viernes, noviembre 30, 2018

la Comisión de la Verdad

LO PEOR QUE NOS PUEDE SUCEDER
ES QUE LA DERECHA O LA IZQUIERDA
O QUIEN SEA DIGA "SU" VERDAD
LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES
SÓLO CUANDO SEA ESO: LA VERDAD
Y CUANDO SÓLO ESTÉ DEL LADO DE LAS VICTIMAS
DE TODOS AQUELLOS QUE SIENDO CIVILES
O ESTANDO EN INDEFENSIÓN - a pesar de ser actores del conflicto-



Hoy arrancan los tres años que tiene la Comisión de la Verdad para hacer un informe que cuente qué pasó en 50 años de conflicto.
“No pretendemos llegar a un punto final ni tener una verdad institucional. Buscamos contribuir de una manera seria a que los colombianos alcancemos una mirada comprensiva de lo que nos pasó en el conflicto, siempre a partir del sufrimiento de las víctimas de todos los lados”, dijo a La Silla el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión.
Ese trabajo arranca con un esfuerzo del uribismo por controlar la verdad histórica, que aunque ya ha fracasado en dos de las tres movidas evidentes (e incluye promover el veto a documentales como 'La Negociación', que cuenta cómo fue la negociación por dentro entre el Gobierno Santos y las Farc), muestra que la memoria seguirá siendo un campo de batalla político.
Estas son las tres movidas.

1

Buscar un relato del conflicto más cercano a los militares

Esta es la única movida que depende directamente del presidente IVÁN DUQUE, pues él puede nombrar al director del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, que DESDE QUE NACIÓ EN 2011 ha sacado más de 80 informes que recopilan memorias del conflicto.
A pesar de que el CNMH es una entidad pequeña, tiene un poder simbólico grande. Como es la encargada de construir un relato del conflicto, quién la maneja incide en cuál será esa narrativa.
Los dos nombres que han sonado tienen en común una visión del conflicto más cercana a la de los militares.
El primero que sonó a comienzos de octubre fue el periodista y especialista en comunicación digital Mario Javier Pacheco, a quien le COBRARON EN MEDIOShaber dicho en una columna en su página web que el CNMH es una “estructura infiltrada por la guerrilla” y que “el lenguaje de Santos en el CNMH, deberá redireccionarse, corrigiendo la tendencia de culpar al Estado y a las fuerzas militares”.
Después de que Presidencia dijera que nunca estuvo nominado (Pacheco LE DIJO A EL ESPECTADOR QUE SÍ), la semana pasada publicaron la hoja de vida de Vicente Torrijos.
COMO REVELAMOS EN LA SILLA VACÍA, el profesor de El Rosario se ganó dos contratos con la Escuela de Inteligencia y Contrainteligencia de las Fuerzas Militares con un doctorado que no tiene. Más allá de eso, es un académico reconocido por sus posturas de derecha, favorables a los militares, con quienes ha trabajado por años.
Fue la CARA MÁS DURA CONTRA LAS FARC EN LA COMISIÓN HISTÓRICA DEL CONFLICTO EN LA HABANA, encargada de presentarle un informe a la mesa de negociaciones. Participó en ella a pesar de que fue un duro crítico del proceso de paz. Por ejemplo, en una columna en El Nuevo Siglo (que Uribe RETOMÓ EN SU PÁGINA OFICIAL) dijo que “en virtud de las negociaciones con el Gobierno, los insurgentes parecen autorizados a cogobernar legítimamente al país”.
Esos perfiles han prendido alarmas.
En el Centro, según confirmamos con dos fuentes por aparte, les preocupa qué relato del conflicto mostrará el Museo de la Memoria que debe construir el Centro en Bogotá.
Hace tres años el entonces presidente Santos PRESENTÓ EL PREDIO PARA EL MUSEO, que quedará entre Las Américas y la 26, y ya ESTÁ LISTO EL DISEÑO ARQUITECTÓNICO. Ahora se debe definir qué relato va a contar.
El ex director del centro, Gonzálo Sánchez, había dicho que quería que el museo mostrara los casos de las regiones más lejanas e invisibilizadas.
“Aquí hicimos primero la construcción social de la memoria del conflicto, antes que la construcción física”, le dijo a La Silla Sánchez. “Lo que habrá que ver es si hay un redireccionamiento de ese relato”, agregó.
En el Centro dan por hecho que Torrijos será el próximo director. Por eso, varias organizaciones sociales firmaron una carta y están recogiendo firmas para evitar que llegue.
“Es ampliamente conocido que a lo largo de su desempeño personal y profesional, el señor Torrijos ha mostrado una inclinación parcial por una versión de la historia de la guerra, lo cual denota un sesgo sumamente peligroso para la construcción de memoria de la sociedad colombiana”, dice la CARTA QUE FIRMARON LAS ORGANIZACIONES
 
2

Desincentivar la verdad judicial

Otro frente sobre el cual el uribismo ha intentado controlar la verdad es con la Jurisdicción Especial de Paz, JEP.
Hace unas semanas todas las bancadas del Senado, menos el Polo y la Farc, sellaron un pacto que negó la propuesta del uribismo de una sala especial para los militares en la JEP.
En esa discusión, COMO LO CONTAMOS EN LA SILLA, el ex presidente ÁLVARO URIBEpropuso que los militares y exguerrilleros que sean condenados a pesar de que no reconozcan su responsabilidad -y por ende que no cuenten la verdad- pudieran salir de la cárcel en libertad condicional tras estar en ella 5 años, una sanción menor que la acordada con las Farc.
Hoy, si deciden no reconocer la responsabilidad y terminan condenados, solo pueden salir libres luego de pagar entre 15 y 20 años de cárcel, sin derecho a libertad condicional.
Es decir, el expresidente propuso darle más impunidad a la exguerrilla, siempre y cuando también hubiera más para los militares.
Lo hizo bajo el argumento de que ese beneficio evitaría falsos testigos y auto incriminaciones falsas. Su lógica es que una menor sanción reduce el incentivo de los ex guerrilleros y militares de reconocer su responsabilidad para ahorrarse años de cárcel.
Con eso, se reducirían los casos de personas que incriminan a otras falsamente y los de personas que admiten hechos que no ocurrieron sólo para que les rebajen las penas.
Incluso si eso fuera así, al buscar que menos gente reconozca su responsabilidad, la propuesta también reduciría la verdad que se va a conocer en la JEP.

 
3

Bloquear el acceso a los archivos de inteligencia del Ejército

Otra movida vino del representante uribista Óscar Darío Pérez.
El antioqueño presentó un proyecto de acto legislativo para que la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y la JEP no pudieran pedirle a las entidades públicas información sobre operaciones militares, estatales, de inteligencia y de contrainteligencia. Eso bajo el argumento de que hacerlo ponía en riesgo la seguridad nacional.
Impedirlo podría quitarle herramientas al sistema que creó el Acuerdo para conocer la verdad de lo que pasó en el conflicto, especialmente en lo que tiene que ver con la actuación de los militares.
El Gobierno dijo que no conocía el proyecto y a finales de octubre el representante Pérez lo retiró.
Explicó que lo hizo porque ya no daban los tiempos para que el Congreso aprobara esa reforma constitucional y dijo que su único deseo era “preservar la soberanía y seguridad nacional, más nunca entorpecer la misión que tanto la Constitución como la ley le han entregado a la Comisión de la Verdad”.
Sin embargo, en la Comisión de la Verdad leyeron esa iniciativa como una forma de reducir su capacidad de conocer la verdad.
“Afortunadamente murió", nos dijo el padre Pacho de Roux refiriéndose a ese proyecto. "Sin tener acceso a esos archivos no se puede entender por qué murieron más de 3 mil personas de la Unión Patriótica, no se puede entender qué pasó en el Club El Nogal, que pasó con los diputados del Valle, muchas masacres no se podrían entender”.
“También tengo que decir que el presidente Duque se reunió con nosotros en una actitud positiva, de reconocimiento de nuestro trabajo. Yo lo aprecié porque mi sentir es que eso para el Presidente tenía un costo político dentro de su partido y sin embargo vino a validar lo que hacemos”, agregó

TEXTO DE: https://lasillavacia.com/el-uribismo-quiere-su-propia-verdad-69067

miércoles, noviembre 07, 2018

Ignacio Torres Giraldo



Ignacio Torres Giraldo ¿un ilustre desconocido?

Desde antes de la huelga petrolera del año 1924 ya se veía el surgimiento del sindicalismo  y se  sentían  las protestas de la clase obrera colombiana. El año de 1928 estuvo marcado por  un movimiento huelguístico que fue el hecho político más  importante  de la primera mitad del siglo XX en el país, año también  de  la masacre de las bananeras.

 

Por aquella época vivía  en Pereira el periodista, escritor y sindicalista  Ignacio Torres  Giraldo, quien quizás por su ideología socialista marxista, los historiadores locales  se han mostrado aprensivos para enseñarnos tan ilustre personalidad y destacar su acción, siempre, en favor del proletariado de  Colombia y de Latinoamérica.


Sus inicios

“El 1o de mayo de 1911 asistí en Pereira a una reunión de obreros y artesanos, destinada a conmemorar el Día Internacional del Trabajo. Desde entonces empecé a participar en actividades obreras”, sostiene el mismo Torres Giraldo al dar inicio a su autobiografía.


Más su labor de organizador de la clase obrera la combinó con el periodismo escrito empezando el ejercicio de la profesión con el periódico El Martillo, que fundó en el año de 1916 y el que tuvo vigencia de un año, aquí. Obra suya fue de igual manera el periódico La Humanidad.


Con el mejor estilo del cronista avezado, que sabe contar la cotidianidad de su entorno, conocimos un relato suyo sobre el estallido de la llamada Guerra de los Mil Días en  nuestro país.


El mismo aparece  en el  folleto donde se dan a conocer apartes de la vida de Torres Giraldo, hombre ilustre desconocido para las nuevas generaciones y que contiene la invitación para el seminario sobre su vida y obra, organizado por el sindicato nacional  de trabajadores del sistema agroalimentario -Sinaltrainal- La Rosa que se cumplió el sábado 6 de octubre pasado en sus instalaciones de Dosquebradas. 


Narra pues aquí la forma como los pereiranos se enteraron de la declaración de guerra, la que se inició en el año de 1899 y terminó en 1902: “Entendí perfectamente el bando: la palabra guerra no me era desconocida. Sin embargo tomé las cosas  con razón de mi edad y  con aire de fiesta llegué a la casa y grité: !Mamá  estamos en guerra! y empecé a echarle el cuento… Dejó ella el oficio que hacía y me miró fijamente. Yo también miré su cara y me di cuenta que se bañaba en lágrimas. Corté mi relato, sentí una sombra en mi mente, y... esa noche ya no fue mi padre a la casa”.


“Las guerras en Colombia no han sido ideológicas sino pasionales”, según un historiador nuestro. Así y todo se sabe que Colombia tuvo nueve grandes guerras civiles  generales  a lo largo del siglo XIX y decenas de guerras locales. Entre 1830  y 1903 hubo nueve grandes guerras civiles, 14 guerras civiles  locales y dos guerras con Ecuador y con Perú en el año de 1932.

 Y como “los colombianos somos hijos de rebeldes”, todavía no hemos podido hacer la paz con  movimientos subversivos distintos a las Farc.

El proselitismo y las actividades sindicales no le impedían a Ignacio seguir  ejerciendo el periodismo: “Entre 1919 y 20, escribí  y publiqué, bajo seudónimo, dos folletos  de agitación de ideas: Prosas  Libres y  Gritos  de Rebelión”.


Como periodista que fue puso en circulación y dirigió en Pereira el periódico El Martillo y fundó otro en Cali. Escritor dedicado, nos dejó numerosos libros entre ellos Los Inconformes, La Cuestión Indígena en Colombia y María Cano, mujer rebelde. De ella, Torres dice que es la única mujer colombiana y de América que ha logrado encarnar en un momento de la historia, toda la angustia y los anhelos de un pueblo.

En realidad este pereirano fue hombre de lucha, de lucha sindical orientada a la defensa y reivindicación de los trabajadores. Participó en la creación de sindicatos en Cali y Medellín. En Popayán en la conformación del Directorio  Socialista del Cauca. Preparó, dirigió huelgas y presidió en Bogotá el Segundo Congreso Obrero que fundó la Confederación  Obrera Nacional, CUN. 

Fue invitado a presidir  en la capital del país  el Tercer Congreso Obrero que  creó el Partido Socialista Revolucionario de cuyo secretariado hizo parte. En 1928 fue elegido  miembro del consejo directivo del IV Congreso de la Internacional Sindical Roja y como tal asistió  en  Moscú al pleno  ampliado  en diciembre de 1929. En 1931 llegó al secretariado latinoamericano  de la Internacional Comunista.

Durante los últimos años de su vida, Ignacio Torres Giraldo se dedicó a dictar  conferías y abrir librerías. Sin embargo el sistema lo vio como a uno de sus más acérrimos enemigos y le dio varias veces detención preventiva. Finalmente, murió en Cali en el año de 1968. Se sabe que su hija, Urania, donó la totalidad de sus archivos y escritos a la biblioteca Mario Carvajal de la capital del Valle. 
 
 De: http://eldiario.com.co/seccion/PERSONAJE/ignacio-torres-giraldo-un-ilustre-desconocido-1811.html