sábado, febrero 08, 2020

#MANIPULAR #RedesSociales


En las entrañas de una ‘bodeguita’ uribista

Una investigación de La Liga Contra el Silencio, una alianza de periodistas y medios que combaten la censura, puso en evidencia la forma cómo operó, bajo la batuta de dos funcionarios del gobierno Duque, un grupo dedicado a gestar estrategias en redes sociales para divulgar contenidos en contra de medios, periodistas y opositores. Las campañas plantean interrogantes éticos y políticos.

El grupo buscaba posicionar contenidos en contra de medios, periodistas y adversarios.
El grupo buscaba posicionar contenidos en contra de medios, periodistas y adversarios.Fotomontaje El Espectador
Claudia Bustamante tenía funciones de cónsul en Orlando, Estados Unidos, cuando el 7 de septiembre del año pasado creó un grupo de Whatsapp con 88 integrantes. Desde ese espacio, y con la ayuda de Víctor Muñoz, entonces alto consejero presidencial, promovieron causas uribistas, atacaron a medios de comunicación, periodistas y adversarios de manera organizada.
“El propósito del grupo es que tengamos información de primera mano, sobre temas relevantes para el país, para el desarrollo de algunos cometidos del gobierno nacional y claramente, para seguir defendiendo el modelo de país en el que queremos ver crecer a nuestros hijos. No queremos más especulaciones de los medios qué (sic), de cierta manera, son los responsables de la polarización que hoy vive Colombia”, escribió Bustamante, luego de dar la bienvenida a los miembros del chat.
La primera notificación al celular llegó a las 10:19 a.m. de ese 7 de septiembre. “Has sido añadido al grupo Tuiteros TOP”. Poco después el nombre del grupo cambió al de “Influenciadores”. Bustamante, quien en 2018 fue candidata al Senado por el Centro Democrático, era la administradora del grupo y había añadido los números de los participantes.
 
Imagen de la creación del chat con influenciadores afines al uribismo.
Cortesía
Uno de ellos compartió con La Liga Contra el Silencio toda la actividad del chat* a la que tuvo acceso. Este medio logró identificar a 63 de los 88 integrantes del chat, así como sus cuentas de Twitter asociadas, también accedió al contenido del chat que hasta ahora era un misterio y, con una empresa de tecnología, averiguó el alcance de la red.
Los mensajes que buscaban coordinar desde el grupo de Whatsapp hacen parte de una estrategia de posicionamiento de contenidos, una práctica frecuente en la actualidad que es conocida como ‘bodega’.
Marta Peirano, periodista española, experta en estos temas y autora del libro ‘El enemigo conoce el sistema’, explica cómo operan este tipo de estrategias: “Tienes a un petit comité (grupo de personas) donde todos se conocen, es una célula cercana a la base. La persona que invita y organiza el chat, la cónsul, está en el medio. Cerca a los de arriba, a quienes dirigen, y también a algunos que están en la parte de abajo de la pirámide”.
“La invitación es a un círculo de extrema confianza, gente que ya saben que es susceptible de convertirse en parte de tu ejército. Es muy posible que genuinamente estas personas crean en las políticas que defienden. Después, los entrenan y los pones a trabajar. En este caso a imponer las tendencias que tú quieres, la que más te convienen a ti o al partido o al jefe. ¿Esto es más barato que comprar bots? No, no. Los bots son muy baratos, pero es mucho más auténtico, el mensaje llega diferente porque son personas de verdad”, analiza Peirano.
¿Quiénes participaron en el chat?
Tres días antes de que Bustamante creara el chat había sido designada provisionalmente por el presidente Iván Duque, como Consejera de Relaciones Exteriores con funciones de cónsul y jefe de la oficina del consulado de Colombia en Orlando, cargo que mantiene hasta la actualidad.
Muñoz, por su parte, era alto consejero presidencial para la Innovación y la Transformación Digital, y fue designado por Bustamante como segundo administrador del grupo de Whatsapp. Inicialmente los miembros del grupo no tenían permiso para enviar mensajes, lo que cambió un día después de la creación del chat.
Entre los integrantes del chat hay cuatro que trabajan directamente para el gobierno de Iván Duque. Siete han sido excandidatos del Centro Democrático (CD) al Concejo, Cámara de Representantes o Senado. Dos trabajan directamente para el expresidente Álvaro Uribe y uno más asesora a Juan David Vélez, congresista que ocupa la curul de los colombianos en el exterior, también del CD.
En el grupo de Whatsapp Bustamante nombró como “moderador” a Juan Pablo Bieri, exgerente del sistema de medios públicos RTVC, quien salió del cargo en febrero de 2019 tras denuncias de censura, publicadas por La Liga Contra el Silencio.
Bieri volvió al gobierno como contratista: en la oficina de Comunicaciones de Migración Colombia desde el 31 de julio hasta el 31 de diciembre de 2019, con un contrato de 36 millones de pesos; y, además, como asesor del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, con un contrato del 31 de octubre de 2019 a noviembre de 2021, por más de 468 millones de pesos.
“Juan Pablo Bieri será el moderador del grupo; será el puente entre nosotros y quienes nos va a aportar la información requerida. Una vez termine de ingresar a los que me faltan, ingreso a Juan Pablo y les abro el grupo para opiniones. Es para que no nos desordenemos y quedemos claros en la dinámica que presente Bieri!” (sic), escribió Bustamante. Hasta el 8 de septiembre, Bieri nunca habló en el chat.
Cuando la cónsul creó el grupo también agradeció a los integrantes por aceptar la invitación del 5 de septiembre cuando tuiteros uribistas se dieron cita en el hotel Hilton de Bogotá. “Fue un día muy especial, que estoy segura nos reanimó para continuar en la defensa de las ideas que por años, hemos defendido. Juntos es más fácil”, escribió.
Se refería a la reunión de simpatizantes, influenciadores y tuiteros cercanos al CD que asistieron a charlas sobre herramientas para generar más impacto en redes sociales en el Hilton. El senador Uribe Vélez hizo público el encuentro cuando divulgó una foto en su Twitter con el mensaje: “Gracias colegas tuiteros”. En la imagen se apreciaba a unas 50 personas en la terraza del hotel.
Álvaro Uribe Vélez on Twitter
Muñoz fue uno de los expositores en el Hilton y Bieri, el presentador y moderador. Tras conocerse su papel en el evento y en el chat de Whatsapp, Muñoz renunció a su cargo en septiembre, como lo contaron La Silla Vacía y Yohir Akerman, en una columna en El Espectador. Casi cuatro meses después de su salida, Muñoz volvió a estar vinculado a la Casa de Nariño en el cargo de alto consejero para Asuntos Económicos y de Transformación Digital.
En las charlas del Hilton también participaron Soraya Yanine, exsubdirectora de Noticias RCN, hoy consultora en comunicación estratégica y Nicolás Uribe Rueda, exrepresentante a la Cámara por el Partido de la U y panelista de Blu Radio. También Carlos Escobar, experto en redes sociales, que fue relacionado en 2014 con el escándalo del hacker Andrés Sepúlveda y que estuvo preso en Estados Unidos por un delito federal tras cometer fraude informático con una base de datos de tarjetas de crédito del Bank of America.
Las recomendaciones de Muñoz
Al renunciar a su cargo Muñoz aceptó que hizo parte del chat, lo que se desconocía hasta ahora eran sus instrucciones y la manera cómo influyó en los miembros del grupo de Whatsapp. La Liga no solo revisó quiénes integraban el chat sino que fue más allá y analizó el comportamiento en Twitter de 63 miembros identificados y las tendencias que movieron.
Se hizo el seguimiento en varios periodos. Entre el 8 de septiembre de 2019, cuando empezó la actividad en el grupo, hasta el 31 de octubre del año pasado, todos los días varias cuentas identificadas del grupo de Whatsapp publicaron tuits con algún hashtag del chat.
El domingo 8 de septiembre a las 7:49 a.m. Muñoz envió una foto al grupo de Whatsapp con las tendencias de Twitter de ese día, donde señalaba en rojo el hashtag #NoVeoNoticiasUno.
La imagen estaba acompañada del mensaje: “Buenos días. Lo que se habló en el evento. Este HT (hashtag) lo entraron porque siendo domingo lo lanzaron a las 6 am, y esto les permitió posicionarse antes de cualquier otra tendencia”.
El comportamiento de miembros del grupo en sus cuentas de Twitter ese día, así lo confirmaba:
La Liga buscó a la empresa de tecnología Sequoia Space para analizar la actividad en Twitter de los 63 miembros del grupo. Así pudo establecer que entre septiembre y diciembre de 2019 esta ‘bodega uribista’ escribió 376 tuits diferentes con el hashtag #NoVeoNoticiasUno, sin contar retuits.
 Se comenzaba a pasar del discurso al hecho. La estrategia apuntaba a hablar a favor del gobierno, atacando a todos los contradictores. Y se haría en las redes sociales. Justamente, los miembros del grupo de Whatsapp son tuiteros con miles de seguidores. Entre todos suman más de 600 mil.  
Ante pedidos de “tips para ser eficientes” en las redes por parte de la cónsul Bustamante, Muñoz recomendaba en el chat horarios de publicación, hashtags, usar imágenes “para taggear con grandes seguidores”, no montar tendencias durante partidos de fútbol y daba instrucciones como estas: “…muchos temas a la vez no generan impacto... No traten de meter dos HT (hashtag) por día (sic)”.  
También sugería temas a explotar. En uno de sus mensajes en el chat envió un link de la cuenta de Twitter de la periodista Vicky Dávila en la que ella compartía su columna ‘La Grabación Oculta’, publicada el 7 de septiembre en la revista Semana. El artículo de Dávila es la transcripción de una grabación, conocida por ella, entre Andrés Sanmiguel, dueño de la empresa Gistic, y Esteban Moreno, quien habría recogido dinero en efectivo de un presunto giro de Odebrecht para la campaña de reelección de Juan Manuel Santos en 2014.
 Muñoz ordenó a los participantes del chat: “Sin crecer a Vicky. Pero sí debemos mover el tema de esta grabación.   Sugerencias: #LosTestaferrosDeSantos #LaGrabación #SanMiguelYMoreno”.
 Veinte minutos después dio otra orden: “Nos vamos con #LosTestaferrosDeSantos”. Y envió una foto de la columna diciendo: “acá están los insumos”. Uno de los participantes respondió: “Compañeros, sigamos la recomendación de Víctor, vamos fuertes con #LosTestaferrosdeSantos”.
 La Liga consultó sobre este tipo de prácticas a Esteban Ponce de León, investigador del DFR Lab (Laboratorio de Investigación Forense Digital) del Atlantic Council, una plataforma de estudio de la desinformación. El experto explicó que para el caso colombiano desde la campaña en 2016 para el plebiscito, la política influyó en las redes sociales y hoy “hay un perfeccionamiento en la estrategia para volver un mensaje masivo”.
“Antes era más fácil y más evidente el uso de bots por el volumen de trinos que movían, etcétera, pero ahora la estrategia es que tienes gente que se encarga de eso y lo hace porque cree en eso y lo mueve de forma orgánica. Crean redes, en el sentido de las conexiones mucho más sofisticadas para imponer una tendencia”, dijo Ponce de León.
Mediante el uso de herramientas Trendsmap y Trendinalia, que hacen seguimiento a las tendencias de Twitter en tiempo real y almacenan los principales trendings topics por región o país, La Liga comprobó que ese día el hashtag #LosTestaferrosDeSantos ordenado por Muñoz en el grupo de Whatsapp fue tendencia en Bogotá y en Colombia.
“Ya estamos entre las 10 tendencias”, se congratuló Muñoz en el chat. “Está funcionando muy bien este método organizado”. “Felicitaciones a nosotros mismos, empezamos muy bien la tarea de salvar a Colombia. Unidos somos más fuertes, vamos bien!” (sic). Estos fueron algunos de los mensajes compartidos al grupo, y a continuación algunos de los tuits:
Para la experta Peirano estas estrategias se han usado antes en otros lugares del mundo: “Aprovecharon que las redes sociales crean un espacio privado y lo convirtieron en un movimiento social en el que hay gente simpatizante, los que están llamados a ser tus ejércitos humanos en esas mismas redes”.
 Y agrega: “por primera vez en la historia” las redes sociales “son medios de propaganda política que son capaces de decirle a cada persona por separado lo que quiere oír y hacerle pensar que todo el mundo está pensando lo mismo”. Para concluir, mencionó que “el sueño de una red libre, abiertamente democrática (...) se ha convertido en una pesadilla de manipulación y vigilancia de los usuarios”.
En uno de los periodos analizados por La Liga se observaron otras tendencias que evidencian esas estrategias coordinadas. Fue el caso del apoyo que recibió Uribe en redes cuando se acercaba su indagatoria ante la Corte Suprema el 8 de octubre de 2019 en un caso de presunta compra de testigos. Entre septiembre de 2019 y enero de 2020 más de 30 tendencias pro-Uribe fueron promovidas por los tuiteros del chat.
Entre los blancos del chat no solo estaban Noticias Uno y Juan Manuel Santos. Otras tendencias coincidieron con la participación de Muñoz en el chat y su posterior renuncia.
El 9 de septiembre miembros del grupo movieron el hashtag #LaWPolariza, después de que en este medio se comentara sobre la reunión de tuiteros en el Hilton. Una persona llamada Hamilton, presente en el grupo y en el evento del Hilton, y cuya cuenta de Twitter (@ecuanimusjustus) tenía 20.250 seguidores hasta el 4 de febrero, fue la primera persona que trinó sobre el tema, de acuerdo con la herramienta en línea Rumble, que encuentra la primera vez que se tuiteó algún hashtag. Más de 20 integrantes del chat de Whatsapp se unieron a esa tendencia.
 El 10 de septiembre la operación volvió a realizarse. El mismo usuario (@ecuanimusjustus) publicó por primera vez un trino con el numeral #JulitoNosQuiereCallar. Otros miembros del chat se sumaron.
Tanto #LaWPolariza como #JulitoNosQuiereCallar se convirtieron en tendencia en Colombia, de acuerdo con las herramientas Trendsmap y Trendinalia. La Liga y Sequoia Space establecieron que entre septiembre y octubre de 2019 se escribieron 197 tuits diferentes con #LaWPolariza y 103 con #JulitoNosQuiereCallar,  sin contar retuits.
El 11 de septiembre Muñoz publicó un hilo de trinos desde su cuenta de Twitter dando a conocer su renuncia y explicando el escándalo de los días anteriores.
Iván Luna, científico de datos de Sequoia Space, explicó a La Liga la actividad de las tendencias sobre el tema en Twitter: “En los hashtags se ve cómo se le atribuye la responsabilidad de su salida (de Muñoz) a Julio Sánchez Cristo, periodista de W Radio”.
Los tuiteros organizados en el chat también movieron tendencias en apoyo a Muñoz. El 12 de septiembre a las 4:15 a.m., Sonia Villa (@villasonia01), asistente al evento del Hilton, integrante del grupo de Whatsapp y contacto para las movilizaciones del Centro Democrático en Cartagena, creó por primera vez en Twitter la tendencia #VictorMuñozSeQueda. El hashtag fue tendencia nacional y varios tuiteros del grupo enviaron sendos mensajes en esa red social. Incluso Fernando Nicolás Araújo (@FNAraujoR), senador por el Centro Democrático, se pronunció sobre el tema. También lo hizo Mario Peláez Soto (@MarioPelaezSoto), asesor de la Federación Nacional de Departamentos, quien estuvo en el evento del Hilton y en el grupo de Whatsapp.
La revisión que hizo La Liga da cuenta de que Araújo y otros políticos del Centro Democrático como María Fernanda Cabal, Ruby Chagüi, Paloma Valencia, Margarita Restrepo, Ernesto Macías, Carlos Fernando Mejía, María del Rosario Guerra, Gabriel Santos, Jaime Amín, entre otros, también participaban de los hashtags en Twitter.
Dos periodistas también fueron blancos de la “bodeguita” y se volvieron tendencia. La primera fue #CamilitaEstasPillada (contra Camila Zuluaga, periodista de Blu Radio y Caracol Televisión), cuyo primer tuit fue del portal Los Irreverentes. La segunda fue #JuvinaoMePoneEnPeligro (contra Catherine Juvinao, periodista y exconductora del programa La Luciérnaga de Caracol Radio).
En el primer caso recordaba la acusación de que Zuluaga había recibido 35 millones de pesos del contratista Miguel Nule, lo que ella ha negado en repetidas ocasiones.         
En el segundo caso, el hashtag #JuvinaoMePoneEnPeligro parece ser una respuesta a trinos de Juvinao como este:  
Pero el chat uribista no solo sirvió para ponerse de acuerdo con las tendencias que moverían en Twitter. La conversación también buscaba saber cómo conquistar a los jóvenes y cómo hacer para ampliar su mensaje, a través del arte o el cine. También sirvió para compartir contenidos como lo hizo el integrante Mauricio Villegas (@mauroville), quien envío el link https://www.syti.net/ES/Manipulations.html, una página de internet que tiene como título “estrategias de manipulación” de la opinión pública.
Al menos 16 cuentas de Twitter del total de quienes integraban el chat tienen, además de su evidente cercanía con las ideas uribistas, otra cosa en común: son columnistas o miembros de El Parche del Capuchino, portal fundado por Carlos Eduardo Gómez Cajas, quien también estuvo en la reunión del Hilton y en el grupo de Whatsapp.
En el sitio web figuran columnas de opinión de las senadoras Paloma Valencia y María Fernanda Cabal, los exviceministros Rafael Nieto Loaiza y Fernando Londoño Hoyos, los abogados Iván Cancino, Francisco Bernate, el coronel (r) Alfonso Plazas Vega, entre otros.
Estrategias “antiéticas”
¿Lo que pasó en este chat es ilegal, es un acto criminal, es antiético? La Liga le hizo esta pregunta a Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma, organización sin ánimo de lucro con sede en Bogotá que trabaja en la promoción y garantía de los derechos humanos en el mundo digital.
“Quizás exista un tema de responsabilidad jurídica, pero por encima de todo es antiético (...) que estén miembros del propio Gobierno para mí es el gran problema de ese chat. La actuación de candidatos o asesores de senadores está mal porque no es un juego limpio”.
Agrega Botero que “el problema está en esos funcionarios de gobierno, en la diplomática que tiene una naturaleza y una obligación diferente porque se parte del principio de que se gobierna para todos. Lo que se muestra es que hubo un apoyo a una orquestación y eso es gravísimo en términos democráticos, de garantías democráticas”.
Tanto los expertos Ponce de León como Peirano coinciden con Botero. “Es antiético. Están conspirando para distribuir desinformación con una estrategia común, pero finísima”, señala la investigadora española.
“En el mundo real esto debería ser ilegal e incluso rayar contra la libertad de expresión porque un público está siendo manipulado por estas cuentas. La información que te llega a ti puede confundir e influenciar tus posiciones. Estás tomando decisiones basado en datos que recibes y que deliberadamente pueden llegar a ser falsos o te pueden crear una opinión distinta a la que tendrías con datos certeros o con el panorama general de un hecho, que a veces no tienes”, indicó Ponce de León.
José Luis Peñarrendonda, periodista e investigador digital, comparó la ‘bodeguita’ uribista con el sonado caso de “La bodega de Fico", que lo destapó De la Urbe y La Silla Vacía. “Ese caso fue evidencia de la coordinación”, dijo. Y se refirió a otro ejemplo de Puerto Rico cuando el gobernador Roselló fue destituido a raíz de la filtración de un chat: “algo muy parecido a esto: funcionarios del gobierno, junto con una gente de comunicaciones estaban moviendo tendencias y moviendo información”.
“Que hayan funcionarios haciendo esto a mí me parece una cosa muy complicada. (…) un funcionario del gobierno es un funcionario de todos los colombianos y el hecho de que no solamente está haciendo cosas que desnivelan, que manipulan a las audiencias de cierta manera, sino que también estén haciendo ataques tan directos y tan frontales a personas específicas de la oposición, me parece éticamente muy reprochable, me parece que debería tener consecuencias disciplinarias”, opinó
La Liga Contra el Silencio buscó a los personajes de mayor perfil público en el chat. La cónsul Claudia Bustamante manifestó: “No estoy autorizada para hablar de esos temas”. Ante la pregunta de quién la puede autorizar, insistió: “Nadie, porque ese es un tema que no tiene que ver con mi función consular”.
Juan Pablo Bieri pidió contactar a sus abogados. Uno de ellos, Francisco Bernate, explicó que Bieri “como cualquier ciudadano es libre de participar del chat que considere, de las temáticas que considere, eso forma parte del fuero interno de cada ciudadano”.  Y agregó: “no estoy seguro de que él activamente hubiese participado de un matoneo a periodistas, creo que no”. Aseguró que Bieri fue un espectador.
En la primera llamada de La Liga, Víctor Muñoz, alto consejero para Asuntos Económicos, dijo que atendería en dos horas; sin embargo, no volvió a responder pese a que intentamos contactarlo durante tres días. El grupo de Whatsapp, de 88 personas, fue cerrado el 18 de septiembre de 2019. Sin embargo, el ecosistema uribista siguió actuando en Twitter.
*La autenticidad del chat de Whatsapp fue resguardada a través de la revisión de su identificador único o hash
Ecosistema uribista en Twitter
La empresa de tecnología Sequoia Space analizó para La Liga el comportamiento en Twitter de las 63 personas que fueron identificadas en el chat de Whatsapp ‘Influenciadores’.
Iván Luna, científico de datos de la compañía, explicó que “la red comienza con 63 integrantes en septiembre de 2019 y para diciembre de 2019 ya tiene 250 integrantes que participan activamente [en Twitter]”. Los participantes activos son usuarios que interactuaron con los 63 iniciales publicando, respondiendo y retuiteando en esos cuatro meses.
Pasar de 63 a 250 usuarios activos significa un crecimiento del 397 % en solo cuatro meses. Pero este dato es todavía inferior a la cantidad de cuentas que se sumaron realmente a la ‘bodega uribista’ iniciada en Whatsapp. Esto porque La Liga no pudo identificar 25 de las 88 personas del chat, pero también porque cuatro de las 63 cuentas que sí se lograron identificar estaban cerradas en el momento de aplicar el análisis.
Estas eran: @cmbustamante, la cuenta de la creadora del chat y actual cónsul, Claudia Bustamante, que hoy ya está de nuevo activa; @NICHIN74 la cuenta de Luis Vega que fue suspendida y que él reemplazó luego por @nichin97; @ileanagiaimo, la cuenta de Ileana Giaimo del Castillo que ya no existe y @uribista1000, la cuenta de Álvaro A. Martelo R. que fue suspendida.
Así, aunque este ejercicio no está aún completo, la siguiente visualización dibuja el ecosistema uribista que se desprendió de las 59 cuentas de Twitter que sí estaban activas en el momento del análisis.
*Es recomendable explorar este contenido desde su computador:
Entre a www.ligacontraelsilencio.com para conocer las tendencias que promovieron desde Whatsapp y quiénes más se les unieron en Twitter. 

lunes, febrero 03, 2020

1917 ... la revolución rusa... balances

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, tiene planeado faltar este mes a una cita con la historia. Desde principios de año, el mandatario ha dado a entender que piensa ignorar el centenario de la Revolución de Octubre. Por eso, el Kremlin no tiene planeada ceremonia alguna para conmemorarla, la televisión transmitirá sus programas habituales y su gobierno ha dicho que le va a dejar el tema a un grupo de expertos. Una decisión llamativa si se tiene presente que el propio Putin ha dicho en varias ocasiones que “la mayor tragedia del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética”, es decir, el Estado que surgió de ese proceso.
Algunas razones explican la incomodidad del líder ruso. Por un lado, los hechos de finales de 1917 significaron el cambio brutal de un gobierno autoritario, justamente lo que representa hoy Putin. Por el otro, esas fuerzas bolcheviques comandadas por Vladimir Ilich Lenin sacaron a los nacionalistas de la ecuación política y llegaron al poder con la idea de desmantelar el Estado en aras del internacionalismo comunista. Todo lo contrario de Putin.
Por supuesto, la historia no se limito esa herencia y hoy resulta claro que la revolución rusa fue uno de los eventos más complejos y con más ramificaciones de la historia reciente. Lo que en algún momento lució como un levantamiento popular contra el zar, pronto se convirtió en uno de los regímenes más represivos de la historia. También pocos años después dio lugar a la figura de Yósif Stalin, quien concentró en su persona tanto poder como los zares, reprimió a su pueblo con la mano más dura imaginable y al mismo tiempo puso a Rusia en el papel de superpotencia geopolítica.
De hecho, las circunstancias que condujeron a los levantamientos populares de 1917 que acabaron con el Imperio ruso determinaron no solo la historia de esta nación, sino también, como afirman historiadores de la talla de Eric Hobsbawm o Moshe Lewin, la del resto del siglo XX.
Alerta roja
Ese capítulo de la historia había comenzado a finales de febrero de ese año, cuando una marcha multitudinaria para conmemorar el Día Internacional de la Mujer atrajo a decenas de miles de artesanos, campesinos y obreros que lanzaron una huelga nacional que se extendió varios días. En buena medida, este levantamiento respondía a las duras condiciones económicas en las que vivían los 126 millones de personas y los 194 grupos étnicos que componían el Imperio ruso. Por ese entonces, campesinos que vivían apenas por encima del nivel de subsistencia componían las tres cuartas partes de la población. A su vez, unos pocos nobles tenían el poder concentrado en sus manos y trataban al resto de la población como subhumanos.
Sin embargo, esos problemas no eran nuevos ni exclusivos de Rusia. Como dijo a SEMANA Rex A. Wade, profesor de Historia de la Universidad George Mason y autor de 1917: La Revolución rusa, “ese año, el imperio dirigido por Nicolás II era ya un sistema político obsoleto, y él mismo era un incompetente como gobernante. A su vez, durante el cambio de siglo Rusia se estaba transformando a pasos acelerados y había pocas posibilidades de que las viejas estructuras siguieran resistiendo”. De hecho, ya desde mediados del siglo XIX el zar Alejandro II (el abuelo de Nicolás) había emprendido una serie de reformas sociales, económicas y políticas, incluyendo un Edicto de Emancipación de los siervos. Sin embargo, lo asesinaron cuando esas políticas apenas comenzaban y su heredero, Alejandro III, echó para atrás su agenda liberalizadora y devolvió a Rusia a un sistema feudal.
Su muerte prematura llevó al poder a un jovencísimo Nicolás, quien desde el principio mostró poco interés por el arte de gobernar y durante años ignoró los cambios que sufría su país. En particular, su decisión de participar en la Gran Guerra puso en evidencia todo su atraso militar y económico. Pese al fervor inicial, la aventura bélica solo trajo a los rusos derrotas devastadoras, caos económico y una grave crisis alimentaria. Cuando explotó la Revolución de Febrero, gran parte del odio de los manifestantes se concentró en la figura de Nicolás, por lo que a principios de marzo tuvo que renunciar a su cargo. De forma diciente, firmó esa dimisión a lápiz, como quien no quiere la cosa.
Pero lo cierto es que tras tres siglos en el poder, la dinastía de los Románov había llegado a su fin. Durante los siguientes siete meses el poder quedó en manos de un gobierno provisional, dirigido por Aleksandr Kerenski, que tenía el mandato de llevar a cabo las reformas que un grupo heterogéneo de republicanos, anarquistas, demócratas, revolucionarios y socialistas aprobó en febrero. Sin embargo, desde el principio este se metió en una camisa de once varas al tratar de defender los intereses de los trabajadores al tiempo que pretendía cumplir los compromisos adquiridos por el Estado ruso, en particular en el ámbito bélico. Esa política se tradujo en la desastrosa ofensiva de julio, en la que el Ejército ruso sufrió una serie de humillantes derrotas que minaron por completo la credibilidad de Kerenski.
Adicionalmente, al retrasar indefinidamente la prometida reforma agraria, el gobierno provisional le abrió un boquete a la izquierda radical, encarnada por los bolcheviques. “Según su punto de vista, solo si ellos controlaban el Estado, este podría finalmente convertirse en una herramienta para alcanzar los intereses de la clase trabajadora, los campesinos pobres y los soldados”, dijo en diálogo con SEMANA Michael Hickey, profesor de Historia de la Universidad de Bloomsburg y autor de Competing Voices from the Russian Revolution. Esa coyuntura, junto con las habilidades tácticas de Trotsky y la capacidad de convocatoria de Lenin, pusieron a ese grupo en el momento y en el lugar exactos para apoderarse del Palacio de Invierno.
En efecto, a finales de octubre varios acontecimientos encadenados condujeron en Petrogrado (hoy San Petersburgo) a que los bolcheviques tomaran el Palacio de Invierno. Liderados por León Trotsky, en la mañana del 25 de ese mes (que en el calendario gregoriano hoy vigente cae el 8 de noviembre), se apoderaron de la estación de telégrafo, la central eléctrica, los puentes estratégicos, la oficina de correos, las estaciones de tren y el banco estatal de esa ciudad. Hacia el mediodía, Kerenski tuvo que huir del Palacio de Invierno disfrazado de enfermera. Un día después y casi sin disparar un solo tiro, los bolcheviques tomaron las riendas del Imperio de los zares. Las manejarían durante 73 años, hasta 1991.
Un duro despertar
Todas las revoluciones exitosas tienen que navegar entre las promesas de libertad y cambio. Pero la de Rusia vivió desde el principio en la esquizofrenia. Por un lado, la caída del zar propició un ambiente de cambio social y económico que solo se puede comparar con la Revolución francesa o la independencia de Estados Unidos. “Sea cual sea el balance general que uno haga de la Revolución rusa, es claro que terminó por simbolizar la liberación”, dijo Hickey. En ningún campo fue eso más claro que en el de las artes, donde el pintor Kazimir Malévich, el poeta Vladímir Maiakovski o el cineasta Serguéi Eisenstein redefinieron sus disciplinas y sentaron las bases del arte contemporáneo.
Pero por el otro, las promesas democráticas pronto dieron paso a un régimen asediado por todos los frentes. De 1918 a 1922 la naciente Unión Soviética sufrió una guerra civil que les costó la vida de millones de personas, entre ellas la de Nicolás II y toda su familia, ejecutados algunos meses después de la toma del Palacio de Invierno para evitar que las fuerzas leales, conocidas como los rusos blancos, los devolvieran al poder. A su vez, las potencias extranjeras que querían pescar en río revuelto atacaron las fronteras de la recién creada Unión Soviética en Europa, el Cáucaso e incluso el Lejano Oriente. Y como si todo lo anterior fuera poco, el gobierno comunista asumió una economía de guerra. Todo lo cual favoreció, tras la muerte de Lenin, el ascenso de Stalin, quien hasta entonces había jugado un papel periférico, pero se movió como pez en el agua en el Estado policial en el que se convirtió su país.
Su llegada al poder redefinió el gobierno soviético de dos maneras. Por un lado, creó un aparato represivo que nada tenía que envidiarle al de los zares. Por el otro, puso a girar la política internacional en torno a su gobierno. Como dijo a esta revista Sean McMeekin, profesor de Historia de la Universidad Bard y autor de The Russian Revolution, A New History, “el fascismo y el nazismo surgieron como reacción al comunismo, y no solo en un sentido negativo. Mussolini tomó la estética de las camisas negras de las chaquetas ‘bomber’ de los agentes de la Cheka (la policía secreta soviética) y Hitler copió los campos de concentración soviéticos. Sin olvidar que la Segunda Guerra Mundial fue una consecuencia directa del pacto que el segundo y Stalin firmaron en 1939”.
Sin embargo, los soviéticos combatieron con los aliados y contribuyeron de tal manera a la derrota de los nazis y sus secuaces, que adquirieron el aura de paladines de la libertad. Y pese a todos los sufrimientos que había infligido a su pueblo, era innegable que Stalin había convertido a su país en una superpotencia.
Como era de esperarse, el acuerdo con Estados Unidos y sus aliados se desmoronó una vez cayeron derrotados los nazis y estalló la Guerra Fría. En una de esas grandes ironías de la historia, un régimen con una estructura vertical y militar se convirtió durante la posguerra en el símbolo de la libertad y de la lucha antiimperialista de los pueblos de África, Asia y América Latina.
Ese apoyo, que no fue simplemente moral, convirtió a la Unión Soviética en uno de los protagonistas de la política de muchas regiones del mundo. “Al financiar los partidos comunistas de decenas de países, Moscú introdujo un cáncer peligroso en el sistema internacional, pues esos partidos funcionaban como ‘quintacolumnas’ consagradas a debilitar sus propios países”, dijo McMeekin. En América Latina, esto se evidenció con la aparición de decenas de grupos marxistas-leninistas armados, que marcaron la política de sus países y que en Cuba y Nicaragua llegaron incluso al poder.
En buena medida, la caída de la Unión Soviética durante el gobierno de Mijaíl Gorbachov, aplastada por su propia incapacidad para adaptarse a los tiempos (ver siguiente artículo), puso en evidencia la rigidez con que Moscú había manejado esas relaciones. Y sin embargo, el influjo de la ideología soviética no ha desaparecido del panorama geopolítico. “La revolución bolivariana de Chávez en Venezuela, la ‘lucha anticolonial’ de Robert Mugabe en Zimbabue o incluso el proyecto del laborista británico Jeremy Corbyn son reminiscencias del sistema soviético. Y como este, han tenido una gran acogida hasta que llega el momento de pagar la cuenta”, agregó McMeekin. No deja de ser irónico que haya sido el propio Karl Marx quien dijo la frase célebre según la cual “la historia se repite dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa”.

NUESTRO PLANETA AL BORDE DE LA DESTRUCCIÓN

 La activista sueca Greta Thunberg lideró, el pasado 19 de abril, una de las marchas Fridays for Future. La activista sueca Greta Thunberg lideró, el pasado 19 de abril, una de las marchas Fridays for Future.

Todas las luchas, la lucha: la relación entre ambientalismo y otros movimientos políticos

La crisis climática es el síntoma más claro de la conexión entre distintos sistemas de explotación que se fortalecen entre sí.

2019/06/27

POR MARIANA MATIJA*

El pasado mayo, cuando las imágenes de la marcha mundial por el clima que convocó la activista sueca Greta Thunberg circulaban en redes sociales, vi una foto de una mujer sosteniendo un cartel que decía: “Las otras luchas no tienen sentido si esta se pierde”.
Esa frase es un llamado a la unidad para que los esfuerzos de movimientos políticos y sociales con causas distintas (la justicia social, la equidad de género, la defensa de los derechos de las comunidades lgbti, las minorías étnicas o los animales) converjan en un objetivo compartido: lograr una transformación radical que nos permita existir dentro de los límites del planeta, tras reconocer que esa es realmente la única manera de existir a largo plazo.
Aunque no es lo único relevante, la emergencia climática es el síntoma más claro de la interconexión entre sistemas de explotación y opresión que rigen nuestra cultura, y que se alimentan y se fortalecen entre sí.
Por eso mismo, la emergencia climática es también una invitación urgente a detenernos, y cuestionar esos sistemas y la manera en que se conectan. Y una crítica consciente de ellos implica comprometernos colectivamente, pensar y establecer alternativas que no pongan en riesgo la capacidad inherente de la naturaleza de generar, regenerar y sostener la vida en la Tierra.
Sin embargo, comprender el contexto de esta crisis, o de esta red de crisis, es complejo porque las conexiones entre sus partes son múltiples y profundas, y porque los sistemas dominantes se caracterizan por prosperar en contextos o lógicas de fragmentación.
Es urgente que la acción se dé de manera coordinada y efectiva, y para eso es útil comprender o repensar cómo se relacionan los distintos sistemas de explotación que contribuyen a la crisis.
Es imposible abordarlos todos en este espacio. Por eso, el objetivo de este artículo es compartir una primera aproximación a la manera en que tres sistemas ideológicos –el capitalismo, el patriarcado y el especismo– alimentan las crisis ecosociales, y algunas alternativas que se vienen planteando hace décadas desde diferentes corrientes de pensamiento.

Todos perdemos

Irónicamente, nos resulta más fácil imaginar futuros posapocalípticos que imaginar alternativas al capitalismo, el sistema económico que nos rige y que se ancla en la acumulación de capital a través de una lógica de crecimiento perpetuo.
A una parte importante de la humanidad le cuesta mucho comprender, y sobre todo aceptar, el inevitable conflicto entre un sistema que busca el crecimiento infinito en un planeta finito. (También es muy difícil hacer consciencia de que el planeta es, en efecto, finito, pero eso es tal vez lo primero que debemos aceptar o entender a cabalidad).
Un sistema como este es inviable porque, como sostiene el escritor George Monbiot, es imposible que exista sin periferias y externalidades: “Siempre debe haber una zona de extracción, desde la cual se toman los materiales sin pago completo, y una zona de deposición, donde los costos se descargan en forma de desechos y contaminación”. El capitalismo, entonces, promueve o se sostiene en un modelo extractivista que es completamente insostenible.
Pero, además, el capitalismo ha tendido a acentuar las desigualdades sociales en el mundo, y esto tiene que ver con la crisis climática en tanto que, como dijo la onu en un informe de 2016, las personas más pobres son las que están expuestas de manera más cruda y directa a los efectos de la crisis climática, ya que tienen menos posibilidades, recursos y herramientas para adaptarse a inundaciones, sequías y otros desastres naturales, o para dejar los lugares en que esos desastres ya son frecuentes o permanentes.
La crisis ecológica, además, agudiza las desigualdades ya existentes entre hombres y mujeres, pues, como también afirma la onu, la gran mayoría de las personas que viven en pobreza extrema en el mundo son niñas y mujeres.
Pero el patriarcado, aquel sistema de opresión y cosificación del cual las mujeres son las víctimas directas, perjudica igualmente a otros grupos humanos que no casan con el “ideal” masculino, cisgénero y heterosexual. Así que, de manera indirecta, afecta negativamente a todos los seres humanos, incluso a quienes aparentemente se benefician de él. Es un sistema en que, de una u otra manera, todos perdemos.
Por otra parte, las grandes decisiones políticas y económicas que han generado y exacerbado la crisis climática y las múltiples crisis ecosistémicas que a esta se conectan han sido tomadas por hombres (muy probablemente cisgénero, heterosexuales, de clase media-alta, de países del G8 y, en su gran mayoría, caucásicos). La oficina de onu Mujeres resalta la brecha de género que aún existe en la política: “A nivel mundial, solo el 23,5 % de los parlamentarios nacionales son mujeres, el 6 % de los jefes de Estado y el 6 % de los jefes de gobierno”. En Colombia, las mujeres representan solo el 19,7 % del Congreso, el 17 % en asambleas departamentales, el 18 % de los concejos municipales, el 12 % de las alcaldías y el 15 % de las gobernaciones.
Pero el panorama de desigualdad no solo se evidencia en el sector político: menos de un 5 % de la dirección ejecutiva de las empresas listadas en Fortune 500 está en manos de mujeres.
En enero de 2019 una tormenta de cinco días devastó los campamentos de miles de refugiados sirios en Líbano.
Esto quiere decir que, a pesar de los innegables avances en materia de equidad de género, siguen siendo los hombres quienes deciden y definen los límites, o la falta de ellos. Por lo tanto, no es exagerado asegurar que son ellos quienes tienen en sus manos, en gran medida, el destino de la humanidad y de los ecosistemas que sostienen la vida en el planeta.
A esto se suma el inquietante resultado de un estudio realizado por Aaron R. Brough y otros académicos que muestra la tendencia de los hombres a evitar comportamientos sostenibles, dado que les preocupa que los haga parecer femeninos. Según Brough, “irónicamente, aunque a menudo se considera que los hombres son menos sensibles que las mujeres, parecen ser particularmente sensibles cuando se trata de las percepciones de su identidad de género”.
Aun cuando mayoritariamente los hombres han tomado las decisiones que nos hunden en la crisis, muchas veces son las mujeres, a pesar de sus vulnerabilidades, quienes están contribuyendo a procesos de adaptación y mitigación en el mundo mediante soluciones locales creativas y apoyo a políticas proambientales. De modo que, si el panorama de desigualdad no fuera todavía tan dramático, tal vez podríamos estar viendo de manera más clara y contundente los efectos positivos de esas contribuciones.
Por último, a nuestras sociedades también las atraviesa el especismo, un sistema de creencias según el cual los seres humanos somos superiores a las otras especies de animales y, por lo tanto, podemos explotarlas, oprimirlas y usarlas sin límite para nuestro propio beneficio. Esa actitud se nutre del antropocentrismo, definido por el ecologista Jorge Riechmann como la “doctrina según la cual los intereses humanos son moralmente más importantes que los intereses de los animales o de la naturaleza en su conjunto”.
Esto es, aunque no nos guste aceptarlo, una falacia: las causas humanas –las más urgentes, según esa visión de mundo– existen en realidad dentro de ecosistemas complejos que generan y posibilitan vidas que no son solo nuestras, y que en todo caso son esenciales para las nuestras. Que veamos a otras especies como inferiores y que consideremos que nuestras causas son las únicas que importan nos pone, de manera irremediable, en conflicto con los ecosistemas que nos sostienen.
Los animales son considerados medios para nuestros fines, en lugar de fines en sí mismos, lo cual refuerza la idea de que la naturaleza es un banco de recursos dispuesto para nuestro consumo, y que en nuestra relación con ella no aplican consideraciones éticas ni morales. Pero, como dice la filósofa francesa Corine Pelluchon, al excluir de la esfera de nuestra consideración moral a otros seres sintientes (que sufren, desean vivir y desarrollarse, le temen a la muerte, y expresan placer y empatía), los seres humanos aprendemos a reprimir nuestra sensibilidad, y terminamos por acostumbrarnos a tratar con dureza a quienes no reconocemos como semejantes, sea por raza, género, nacionalidad o especie. Es decir, oprimir a otros animales bajo el supuesto de que somos superiores a ellos nutre la discriminación, y sienta las bases para que la opresión se extienda a cualquier ser (incluyendo a otros humanos) que consideremos inferiores por ser diferentes.

El efecto de resistencia

Los sistemas de explotación y opresión (sobre la naturaleza, las mujeres y los animales) comparten una raíz: la idea de que unos valemos más que otros, con base en una jerarquía de valores impuesta precisamente por quienes han tenido poder.
Y como afirma la escritora feminista Carol J. Adams, la dominación funciona mejor en una cultura de desconexiones y fragmentación como la actual. Por eso, nuestras sociedades terminan siendo el caldo de cultivo ideal para que prácticas de explotación y opresión se sostengan.
Una expresión de las conexiones entre esos sistemas de opresión es el auge de gobiernos de derecha, caracterizados por la represión de las luchas por la igualdad de género, los derechos reproductivos y de las comunidades lgbti, y a la vez por políticas de extractivismo agresivo permitidas por alianzas comerciales prácticamente sin regulación, que arrasan ecosistemas y sepultan los pactos alcanzados con comunidades indígenas y campesinas para la protección del territorio, e incluso acuerdos internacionales como el de la cop 21.
A pesar de ser evidentemente destructivos (incluso para quienes a primera vista parecen beneficiarse de ellos), esos gobiernos están siendo posibles gracias, precisamente, a la fragmentación, que afecta, entre otras cosas, el acceso a la información.
Hay sectores importantes de la población mundial que piensan (porque se les ha hecho creer) que las políticas de autocontención, necesarias para una convivencia equilibrada entre la humanidad y los ecosistemas, son amenazas a su bienestar. Como dice la ecofeminista española Yayo Herrero, el ecologismo y el feminismo incomodan porque llaman a hacer cambios que en muchos casos van en contra de nuestros privilegios; por lo cual ante la acción organizada de grupos cada vez más numerosos que luchan por esas causas se genera un efecto de resistencia que lleva a muchos ciudadanos (particularmente hombres que sienten que están perdiendo poder tanto en la esfera pública como en sus entornos domésticos) a votar por candidatos que precisamente representan la resistencia más violenta a esos cambios.
Cuando se mira con detenimiento el panorama de la explotación al medio natural y la opresión de las mujeres, por ejemplo, se hace evidente que los dos problemas tienen el mismo origen. De acuerdo con Vandana Shiva y Maria Mies, ese origen consiste en interpretar la diferencia como jerarquía, perspectiva que moldea también nuestra relación con los otros animales que habitan el planeta.
Pero cuestionar nuestra relación con los animales es tal vez lo más difícil y molesto, incluso entre personas que defienden causas como el ecologismo y el feminismo. Reconocer que hemos asumido una posición de ventaja y de “competencia desleal” con seres que conviven con nosotros requiere una revisión profunda de nuestros hábitos, y en ese proceso encontraremos múltiples e incómodas incoherencias: se trata de darles un trato digno no solo a los animales que nos parecen carismáticos y con los que queremos compartir nuestros hogares, sino también a aquellos que no conocemos –y nunca conoceremos– y, sobre todo, a los que hemos despojado de cualquier dignidad, al usarlos como máquinas o transformarlos en alimento mediante procesos que, además, resultan supremamente dañinos para el medioambiente.
En palabras de Carol J. Adams, “no podemos trabajar por la justicia y desafiar la opresión de la naturaleza sin entender que la forma más frecuente en que interactuamos con la naturaleza es comiendo animales”. La ganadería, y en general la producción de alimentos de origen animal, es una de las principales causas de deforestación (corresponde al 91 % de destrucción de la selva amazónica), contaminación de fuentes de agua, zonas de hipoxia en el océano y extinción de especies. Según otro informe de la fao, titulado “La larga sombra del ganado”, la ganadería es una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero que agudizan la crisis climática, al generar más impacto que todos los carros, motos, trenes, barcos y aviones combinados.
El especismo nos atraviesa, y nos convence de que el hecho de que sentenciemos a vidas miserables e innecesarias muertes a tantos animales es un asunto secundario, algo que podemos dejar para después de que la lucha social neutralice las injusticias entre humanos. Sin embargo, como señala la filósofa Catia Faria, esa jerarquización de causas no es nueva, y es una estrategia que con frecuencia resulta muy efectiva: “Si buscas desarticular un movimiento, trivializa sus demandas y clasifícalas de sibaritismo moral. O bien asócialo con rasgos socialmente menospreciados, como la sensibilidad extrema. En una palabra: feminízalo”.

La Alternativa contracultural

Uno de los paradigmas que está ocupándose de nombrar y repensar la crisis ambiental es el ecofeminismo, definido por Yayo Herrero como “una corriente diversa de pensamiento y movimientos sociales que denuncia que la economía, la cultura y la política hegemónicas se han desarrollado en contra de las bases materiales que sostienen la vida y propone formas alternativas de reorganización económica y política, de modo que se puedan recomponer los lazos rotos entre las personas y con la naturaleza”. Según Carol J. Adams, el ecofeminismo afirma que una perspectiva ambiental sin feminismo es inadecuada, y que una teoría feminista que no analiza la forma en que el medioambiente ha sufrido debido a las actitudes patriarcales es insuficiente.
La deforestación y la ganadería: dos fenómenos que contribuyen a la crisis medioambiental.
Jorge Riechmann, por su parte, propone un ecologismo consecuente (en lugar de un ambientalismo banal) que cuestione los supuestos básicos de la sociedad en que nos encontramos: el antropocentrismo, el extractivismo, el consumismo, el productivismo, la mercantilización expansiva, la cultura de la competitividad, la tecnolatría, incluso la hybris humana. Desde su perspectiva, “es el más contracultural de los movimientos sociales realmente existentes, cuando es consecuente. Por eso, también el más anticapitalista de estos movimientos”.
Estos son apenas dos ejemplos que muestran un esfuerzo por integrar disciplinas para encontrar nuevas maneras de ver y habitar el mundo, pero son muchos los frentes desde los que se proponen aproximaciones comprehensivas. Como dice George Monbiot, quizás nadie tenga una respuesta completa y definitiva sobre un mejor sistema, y por eso la tarea tal vez consista en identificar las mejores propuestas de corrientes diversas.
Las fricciones y contradicciones son inevitables, pero esto, más que un argumento contra una corriente u otra, es un argumento a favor del pensamiento crítico y abierto, y del compromiso frente a la construcción de nuevos modelos de pensamiento y acción basados en la interdisciplinariedad y la complejidad; modelos que no se limiten a tratar de ajustar aspectos superficiales de los sistemas que están generando y exacerbando las diversas crisis que enfrentamos. Como propone Laura Fernández, “el punto en que convergen las opresiones también debería ser el punto en que convergen las resistencias, y dichas resistencias serán más liberadoras y nos llevarán a puertos de una justicia social verdadera solo si tienen en cuenta las múltiples caras de la opresión, el carácter estructural de la misma y tienen como horizonte la liberación colectiva”.
Incluso a personas profundamente comprometidas con causas de justicia social la causa ambiental les parece lejana o secundaria. Pero los ecosistemas que sostienen la vida están en un nivel tal de fragilidad que hace falta que reconozcamos la urgencia de que diferentes luchas converjan en esta. La crisis climática debería ser leída como un llamado a la unión y a que hagamos transformaciones ambiciosas, radicales, profundas y sistémicas. De ahí la importancia de encontrar conexiones, de hacer el ejercicio consciente de salir de las estructuras de fragmentación y división que han marcado nuestra educación y nuestra experiencia individual y colectiva como especie.
*Activista y ambientalista autodidacta. Autora de Animal de isla, un blog sobre el tipo de huella que dejamos en el planeta.

Publicado en https://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural---revista-arcadia/articulo/todas-las-luchas-la-lucha-la-crisis-climatica-determinara-todos-los-debates-y-movimientos-del-siglo-xxi/76249