miércoles, noviembre 16, 2016

renegociación del Acuerdo : relato

Los 10 momentos de tensión que marcaron la renegociación del Acuerdo

Roy Barreras reconstruye, en detalle, los 40 días en los que se construyó el nuevo documento de paz. en http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/como-se-construyo-el-nuevo-acuerdo-de-paz/16751397 


Por:  POLÍTICA | 
 
Roy Barreras (de izq. a der.), Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo y Frank Pearl, integrantes de delegación del Gobierno, explicaron en Bogotá el nuevo acuerdo con las Farc.
Foto: EFE
Roy Barreras (de izq. a der.), Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo y Frank Pearl, integrantes de delegación del Gobierno, explicaron en Bogotá el nuevo acuerdo con las Farc.
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De la mano del senador Roy Barreras, uno de los miembros plenipotenciarios de la mesa de negociaciones, EL TIEMPO reconstruye con detalles los últimos 40 días y las últimas 40 noches del proceso de paz, tiempo dedicado a construir, en Bogotá y La Habana, el nuevo acuerdo de paz con las Farc.
El conteo comienza desde la noche del 2 de octubre pasado, cuando los colombianos partidarios del ‘No’ derrotaron en las urnas a los del ‘Sí’ y termina la madrugada del pasado lunes cuando por fin las partes terminaron de ensamblar el nuevo acuerdo.

El relato sobre lo que ocurrió estos 40 días y estas 40 noches, tiene 10 momentos clave.
Momento I
Noche del 2 de octubre
Tras conocerse los resultados del plebiscito, la derrota del ‘Sí’ alcanzó llenar de incertidumbre a una gran parte del país, a líderes del mundo que habían apostado por la paz, y también al presidente Juan Manuel Santos y los miembros del equipo negociador del Gobierno. Y obviamente a las Farc.
Tan pronto se conocieron los resultados, el presidente Santos recibió en su casa privada de Palacio, donde estaba con toda su familia, a los miembros del equipo negociador y a algunos ministros. Estaba su hermano Enrique, hombre clave del proceso.
Humberto de La calle, Sergio Jaramillo, el ministro Juan Fernando Cristo, Mónica Cifuentes, Juan Mesa y Roy Barreras.
Santos se sobrepuso a la derrota y en minutos tomó tres decisiones: reconocer el resultado de las urnas, anunciar que en todo caso seguiría adelante con el proceso y que desde ese momento escucharía a todas las voces del 'No' para hacer un “nuevo acuerdo”.
Momento II
3 de octubre. El amanecer
“Se envía el cuervo en busca de un sitio para aclimatar la paz”.
El presidente Santos comienza a auscultar todas las propuestas para el nuevo acuerdo.
Dos días después llega el expresidente Álvaro Uribe a Palacio, tras casi seis años de distanciamiento político y personal con el jefe del Estado.
Los sectores del ‘No’ van a una primera ronda de conversaciones en el Club de Ingenieros con el liderazgo del ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
La idea era que el ‘No’ unificara todas sus propuestas para llevarlas a La Habana. Esas reuniones no tuvieron un resultado concreto. Uribe entregó 26 primeras páginas, pero los otros voceros del ‘No’ entregaron sus propios documentos. Había coincidencias y diferencias. La exigencia del Centro Democrático era abrir una nueva mesa de negociación en Bogotá, pero el Gobierno dejó claro que no iba a negociar con ellos. Que la negociación era entre el Gobierno y las Farc y que tramitaría las diferencias en La Habana. “El cuervo no volvió”.
Momento III
La individualización del ‘No’
Algunas discusiones desde la orilla del ‘No’ dejan ver la fuerza de los intereses políticos en este debate. La presencia de varios precandidatos presidenciales en las reuniones le da ese cariz: Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez, Carlos Holmes, Iván Duque y Óscar Iván Zuluaga, todos aspirantes a suceder al presidente Santos, protagonistas del debate, le ponen este tinte a las discusiones.
Hay muchos ojos puestos en el 2018.
Pero también intervienen los voceros cristianos, las víctimas, las cortes. El debate se enriquece.
El Presidente recibe a todos los voceros del ‘Sí’ y del ‘No’ en Palacio.
Ordóñez volvió a la Casa de Nariño. Se concentró en dos temas: ideología de género y no apoyo a la presencia de magistrados extranjeros en el tribunal especial.
Marta Lucía Ramírez intervino con propuestas que en el Gobierno destacan, pero lo hace desde la clínica donde su madre es atendida. La dirigente conservadora hizo aportes significativos en medio del drama de la partida de su madre.
Camilo Gómez, en nombre del expresidente Andrés Pastrana, también hizo contribuyó a la discusión con propuestas.
Uribe, quien lidera el ‘No’, centró sus críticas en la idea de incorporar el acuerdo en el bloque de constitucionalidad, en defender la propiedad privada, cuestionar la elegibilidad y la restricción de la libertad para los guerrilleros condenados. Su punto podría resumirse en un 'No' a ventajas políticas para las Farc.
Esa misma semana fracasó el primer encuentro de uribistas con voceros de las Farc. Una cita acordada con el abogado de las Farc, Enrique Santiago, que iba a realizarse en Bogotá, fue desautorizada de manera abrupta por Iván Márquez, desde La Habana, con el argumento de que las Farc no iban a abrir una mesa de negociación con el uribismo.
Momento IV
El verdadero “diluvio”, de propuestas
Ya no con el objetivo de recibir pasivamente y “tramitar” las propuestas ante La Habana, sino con el propósito de defender las iniciativas del ‘No’ (un pedido del uribismo), el Gobierno propicia un ‘cónclave’ en el Ministerio del Interior, con todos los voceros del ‘No’ y se produce inicialmente un “aguacero” de propuestas que luego se convirtió en “diluvio”.
Con la presencia del propio expresidente Álvaro Uribe y de muchos otros sectores que fueron llegando, se construyó una matriz de cerca de 500 propuestas para el nuevo acuerdo.
Uribe, el más radical de todos, se mostró amable en las discusiones. Fue cumplido y diligente y se deleitó con las viandas (almojábanas y pandebonos) que dispuso el ministro Cristo con especial atención.
Si algunos criticaron el acuerdo inicial con las Farc por lo extenso de sus 297 páginas, aquí en solo cinco días, con las iniciativas del ‘No’, había ya 700 páginas.
Pero revisando coincidencias se depuraron y se establecieron 57 ejes temáticos, que permitieron con éxito, tener una base sólida para la renegociación con las Farc en La Habana.
Al mismo tiempo que se avanzaba en la construcción de esa gran matriz en Bogotá, los guerrilleros de las Farc recibieron en La Habana a líderes del ‘No’, o a sectores que tenían objeciones al acuerdo inicial.
Fueron varios obispos de la Conferencia Episcopal, jóvenes y víctimas que no estaban de acuerdo con el ‘Sí’.
Fue curioso que las Farc recibieran a estos líderes, pero hubieran rechazado cualquier mínimo diálogo con los uribistas.
Momento V
Regreso a La Habana
Los últimos 12 días del diluvio. Fue una jornada dura. Desde el 2 de noviembre ocurrieron las jornadas más largas de todo el proceso de negociación en La Habana. Las más intensas.
Hasta antes del plebiscito, las dos partes (Farc y Gobierno) se hacían propuestas recíprocas en la mesa. Pero este nuevo ciclo era diferente, porque era el Gobierno empujando casi 500 propuestas del ‘No’ a las Farc.
Eran unas Farc con tensiones por todo lado: en la mesa con las propuestas del ‘No’ que el Gobierno presionaba, de sus bases en las montañas colombianas y de la comunidad internacional para mantenerse en el proceso.
“Era como el que tiene que recibir cucharadas amargas de una pócima hasta decir no más”, dice el senador Roy Barreras.
Había incertidumbre en la mesa, las Farc también reclamaban medidas del Gobierno sobre reincorporación. Querían saber qué pasaba en las zonas de concentración, por ejemplo.
A esto se sumó el intempestivo triunfo de Donald Trump, que también inquietó a los líderes de las Farc. Ellos estuvieron atentos todo el tiempo a la elección. Y una de sus conclusiones es que había que apurar la negociación, ante este hecho.
El ministro Cristo tuvo la tarea de explicar que el Gobierno seguía atento a implementar las decisiones previstas y eso les dio tranquilidad. Pero también dijo que la prioridad era lograr el nuevo acuerdo.
Vino la crisis cuando se tocaron los cuatro temas de hipersensibilidad para las Farc: reparación efectiva de las víctimas, bloque de constitucionalidad (su mayor seguridad jurídica) restricción a la libertad y elegibilidad.
Al mismo tiempo que el Gobierno presionaba con las propuestas del ‘No’, las Farc se quejaban de su precariedad en el monte. Miles de guerrilleros se habían quedado a mitad de camino, sin seguridad, sin alimento y sin certeza de a dónde ir.
La preocupación de los líderes de las Farc llegó al punto de que ya sus bases les reclamaban por comida.
El riesgo de un enfrentamiento militar era grande y el limbo jurídico ponía mucha incertidumbre.
Hasta que llegó un momento en que ‘Iván Márquez’ se exaltó y dijo: ¡“No más. Basta ya!”. “!No más propuestas”!
El momento fue tan crítico que en un momento llegó a ponerse en riesgo el proceso, dice el senador.
Los líderes guerrilleros preguntaron si habían perdido el tiempo estos cinco años negociando un proceso para que les negaran la posibilidad de hacer política, que era la petición más radical de Uribe.
El reclamo un poco airado de ‘Márquez’ frente a los voceros de los países acompañantes dejó mucha tensión en la mesa.
Entonces decidieron, para bajar las tensiones, dejar los puntos más difíciles, como este, para el final, y continuar con los demás.
Cada cambio de párrafo era una negociación. Solo en justicia hubo 67 cambios.
A esta altura de la discusión había una situación muy particular: en la mesa estaban, de lado del Gobierno, solo De la Calle, Jaramillo y Roy. Cristo y Pardo habían regresado a Bogotá. Del otro lado todos sus negociadores. Casi todo el Secretariado, más sus asesores, como Álvaro Leyva y Enrique Santiago, muy duros.
Momento VI
Hasta la comida se agota
Para evacuar el diluvio de propuestas, no hubo pausa. Ni para almorzar, ni para cenar ni casi para dormir.
Pero si ya lo de ponerse de acuerdo era difícil, la situación se hizo más crítica cuando la comida comenzó a escasear en las prolongadas sesiones de trabajo.
Lo único que se conseguía eran sánduches y pizza.
“Quedamos hastiados de sánduches y pizza. La mayoría de las noches ya ni se comía. Las Farc tenían una provisión de galletas y el Gobierno, apenas unos bocadillos veleños, que alcanzaron para dos noches. Era muy difícil trabajar con hambre. Y encima de eso, casi todos los días apenas dormíamos un par de horas”, relata el senador.
Momento VII
Mayor tensión
La mayor tensión en la mesa llegó cuando hubo que abordar, definitivamente, los cuatro temas más sensibles para las Farc.
El primero de ellos: que las Farc reparen con sus bienes a las víctimas.Reconocer esto significaba según ellos confesar un delito, porque en el evento de fracasar el proceso, quedaban todos incursos en una acción penal más. Y escribirlo en el acuerdo era para ellos lo grave. Se armó un gran debate. (Lea también: 'A las víctimas de las Farc las manipularon, las invisibilizaron')
“Luego seguimos con lo del bloque de constitucionalidad y se logró explicar que era inconveniente meter las 297 páginas del acuerdo en la Constitución.
El Gobierno lo defendió y logramos explicar que lo único que por su naturaleza ya hace parte del bloque de constitucionalidad es lo que tiene ver con el DIH. Y lo aceptaron.
Llegamos al tercero: restricción efectiva de la libertad para los guerrilleros condenados. Se logró que las Farc aceptaran la delimitación geográfica para la restricción de la libertad, que serán las zonas veredales.
En eso se fueron el viernes y el sábado.
Al final, el Gobierno logró incorporar casi todas las propuestas, salvo la elegibilidad.
Aceptaron que el juez los ubique geográficamente en una zona; que además se estableciera la residencia donde van a pagar la pena. Antes podían vivir en un lugar y pagar la pena en otro. Ahora no, todo en el mismo lugar.
Y una tercera restricción: que para movilizarse, el guerrillero tenga que pedir permiso del juez. Y lo aceptaron.
Pero lo difícil, dificil, fue el cuarto punto: la elegibilidad. Eso para las Farc se convirtió en un inamovible y no aceptaron cambiar ese punto.
De hecho admitieron que se les redujera el dinero que se había destinado inicialmente a la financiación de su partido. Se les había dado el 10 por ciento de todos los recursos destinados a los partidos, y aceptaron quedar en igualdad de condiciones que los demás. Ellos alegaban que necesitaban más porque apenas comenzaban y lo hacían en condiciones más difíciles.
En ese mismo momento entró la discusión sobre su participación en las 16 circunscripciones especiales. Y tuvieron que aceptar que no tendrán candidatos en esas zonas.
Y lo duro, duro: que las Farc no fueran a elecciones. Fue el inamovible de las Farc. No se movieron de ahí.
Momento VIII
El nuevo acuerdo se cerró finalmente hacia las 4 p. m. del sábado 12. Habían dicho que anunciarían el final final, cuando llegara. A la hora que fuera, sin consideraciones mediáticas ni de conveniencia.
Durante todos estos días los delegados del Gobierno hablaban decenas de veces cada día con el presidente Juan Manuel Santos, vía telefónica. Había muchas consultas. Él definía los puntos críticos.
Había una gran presión de los frentes guerrilleros, de la comunidad internacional (muchos países) pidiendo que se cerrara cuanto antes para no poner en riesgo la paz.
Finalmente hubo solo un margen de dos horas para preparar el anuncio. Se cerró a eso de las 4 p. m. del sábado y se anunció a las 6.
“Se incorporaron más de 300 propuestas del 'No'. En verdad nos las jugamos”, dice el senador Barreras.
“Estábamos muy agotados, habían pasado los 11 días de trabajo más intensos de este proceso”, recuerda.
Antes de entrar al acto donde anunciaron el acuerdo, enviaron las maletas al avión, tenían la orden del presidente Santos de llegar el domingo a explicarles a los del 'No' el nuevo acuerdo.
Momento IX
La sorpresa de ‘Márquez’
Cuando terminó el anuncio y se iban a despedir, de repente ‘Iván Márquez’dijo que no autorizaba la publicación del nuevo acuerdo.
Se desató una confusión con lo dicho por ‘Márquez’. El avión con los motores prendidos esperaba a los negociadores del Gobierno junto a la pista del aeropuerto de La Habana para regresar a Bogotá.
Los negociadores todos se devolvieron entonces a la mesa a las 9 p. m. a revisar lo que pasaba.
A los pilotos se les vencía el tiempo para partir.
Entonces, ‘Márquez’ comenzó a explicar la razón de su decisión: a su juicio, las bases guerrilleras no habían entendido el discurso del presidente Juan Manuel Santos pronunciado desde Bogotá a las 7 de la noche. Estaban asustadas. Temían lo peor.
Finalmente no hubo viaje a Bogotá, porque la reconciliación duró hasta la una de la madrugada.
Los negociadores del Gobierno, que tenían sus maletas en el avión, tuvieron que irse a dormir con la ropa que tenían puesta, sin comer y muertos del cansancio.
Los líderes de las Farc habían recibido muchas llamadas de sus frentes diciendo que según lo dicho por el Presidente, las Farc habían entregado todo, que se habían quedado sin seguridad jurídica, que no aceptaban lo dicho por el mandatario y que si era el caso volvían a la guerra.
Los comandantes de las Farc estaban asustados y dijeron que no permitían la publicación de las solas modificaciones, sino de todo el acuerdo total. Que todo quedara claro.
Decían que si se publicaban solo los cambios, muchos iban a pensar que el nuevo acuerdo lo habían dictado todo los del ‘No’.
“Tuvimos que quedarnos haciendo un trabajo descomunal de edición para ensamblar las nuevas propuestas con las 297 del acuerdo original. No pudimos bajar las maletas del avión”.
Luego tuvieron que pasar todo el domingo ensamblando lo que quedó del antiguo acuerdo con el nuevo, hasta la una de la madrugada del lunes, sin parar, para ensamblar el nuevo documento.
Momento X
“Terminamos a la una de la madrugada del lunes. Firmamos la ultima página del nuevo acuerdo a la 1:30 a. m. del lunes y nos vinimos para Bogotá donde aterrizamos a las 4:30 a. m., después de la jornada más intensa de trabajo que jamás había vivido”, recuerda el senador Roy.
“Y al final, pues el cuervo no volvió, y lo que regresó fue la paloma de la paz con su ramo de olivo, lo que significa la paz para los colombianos. Vamos ahora a la refrendación, a la implementación y a la construcción de la paz. Que vuelen las palomas de la paz por todos los rincones del país”, concluye emocionado el senador Roy Barreras, este relato sobre los 40 días y las 40 noches de la construcción del nuevo acuerdo de paz con las Farc.
POLÍTICA

martes, octubre 11, 2016

FARC entregará sus bienes (¿entregaría?)


FARC-EP procederá a declarar economía de guerra

Nos permitimos informar a la opinión pública nacional que de manera totalmente libre, acogiéndonos al principio de la buena fe y con la intención de cumplir lo que acá manifestamos, en desarrollo del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y el establecimiento de una paz estable y duradera firmado el 26 de septiembre en Cartagena de Indias ante los ojos del país y prestantes testigos de la comunidad internacional, procederemos a declarar ante el gobierno los recursos monetarios y no monetarios que han venido conformando nuestra economía de guerra.
Tal y como se ha establecido en el Acuerdo Final, la declaración aludida se efectuará dentro del proceso de cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas, cuyo seguimiento y verificación estará a cargo de la Comisión de Implementación, Seguimiento y Verificación, en cumplimiento de lo acordado en el Punto 5, reparación a las Victimas y en el Punto 3, Fin del Conflicto y Reincorporación.
Durante el tiempo que las FARC-EP permanezcan en las Zonas Veredales Transitorias de Normalización en el proceso de Dejación de Armas, representantes autorizados de esta organización acordarían con representantes del gobierno los procedimientos y protocolos para inventariar los bienes incluidos en lo que hemos venido denominando recursos para la guerra e informar sobre los mismos, todo ello conforme a lo establecido en el punto 3.1.1.3 “Suministro de Información”, del Acuerdo Cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y Dejación de Armas .
Conforme a lo establecido en el Acuerdo final, procederemos a la reparación material de las víctimas en el marco de las medidas de reparación integral, observando los criterios establecidos por la jurisprudencia de la Corte Constitucional respecto a los recursos de guerra.
Las FARC-EP manifiestan que los recursos por inventariar integran su economía de guerra y que por razones de ética política nunca hicieron ni hacen parte de patrimonios individuales.
Las FARC-EP declaran desde ahora mismo que no cuentan con recursos monetarios ni no monetarios adicionales a los que van a ser declarados durante el proceso de dejación de armas.
X Conferencia Nacional Guerrillera

jueves, octubre 06, 2016

¿Cómo se manipula un pueblo? así

Miércoles , Octubre 5, 2016
en http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-barata-y-m%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891 
Bogotá_

Durante 30 días Juan Carlos Vélez, excandidato a la alcaldía de Medellín y gerente de la Campaña por el No en el plebiscito, tomó un avión 35 veces no solo para coordinar una estrategia basada en la indignación sino para lograr que los empresarios lo apoyaran financieramente.

En total logró recaudar $1.300 millones de 30 personas naturales y 30 empresas, entre las que se destaca la Organización Ardila Lülle, Grupo  Bolívar, Grupo Uribe,  Colombiana de Comercio (dueños de Alkosto) y Codiscos. 
Al igual que los optimistas que pensaban que los colombianos le iban a dar el aval a lo pactado entre el Gobierno y las Farc, el resultado en los comicios lo tomó por sorpresa y solo hasta las 5:30 p.m. del domingo supo que buscar que “gente saliera a votar verraca”,  funcionó. 
En entrevista con  AL, Vélez habló de los detalles de la campaña, de los puntos que se deben renegociar y de la revancha del Centro Democrático luego de salir perdedores en tres jornadas electorales anteriores: presidencia, alcaldías y Congreso.
¿Cuál fue su reacción con los resultados del domingo?
No nos imaginamos que ganaríamos. El país ha caído en un error que le ha quitado credibilidad a la política y es creer en encuestas. Esa diferencia tan abismal entre el sí y el no que arrojaban  las mediciones, me generaba problemas como gerente para conseguir dinero. De hecho, esas mismas encuestas le hicieron mucho daño al Gobierno que se llenó de optimismo y de triunfalismos .  Empezamos a notar un No avergonzante. Por ejemplo, los miembros de la junta de la Andi decían que iban a votar por el Sí pero realmente muchos iban por el No. 
La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?
La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca.
{ AUDIO CUÑAS:   ¿Cómo fue la estrategia?
Descubrimos el poder viral de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con  un alcance de seis millones de personas.
Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia  era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas.
¿Con cuánto dinero se hizo la campaña?
Fue una campaña hecha con las uñas. En el partido del Centro Democrático y en  la corporación que creamos ‘La paz es de todos’ logramos  recaudar $1.300 millones, principalmente de 30 empresas y 30 personas naturales. Fue muy difícil conseguir respaldo y los bancos no estaban preparados. Sin embargo, el No fue la campaña más barata y efectiva en mucho tiempo. Su costo-beneficio es muy alto.
¿Cuál es el Top 5 de empresas que más aportaron?
Organización Ardila Lülle,  Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.
¿Por qué tergiversaron mensajes para hacer campaña?
Fue lo mismo que hicieron los del Sí.

AUDIO CUÑAS #2
¿Cómo percibió la victoria del Sí en zonas afectadas por el conflicto?
Es muy relativo porque hay  muchas de esas zonas influenciadas por la izquierda. Aunque el No ganó en una zona como lo es el oriente antioqueño.
Se ha criticado que el Centro Democrático no tenía Plan B para una renegociación, ¿puntualmente cuáles son las propuestas?
Hemos presentado 68 objeciones, especialmente relacionados con la política de narcotráfico, elegibilidad y justicia.
Va a empezar una pelea dura para la dirección del Centro Democrático, ¿se ve en ese puesto?
Todavía no aspiro a la dirección, he pasado a la reserva del Centro Democrático preparándome para las próximas batallas
Para contactar al autor de esta nota:

Juliana Ramírez

jramirez@larepublica.com.co

Editor de esta nota:
Vanessa Pérez Díaz
vperez@larepublica.com.co

ENTRADA AUDIOS: http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/estas-son-las-cunas-de-la-polemica-campana-del-no/20161006/nota/3266860.aspx

OTRA ENTRADA: http://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-juan-carlos-velez-revela-estrategia-y-financiadores-del-no/497938

y OTRA: http://www.elespectador.com/noticias/politica/cuestionable-estrategia-de-campana-del-no-articulo-658862


jueves, septiembre 22, 2016

¿Paz? todo está por hacerse #Paz #Colombia

A mí me parece que lo que ocurrió fue casi un milagro”


en http://lasillavacia.com/historia/mi-me-parece-que-lo-que-ocurrio-fue-casi-un-milagro-58056

por Por JUANITA LEÓN · 22 DE SEPTIEMBRE DE 2016 


Sergio Jaramillo fue el arquitecto del proceso de paz y uno de sus motores principales. En vísperas de la firma del Acuerdo de Paz y después de que se divulgaron las tesis de las Farc, La Silla lo entrevistó sobre lo pactado y lo que viene. Esta es la transcripción de la entrevista:
La Silla Vacía: ¿Qué se siente haber logrado firmar el Acuerdo de paz?
Sergio Jaramillo: Yo tengo un problema genético y es que veo más los problemas que se vienen que lo que hemos logrado hasta ahora. Todavía no he salido del fondo del mar.
LSV: ¿Y es un fondo oscuro?
SJ: No.
¿Entonces?
SJ: Siguiente pregunta.
El cambio más grande que tenemos que lograr para que todo lo demás sea posible es un cambio cultural.
¿Qué le dejó y qué le quitó esta negociación?
SJ: Me quitó mi vida privada y familiar con todo lo que eso implica. Me quitó casi totalmente mi vida privada y me dejó aparte de muchas canas, un aprendizaje grande y no siempre agradable sobre los seres humanos y sobre lo que es Colombia hoy.
¿Cómo definiría esa Colombia?
SJ: Yo creo que los gobiernos en general tienen una gran dificultad en entender el país y sobre todo a la gente que gobiernan. Cuando uno sale a los territorios, sobre todo los más marginados, se lleva la impresión que de verdad estamos divididos por capas. Pero también ve una fuerza increíble en la gente. Y esa es mi principal fuente de optimismo.
¿Las Farc representan una de esas capas?
SJ: No, no lo creo. Pero sí creo que con el fin de la guerra se cae ese velo que ha ocultado una parte de la realidad y eso es lo que vamos a enfrentar.
¿Qué parte es esa que no hemos visto?
SJ: La gran conflictividad que hay aún en la sociedad colombiana, la fragmentación, y las condiciones escandalosas en las que vive mucha gente en el país.
¿Cree que parte de la dificultad de entender ese país pasa por una incapacidad de entender por qué mucha gente dice que votará No? ¿Usted sí los entiende?
SJ: Yo entiendo a una persona que dice que vota No porque no les perdona a las Farc lo que le hicieron. Lo que tenemos que explicar mejor es que este proceso va mucho más allá de las Farc. Tiene la gran ambición de sentar las bases para una paz estable y duradera y por eso acordamos en el Acuerdo General de 2012 la agenda que acordamos y por eso llegamos ahora en la Habana a los acuerdos a los que llegamos.
El presidente Santos reiteró en Nueva York que se había acabado la guerra en Colombia. ¿Usted cree lo mismo?
SJ: Sí. Totalmente.
¿Y las bandas criminales y el Eln?
SJ: El fin del conflicto es un momento en la historia. No consiste simplemente en la dejación de las armas y la reincorporación a la vida civil en las Farc. Es darse una oportunidad para pasar a otra situación.
Ahora, como todas las oportunidades, o la cogemos, entendiendo que hay que hacer reformas y que hay que implementar los acuerdos o la dejamos pasar como sociedad pensando que solo se trata de quitarle unas armas a las Farc.
¿De qué se trata entonces?
SJ: En primer lugar, como ya dije, de llevar los acuerdos del papel a la realidad. Y eso realmente va a cambiar el país para bien. Pero creo que también hay que hacer una reflexión que va más allá de los acuerdos de la Habana sobre qué quiere decir la paz para cada persona y cada lugar.
¿A qué se refiere?
SJ: Le doy un ejemplo. Acabo de llegar de Medellín. Donde me contaron que en las comunas que aun siguen enfrentadas hay gente diciendo si el gobierno y las Farc fueron capaces de llegar a un acuerdo, cómo así que aquí nos seguimos matando. La paz no es solo un acuerdo, es una voluntad de tramitar los problemas por la vía del diálogo y la negociación.
Usted escribió el marco conceptual de la Seguridad Democrática y el del proceso de la Habana. ¿Supuso una ruptura o una continuidad?
SJ: Hay unas continuidades y hay unas diferencias. La continuidad está en que en ninguna sociedad logra vivir en paz si no tiene instituciones que regulen los conflictos de la sociedad y le respondan mínimamente a sus ciudadanos. Que les garanticen sus derechos. Pero también hay una gran diferencia. Antes estábamos actuando en contra de… Ahora tenemos que actuar con... Entender que para que esto funcione, incluyendo que para que estas instituciones puedan responder, hay que meter a todo el mundo y armar esto entre todos.
¿Implica un cambio de chip mental para lo que viene?
SJ: Total. El cambio más grande que tenemos que lograr para que todo lo demás sea posible es un cambio cultural. Es sentirse ciudadanos de un mismo país, mas dispuestos por una parte a solidarizarse con los que han vivido completamente al margen de la vida nacional en las regiones de Colombia y a expulsar la violencia de nuestras costumbres política. Eso nos va a tomar una generación.
Las Farc, en las tesis de la X Conferencia, reivindican su lucha armada. ¿Usted reivindica los años de confrontación militar?
SJ: Si la pregunta es ¿hubiera sido posible llegar a este acuerdo sin los ocho años de seguridad democrática? La respuesta es no. Pero esa no fue la única razón po r la cual llegamos a este acuerdo.
¿Qué tanto el éxito de la negociación se debió al Presidente?
SJ: A la gente Juan Manuel Santos le puede caer bien, mal o regular. El hecho es que él fue el que vio la oportunidad histórica de la paz que no había visto nadie más, puso todo su capital político en este proceso y se lo jugó hasta el final. La paz se la debemos a él.
Bueno, y a ustedes que le dedicaron cuatro años de vida. ¿Qué tal el aporte de la gente de su Oficina?
SJ: Fue un aporte gigante. Tan o más grande como el de todos los plenipotenciarios.
En varios momentos, la negociación se topó con unos nudos gordianos. ¿Cómo superaban esas concepciones irreconciliables?
SJ: A mí me parece que lo que ocurrió fue casi un milagro. Si uno considera que en todos los procesos anteriores no hubo prácticamente ningún acuerdo o acuerdos muy escuetos como el de la Uribe, se tiene que maravillar que haya sido posible que entre el gobierno y las Farc, sin mediación alguna, se hayan escrito esas 297 páginas. Y eso fue gracias también, además de la metodología, a la seriedad con las que las Farc abordaron la negociación.
¿En qué se reflejaba esa seriedad?
SJ: En que como nosotros, trabajaban desde que abrían el ojo hasta que lo cerraban y hacían propuestas concretas.
Pasando específicamente al acuerdo logrado, hay cosas que aún no se saben. Por ejemplo, ¿dónde van a ser los Pdets?
SJ: Acordamos en el punto uno que los Pdets se pondrán en marcha en los municipios más afectados por el conflicto, con mayores niveles de pobreza, mayor presencia de cultivos ilícitos y donde el Estado ha sido débil. Son criterios objetivos y ya tenemos una idea bastante clara de donde van a estar pero no se ha cerrado la discusión.
¿Coinciden con las circunscripciones de paz?
SJ: Si. Porque los criterios para su selección son los mismos.
¿Quién lo va a decidir?
SJ: En el marco de la Comisión de Seguimiento e Implementación.
¿Quién va a formar parte de esa Comisión?
SJ: Los que designe el Presidente de la República.
¿Y usted es uno de los tres?
SJ: Eso lo decide el Presidente.
Ya existe una secretaría técnica de la JEP, ¿cuándo van a nombrar a los magistrados?
SJ: Es muy urgente que eso se haga pronto.
¿Ya existen los delegados que escogerán a los magistrados?
SJ: No todos.
Las Farc tienen una idea diferente, a juzgar por sus tesis, sobre el día D para comenzar a concentrarse. Al final es ¿después de la firma o después de la aprobación de la amnistía?
SJ: Hay un cronograma con unos pasos que ya está acordado y que es público. En ninguna parte existe una condición de que el gobierno pase una ley para que las Farc se muevan. Otra cosa es que mientras se van moviendo hacia las zonas nosotros vamos haciendo lo que nos corresponde y eso incluye por supuesto pasar proyectos de ley incluyendo la ley de amnistía.
¿Los milicianos se van a concentrar también?
SJ: Por supuesto. Me da la impresión de que la gente no ha leído el capítulo sobre tránsito a la legalidad del acuerdo de reincoporación. Las Farc tiene que entregar un listado con la totalidad de sus miembros incluyendo a sus milicianos.
¿En el acuerdo quedaron muchas garantías para el disenso. Existe algún mecanismo para el consenso?
SJ: No estoy de acuerdo. Yo lo veo al revés. Yo creo que en Colombia hay una gran conflictividad social que cada vez se está expresando más y que está haciendo extremadamente difícil el oficio de gobernar. Los mecanismos de participación que acordamos, por el contrario, permiten crear escenarios en una sociedad tan fragmentada y tan llena de odios y temores para armar consensos sobre qué es lo que hay que hacer en cada región para construir la paz. Esa es la esencia de lo que hemos llamado la paz territorial.
¿Cuál sería un ejemplo de esos espacios?
SJ: Cojamos un ejemplo. Escasamente ha habido una región en Colombia con tanta violencia histórica y tanta conflictividad como el Urabá. Yo estoy convencido de que para construir paz en Urabá no basta con poner en marcha unos programas de desarrollo rural. Hay que primero sentar en una misma mesa a los bananeros, a los ganaderos, a los sindicatos, a las víctimas, a los campesinos y decir ‘señores, ¿ahora cómo vamos a hacer’? Si no se crean unas mínimas bases de convivencia va a ser muy difícil sacar adelante la implementación de los acuerdos.
¿Quién los sienta en esa mesa?
SJ: Yo creo que cada región de Colombia debe coger las riendas de su propia paz y los líderes naturales que uno ve cuando viaja por el país deben asumir esa responsabilidad. Que se trate de partidos políticos, empresarios o líderes sociales. Nosotros también podemos ayudar como gobierno y como Oficina del Comisionado de paz. Es algo a lo que nos queremos dedicar.
¿Cómo se imagina ese pacto político que menciona el Acuerdo?
SJ: Es imposible sacar adelante una verdadera transición si no se hacen una serie de pactos políticos más allá de los acuerdos de la Habana. En primer lugar, como dice el Acuerdo de garantías de seguridad, hay que reunir a los representantes de los diferentes sectores de la sociedad en el nivel nacional, y sobre todo, pienso yo, en las regiones y acordar que se va a respetar el proceso de dejación de armas y reincorporación a la vida civil de las Farc y que nos vamos a comprometer a dejar de promover cualquier forma de justicia privada. Y las Farc, por supuesto, tendrán que cumplir su parte. Es un acuerdo esencial y posible.
Pero también es necesario, y por eso quedó ese compromiso, mirar qué tipo de ajustes es necesario poner en marcha más allá de los acuerdos para facilitar su implementación y consolidar la construcción de una paz estable y duradera.
¿Ajustes constitucionales? ¿Está hablando de la Asamblea Constituyente?
SJ: No. Siempre estuvimos en contra de acordar una constituyente en la Habana y consideramos que sería un gran error meter al país en un proceso constituyente en este momento cuando enfrentamos la tarea tan extraordinariamente exigente de implementar los acuerdos y de sacar adelante transformaciones reales.
¿Entonces es un pacto en el Congreso?
SJ: Puede comenzar una discusión alrededor de temas sobre los que no nos hemos podido poner de acuerdo. Le doy un par de ejemplos. El uso mas adecuado de la tierra. O el grado de descentralización necesaria para sacar adelante la transición.
¿Cree que se viene una lucha por la interpretación del acuerdo?
SJ: Es imposible, incluso con todo el detalle que tiene este acuerdo, lograr una redacción que no se preste a diferentes lecturas. Por supuesto que habrá mucha discusión.
Ya para cerrar, qué viene para usted ahora?
SJ: Yo sigo haciendo mi trabajo mientras le sirva al Presidente de la República.
La guerra se acaba porque hay un acuerdo al que nos costó mucho trabajo llegar.
¿Ha sido difícil pasar de ser una persona muy tímida y privada a ser un personaje público?
SJ: Sí.
¿Le ha gustado?
SJ: No mucho.
¿Se ve en el futuro como negociador en conflictos internacionales?
SJ: El único lema que tengo en la vida es nunca hacer planes para el futuro, sino simplemente tratar de hacer bien lo que hay que hacer hoy. Y lo pienso seguir practicando.
¿Qué de toda su experiencia pasada fue lo que más le sirvió para la negociación?
SJ: Haberme salido de la búrbuja en la que uno crece cuando crece en el norte de Bogotá.
¿Está tranquilo con el plebiscito?
SJ: No. Cuando a la gente le preguntan si está de acuerdo con el acuerdo, la mayoría dice que sí. Otra cosa es que el 2 de octubre salgan a votar. Yo creo que los colombianos aún no hemos entendido la dimensión de lo que está en juego el 2 de octubre. Es sencillamente en qué país vamos a vivir y si nos vamos a dar una oportunidad.
¿Cómo se prepara el gobierno para la eventualidad de que gane el No?
SJ: Aquí hay un problema que me parece que no se ha enfrentado con suficiente honestidad. La guerra se acaba porque hay un acuerdo al que nos costó mucho trabajo llegar. Si la gente vota que No y rechaza el acuerdo eso significa que fracasó la negociación, que se derrumbó el proceso de paz. ¿Qué hacemos en ese escenario? No sé. Lo que sí creo es que la gente que está a favor del No debe asumir las consecuencias de su propia decisión.
Si lo que se viene es tan difícil, ¿qué le da optimismo?
SJ: Los jóvenes. Porque los jóvenes de hoy son distintos. Tienen más conciencia de en qué país viven. Uno se encuentra hoy gente de 25 años que lo único que quiere hacer es trabajar en una ong ambiental o irse al África a trabajar con las Naciones Unidas. Lo que necesitamos ahora es que trabajen en su propio país porque es mucho lo que hay que hacer.
La última pregunta: ¿Que le ayudaría a salir del fondo del mar?
SJ: Cambiar de personalidad.
SERGIO JARAMILLO