecerme.
“Régimen” es una palabra que usted usa con frecuencia. La primera lectura sería que habla de la Rusia actual, pero en sus escritos parece que es algo más amplio. ¿El sistema capitalista? ¿Cualquier tipo de sistema?
La idea de régimen no necesita un pasaporte para atravesar las fronteras rusas. Para mí es inaceptable toda dominación sobre un individuo racional que, gracias a la razón, podría cuestionar toda imposición de valores, toda ideología y todo sistema. Estoy en contra de todas las formas de poder que existen en el mundo. El capitalismo es una de las más brutales.
¿Imagina un final para la era Putin?
Es como leer el futuro en una taza de café. Hablo como artista que pertenece a una clase social que no puede permitirse ese tipo de pronósticos, porque en realidad no sabemos lo que está pasando. Tiendo a hablar de aquello que es post-factum: de todas las cosas importantes en el mundo nos enteramos cuando es demasiado tarde. Eso vale para las elecciones o, por ejemplo, para la anexión de Crimea, una operación que llevaba diez años cocinándose.
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Usted dice que no necesita espectadores, pero se expresa en lugares públicos en los que hay transeúntes, los medios informan, las autoridades intervienen… ¿Qué tanto calcula usted la reacción de esos otros actores cuando concibe sus acciones?
No calculo quién puede participar, en términos de público o qué sé yo… de transeúntes. Pero con mis acciones he obligado a los miembros de una comunidad cerrada que gravita en torno al Kremlin, o que le sirve, a convertirse en personajes. Creo un momento en que el poder me obedece. En cuanto al público, cuestiono la narrativa oficial. A la gente le corresponde ver qué hace con esa narrativa rota. Esa es su responsabilidad, no la mía. Sería ridículo para un artista esperar algo de su público.
¿Y si al público no le queda nada? ¿Pueden esas acciones relámpago cambiar algo a nivel político?
Hay una temporalidad muy particular en lo que llamo “el efecto del arte”. La temporalidad para la publicidad, por ejemplo, es muy corta: empieza por un punto y se termina por otro. Ves el anuncio y compras rápido o no compras nunca. Si la publicidad no tiene un efecto inmediato, nunca tendrá un efecto. El arte trabaja pensando a largo plazo. Aunque uno no vea efectos inmediatos, confío en que esos cambios llegarán. No ahora, puede que en 30 años. Y si además de esos 30 se necesitan otros 30, seguirá valiendo la pena. A diferencia de la propaganda de los regímenes, o de la publicidad de los capitalistas, el arte tiene en el tiempo a su mejor aliado.
* Escritor y periodista bumangués radicado en París.