miércoles, septiembre 04, 2019

La PAZ (política: cese del conflicto armado) nunca ha sido, ni es, ni será, solamente, reincorporar exguerrilleros ...

Conocidas las imágenes en las que un reducido grupo de antiguos mandos de lo que fueron las FARC-EP, le anuncian al país su decisión de regresar a las armas, y la posterior reacción del Gobierno Nacional, los partidos declarados en oposición, nos unimos al clamor nacional de rechazo a la decisión tomada por este grupo de personas; que constituye una violación de los compromisos pactados en el Acuerdo de Paz. Los probados incumplimientos del Estado, no pueden ser respondidos con otros incumplimientos.


La firma del acuerdo de paz despierta la más amplia simpatía y acompañamiento por parte de la comunidad internacional y en particular de nuestros hermanos latinoamericanos, al igual que ha sido respaldada por todos los colombianos y colombianas que creemos que por medio del dialogo civilizado y la profundización de la democracia podemos y debemos construir un mejor país. Los mensajes de las comunidades desde los distintos territorios de Colombia y la inmediata reacción rodeando al acuerdo, y a los más de 95% de exguerrilleros que permanecen firmes con la paz, por parte de sindicatos, partidos, liderazgos sociales, defensores de derechos humanos y gremios son el reflejo del país nacional que anhela la concordia. A todas estas voces y expresiones de paz debemos enviarles un mensaje claro  y preciso: Los que queremos la paz somos muchos más y tenemos la obligación de no desfallecer.
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Rechazamos igualmente, las declaraciones dirigidas a aprovechar la situación para llamar al incumplimiento de lo pactado por el Estado colombiano con la insurgencia de las FARC-EP, e instamos al gobierno nacional a la implementación integral del Acuerdo en todos sus puntos. (*)
No se trata solamente de ofrecer certezas para la reincorporación socioeconómica y política de los exguerrilleros (**) ; el Acuerdo es ante todo, una ruta para una paz estable y duradera a nivel territorial, mediante la puesta en marcha de 
la Reforma Rural Integral, 
la reforma política, incluidas las 16 curules para las víctimas, en la Cámara de Representantes;
garantías ciertas de seguridad para el ejercicio político de los exguerrilleros y los líderes sociales; 
el desmonte del paramilitarismo
así como el cumplimiento a las más de 90.000 familias que se comprometieron con la sustitución voluntaria de los cultivos de uso ilícito.
El derecho de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, obliga por igual a las partes firmantes; así como a todos los intervinientes en el conflicto; 
la sociedad colombiana y la comunidad internacional, estarán vigilantes al cabal cumplimiento de esos compromisos. Cualquier intento por alterar los acuerdos en materia tan delicada, contará con su seguro rechazo.
La implementación del Acuerdo, solamente estará garantizada, si en el presupuesto nacional se asignan los recursos suficientes para su materialización. Nadie entiende que para la guerra resulten recursos inmediatos, mientras se regatea cada peso que se destina a la construcción de la paz.
El deseo mayoritario de los colombianos de vivir en paz, nos convoca a todos, sin excepciones, a la más firme defensa del Acuerdo y, a persistir en la búsqueda de una paz completa que, tal como lo demuestra la experiencia histórica, no vendrá solamente de la persecución policial y militar a los distintos fenómenos que hoy día alteran la tranquilidad de las comunidades en los territorios.
La unidad de los colombianos, sin distinciones, debe darse en torno al noble propósito de una paz cimentada sobre la base de la justicia social. No podemos gastarnos otros 50 años, en enfrentamientos inútiles, no nos lo perdonarían las generaciones venideras.
Para ese propósito de una paz con justicia social, el país puede contar con nuestro decidido aporte.
#FIRMESCONLAPAZ

Respuesta de los Partidos de la Oposición a la alocución del Presidente de la República sobre el anuncio de Iván Márquez de regresar a las armas, Lunes 02 de septiembre del 2019.

(*) texto del Consejo Gremial Nacional donde se llama a implementar los acuerdos: https://es.scribd.com/document/423721142/Comunicado-de-Prensa-CGN-29-AGO 

(**) sobre el FRACASO de este método, vale la pena leer el balance de los procesos de fines de los 80 y comienzos de los 90 en PACIFICAR LA PAZ:  http://observatorioetnicocecoin.org.co/cecoin/files/pacificar_la_paz.pdf

-edición y notas del Blogger- 

Replicas de la oposición en Colombia #Historia

Tras 28 años de aparecer textualmente en la Constitución de 1991, Colombia estrenó el estatuto de oposición, y con él, el derecho de la oposición a contestar las intervenciones televisadas de un Presidente de la República, con otra intervención de similar audiencia 

Por ser muy importante para el debate civilizado, la construcción de culturas democráticas y de paz
trataremos de hacerle un seguimiento.


Sobre el balance del cumplimiento del acuerdo de paz con las FARC (y el regreso a la violencia de algunos)


Sobre el balance del primer año del gobierno Duque 

Sobre el Fiscal Nestor Humberto Martinez 


Sobre la JEP 

Los humanos evolucionaron para esperar lo peor.

Piense mal y sobrevivirá. Permanezca alerta a cualquier ruido mientras está de regreso a su cueva. Abra los ojos por si un león lo acecha tras la hierba. Al detectar algo, una sombra, un movimiento inusual, cualquier cosa, no dude. Corra, escóndase, súbase a un árbol. Es preciso ser más astuto y más rápido que los demás. El más torpe y confiado de la tribu suele terminar en el estómago de un felino.

En la sabana africana, hace 70.000 años, esperar lo peor era apenas lógico. Ya no. El homo sapiens pasó de ser un animal como cualquier otro a ocupar lo más alto de la cadena alimenticia. Aún así –explican los psicólogos evolucionistas– se niega a aceptar que su mundo es un lugar mejor. Todavía cree que la está pasando mal, que todo está a punto de irse por un barranco.
Sigue tan negativo como en la Edad de Piedra y si tiene dudas de su destino recurre a un invento de la modernidad: lee los periódicos del día para confirmar que el mundo está de cabeza. ¿Alguien puede explicarlo?
“Los pesimistas tienen buena prensa, pero se equivocan”, responde Steven Pinker (Montreal, 1954), uno de los intelectuales más influyentes de esta época. Toda una estrella de rock de la psicología, con cinco charlas TED y una melena blanca que no pasa por alto, cada vez que está frente a un micrófono incita al debate, inspira o exaspera. La lista de sus admiradores la encabeza Bill Gates, el segundo hombre más rico del mundo, y la de sus críticos feroces, John Gray, el reputado filósofo británico.
Esta semana conversó con EL COLOMBIANO en Medellín, donde estuvo por invitación de Comfama. En una habitación de hotel con acceso a electricidad, aire acondicionado, un grifo con agua potable, un inodoro y televisión a color, lujos impensables hace 150 años incluso para las familias más ricas de Estados Unidos y ahora comunes en el 95 % de los hogares con menos recursos. Menciona esta cifra y sigue con un chaparrón de datos de su más reciente ensayo, En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso (2018), que Gates convirtió en un best seller al definirlo como su “libro favorito de todos los tiempos”.

“Los datos nos dicen que la mejora sí ha sido posible, pero la mayoría de personas no los conocen”, insiste (ver gráficos). Como un mantra, repite que usted vive hoy una vida más larga, saludable, segura, rica, libre, pacífica y estimulante que las de quienes lo precedieron.
Los humanos evolucionaron para esperar lo peor. Su amígdala cerebral se desarrolló para garantizar que las amenazas se recordaran con más prioridad que las oportunidades. ¿Cómo desafiar la biología?
“Hay un sesgo de negatividad en la psicología humana. Recordamos las cosas malas con mayor precisión, eso nos mantiene alertas, pero, por supuesto, no podemos ser pesimistas todo el tiempo. Nos quedaríamos en la cama, acurrucados, con las sábanas sobre la cara y no haríamos nada. Si bien enfrentamos problemas, también tenemos cómo sobreponernos a ellos. Ya lo hemos hecho en el pasado. Por eso es crucial estar al tanto de las formas en que el mundo ha mejorado”.
Podría decirse que el progreso es la regla y Colombia, con todos sus problemas bien conocidos, una excepción...
“Colombia ha atravesado cosas terribles, pero la historia de las últimas décadas ha sido de mejora: la tasa de homicidios se ha reducido en más de la mitad en los últimos 25 años. El país se ha vuelto más próspero y la guerra contra las Farc terminó, eso supuso el fin de la última guerra en el hemisferio occidental y el último remanente de la Guerra Fría. Así mismo, debo decir que los colombianos son, en promedio, más felices que muchos otros países, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de los países europeos. Por supuesto, Colombia todavía tiene terribles problemas por resolver. Aún así se ha movido en la dirección correcta”.
¿Cómo le explica al hijo de una víctima del conflicto armado colombiano su teoría de que la violencia está en declive y que nació en el mejor momento de la historia?
“Me está haciendo la pregunta equivocada. Debería indagar cómo le explica eso a todas las personas que están vivas hoy pese al conflicto. ¿Cuántos más habrían sido asesinados si la tasa de violencia hubiera permanecido igual? Se lo planteó de otra forma: digamos que hubo un tratamiento para el cáncer que salvó al 90 % de las personas que lo padecían, entonces en vez de concentrarse en lo qué diría ese 10 % de los pacientes que no se curaron, usted se esfuerza más para llegar al 100 % de los afectados. Es una equivocación cuestionarse qué decirles a las personas que aún son víctimas si estamos interesados en el país en su conjunto. Tenemos que mirar a todos, no solo los peores casos”.
A propósito de replantearse interrogantes, dice que la pregunta clave no es si todas las personas tienen lo mismo. El problema es si todas tienen lo suficiente o no...
“Debemos eliminar la pobreza, pero no tenemos que hacer que todos tengan los mismos recursos. Si el bebé de alguien muere, si no tiene dinero para enviar a sus hijos a la escuela, si no tiene ropa, si tiene hambre, entonces no importa si su vecino vive en una mansión. Lo que importa es si sus hijos viven o si tienen suficiente comida. Si quemamos las propiedades de los ricos, incluyendo al vecino con la casa gigante, eso reducirá la desigualdad, pero no salvaría a los niños”.
¿Cómo rescatarlos de la pobreza?
“Podría hablarse de redistribuir el dinero de los dueños de esas mansiones, pero esto parte de un supuesto equivocado: solo hay una cantidad limitada de riqueza en el mundo, una especie de pastel que se divide en pedazos, unos mucho más grandes que otros. Esto no es así. La riqueza puede aumentar enormemente, no es fija y últimamente crece con pasos de gigante. Le doy un dato: el producto bruto mundial actual ha crecido casi 100 veces desde que la revolución industrial estaba en pleno auge, en 1820, y casi 200 veces desde el comienzo de la Ilustración en el siglo XVII. ¡Bum! Lo que sí impacta el bienestar y es moralmente importante es mejorar la vida de los pobres. China, por ejemplo, ha tenido una reducción masiva de la pobreza en estos 30 años. Ellos no lo hicieron tomando el dinero de los ricos porque no había suficientes. Lo lograron haciendo que todo el país se desarrollara económicamente”.
No solo avanza Occidente, al hablar de China insiste en que la humanidad está mejor que nunca. Suena demasiado optimista.
“No soy un optimista ni siempre veo el vaso medio lleno. Me gusta definirme con una palabra que inventó el médico sueco Hans Rosling. Soy un posibilista. Miro hacia atrás, veo lo que la humanidad ha logrado y confío en que podemos seguir mejorando. También sé que no hay garantía del futuro. Depende de lo que hagamos ahora, igual sé que no podemos solucionar todo. Eso no sería progreso, sería un milagro. Pero, ¿pueden los problemas ser menos severos? ¿Pueden más personas tener vidas mejores? La respuesta es sí. Basta con mirar los hechos”.



Steven Pinker estuvo en Medellín. FOTO Esteban Vanegas
Steven Pinker estuvo en Medellín. FOTO Esteban Vanegas
Mencione algunos que lo enorgullezcan...
“La esperanza de vida al nacer en todo el mundo ahora es de 71 años, y en los países desarrollados, 80 años; durante la mayor parte de la existencia humana fue de 30. La pobreza extrema ha disminuido del 90 % de la población mundial a menos del 10 %. Y el 90% de la población mundial menor de 25 años puede leer y escribir, mientras que en la mayor parte de la historia de Europa, no más del 15 por ciento era alfabeta, en su mayoría hombres. Las muertes en guerras han caído a la cuarta parte desde 1980. Y siguen las noticias. La igualdad para las minorías raciales y religiosas, las mujeres y los homosexuales apenas era un ideal hace 250 años; ahora es un reclamo casi universal. Hace 200 años, nadie hubiera señalado la pena de muerte como una forma de violencia, lo habrían llamado justicia, y al matoneo lo habrían tildado como cosa de niños”.
Y, sin embargo, muchos creen que el mundo empeora...
“El problema es que la mayoría de la gente obtiene su visión de la realidad de los periódicos, noticieros de televisión y redes sociales. Las noticias son sobre cosas que sucedieron, usualmente sobre las que salieron mal. No se informa sobre lo que no pasó. Nunca vemos a un periodista diciéndole a la cámara: “Estoy cubriendo en vivo desde un país donde no ha estallado una guerra” o “desde un lugar donde no hay una epidemia”. Eso no es noticia. Para conocer todo lo que sucede hay que mirar los números. Las estadísticas tienen en cuenta todas las muertes de la guerra y también a todas las personas que no fallecieron en ese conflicto”.
En su libro usted evidencia que desde finales de los setenta hasta hoy, el tono utilizado por los medios es cada vez más negativo. ¿Cómo podrían las noticias reflejar mejor el progreso?
“El periodismo debe replantear la idea de que solo las malas noticias son periodismo serio y que las buenas noticias son propaganda gubernamental, relaciones públicas o noticias sobre cachorros o historias de las hermanas de la caridad. Si solo dan noticias negativas, la gente decepcionada puede llegar a una especie de fatalismo. ¿Por qué molestarse en tratar de hacer del mundo un lugar mejor si la gente lo ha estado intentando durante 30 años y las cosas se ponen peor? Piensan: nuestras instituciones están fallando, la democracia no funciona, mejor traigamos a un hombre fuerte, a alguien que diga que va a drenar el pantano para aplastar a la maquinaria, para empezar de nuevo. Aquí aparece el autoritarismo carismático, lo opuesto a la democracia liberal”.
Se refiere al caso de Donald Trump que ganó las elecciones convenciendo a la gente de que Estados Unidos y el mundo estaban atravesando sus momentos más oscuros, apelando a la intuición sobre los datos.
“El populismo autoritario es lo opuesto a los valores de la ilustración, una amenaza al progreso. Se basa en el carisma. Tengo un líder poderoso en vez de las leyes e instituciones y los controles y equilibrios. Trump favorece el proteccionismo económico en vez del comercio global, que es una fuente de prosperidad y paz. Además, trabaja en contra de las soluciones al cambio climático”.
En sus redes es bastante activo trinando contra Trump, pero también sostuvo un debate con Elon Musk sobre la inteligencia artificial. El creador de Tesla teme que los robots puedan hacer todo mejor que los humanos y que las máquinas declaren la guerra. Usted, en cambio, ha dicho que sus predicciones son apocalípticas.
“Existe la idea de que a la par que la inteligencia artificial mejora, intentará hacer con nosotros lo que hicimos con los animales, dominarlos. Esto se fundamenta en el error de confundir la inteligencia con la dominación, con la lógica del homo sapiens, que es producto de la evolución. La evolución es un proceso competitivo, pero un sistema diseñado por los humanos en lugar de uno que involucre la selección natural darwiniana no necesariamente sería así. Depende de cómo ha sido programada. Ahora bien, un genio malvado como en una película de James Bond podría diseñar robots para que sean agresivos o para que se hagan cargo de la situación. Seríamos víctimas de ese genio, muy humano, no de la inteligencia artificial”.
Por supuesto siempre podrá imaginar el peor de los escenarios, es un hábito prehistórico con el que no es fácil lidiar. Al terminar la entrevista, Pinker propone otra alternativa ante la amenaza de los robots asesinos. Finalmente, ya hay suficientes problemas que se podrían estar solucionando en este momento, como para desviar la atención en ese tema: “Simplemente no construya uno”

CONTEXTO DE LA NOTICIA

La invasión alienígena es quizá la historia más contada en la ciencia ficción de Hollywood, desde La Guerra de los Mundos hasta el Día de la Independencia. Si bien Steven Pinker no es un fanático de este género, hizo sus predicciones ante una situación hipotética, catastrófica, nada optimista.
–¿Qué pasaría si una civilización extraterrestre llegara a la Tierra? Teniendo en cuenta que, a pesar de todo el progreso, la mayoría de los miembros de la especie humana consideran a la mayoría de las otras especies como alimentos o cosas, ¿harían lo mismo los aliénigenas con las personas? –le pregunto.
–Las civilizaciones altamente desarrolladas, sin importar dónde vivan, tienden hacia la paz y la tolerancia. Una civilización planetaria tan avanzada como para viajar enormes distancias en el espacio hacia la Tierra probablemente tendría tecnología para producir alimentos sin matar criaturas. Si nos fijamos en nuestra evolución podríamos estar yendo en una dirección en la que ya no explotamos a los animales. Existen formas sintéticas de carne, sabrosas, y por razones éticas y ecológicas esa es la dirección en la que podría encaminarse el planeta. Del mismo modo, la tendencia durante las últimas décadas en la Tierra ha estado lejos de la guerra.
–No es que hayamos perdido los impulsos violentos. En su libro, The Stuff of Thought (2007), usted señaló que el 80 % de las personas ha fantaseado con matar a alguien que no les agrada, pero no lo hacen.
–Es cierto que sentimos gran placer al ver la violencia simulada, en las tragedias de Shakespeare, las series de asesinatos, en las películas de vaqueros y en los videojuegos –continúa Pinker–. La sacamos de nuestro cuerpo y la disfrutamos sin que nadie muera, con solo un puñado de píxeles en vez de una gota de sangre. Si eso es lo peor que hacemos, es inocuo.
–¿Entonces los humanos tampoco suponen una amenaza para los marcianos?
–Puede que la dirección natural de la civilización sea encontrar formas de controlar la violencia.
–Voy a tachar una confrontación intergaláctica de mis preocupaciones –bromeo.
–Sin duda. Si esa otra civilización alienígena también está lo suficientemente avanzada habrá descubierto que la guerra es una idea estúpida.




lunes, julio 22, 2019

La frágil paz de Colombia

Reformas cruciales languidecen mientras Colombia busca consolidar la paz

La frágil paz de Colombia se está viendo amenazada por la violencia rural y la sobrecarga humanitaria que conlleva el albergar refugiados venezolanos. En este extracto de su Watch List 2019 - Segunda Actualización, Crisis Group insta a la Unión Europea y sus Estados miembros a mantener su apoyo enérgico a la implementación de los acuerdos de paz de 2016.

Este comentario es parte de nuestra Watch List 2019 - Segunda Actualización.
Al cumplirse casi un año del gobierno del presidente Iván Duque, una Colombia polarizada enfrenta muchos obstáculos para consolidar una frágil paz. Algunos de los integrantes más radicales del gobierno de Duque y su partido, el Centro Democrático, continúan arremetiendo contra la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), un tribunal orientado a la rehabilitación y componente esencial del acuerdo de justicia transicional alcanzado en el acuerdo de paz de noviembre de 2016, el cual alegan es demasiado indulgente hacia los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Si bien recientemente Duque se vio obligado a sancionar la ley estatutaria que fija el marco legal para la JEP después de que el Congreso y la Corte Constitucional rechazaran sus esfuerzos por cambiarlo, no está claro si él y su gobierno están preparados para dejar de lado su empeño en modificar la JEP y prestar más atención a los aspectos rezagados de los acuerdos de paz.
Con el campo aún devastado por la violenciael cultivo de coca en aumento y el crecimiento de grupos armados (incluidas facciones disidentes de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y organizaciones de narcotraficantes), el gobierno debería invertir más tiempo y recursos en implementar las reformas rurales del acuerdo de paz. Éstas constituyen el camino más prometedor hacia el desarrollo de una economía agrícola lícita que pueda desplazar la producción de coca y privar a los grupos armados organizados de su principal fuente de financiación. Las reformas a su vez, pueden ayudar a promover la presencia estatal en regiones rurales de Colombia fuera del alcance oficial.
Los estímulos políticos y el apoyo financiero de la UE pueden ayudar a Colombia a priorizar estas reformas, así como a enfrentar la enorme carga humanitaria creada por el influjo reciente de 1,3 millones de migrantes y refugiados venezolanos que huyen de la crisis en su país, y los millones de colombianos desplazados que han abandonado sus hogares debido al conflicto armado de los últimos 25 años.
La UE y sus estados miembros pueden ayudar a abordar este complejo conjunto de desafíos al:
  • Continuar manifestando un fuerte respaldo a la Jurisdicción Especial para la Paz en los diálogos con el gobierno y en los foros multilaterales, alentando al gobierno a no modificar o socavar la JEP, y resaltando que ser fiel a los términos alcanzados en 2016 será importante para la durabilidad del acuerdo de paz y la estabilidad de Colombia.
  • Instar al gobierno a que acelere la implementación de reformas agrarias cruciales y otras medidas que integran el capítulo de reforma rural del acuerdo de paz, del cual la UE es uno de los principales donantes.
  • Aumentar el apoyo al desarrollo económico en las zonas rurales, especialmente en aquellas donde abunda la producción de coca, incluso mediante la financiación directa de proyectos de medios de vida alternativos o de sustitución de cultivos.
  • Aumentar su financiamiento al trabajo humanitario para ayudar a Colombia a afrontar la masiva carga humanitaria creada por el influjo de refugiados y migrantes venezolanos, así como el desplazamiento interno.

Luchando con la justicia transicional

Cómo llevar ante la justicia a los ex miembros de las FARC acusados de delitos graves durante el conflicto ha sido una cuestión muy polémica durante años. Según el acuerdo de paz de 2016, la Jurisdicción Especial para la Paz favorece el trabajo comunitario como reparación en vez de la cárcel para los miembros de las FARC que cooperen, lo cual muchos en Colombia consideran demasiado indulgente. El presidente Duque llegó al poder en agosto de 2018 después de prometer durante su campaña que establecería consecuencias más estrictas para los delincuentes, y su partido pasó gran parte del último año trabajando para lograr dicho objetivo. A comienzos de 2019, Duque presentó seis objeciones a la legislación de implementación que el Congreso ya había aprobado de conformidad con los acuerdos de 2016 para establecer un marco legal duradero para la JEP. Pero en mayo, el Congreso rechazó las objeciones y, con la Corte Constitucional confirmando dicha decisión en junio, Duque se vio obligado a sancionar la ley estatutaria.
 Las disputas del gobierno con la Jurisdicción Especial para la Paz son contraproducentes.
Aunque la lucha por la legislación de implementación parece haber terminado, la Jurisdicción Especial para la Paz sigue siendo controversial. Una fuente reciente de disputa es la decisión de la JEP del pasado mes de mayo de negar una solicitud de extradición de los EE. UU. y ordenar la liberación de un ex comandante de las FARC, conocido con el alias de Jesús Santrich, a quien los EE. UU. pretende procesar por presunta conspiración para traficar cocaína en 2018. Después de que la JEP ordenara la liberación de Santrich, éste fue arrestado una segunda vez por "nueva" evidencia, liberado nuevamente (esta vez por orden de la Corte Suprema), y se posesionó en una de las diez curules del Congreso asignadas a las FARC bajo el acuerdo de 2016, todo esto antes de desaparecer de una zona de concentración de desmovilizados de las FARC; informes de inteligencia filtrados sugieren que huyó a Venezuela.
Independientemente de las particularidades de éste y otros casos sobresalientes, las disputas del gobierno con la Jurisdicción Especial para la Paz son contraproducentes. Los términos a partir de los cuales opera la JEP, por imperfectos que sean, están en el corazón del acuerdo de 2016 y no pueden modificarse sin ponerlo en peligro. Además, el tiempo y la atención de sus directivos se requiere con urgencia en otros lugares, como se explica a continuación. La reciente propuesta del gobierno de recortar el 30 por ciento de los fondos del sistema integral de justicia transicional, el cual incluye a la JEP sugiere que las batallas políticas divisivas a su alrededor no han terminado.

Reforma rural: un historial desigual

Mientras que la administración de Duque ha centrado abrumadoramente su atención política en la Jurisdicción Especial para la Paz y en llevar a las FARC ante la justicia, su implementación de otros elementos del acuerdo, algunos de importancia crítica para establecer una paz duradera en Colombia, ha sido, en el mejor de los casos, desigual.
En el aspecto positivo, el gobierno ha tomado medidas importantes para reintegrar a los miembros de las FARC en la sociedad colombiana, incluida la aprobación por parte del Consejo Nacional de Reincorporación de 24 proyectos económicos y otras iniciativas para brindar oportunidades a los excombatientes dentro de la economía lícita (en el momento en que Duque asumió el cargo se habían aprobado dos). El gobierno también ha finalizado dieciséis planes de desarrollo regional, conocidos como Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), diseñados a través de un proceso participativo dirigido a nivel comunitario en 170 municipios. Estos planes contienen miles de propuestas, que el gobierno está evaluando con base en sus criterios de "viabilidad", y que tienen como objetivo promover el desarrollo económico local y mejorar la presencia de las instituciones estatales en el campo, entre otras cosas, invirtiendo en infraestructura y ampliando el acceso a servicios de educación y salud.
 Los grupos de narcotraficantes aún controlan gran parte de las regiones rurales. 
Sin embargo, el gobierno ha ignorado o ha sido reacio a implementar otros aspectos importantes del capítulo de reforma rural. Según el Instituto Kroc, el cual hace seguimiento al progreso de los acuerdos de paz, el 51 por ciento de las iniciativas del capítulo de reforma rural han avanzado tan poco que no está claro si alguna vez lleguen a ser implementadas por completo y otro 38 por ciento no ha avanzado de ninguna manera.
Las reformas agrarias, que enfrentan gran oposición por parte de la base política del Centro Democrático, compuesta por terratenientes de élite, quienes ven la reforma como una amenaza a su poder e intereses, requieren especial atención. El acuerdo de paz contempla tres medidas principales para distribuir la tierra de manera más equitativa, crear protecciones legales para los propietarios y alentar a los campesinos a que planten cultivos distintos a la coca. Una es formalizar la propiedad de casi siete millones de hectáreas de tierra sin título, otorgando títulos a los agricultores que la trabajan. Antes de que Duque asumiera el cargo, la Agencia Nacional de Tierras ya había titulado 1,6 millones de hectáreas en poco más de un año, pero sus esfuerzos parecen haberse desacelerado; en junio de 2019 el número tan sólo alcanzó los 1,9 millones de hectáreas. Una segunda medida importante, la creación del Fondo de Tierras de la Nación para distribuir tres millones de hectáreas a campesinos con poca o sin tierra, también está fallando. Bajo la administración anterior de Juan Manuel Santos, el fondo alcanzó a incorporar 525 000 hectáreas, pero bajo la administración actual el total aumentó en tan solo 32 000 hectáreas. La tercera medida, que consiste en establecer un registro de tierras para rastrear la propiedad y permitir una mejor recaudación de impuestos, va mejor, ya que el Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación aseguró el financiamiento para proceder con su creación.

Manejo de inseguridad y producción de coca en áreas afectadas por conflictos

A medida que Colombia lucha por implementar el acuerdo de 2016, la violencia organizada continúa aumentando en las áreas rurales. La guerrilla del ELN, las disidencias de las FARC (quienes no hicieron parte del proceso de paz o se retiraron de este), y los grupos de narcotraficantes aún controlan gran parte de las regiones rurales. Regulan y participan en economías ilegales, pretenden controlar las comunidades donde operan a través de justicia improvisada y otros mecanismos de gobierno, y luchan entre sí y con el estado, causando un gran daño. Más de 145 000 personas fueron desplazadas por esta violencia en 2018, en comparación con 139 000 en 2017.
El gobierno siente que está bajo presión constante tanto de la opinión pública nacional como de los socios extranjeros para combatir con mayor firmeza el crimen y la violencia rural. En respuesta, el gobierno de Duque ha incrementado los despliegues de tropas y policías en lugares como el Catatumbo a lo largo de la frontera con Venezuela y el Bajo Cauca en el noroeste. Ha destacado el asesinato y la captura de líderes de grupos criminales o armados, como el disidente de las FARC conocido por el alias "Guacho". Pero en general estos esfuerzos no le han permitido al gobierno arrebatar el control territorial a los grupos armados ilegales, ni han debilitado su poder en general.
Mientras tanto, la producción de coca y cocaína en Colombia, la cual financia a estos grupos ilegales y los incita a competir y luchar entre sí, ha alcanzado niveles históricos. En 2017 (el último año para el cual hay datos confiables) la producción de cocaína alcanzó las 1300 toneladas métricas. EE. UU. ha criticado fuertemente al gobierno colombiano por su incapacidad para frenar la producción, y el presidente Trump ha amenazado con descertificar a Colombia como socio de su país en esfuerzos antinarcóticos, lo que haría que el país no sea elegible para la mayoría de la asistencia de los EE. UU.
 Solo abordando las profundas disparidades socioeconómicas que afectan a las comunidades [rurales], Colombia puede realmente llegar a superar el legado de violencia. 
Sin importar que tan probable sea que esto ocurra, el gobierno colombiano ha tomado muy en serio el descontento de la Casa Blanca. Se ha comprometido a combatir la producción de coca incrementando la erradicación forzada, prometiendo destruir 80 000 hectáreas de coca este año y sustituir otras 20 000 por cultivos legales. El Ministerio de Defensa parece estar preparándose para retomar la fumigación aérea, aunque es muy poco probable que la Corte Constitucional, que anteriormente prohibió la fumigación debido a los presuntos efectos carcinogénicos del glifosato, la permita.
Más allá de los problemas de legalidad, retomar la fumigación aérea sería una política contraproducente. Esfuerzos previos para controlar la economía de la coca mediante fumigación aérea (Colombia fumigó más de un millón de hectáreas entre 2000 y 2015) han fracasado. Parte del problema es que la técnica es ineficaz: varios estudios han demostrado que fumigar una hectárea de coca solo destruye una pequeña fracción del cultivo, y que cualquier avance mínimo que pueda lograr es insostenible en el tiempo. Dado que los agricultores resultan cultivando plantas de coca con el fin de ser productivos, reducir la cantidad de tierra apta para la agricultura en general en un intento por reducir la producción de coca es inadecuado.
Para bien o para mal, la solución más prometedora ante la continua presencia de grupos armados organizados y economías ilícitas en las comunidades rurales de Colombia radica en las reformas rurales establecidas en el acuerdo de paz de 2016. Solo abordando las profundas disparidades socioeconómicas que afectan a estas comunidades, Colombia puede realmente llegar a superar el legado de violencia.

La crisis venezolana

Sumado a sus desafíos internos, Colombia enfrenta una creciente carga humanitaria causada por la crisis del país vecino. Desde que la crisis económica y política venezolana empeoró dramáticamente en 2017, más de un millón de venezolanos han huido a Colombia, aumentando las filas de los más de 300 000 colombianos desplazados internamente debido a la violencia en ese mismo período y los millones de colombianos desplazados durante un cuarto de siglo de conflicto que aún no han regresado a sus hogares.
Si bien el gobierno ha demostrado ser generoso y acogedor con los venezolanos al proporcionar residencia temporal y acceso a salud y educación, la infraestructura a lo largo de la frontera es terriblemente precaria y muchos migrantes prefieren vivir en la miseria de las grandes ciudades de Colombia. Aunque Colombia es un país de ingresos medios, requiere urgentemente apoyo adicional de donantes. La ONU y otras agencias humanitarias estiman que el financiamiento necesario para atender a los refugiados venezolanos en Colombia es de alrededor de €280 millones para 2019, de los cuales solo €67 millones están cubiertos actualmente por donantes. El gobierno está contemplando ajustar su objetivo de déficit fiscal para poder disponer de €800 millones adicionales con el fin de satisfacer las necesidades de los refugiados venezolanos y reasignar dinero destinado a otras prioridades, incluida la implementación del acuerdo de paz de 2016.

El camino hacia adelante

Para el gobierno colombiano la mejor manera de avanzar radica en una estricta implementación de los acuerdos de paz de 2016. Como principal donante, un Fondo Fiduciario de la UE habrá desembolsado €120 millones en apoyo al desarrollo rural y la reintegración para fines de 2020, la Unión Europea y sus estados miembros están bien posicionados para presionar al gobierno para que abandone las disputas polarizadas sobre la rendición de cuentas de las FARC y afronte las reformas rurales de vital importancia.
Dado el liderazgo de la UE en asuntos de justicia y responsabilidad, puede ser una voz fuerte para presionar al gobierno de Duque a dejar de lado sus disputas con la Jurisdicción Especial para la Paz, destacando que este tribunal es el producto imperfecto de un compromiso político, pero socavarlo podría poner en peligro una paz duradera en Colombia. También debería presionar al gobierno para que financie plenamente todos los mecanismos de justicia transicional, incluida la Jurisdicción Especial, en su presupuesto de 2020, a pesar de los recientes anuncios de que buscará recortar los fondos para los mecanismos de justicia transicional en un 30 por ciento.
La UE y los estados miembros también deben resaltar la importancia de que los líderes políticos presten mayor atención a los aspectos rezagados de los acuerdos de paz. Deben dejar claro que ven estas reformas como la clave para un futuro estable y próspero para Colombia, y en particular para las áreas rurales que continúan enfrentando una violencia rampante. Así como el gobierno merece reconocimiento por el progreso que ha logrado en la reintegración de las FARC, demasiadas reformas se han estancado o no se han podido iniciar en absoluto. Encabezando la lista están las reformas agrarias que en gran medida se han estancado desde que Duque asumió el cargo.
 La UE debería considerar aumentar su asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades creadas por el creciente influjo venezolano. 
Si bien la paz y la seguridad en el campo dependen en última instancia de estas reformas, a corto plazo, la UE debería seguir ayudando al gobierno colombiano a fortalecer su presencia y capacidad para brindar servicios en áreas rurales empobrecidas, incluso mediante la financiación de proyectos para la resolución de conflictos, promoción de responsabilidad penal por actividades delictivas y construcción de infraestructura. Además, la UE debería alentar al gobierno a centrarse menos en la erradicación de coca, y más en los esfuerzos para estimular el desarrollo de economías lícitas en áreas afectadas por conflictos a través de medios de vida alternativos y la sustitución de cultivos.
Ante estos desafíos, y el hecho de que se prevé que la implementación exitosa del acuerdo de paz y desarrollo rural tomará quince años en Colombia y costará miles de millones de euros, la UE debería comenzar a considerar la posibilidad de extender el Fondo Fiduciario más allá de 2020 y agregarle más recursos. De manera similar, la UE debería considerar aumentar su asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades creadas por el creciente influjo venezolano y ayudar a Colombia a soportar la carga sin sustraer fondos de la reforma que aún se encuentra en sus primeras etapas.