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viernes, agosto 12, 2022

SINTESIS: Informe DE la COMISIÓN DE LA VERDAD

El aporte de la Comisión: Una oportunidad de diálogo de país para parar la guerra (1)

Foto: Comisión de la Verdad. Foto: Camila Acosta Alzate

 

El 28 de junio del 2021,  la Comisión de la Verdad presentó al país sus principales hallazgos y recomendaciones para la no repetición del conflicto armado, tras un trabajo de investigación y amplio proceso de escucha de cerca de 30.000 personas, entre víctimas, responsables, empresarios, fuerza pública, organizaciones sociales, poblaciones étnicas, afros, comunidad LGBTIQ+, academia y adultos que siendo niños fueron afectados por este conflicto.

 

Este día, calificado como uno de los hitos políticos más importantes de 2022, busca abrir el camino hacia un diálogo de país muy necesario y pendiente alrededor no sólo de los factores de persistencia que han impedido a Colombia salir del “modo guerra”, sino sobre la necesidad urgente de pararla desde, primero, el dolor de las víctimas y, segundo, el reconocimiento colectivo y sosegado de las responsabilidades que como sociedad hemos tenido en esta guerra.

 

“Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota”, fueron las palabras con las que el presidente de la Comisión, Francisco de Roux, inició la declaración Convocatoria a la Paz Grande. El éxito de las comisiones de la verdad en el mundo es, precisamente, lograr un efecto de unión y no división, aunque para llegar a ello sea necesario un debate polémico. Esa es la idea.

 

En sus palabras ante el Consejo de las Naciones Unidas, Francisco de Roux afirmó: “somos optimistas. Hay una juventud en Colombia que ha tomado este legado. Una juventud por la paz y por la protección de la vida en todas sus forma. Hay todavía un camino largo por recorrer, pero Colombia lo ha emprendido, al estar aceptando sin miedo la verdad histórica de su propia tragedia, y la determinación de mirar hacia adelante, hacia el futuro que vamos a construir desde el aceptar de nuestras heridas, para enriquecer lo que somos como cultura, como pueblo apasionado por la creatividad y el arte y la libertad y la producción de la vida. Y que ojalá que la lección de Colombia nos aleje de las guerras de todos los lados para siempre y nos lleva a buscar apasionadamente la verdad y la dignificación del ser humano” ¡Bienvenido el diálogo!

Mensajes de la convocatoria

·       “Verdades incómodas que desafían nuestra dignidad, un mensaje para todas y todos como seres humanos, más allá de opciones políticas o ideológicas, de las culturas y las creencias religiosas, de las etnias y del género”.

 

·       “Traemos una palabra que viene de escuchar y sentir a las víctimas en gran parte del territorio y en el exilio; de oír a quienes luchan por mantener la memoria y resistir al negacionismo, y a quienes han aceptado responsabilidades éticas, políticas y penales”.

 

·       “Un mensaje de la verdad para detener la tragedia intolerable de un conflicto en el que el ochenta por ciento de las víctimas han sido civiles no combatientes y en el que menos del dos por ciento de las muertes han sido en combate”.

 

·       “Llamamos a sanar el cuerpo físico y simbólico, pluricultural y pluriétnico que formamos como ciudadanos y ciudadanas de esta nación. Cuerpo que no puede sobrevivir con el corazón infartado en Chocó, los brazos gangrenados en Arauca; las piernas destruidas en Mapiripán; la cabeza cortada en El Salado; la vagina vulnerada en Tierralta; las cuencas de los ojos vacías en el Cauca; el estómago reventado en Tumaco; las vértebras trituradas en Guaviare; los hombros despedazados en el Urabá; el cuello degollado en el Catatumbo; el rostro quemado en Machuca; los pulmones perforados en las montañas de Antioquia y el alma indígena arrasada en el Vaupés”.

 

·       “Esta nación tiene la riqueza conmovedora de su pueblo, la multiplicidad de sus expresiones culturales, la profundidad de sus tradiciones espirituales y la tenacidad laboral y empresarial para producir las condiciones que satisfagan la vida anhelada; tiene la feracidad salvaje de su ecología, la potencia natural de dos océanos y miles de ríos, montañas y valles; la audacia de su juventud, el coraje de las mujeres y la fuerza secular de los indígenas, los campesinos, los negros, los afrocolombianos, los raizales, los palenqueros y los rom”.

 

·       “Estamos convencidos de que hay un futuro para construir juntos en medio de nuestras legítimas diferencias. No podemos aceptar la alternativa de seguir acumulando vidas despedazadas, desaparecidas, excluidas y exiliadas. No podemos postergar el día en que la paz sea definitivamente un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento”.

 

·       “Un día quienes estamos aquí nos iremos definitivamente. Que no nos vaya a llegar la partida estando los unos separados de los otros. Que podamos irnos felices, porque dejamos una nación en manos de ustedes jóvenes de la verdad y del futuro; una Colombia apasionada por la vida, donde no habrá más odios ni muerte violenta ni guerras inútiles”

 

·      Las interpelaciones que la Comisión le hace a la sociedad

·       ¿Por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral?

·       ¿Cuál fue el Estado y las instituciones que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado?

·       ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos?

·       ¿Qué papel jugaron los formadores de opinión y los medios de comunicación?

·       ¿Por qué la seguridad que rodeaba a los políticos y a la gran propiedad no fue seguridad para los pueblos, los resguardos y los sectores populares que recibieron la avalancha de masacres?

·       ¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión?

·       ¿Nunca entendieron que el orden armado sobre los pueblos y las comunidades que decían proteger los destruía, y luego los abandonaba en manos de verdugos paramilitares?

·       ¿Qué hicieron ante esta crisis del espíritu los líderes religiosos? Y, aparte de los pastores y las mujeres de fe que incluso pusieron la vida para acompañar y denunciar, ¿qué hicieron otros obispos y sacerdotes, y comunidades religiosas y ministros?

·       ¿Qué hicieron los educadores?

·       ¿Qué dicen los jueces y los fiscales que dejaron acumular la impunidad?

·       ¿Qué papel jugaron los formadores de opinión y los medios de comunicación?

·       ¿Cómo nos atrevemos a dejar que pasara y a dejar que continúe?

·       ¿Por qué los colombianos y las colombianas dejamos pasar durante años este despedazamiento de nosotros mismos como si no fuera con nosotros?

·       ¿Por qué vimos las masacres en televisión día tras día como si se tratara de una novela barata?

·       ¿Por qué la seguridad que rodeaba a los políticos y a la gran propiedad no fue seguridad para los pueblos, los resguardos y los sectores populares que recibieron la avalancha de masacres?

·       ¿Por qué la guerrilla, que se presentaba como la salvadora del pueblo, cometió cientos de masacres en la lucha por los territorios?

·       ¿Cómo decir que somos humanos cuando todo esto es parte de nosotros?

Estas son solo algunas de las preguntas que se presentan en la declaración de la Comisión de la Verdad y con las que se busca cuestionar a todos los actores de la sociedad sobre su responsabilidad en la persistencia del conflicto armado. Y es que el éxito de las comisiones de la verdad en el mundo es, precisamente, lograr un efecto de unión y no división, aunque para llegar a ello sea necesario un debate polémico.

Hallazgos y recomendaciones de la Comisión de la Verdad

¿Cómo superar el conflicto si no se conocen los hechos que lo anteceden? Volver al pasado y reconstruir la memoria es indispensable para esclarecer y reconocer las causas estructurales que fomentaron los patrones de violencia y las violaciones a los derechos humanos en el país. Por ello, la Comisión de la Verdad expone estos hallazgos que recogen las principales conclusiones y reflexiones alrededor de 10 temas principales:

La Colombia herida: la guerra ha tenido impactos que han generado un trauma colectivo y una catástrofe social. La dimensión del daño causado por la guerra en las vidas, las familias, las comunidades y la Nación es inmenso.

Democracia: la guerra afectó a la democracia y en general frenó las transformaciones necesarias, mientras que la paz abrió la posibilidad de acuerdos y reformas incluyentes. Paulatinamente, el país ha ido construyendo instituciones y costumbres democráticas, pero aún falta mucho para estar al nivel de una verdadera sociedad libre. A pesar de todos estos problemas, la democracia se construyó en medio de los espacios que dejaba la guerra. Por eso la paz es un requisito para que la democracia sea plena.

Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: los actores armados, tanto del Estado como de los grupos guerrilleros y paramilitares cometieron graves crímenes de guerra, tanto violaciones de derechos humanos como infracciones al DIH. Aunque tuvieron objetivos y proyectos políticos diferentes, todos provocaron daños a la población civil. La guerra pasó de ser selectiva a indiscriminada.

Guerrillas: con su actuar, las guerrillas no lograron una apertura del sistema político. La guerra misma, su insistencia en ella y los métodos usados, destruyeron el ideario revolucionario.

El modelo de Seguridad: dicho modelo terminó siendo útil a los intereses de sectores políticos y sectores de las élites económicas en la guerra. Se trata de un modelo que está más centrado en el cuidado de la propiedad que de las personas.

Paramilitarismo: la Comisión ha comprendido que el paramilitarismo no ha sido solo un actor armado, entendido como ejércitos privados. Ha sido más un entramado de intereses y alianzas asociado a proyectos económicos, sociales y políticos que logró la imposición de controles territoriales armados a través del uso de la violencia.

Narcotráfico: en Colombia el narcotráfico, la política antidrogas y las economías de la cocaína o marihuana deben verse como protagonistas del propio conflicto armado y como un factor de persistencia del mismo.

Impunidad: el déficit de justicia histórico, generalizado y permanente respecto a violaciones producidas contra millones de víctimas constituye un factor de persistencia del conflicto armado. La impunidad aumenta la repetición de la violencia y debilita la legitimidad de las instituciones, transmitiendo un mensaje de permisividad de la violencia.

La paz territorial: la guerra transformó los territorios. Esa transformación ha sido el producto de múltiples formas de violencia, en especial el desplazamiento forzado y el despojo, que han modificado la propiedad de la tierra y el uso de los suelos, así como las relaciones comunitarias, las dinámicas familiares, sociales y políticas de los territorios rurales. Esto ha acelerado el proceso de urbanización del país, profundizando las condiciones de pobreza.

Cultura y conflicto armado: uno de los factores que explica la emergencia y persistencia del conflicto armado es la herencia cultural excluyente del otro, de los pueblos étnicos, del campesinado pobre, del disidente y el contrario, justificando así la violencia contra determinadas poblaciones o territorios, y marcando con violencia las relaciones políticas, sociales y económicas.

Las recomendaciones

De igual forma la Comisión a entregado ocho recomendaciones con las que se busca contribuir a definir una agenda de futuro para avanzar en un diálogo en asuntos fundamentales como la reconstrucción de la confianza entre la sociedad y las instituciones, de manera que aporte a la reconciliación y garantice la no repetición del conflicto armado.

La construcción de paz como proyecto nacional: la Comisión de la Verdad hace un llamado al Estado a implementar en su totalidad el Acuerdo Final de Paz. Además, se debe crear un Ministerio de Paz para impulsar todas las políticas y actividades relacionadas con este propósito.

Garantizar la reparación integral de las víctimasreconocer a las víctimas del conflicto armado en su dolor, dignidad y resistencias; a la vez, garantizar una reparación integral que atienda los impactos diferenciados en cada una de ellas y que nos permitan avanzar en el proceso de sanación individual y colectivo que debemos emprender como país para lograr la reconciliación

Consolidar una democracia amplia, incluyente y deliberativa: la Comisión le apuesta al diálogo y la participación como mecanismos prioritarios para resolver conflictos y garantizar los derechos fundamentales. Se busca profundizar la democracia para la paz a través de la exclusión definitiva de las armas de la política y la apertura a espacios de participación para los sectores excluidos.

Enfrentar los impactos del narcotráfico y de la política de drogas: es urgente replantear el problema del narcotráfico y encontrar los caminos políticos, económicos, éticos y jurídicos que lleven a debates de fondo, tanto a nivel nacional como internacional, y permitan avanzar en la regulación del mercado de drogas y superar el prohibicionismo.

Superar la impunidad y mejorar el acceso a la justicia local: se debe dar un mensaje en contra de la violencia y a favor de los derechos de las víctimas; además, se recomiendan ajustes y medidas en el ámbito de la justicia penal y a la institucionalidad que provee servicios de justicia.

Una nueva visión de seguridad para la paz: es fundamental que se haga una reflexión sobre la visión y el sector de seguridad y defensa, que permita avanzar en las transformaciones institucionales que se requieren para responder a un nuevo propósito: la construcción de paz.

Contribuir a la paz territorial: se deben garantizar las condiciones de bienestar y vida digna de las comunidades y construir una visión compartida de territorio y de futuro, para superar la desigualdad estructural del país que ha sido profundizada por el conflicto.

Lograr una cultura para vivir en paz: como sociedad, es necesario hacer el compromiso de transformar los valores, los principios y las narrativas que hacen parte de nuestra cultura y que han contribuido a la persistencia de la violencia, de manera que podamos construir nuevas formas de vivir en paz.

Decálogo de Reconciliación 

La Comisión propone un Decálogo de Reconciliación que busca evitar la continuidad del conflicto armado y construir la reconciliación necesaria para propender por la no repetición del conflicto.

ü  Aceptar la verdad como condición para la construcción colectiva y superar el negacionismo y la impunidad.

ü  Tomar la determinación de nunca más matarnos y sacar las armas de la política.

ü  Aceptar que somos muchos —en diverso grado, por acción o por omisión— los responsables de la tragedia.

ü  Respetar al otro, a la otra, por encima de las herencias culturales y las rabias acumuladas.

ü  Tener en cuenta la herida del otro y sus preocupaciones e intereses.

ü  Construir de tal manera que el Estado, la justicia, la política, la economía y la seguridad estén al servicio de la dignidad humana igual y sagrada de los colombianos y colombianas.

ü  Que esto lo vamos a construir juntos o no habrá futuro para nadie, y para ir juntos tenemos que cambiar.

ü  Que el actual Estado se transforme en un Estado para la gente, que los políticos paren la corrupción, que los empresarios no excluyan de la participación en la producción a una multitud que reclama el derecho a ser parte, que los que acaparan la tierra la entreguen; que cambien todos los que colaboran con el narcotráfico, con la guerra, con la exclusión, con la destrucción de la naturaleza.

ü  Que no haya más impunidad.

ü  Que los que siguen en la guerra entiendan que no hay derecho para seguir haciéndola porque no permite la democracia ni la justicia y solo trae sufrimientos. Que tenemos que construir desde las diferencias con esperanza y confianza colectiva para que seamos posibles hoy y en las generaciones de mañana.

 

El legado de la Comisión de la Verdad para el país

Las voces de las víctimas, el proceso de investigación y de escucha plural ya se pueden consultar en www.comisiondelaverdad.co. La plataforma digital o transmedia apostó por recoger el trabajo de todo el mandato de la Comisión de la Verdad, fuentes y detalles que dieron como resultado un Informe Final con 10 capítulos y una declaración. Al ser una de las primeras comisiones en el mundo que ha desarrollado su mandato en la era digital, esta plataforma es un precedente y una apuesta por entender desde un punto de vista más humano y una postura más emocional lo que nos sucedió en este conflicto, así es como lo dice Olga Lozano, directora de esta novedosa apuesta digital.

Una narrativa multimedial con videos, fotos, audios, líneas de tiempo e incluso con realidad aumentada 360º, permite que los usuarios se acerquen a los impactos del conflicto en municipios, universidades, escuelas y otros espacios, así como a las huellas de la violencia y las historias de superación de quienes experimentaron los hechos.

El sitio web cuenta a la fecha con 15 secciones, pero en la medida que se publiquen nuevos volúmenes irá creciendo. Hay Futuro Si Hay Verdad es la sección que permite descargar los capítulos del Informe y la Declaración de Francisco de Roux, presidente de la Comisión. Cada volumen tendrá una sección que enriquece el relato con material y documentos multimedia complementarios.

El período de socialización del Informe Final irá hasta el 28 de agosto, pero el camino trazado deja un legado que también está conformado por activaciones artísticas, culturales y académicas, manifestadas en obras de teatro, mercadillos por la verdad, tejidos, batucadas, rutas por los ríos y demás acciones que han narrado el proceso de más de tres años y que ahora contribuirán a difundir y apropiar los hallazgos y recomendaciones del Informe Final.

Como parte de su legado, la Comisión deja un Archivo de Derechos Humanos con los documentos, informes y testimonios públicos que podrán ser consultados y referenciados y, a su vez, una serie de publicaciones:

- Novelas gráficas sobre el reconocimiento de responsabilidades, sobre contribuciones de responsables e historias de los impactos del conflicto. Algunas de estas son: Un camino hacia la verdad y Verdades que liberan.

- Cartillas, manuales e infografías sobre los enfoques y el despliegue de la Comisión. Muestra de ello es: el Manual de formación en Enfoque Psicosocial.

- Libros en alianza con otras instituciones, tales como Verdades en convergencia. Al igual que Una maleta colombiana y La fuerza de esta voz como otros ejemplos. También se elaboró la Guía para periodistas con las claves para comunicar el proceso, el Informe Final y el legado de la Comisión de la Verdad.

Para acceder a estos contenidos que se elaboraron desde las diferentes direcciones de la Comisión, en la plataforma digital deben seleccionar la opción ‘Versión anterior del sitio web’ y en el menú deberán dar clic sobre ´Publicaciones´ para así visualizar y descargar diferentes contenidos publicados durante todo el mandato.



[1] Como tal, cualquier parte de este anexo debe ser citado RECONOCIENDO COMO FUENTE a La Comisión de la Verdad, pues fue construido a partir del cruce de varios textos publicados por varios autores en diversos diarios impresos en Colombia, el 31 de Julio de 2022, quienes a su vez partieron de un documento elaborado por la misma Comisión. El autor se limitó a darle un orden para su presentación. 

jueves, octubre 15, 2020

Para nosotros, la verdad está basada en las víctimas: COMISION DE LA VERDAD


 El sacerdote jesuita Francisco de Roux insiste en que la voz de la Comisión de la Verdad quedará consignada en el informe final del 2021.

Foto: Carlos Ortega. Archivo EL TIEMPO

 12 de octubre 2020 , 11:47 p. m.

El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, habla del reconocimiento de las Farc sobre el asesinato de Álvaro Gómez y si eso es suficiente para llegar a la verdad histórica y judicial.

¿Qué opina de la ‘verdad’ de las Farc sobre el crimen de Álvaro Gómez?

TeNosotros acogemos la decisión de las Farc de aceptar la responsabilidad, públicamente, del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. E igualmente invitamos a la sociedad a acoger, con el beneficio de la confianza, a los perpetradores o victimarios que reconocen públicamente responsabilidad y verdad.

¿Ese reconocimiento es sinónimo de verdad?

Una cosa es aceptar ser responsables ante el país y ante las víctimas, y otra cosa es el aporte a la verdad. La diferencia en el paso dado por la Farc es que es un aporte en justicia y verdad en el que NO se señala el crimen del otro, sino al crimen de uno mismo. Esto es reconocimiento. Hacen un acto libre. Un acto que solo los compromete a ellos. Al hacerlo corren riesgos inmensos: saben que los pueden matar. Por supuesto, no las familias ni las comunidades universitarias de la Sergio Arboleda y de la Nacional, sino los que los odian y no creen en la justicia de la JEP y quieren hacer ‘plena justicia’, en el mismo esquema que usaron las Farc de ‘ojo por ojo, diente por diente’. Al hacerlo, saben que dan lugar a una tensión interna muy difícil, vulneran su reputación histórica para siempre y arriesgan su proyecto político.

¿Pero qué va a hacer la Comisión de la Verdad con ese reconocimiento de las Farc, que ni siquiera sabemos si es la verdad completa?

Lo que corresponde a la verdad jurídica, al sustanciamiento de prueba, al proceso que debe llevar a una sentencia sobre los responsables de ese crimen; todo eso le pertenece a la JEP, esa responsabilidad de orden jurídico no le compete a la Comisión de la Verdad. Nosotros estamos detrás de la verdad histórica, de la verdad ética, política, de lo que allí aconteció, de las alianzas que existieron de los más diversos órdenes, incluido el narcotráfico, y eso lo tenemos que hacer contrastando diversas versiones.

No sabemos cuál es el aporte a la verdad que va a hacer las Farc; lo único que sabemos es que ha aceptado responsabilidades y que se ha comprometido a aportar verdad. Esa verdad, en lo que hace, no a lo jurídico, sino a lo histórico, a lo contextual, la vamos a contrastar con otros aportes, como los que pueda hacer Samper, o la familia Gómez Hurtado o la misma Farc.

¿Pero a la Comisión de la Verdad va cualquier persona a contar lo que quiera, ustedes lo registran, y ya?

La Comisión tiene la obligación de recibir, y recibir bien, a todos los que quieren contribuir con sus aportes a la verdad en el conflicto. Recibir y entender no significa estar de acuerdo con las personas que se reciben. Es la verdad de ellos, no la verdad de la Comisión, que está obligada a contrastar esos aportes para llegar a los juicios históricos, humanos y éticos de la Comisión.

¿Qué sucede si la verdad judicial, la verdad histórica y la verdad de la Comisión se estrellan?

Pues hasta ahora no se nos ha presentado el problema. Nos parece perfectamente normal que sobre asuntos tan controversiales haya opiniones diferentes. Creemos posible encontrar el sentido profundo de los problemas y acercarnos mucho, en hechos concretos, a lo que pasó históricamente en el contexto. Pero, repito, son justamente contextos que enriquecen, contribuyen a la comprensión, elevan el nivel del sentido de problemas jurídicos muy hondos, que a nosotros no nos competen.

Hay sectores del país que desconfían de la Comisión, porque creen que existe un sesgo ideológico, dada su composición…

Con toda franqueza, si algo se hace en la Comisión, es un esfuerzo muy profundo para enfrentar la verdad, independientemente de toda posición ideológica, de toda posición política, filosófica o religiosa. Lo quiero decir con toda claridad: no aceptamos puntos de vista porque vengan de una ideología, ni aceptamos argumentos de autoridades. Que algo sea verdad porque lo dijo tal expresidente o tal filósofo, o tal subversivo. Eso no lo aceptamos. Hacemos un esfuerzo muy serio para liberarnos de cualquier tipo de relación de amistad o de familiaridad, y de ser muy serios en el planteamiento aristotélico de ‘mi mejor amigo es Platón, pero soy más amigo de la verdad que de Platón’. Ninguno de los miembros de la Comisión lo es de algún partido político. Las discusiones entre nosotros son muy fuertes y continuas.

¿A qué atribuye entonces la oposición?

Somos de las instituciones surgidas del acuerdo de La Habana, radicalmente cuestionado con el resultado del plebiscito, y eso de entrada hace que para la Comisión las cosas no sean fáciles. Pero la determinación de luchar por la verdad es muy fuerte y muy seria.

Los desmovilizados de las Farc han tenido asesores y colaboradores trabajando en la JEP. ¿Usted puede garantizar que eso no pasa en la Comisión de la Verdad?

Le puedo garantizar que no hay nadie desmovilizado de las Farc que tenga un contrato de trabajo con la Comisión de la Verdad o que sea funcionario de la Comisión de la Verdad. Eso se lo garantizo. Que nosotros hayamos ido a buscar en los territorios, sí, porque queremos despejar la verdad.

Antes del comunicado de las Farc sobre el asesinato de Álvaro Gómez, el tema se empezó a calentar con el anticipo de que Piedad Córdoba declararía ante la Comisión. ¿Le parece que fueron usados como en una campaña de expectativa?

Nunca lo he sentido así. Estamos abiertos a todo el que quiera venir. La Comisión ha acogido con confianza el reconocimiento de responsabilidad y la decisión de aportar a la verdad. Pero no sabemos cuál es esa verdad, vamos a recibirla. En la JEP es lo que se refiere a verdad jurídica, para sustanciar la dimensión de la culpa y el rigor de la sentencia. En la Comisión, para recibir los elementos de la verdad humana, la profundidad del mal causado a las personas y al país y la exacerbación de la guerra, para llegar a la verdad histórica, la verdad ético-política en torno al delito.

Piedad salió a todos los medios a decir que ella sabía que habían sido las Farc las asesinas de Álvaro Gómez y que tenía las pruebas…

Lo ha dicho fuera de la Comisión, y si lo dijera aquí, pues es lo que dice Piedad. La Comisión va a decir su palabra en el informe final que entregaremos en noviembre del año entrante. Antes, nosotros no vamos a decir. Esta cosa es muy compleja.

¿Cómo va a hacer usted para confrontar la tesis de las Farc con la de la familia Gómez, con las de la Fiscalía, que de alguna manera tienen una ruta hacia una complicidad del cartel del Valle? ¿Qué pasa si ninguna resulta la verdad completa?

La respuesta total que todos esperan no puede darse de una vez. Y siempre todas las respuestas parciales son incompletas. Repito, vamos a contrastar los elementos históricos y de ética pública. ¿Por qué en la guerra se decide hacer ese tipo de magnicidios? Pero tampoco será una verdad acabada, porque la histórica es una verdad que siempre merece diversas interpretaciones. No vamos a condenar a gente, pero podemos contribuir a fondo. Por supuesto, lo que nosotros digamos quedará a la crítica. Que invite a los colombianos a seguir buscando, con tranquilidad, en un camino hacia la verdad, para que en lugar de disparar entre nosotros, acrecentar los odios, las venganzas, los señalamientos, nos ayude a reconciliarnos y a construir un futuro en las diferencias. La verdad jurídica, en cambio, tiene que establecer directamente quién es el responsable y condenarlo.

Ese informe final de la Comisión el año entrante sí les debe quedar muy bien jalado…

En eso estamos, María Isabel. Trabajando sobre las grandes dinámicas que están en el inicio, en la forma como evolucionó el conflicto, según los tiempos y los territorios, y las grandes dinámicas que continúan. Y que si no atajamos los colombianos, este dolor de Colombia va a continuar y seguiremos enredados en esta tragedia que ya tiene más de 9 millones de víctimas. Colombia tiene que parar eso.

¿Y cómo pararlo, padre De Roux?

Oigámonos. Quiero insistir, nosotros somos una institución de carácter constitucional, pero no habrá una verdad de Estado, eso no existe, eso sería una locura; sino que habrá un camino para que los colombianos veamos cómo entrar juntos y sigamos profundizando, pero sin miedo.

¿Vamos a oír a las Farc, pero también a las víctimas?

El lugar de las víctimas es prioridad para la Comisión. Un acto de estos sin haberlo conversado con las víctimas produce una revictimización: el dolor, la indignación, la incertidumbre, el grito de la justicia buscada. El reconocimiento de las Farc es el resultado de un proceso, pero en ese proceso justamente es muy importante, antes de que un responsable salga a decir en público que acepta una responsabilidad, la conversación en privado y crudo con las víctimas, con las familias afectadas, y escucharlas sobre lo que sienten ante eso. Escuchar su indignación, su sufrimiento, su grito de justicia. Para nosotros, la verdad está basada en las víctimas. Desde allá es que nos importa recibirla y escucharla.

¿Por qué cree que las Farc aceptaran cometer un magnicidio, mientras niegan otros delitos como reclutamiento de menores, violaciones, aborto forzado, secuestros?

Esta salida a aceptar responsabilidad en esos homicidios tuvo primero un proceso muy hondo. Cuando Ingrid (Betancourt) ¨[video completo abajo]  habló con esa profundidad y esa seriedad, cinco horas después, ellos, quienes fueron el secretariado de las Farc, por primera vez reconocen que no han retenido, sino secuestrado, a personas a quienes vulneraron su dignidad y libertad. Muestran vergüenza de ellos mismos. Es que no hay nada más hondo que cuando los hombres lloran de sí mismos. Y esa es una pista muy profunda. Allí dicen textualmente: “Al hacer esto, nosotros destruimos nuestra propia dignidad y destruimos nuestra propia legitimidad”. Y están dispuestos a decirla aunque los maten. Porque si no, en Colombia no hay posibilidad de hacer paz.

¿Y qué pasa con los que no les creen a las Farc?

Si no nos creemos, no hay nada que hacer. Y por eso nosotros tenemos estas obligaciones: esclarecer lo que pasó, dignificar a las víctimas, invitar a los responsables a aceptar responsabilidades, trabajar por la convivencia y la reconciliación y presentar caminos de no repetición. Es nuestra obligación invitar a la sociedad a que seamos muy serios en esto y a que creamos los unos en los otros. Si no creemos, no nos queda sino armarnos todos, y no habrá posibilidad de paz.

¿Usted cree que las Farc mataron a Álvaro Gómez?

Yo acepto la decisión de ellos de reconocerse como responsables, y la acepto con confianza e invito a la sociedad a confiar en eso. Es una verdad muy compleja. Saber, por ejemplo, qué alianzas haya implicado, por ejemplo, con aparatos como el narcotráfico. Pero lo reconocen delante del país, delante de la comunidad internacional y delante de las víctimas, cuyo dolor es demoledor.

MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

En https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/entrevista-de-maria-isabel-rueda-por-que-debemos-creerles-a-las-farc-que-mataron-a-alvaro-gomez-542920