Pasaron las primeras fiestas de la cosecha después de la pandemia, por cierto, en medio de una nueva pandemia; Sólo estuve en el evento de Alberto plaza y Santiago Cruz porque huyo a los eventos masivos. Fueron un absoluto éxito, según sus masivas asistencias y la calificación que en general he oído de ellas.
Si bien no soy
dado a hacer balances tan pronto han ocurrido los hechos (vicios de historiador
que prefiere mirar a la distancia) aquí sí vale la pena que hablemos un poco de
la polémica que originó el subtítulo que le colocaron a las fiestas “las del
chupe”. Dado uno de mis roles laborales actuales ([i]), prefiero asumir esta reflexión
como una ENTRADA AL BLOG y no como columna, por ende, No la enviaré a los diversos
medios donde aparece el HazPlural y/o Ciberplural, ni tampoco a mis listas de
difusión, de hecho, dado su toque académico asociado a aniversarios, aparecerá en éste blog sobre historia, pero sí a personas cercanas a mí, quienes estuvieron
involucrados, en ambos lados del mismo.
Lo primero que “sentí”
con el debate fue “sorpresa”, pues las fiestas tradicionalmente No han tenido
un subtítulo, y menos uno que se sabría sería polémico, y segundo, precisamente,
por la polémica que se armó. No sé sí hubo intenciones publicitarias/figuración,
pero lo cierto es que me pareció innecesario.
Empero, todo ello
me llevó a reflexionar, en silencio sobre varias cosas, y a recordar otras.
Recordé, por ejemplo, la única vez que leí el nombre de Pereira en mi periplo
por Europa (1988-1990). Una pequeña nota en un periódico hablaba del Festival
del Despecho (liderado, entre otros, por el, para ese momento y algunos años
después, asistente personal de Diego Patiño Amariles; Carlos Alfonso Victoria).[ii] Al año siguiente, 1991,
fue clausurado, por ser un “espectáculo
bochornoso, ridículo y denigrante”, con CA Victoria, los calificamos como “falsos
moralistas” [iii]. 30
años después, parecía repetirse la historia, sólo que quien lidera la ciudad,
era alguien que, en esa época, tenía 11 años, hoy es de otra generación.
El falso moralismo
citado, ha existido siempre, existe y existirá. No sólo aquí, sino en todas
partes. La moral es la “Ciencia que trata
del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”[iv].
Es un racero para mirar cómo evolucionan las sociedades. Para resumirlo en dos
ejemplos, baste conocer que, en 10 países del mundo, incluidos 4 vecinos de sur
américa, la prostitución es legal, y en otros dos avanza hacia su legalización[v], o recordar que, hasta ese
año, el del festival del despecho, la Organización Mundial de la Salud, consideraba
el homosexualismo como una “enfermedad mental”. Y podríamos seguir sobre las
décadas en que “el chupe” es legal, o, que el consumo de marihuana ya lo es, o
que el de cocaína es un hecho esparcido por la ciudad[vi]. Con todas las connotaciones
“morales” que esos ejemplos implican.
Lo que ayer fue
considerado malicia, las sociedades en su mayoría, gústenos o no, ya lo ven
como algo “normal”. Y si no se cree, pues aquí les dejo unas fotos de la “condena
social” al festival de “el chupe”.
Más que un innecesario
debate sobre la forma, hay un debate sobre las Fiestas, que aún no damos (tampoco
son sus costos, pues estoy casi seguro que el tragicómico concurso internacional
de belleza de la cosecha en los 90 nos valía más), y es que una ciudad como la
nuestra, ya necesita tener, tal como hace mucho lo hacen otras, una entidad
privado/pública, es decir, regida por el derecho privado, pero con aportes
públicos, o una renovación de la Corporación
Deportiva De Pereira “CORDEP”, para que las gestione y proyecte a largo plazo, de tal manera que, año
tras año, las de la cosecha, con el subtítulo que le quieran poner -más ahora
cuando estamos llegando a los 160 años- nos posicione nacional e internacionalmente. [vii]
Ese es un debate más de fondo, más trascendente y de mayor impacto ¡abrámoslo!
[i]
Asesor Externo del Despacho del alcalde de
Pereira