martes, julio 11, 2017

#Fajardo #Elecciones2018 #PostConflicto #Corrupción

‘Hacer trizas el acuerdo con las Farc es ponerle una bomba a Colombia’

Fajardo va por la presidencia, no descarta coalición. Dice que no habrá puestos para congresistas.


09 de julio 2017 , 12:00 a.m.
El pasado viernes, Sergio Fajardo entró en firme en la carrera por la presidencia en el 2018.

En compañía de un grupo de seguidores, Fajardo madrugó a la Registraduría a inscribir el comité que recogerá las firmas para respaldar su aspiración a la presidencia. Luego de esa ceremonia visitó EL TIEMPO y relató su estrategia para llegar a la Casa de Nariño.
¿Cuál es su propuesta para convencer a los colombianos que lo elijan presidente?

El sentido básico de la propuesta es pasar la página de violencia y corrupción que ha marcado el país por décadas, a una nueva que tiene que ver con las capacidades y la apuesta por la riqueza en las regiones, de personas y de comunidades. Y esa nueva riqueza se hace desde la educación, la ciencia, la tecnología, la innovación, el emprendimiento y la cultura.

Vamos a cambiar de protagonistas en Colombia. Los protagonistas de este país, la últimas décadas, han sido guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, ilegales y corruptos. Vamos a escribir una nueva página, en la que los protagonistas serán maestros, innovadores, científicos, emprendedores y artistas, como riqueza de Colombia.

¿Dónde va a meter a esos ilegales, que usted dice han sido los protagonistas? 

Estarán en la cárcel o en la política. En casos como las Farc estarán en la política. Eso es lo que queremos. Las confrontaciones de una sociedad deben darse en la política. Ese es el sentido de todo nuestro trabajo.

¿No es ingenuo asegurar que si es presidente va a cambiar de hoy para mañana todo, sobre todo fenómenos sociales tan enraizados?


Sí, tenemos raíces muy profundas asociadas con la destrucción. Por eso dentro de los programas nuestros está la reconciliación explicada en tres puntos: respeto a los acuerdos, cultura ciudadana (convivencia y legalidad) y seguridad ciudadana.
El país está polarizado alrededor del ‘sí’ y del ‘no’, y de Uribe-Santos. Ahora es Uribe-Santos-Pastrana, los de siempre
¿Y cómo va a sacar a Colombia de esa burbuja de ilegalidad en que ha estado enraizada por décadas?

El país está polarizado alrededor del ‘sí’ y del ‘no’, y de Uribe-Santos. Ahora es Uribe-Santos-Pastrana, los de siempre. Esta es una confrontación muy agresiva en los términos, frente a la que mucha gente está agotándose. Colombia se está agotando de esos protagonistas. Hay una indignación profunda alrededor de la corrupción. Y hay otra insatisfacción muy grande: contra quienes siempre nos han manejado. Contra los mismos. La gente espera otra cosa y es lo que nosotros representamos.

¿Entonces Fajardo es la opción para ir más allá de Santos y Uribe?

No me queda la menor duda.

¿Por qué llega tan fácil a esa conclusión?

Porque hablo con la gente y noto su desesperanza. He recorrido el país y lo he podido ver. Hay desconfianza y malestar..

¿Va a ser diferente?
Nosotros somos diferentes.

¿En qué?

En la manera como hacemos la política, para empezar, por ejemplo: no pagamos ni un peso por un voto.

¿Y los demás sí?
Yo no sé cuántos. Nosotros no lo hacemos. Y puedo hablar con hechos: cuando fui alcalde de Medellín no hice ninguna coalición con el Concejo. No di ni un puesto ni un contrato a ningún concejal. Lo mismo cuando fui Gobernador.

¿Y si es presidente cree que puede hacer lo mismo con el Congreso?
Así va a ser.

¿Ni un puesto ni un contrato para un congresista?
Sí. Ni un puesto ni un contrato para un congresista. Así será. Eso sí, vamos a invitar a los congresistas a hablar de los planes de desarrollo de sus regiones y daremos soluciones.

¿Usted va es a apostar por lo que algunos llaman la antipolítica?

Vamos a hacer política diferente. Un voto comprado es un robo asegurado. Los que pagan para llegar llegan a robar. ¿Y cómo roban? Con puestos y contratos. Nosotros representamos una forma de hacer política que rompe con ese esquema. No hay una sola persona que pueda decir que le hemos dado un puesto a cambio de un favor político. Ni una.

¿Si usted es presidente cumplirá a rajatabla lo acordado en La Habana?

Lo pactado en Cuba está en un acuerdo que el Congreso está implementando jurídicamente. El nuevo presidente no va a llegar a cambiar lo que se acaba de aprobar.

¿No cambiaría el acuerdo?

Lo que se está aprobando se tiene que cumplir.

¿Entonces no se puede hacer ‘trizas’ el acuerdo?


Sería fatal. La expresión hacer “trizas” el acuerdo es ponerle una bomba a Colombia, en el sentido de generar todo el malestar. ¡Eso es un llamado a la guerra!

¿Tan duro?

¡Por supuesto! Eso es hacer una convocatoria a la destrucción.

Algunos sectores no aceptan la incorporación de los exguerrilleros a la sociedad. 
¿Qué va a hacer, si es presidente, para reducir esta resistencia?


Si yo fuera presidente hoy todos esos exguerrilleros estarían estudiando, tendrían una atención psicológica y un proyecto educativo, de acuerdo con su condición. Lo que estoy diciendo es que eso no puede esperar, eso tiene que empezar ya.

A mí me tocó en Medellín el proceso de reinserción de 4.500 desmovilizados de las autodefensas. Ojo: 4.500, solo en Medellín. Hoy estamos hablando de 6.500 regados en 26 zonas de todo el país. Es una lástima que el Gobierno no haya tenido la capacidad para poner en funcionamiento todo ese proceso y para explicar. Esta es una de las deficiencias del proceso.

¿Qué haría para que el país entendiera la necesidad de acoger a los exguerrilleros?


El primer paso para manejarlo es entenderlo. Uno de los errores que se han cometido en todo este proceso es la agresión de lado y lado. Usted no gana nada insultando. Nadie que esté con miedo o rabia cambia porque usted lo insulte.

¿Ha faltado pedagogía?

Claro. Lo primero es reconocer que alguien pueda tener un sentimiento diferente al nuestro. Si aceptamos eso, podemos trabajar para cambiar las cosas juntos. Podría haber dos caminos: insultarlos porque votaron por el ‘no’ o entender ese sentimiento y empezar a mostrar las bondades de construir la paz. Ese es el liderazgo que no se tuvo, que no tuvo el presidente Santos, a quien le correspondía conducir todo esto. Se requiere explicar y para ello hay que entender la posición del otro.

¿La principal propuesta suya será entonces erradicar la corrupción?

Ese tema se enfrenta desde la campaña. Habitualmente me preguntan ¿cómo se lucha contra la corrupción? Eso no es solo con leyes. Pensar eso es caer en una trampa. La lucha contra la corrupción empieza por la campaña electoral. Mire quién está con quién. Mire dónde está la plata. Desde la campaña se define cómo van a ocurrir las cosas después en el Gobierno.

¿Su campaña será con los ciudadanos y no con los partidos políticos?

Nada más devaluado en Colombia que los partidos políticos. Lo nuestro es compromiso ciudadano.

¿Esta inscripción no descarta la alianza con los ‘verdes’ y el Polo?

Con Antonio Navarro, Claudia López y Jorge Robledo hemos conversado sobre la posibilidad de encontrarnos en este camino. Tenemos un punto en común que nos que es la lucha contra la corrupción y el clientelismo.
La movida de 3 presidenciables
Además de Fajardo, la exministra Clara López y el exprocurador Alejandro Ordóñez son otros dos aspirantes a la presidencia que inscribieron sus comités para recoger firmas.

Con estos apoyos ciudadanos (cada uno debe recoger mínimo 474.547 firmas), los tres aspirarían a avalar sus respectivas candidaturas a la jefatura del Estado.

Pese a que los tres comenzaron el camino de las firmas, ninguno de ellos descarta encabezar o integrar algunas de las coaliciones en las que sus nombres están sonando.

Ordóñez, la de centroderecha; López, la que busca defender el acuerdo con las Farc, y Fajardo, la anticorrupción.

A juicio de observadores, el camino de las firmas les permitiría a estos tres aspirantes presidenciales llegar fortalecidos a sus coaliciones. No es igual aterrizar con más de 474.000 firmas que llegar con las manos vacías.

Igualmente, en caso de desacuerdos, el aval ciudadano sería suficiente para registrar sus nombres en el tarjetón presidencial.

El hecho tal vez más relevante es que la decisión de estos tres aspirantes los pone a picar en punta en sus respectivas alianzas, en algunas de las cuales no todos los que están sonado han confirmado su decisión de buscar la presidencia.

Por ahora no se sabe hasta dónde llegarán con el ejercicio de las firmas, pero sin duda fue una primera jugada que les da ventaja a estos tres aspirantes presidenciales.

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