De la mano del senador Roy Barreras, uno de los miembros plenipotenciarios de la mesa de negociaciones, EL TIEMPO reconstruye con detalles los últimos 40 días y las últimas 40 noches del proceso de paz, tiempo dedicado a construir, en Bogotá y La Habana, el nuevo acuerdo de paz con las Farc.
El conteo comienza desde la noche del 2 de octubre pasado, cuando los colombianos partidarios del ‘No’ derrotaron en las urnas a los del ‘Sí’ y termina la madrugada del pasado lunes cuando por fin las partes terminaron de ensamblar el nuevo acuerdo.
El relato sobre lo que ocurrió estos 40 días y estas 40 noches, tiene 10 momentos clave.
Momento I
Noche del 2 de octubre
Tras conocerse los resultados del plebiscito, la derrota del ‘Sí’ alcanzó llenar de incertidumbre a una gran parte del país, a líderes del mundo que habían apostado por la paz, y también al presidente Juan Manuel Santos y los miembros del equipo negociador del Gobierno. Y obviamente a las Farc.
Tan pronto se conocieron los resultados, el presidente Santos recibió en su casa privada de Palacio, donde estaba con toda su familia, a los miembros del equipo negociador y a algunos ministros. Estaba su hermano Enrique, hombre clave del proceso.
Humberto de La calle, Sergio Jaramillo, el ministro Juan Fernando Cristo, Mónica Cifuentes, Juan Mesa y Roy Barreras.
Santos se sobrepuso a la derrota y en minutos tomó tres decisiones: reconocer el resultado de las urnas, anunciar que en todo caso seguiría adelante con el proceso y que desde ese momento escucharía a todas las voces del 'No' para hacer un “nuevo acuerdo”.
Momento II
3 de octubre. El amanecer
“Se envía el cuervo en busca de un sitio para aclimatar la paz”.
El presidente Santos comienza a auscultar todas las propuestas para el nuevo acuerdo.
Dos días después llega el expresidente Álvaro Uribe a Palacio, tras casi seis años de distanciamiento político y personal con el jefe del Estado.
Los sectores del ‘No’ van a una primera ronda de conversaciones en el Club de Ingenieros con el liderazgo del ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
La idea era que el ‘No’ unificara todas sus propuestas para llevarlas a La Habana. Esas reuniones no tuvieron un resultado concreto. Uribe entregó 26 primeras páginas, pero los otros voceros del ‘No’ entregaron sus propios documentos. Había coincidencias y diferencias. La exigencia del Centro Democrático era abrir una nueva mesa de negociación en Bogotá, pero el Gobierno dejó claro que no iba a negociar con ellos. Que la negociación era entre el Gobierno y las Farc y que tramitaría las diferencias en La Habana. “El cuervo no volvió”.
Momento III
La individualización del ‘No’
Algunas discusiones desde la orilla del ‘No’ dejan ver la fuerza de los intereses políticos en este debate. La presencia de varios precandidatos presidenciales en las reuniones le da ese cariz: Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez, Carlos Holmes, Iván Duque y Óscar Iván Zuluaga, todos aspirantes a suceder al presidente Santos, protagonistas del debate, le ponen este tinte a las discusiones.
Hay muchos ojos puestos en el 2018.
Pero también intervienen los voceros cristianos, las víctimas, las cortes. El debate se enriquece.
El Presidente recibe a todos los voceros del ‘Sí’ y del ‘No’ en Palacio.
Ordóñez volvió a la Casa de Nariño. Se concentró en dos temas: ideología de género y no apoyo a la presencia de magistrados extranjeros en el tribunal especial.
Marta Lucía Ramírez intervino con propuestas que en el Gobierno destacan, pero lo hace desde la clínica donde su madre es atendida. La dirigente conservadora hizo aportes significativos en medio del drama de la partida de su madre.
Camilo Gómez, en nombre del expresidente Andrés Pastrana, también hizo contribuyó a la discusión con propuestas.
Uribe, quien lidera el ‘No’, centró sus críticas en la idea de incorporar el acuerdo en el bloque de constitucionalidad, en defender la propiedad privada, cuestionar la elegibilidad y la restricción de la libertad para los guerrilleros condenados. Su punto podría resumirse en un 'No' a ventajas políticas para las Farc.
Esa misma semana fracasó el primer encuentro de uribistas con voceros de las Farc. Una cita acordada con el abogado de las Farc, Enrique Santiago, que iba a realizarse en Bogotá, fue desautorizada de manera abrupta por Iván Márquez, desde La Habana, con el argumento de que las Farc no iban a abrir una mesa de negociación con el uribismo.
Momento IV
El verdadero “diluvio”, de propuestas
Ya no con el objetivo de recibir pasivamente y “tramitar” las propuestas ante La Habana, sino con el propósito de defender las iniciativas del ‘No’ (un pedido del uribismo), el Gobierno propicia un ‘cónclave’ en el Ministerio del Interior, con todos los voceros del ‘No’ y se produce inicialmente un “aguacero” de propuestas que luego se convirtió en “diluvio”.
Con la presencia del propio expresidente Álvaro Uribe y de muchos otros sectores que fueron llegando, se construyó una matriz de cerca de 500 propuestas para el nuevo acuerdo.
Uribe, el más radical de todos, se mostró amable en las discusiones. Fue cumplido y diligente y se deleitó con las viandas (almojábanas y pandebonos) que dispuso el ministro Cristo con especial atención.
Si algunos criticaron el acuerdo inicial con las Farc por lo extenso de sus 297 páginas, aquí en solo cinco días, con las iniciativas del ‘No’, había ya 700 páginas.
Pero revisando coincidencias se depuraron y se establecieron 57 ejes temáticos, que permitieron con éxito, tener una base sólida para la renegociación con las Farc en La Habana.
Al mismo tiempo que se avanzaba en la construcción de esa gran matriz en Bogotá, los guerrilleros de las Farc recibieron en La Habana a líderes del ‘No’, o a sectores que tenían objeciones al acuerdo inicial.
Fueron varios obispos de la Conferencia Episcopal, jóvenes y víctimas que no estaban de acuerdo con el ‘Sí’.
Fue curioso que las Farc recibieran a estos líderes, pero hubieran rechazado cualquier mínimo diálogo con los uribistas.
Momento V
Regreso a La Habana
Los últimos 12 días del diluvio. Fue una jornada dura. Desde el 2 de noviembre ocurrieron las jornadas más largas de todo el proceso de negociación en La Habana. Las más intensas.
Hasta antes del plebiscito, las dos partes (Farc y Gobierno) se hacían propuestas recíprocas en la mesa. Pero este nuevo ciclo era diferente, porque era el Gobierno empujando casi 500 propuestas del ‘No’ a las Farc.
Eran unas Farc con tensiones por todo lado: en la mesa con las propuestas del ‘No’ que el Gobierno presionaba, de sus bases en las montañas colombianas y de la comunidad internacional para mantenerse en el proceso.
“Era como el que tiene que recibir cucharadas amargas de una pócima hasta decir no más”, dice el senador Roy Barreras.
Había incertidumbre en la mesa, las Farc también reclamaban medidas del Gobierno sobre reincorporación. Querían saber qué pasaba en las zonas de concentración, por ejemplo.
A esto se sumó el intempestivo triunfo de Donald Trump, que también inquietó a los líderes de las Farc. Ellos estuvieron atentos todo el tiempo a la elección. Y una de sus conclusiones es que había que apurar la negociación, ante este hecho.
El ministro Cristo tuvo la tarea de explicar que el Gobierno seguía atento a implementar las decisiones previstas y eso les dio tranquilidad. Pero también dijo que la prioridad era lograr el nuevo acuerdo.
Vino la crisis cuando se tocaron los cuatro temas de hipersensibilidad para las Farc: reparación efectiva de las víctimas, bloque de constitucionalidad (su mayor seguridad jurídica) restricción a la libertad y elegibilidad.
Al mismo tiempo que el Gobierno presionaba con las propuestas del ‘No’, las Farc se quejaban de su precariedad en el monte. Miles de guerrilleros se habían quedado a mitad de camino, sin seguridad, sin alimento y sin certeza de a dónde ir.
La preocupación de los líderes de las Farc llegó al punto de que ya sus bases les reclamaban por comida.
El riesgo de un enfrentamiento militar era grande y el limbo jurídico ponía mucha incertidumbre.
Hasta que llegó un momento en que ‘Iván Márquez’ se exaltó y dijo: ¡“No más. Basta ya!”. “!No más propuestas”!
El momento fue tan crítico que en un momento llegó a ponerse en riesgo el proceso, dice el senador.
Los líderes guerrilleros preguntaron si habían perdido el tiempo estos cinco años negociando un proceso para que les negaran la posibilidad de hacer política, que era la petición más radical de Uribe.
El reclamo un poco airado de ‘Márquez’ frente a los voceros de los países acompañantes dejó mucha tensión en la mesa.
Entonces decidieron, para bajar las tensiones, dejar los puntos más difíciles, como este, para el final, y continuar con los demás.
Cada cambio de párrafo era una negociación. Solo en justicia hubo 67 cambios.
A esta altura de la discusión había una situación muy particular: en la mesa estaban, de lado del Gobierno, solo De la Calle, Jaramillo y Roy. Cristo y Pardo habían regresado a Bogotá. Del otro lado todos sus negociadores. Casi todo el Secretariado, más sus asesores, como Álvaro Leyva y Enrique Santiago, muy duros.
Momento VI
Hasta la comida se agota
Para evacuar el diluvio de propuestas, no hubo pausa. Ni para almorzar, ni para cenar ni casi para dormir.
Pero si ya lo de ponerse de acuerdo era difícil, la situación se hizo más crítica cuando la comida comenzó a escasear en las prolongadas sesiones de trabajo.
Lo único que se conseguía eran sánduches y pizza.
“Quedamos hastiados de sánduches y pizza. La mayoría de las noches ya ni se comía. Las Farc tenían una provisión de galletas y el Gobierno, apenas unos bocadillos veleños, que alcanzaron para dos noches. Era muy difícil trabajar con hambre. Y encima de eso, casi todos los días apenas dormíamos un par de horas”, relata el senador.
Momento VII
Mayor tensión
La mayor tensión en la mesa llegó cuando hubo que abordar, definitivamente, los cuatro temas más sensibles para las Farc.
El primero de ellos: que las Farc reparen con sus bienes a las víctimas.Reconocer esto significaba según ellos confesar un delito, porque en el evento de fracasar el proceso, quedaban todos incursos en una acción penal más. Y escribirlo en el acuerdo era para ellos lo grave. Se armó un gran debate. (Lea también: 'A las víctimas de las Farc las manipularon, las invisibilizaron')
“Luego seguimos con lo del bloque de constitucionalidad y se logró explicar que era inconveniente meter las 297 páginas del acuerdo en la Constitución.
El Gobierno lo defendió y logramos explicar que lo único que por su naturaleza ya hace parte del bloque de constitucionalidad es lo que tiene ver con el DIH. Y lo aceptaron.
Llegamos al tercero: restricción efectiva de la libertad para los guerrilleros condenados. Se logró que las Farc aceptaran la delimitación geográfica para la restricción de la libertad, que serán las zonas veredales.
En eso se fueron el viernes y el sábado.
Al final, el Gobierno logró incorporar casi todas las propuestas, salvo la elegibilidad.
Aceptaron que el juez los ubique geográficamente en una zona; que además se estableciera la residencia donde van a pagar la pena. Antes podían vivir en un lugar y pagar la pena en otro. Ahora no, todo en el mismo lugar.
Y una tercera restricción: que para movilizarse, el guerrillero tenga que pedir permiso del juez. Y lo aceptaron.
Pero lo difícil, dificil, fue el cuarto punto: la elegibilidad. Eso para las Farc se convirtió en un inamovible y no aceptaron cambiar ese punto.
De hecho admitieron que se les redujera el dinero que se había destinado inicialmente a la financiación de su partido. Se les había dado el 10 por ciento de todos los recursos destinados a los partidos, y aceptaron quedar en igualdad de condiciones que los demás. Ellos alegaban que necesitaban más porque apenas comenzaban y lo hacían en condiciones más difíciles.
En ese mismo momento entró la discusión sobre su participación en las 16 circunscripciones especiales. Y tuvieron que aceptar que no tendrán candidatos en esas zonas.
Y lo duro, duro: que las Farc no fueran a elecciones. Fue el inamovible de las Farc. No se movieron de ahí.
Momento VIII
El nuevo acuerdo se cerró finalmente hacia las 4 p. m. del sábado 12. Habían dicho que anunciarían el final final, cuando llegara. A la hora que fuera, sin consideraciones mediáticas ni de conveniencia.
Durante todos estos días los delegados del Gobierno hablaban decenas de veces cada día con el presidente Juan Manuel Santos, vía telefónica. Había muchas consultas. Él definía los puntos críticos.
Había una gran presión de los frentes guerrilleros, de la comunidad internacional (muchos países) pidiendo que se cerrara cuanto antes para no poner en riesgo la paz.
Finalmente hubo solo un margen de dos horas para preparar el anuncio. Se cerró a eso de las 4 p. m. del sábado y se anunció a las 6.
“Se incorporaron más de 300 propuestas del 'No'. En verdad nos las jugamos”, dice el senador Barreras.
“Estábamos muy agotados, habían pasado los 11 días de trabajo más intensos de este proceso”, recuerda.
Antes de entrar al acto donde anunciaron el acuerdo, enviaron las maletas al avión, tenían la orden del presidente Santos de llegar el domingo a explicarles a los del 'No' el nuevo acuerdo.
Momento IX
La sorpresa de ‘Márquez’
Cuando terminó el anuncio y se iban a despedir, de repente ‘Iván Márquez’dijo que no autorizaba la publicación del nuevo acuerdo.
Se desató una confusión con lo dicho por ‘Márquez’. El avión con los motores prendidos esperaba a los negociadores del Gobierno junto a la pista del aeropuerto de La Habana para regresar a Bogotá.
Los negociadores todos se devolvieron entonces a la mesa a las 9 p. m. a revisar lo que pasaba.
A los pilotos se les vencía el tiempo para partir.
Entonces, ‘Márquez’ comenzó a explicar la razón de su decisión: a su juicio, las bases guerrilleras no habían entendido el discurso del presidente Juan Manuel Santos pronunciado desde Bogotá a las 7 de la noche. Estaban asustadas. Temían lo peor.
Finalmente no hubo viaje a Bogotá, porque la reconciliación duró hasta la una de la madrugada.
Los negociadores del Gobierno, que tenían sus maletas en el avión, tuvieron que irse a dormir con la ropa que tenían puesta, sin comer y muertos del cansancio.
Los líderes de las Farc habían recibido muchas llamadas de sus frentes diciendo que según lo dicho por el Presidente, las Farc habían entregado todo, que se habían quedado sin seguridad jurídica, que no aceptaban lo dicho por el mandatario y que si era el caso volvían a la guerra.
Los comandantes de las Farc estaban asustados y dijeron que no permitían la publicación de las solas modificaciones, sino de todo el acuerdo total. Que todo quedara claro.
Decían que si se publicaban solo los cambios, muchos iban a pensar que el nuevo acuerdo lo habían dictado todo los del ‘No’.
“Tuvimos que quedarnos haciendo un trabajo descomunal de edición para ensamblar las nuevas propuestas con las 297 del acuerdo original. No pudimos bajar las maletas del avión”.
Luego tuvieron que pasar todo el domingo ensamblando lo que quedó del antiguo acuerdo con el nuevo, hasta la una de la madrugada del lunes, sin parar, para ensamblar el nuevo documento.
Momento X
“Terminamos a la una de la madrugada del lunes. Firmamos la ultima página del nuevo acuerdo a la 1:30 a. m. del lunes y nos vinimos para Bogotá donde aterrizamos a las 4:30 a. m., después de la jornada más intensa de trabajo que jamás había vivido”, recuerda el senador Roy.
“Y al final, pues el cuervo no volvió, y lo que regresó fue la paloma de la paz con su ramo de olivo, lo que significa la paz para los colombianos. Vamos ahora a la refrendación, a la implementación y a la construcción de la paz. Que vuelen las palomas de la paz por todos los rincones del país”, concluye emocionado el senador Roy Barreras, este relato sobre los 40 días y las 40 noches de la construcción del nuevo acuerdo de paz con las Farc.
POLÍTICA
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