El aporte de la Comisión: Una oportunidad de diálogo de país para parar la guerra (1)
Foto: Comisión de la Verdad. Foto: Camila Acosta AlzateEl 28 de junio del 2021, la Comisión de la Verdad presentó al país sus
principales hallazgos y recomendaciones para la no repetición del conflicto
armado, tras un trabajo de investigación y amplio proceso de escucha de cerca
de 30.000 personas, entre víctimas, responsables, empresarios, fuerza pública,
organizaciones sociales, poblaciones étnicas, afros, comunidad LGBTIQ+, academia
y adultos que siendo niños fueron afectados por este conflicto.
Este día, calificado como uno de los
hitos políticos más importantes de 2022, busca abrir el camino hacia un diálogo
de país muy necesario y pendiente alrededor no sólo de los factores de
persistencia que han impedido a Colombia salir del “modo guerra”, sino sobre la
necesidad urgente de pararla desde, primero, el dolor de las víctimas y,
segundo, el reconocimiento colectivo y sosegado de las responsabilidades que
como sociedad hemos tenido en esta guerra.
“Traemos un mensaje de esperanza y
futuro para nuestra nación vulnerada y rota”, fueron las palabras con las que
el presidente de la Comisión, Francisco de Roux, inició la declaración
Convocatoria a la Paz Grande. El éxito de las comisiones de la verdad en el
mundo es, precisamente, lograr un efecto de unión y no división, aunque para
llegar a ello sea necesario un debate polémico. Esa es la idea.
En
sus palabras ante el Consejo de las Naciones Unidas, Francisco de Roux afirmó: “somos optimistas. Hay una juventud en
Colombia que ha tomado este legado. Una juventud por la paz y por la protección
de la vida en todas sus forma. Hay todavía un camino largo por recorrer, pero
Colombia lo ha emprendido, al estar aceptando sin miedo la verdad histórica de
su propia tragedia, y la determinación de mirar hacia adelante, hacia el futuro
que vamos a construir desde el aceptar de nuestras heridas, para enriquecer lo
que somos como cultura, como pueblo apasionado por la creatividad y el arte y
la libertad y la producción de la vida. Y que ojalá que la lección de Colombia
nos aleje de las guerras de todos los lados para siempre y nos lleva a buscar
apasionadamente la verdad y la dignificación del ser humano” ¡Bienvenido el
diálogo!
Mensajes
de la convocatoria
·
“Verdades incómodas que desafían
nuestra dignidad, un mensaje para todas y todos como seres humanos, más allá de
opciones políticas o ideológicas, de las culturas y las creencias religiosas,
de las etnias y del género”.
·
“Traemos una palabra que viene de
escuchar y sentir a las víctimas en gran parte del territorio y en el exilio;
de oír a quienes luchan por mantener la memoria y resistir al negacionismo, y a
quienes han aceptado responsabilidades éticas, políticas y penales”.
·
“Un mensaje de la verdad para
detener la tragedia intolerable de un conflicto en el que el ochenta por ciento
de las víctimas han sido civiles no combatientes y en el que menos del dos por
ciento de las muertes han sido en combate”.
·
“Llamamos a sanar el cuerpo
físico y simbólico, pluricultural y pluriétnico que formamos como ciudadanos y
ciudadanas de esta nación. Cuerpo que no puede sobrevivir con el corazón
infartado en Chocó, los brazos gangrenados en Arauca; las piernas destruidas en
Mapiripán; la cabeza cortada en El Salado; la vagina vulnerada en Tierralta;
las cuencas de los ojos vacías en el Cauca; el estómago reventado en Tumaco;
las vértebras trituradas en Guaviare; los hombros despedazados en el Urabá; el
cuello degollado en el Catatumbo; el rostro quemado en Machuca; los pulmones
perforados en las montañas de Antioquia y el alma indígena arrasada en el
Vaupés”.
·
“Esta nación tiene la riqueza
conmovedora de su pueblo, la multiplicidad de sus expresiones culturales, la
profundidad de sus tradiciones espirituales y la tenacidad laboral y
empresarial para producir las condiciones que satisfagan la vida anhelada;
tiene la feracidad salvaje de su ecología, la potencia natural de dos océanos y
miles de ríos, montañas y valles; la audacia de su juventud, el coraje de las
mujeres y la fuerza secular de los indígenas, los campesinos, los negros, los
afrocolombianos, los raizales, los palenqueros y los rom”.
·
“Estamos convencidos de que hay
un futuro para construir juntos en medio de nuestras legítimas diferencias. No
podemos aceptar la alternativa de seguir acumulando vidas despedazadas,
desaparecidas, excluidas y exiliadas. No podemos postergar el día en que la paz
sea definitivamente un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento”.
·
“Un día quienes estamos aquí nos
iremos definitivamente. Que no nos vaya a llegar la partida estando los unos
separados de los otros. Que podamos irnos felices, porque dejamos una nación en
manos de ustedes jóvenes de la verdad y del futuro; una Colombia apasionada por
la vida, donde no habrá más odios ni muerte violenta ni guerras inútiles”
· Las interpelaciones que la Comisión le hace a la sociedad
·
¿Por qué el país no se detuvo
para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano
y negociar una paz integral?
·
¿Cuál fue el Estado y las
instituciones que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado?
·
¿Dónde estaba el Congreso, dónde
los partidos políticos?
·
¿Qué papel jugaron los formadores
de opinión y los medios de comunicación?
·
¿Por qué la seguridad que rodeaba
a los políticos y a la gran propiedad no fue seguridad para los pueblos, los
resguardos y los sectores populares que recibieron la avalancha de masacres?
·
¿Hasta dónde los que tomaron las
armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su
decisión?
·
¿Nunca entendieron que el orden
armado sobre los pueblos y las comunidades que decían proteger los destruía, y
luego los abandonaba en manos de verdugos paramilitares?
·
¿Qué hicieron ante esta crisis
del espíritu los líderes religiosos? Y, aparte de los pastores y las mujeres de
fe que incluso pusieron la vida para acompañar y denunciar, ¿qué hicieron otros
obispos y sacerdotes, y comunidades religiosas y ministros?
·
¿Qué hicieron los educadores?
·
¿Qué dicen los jueces y los
fiscales que dejaron acumular la impunidad?
·
¿Qué papel jugaron los formadores
de opinión y los medios de comunicación?
·
¿Cómo nos atrevemos a dejar que
pasara y a dejar que continúe?
·
¿Por qué los colombianos y las
colombianas dejamos pasar durante años este despedazamiento de nosotros mismos
como si no fuera con nosotros?
·
¿Por qué vimos las masacres en
televisión día tras día como si se tratara de una novela barata?
·
¿Por qué la seguridad que rodeaba
a los políticos y a la gran propiedad no fue seguridad para los pueblos, los
resguardos y los sectores populares que recibieron la avalancha de masacres?
·
¿Por qué la guerrilla, que se
presentaba como la salvadora del pueblo, cometió cientos de masacres en la
lucha por los territorios?
·
¿Cómo decir que somos humanos
cuando todo esto es parte de nosotros?
Estas son
solo algunas de las preguntas que se presentan en la declaración de la Comisión
de la Verdad y con las que se busca cuestionar a todos los actores de
la sociedad sobre su responsabilidad en la persistencia del conflicto armado. Y
es que el éxito de las comisiones de la verdad en el mundo es, precisamente,
lograr un efecto de unión y no división, aunque para llegar a ello sea
necesario un debate polémico.
Hallazgos
y recomendaciones de la Comisión de la Verdad
¿Cómo
superar el conflicto si no se conocen los hechos que lo anteceden? Volver al
pasado y reconstruir la memoria es indispensable para esclarecer y reconocer
las causas estructurales que fomentaron los patrones de violencia y las
violaciones a los derechos humanos en el país. Por ello, la Comisión de
la Verdad expone estos hallazgos que recogen las principales
conclusiones y reflexiones alrededor de 10 temas principales:
La
Colombia herida: la guerra
ha tenido impactos que han generado un trauma colectivo y una catástrofe
social. La dimensión del daño causado por la guerra en las vidas, las familias,
las comunidades y la Nación es inmenso.
Democracia: la
guerra afectó a la democracia y en general frenó las transformaciones
necesarias, mientras que la paz abrió la posibilidad de acuerdos y reformas
incluyentes. Paulatinamente, el país ha ido construyendo instituciones y
costumbres democráticas, pero aún falta mucho para estar al nivel de una
verdadera sociedad libre. A pesar de todos estos problemas, la democracia se
construyó en medio de los espacios que dejaba la guerra. Por eso la paz es un
requisito para que la democracia sea plena.
Derechos
Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: los
actores armados, tanto del Estado como de los grupos guerrilleros y
paramilitares cometieron graves crímenes de guerra, tanto violaciones de
derechos humanos como infracciones al DIH. Aunque tuvieron objetivos y
proyectos políticos diferentes, todos provocaron daños a la población civil. La
guerra pasó de ser selectiva a indiscriminada.
Guerrillas: con su actuar, las
guerrillas no lograron una apertura del sistema político. La guerra misma, su
insistencia en ella y los métodos usados, destruyeron el ideario
revolucionario.
El
modelo de Seguridad: dicho
modelo terminó siendo útil a los intereses de sectores políticos y sectores de
las élites económicas en la guerra. Se trata de un modelo que está más centrado
en el cuidado de la propiedad que de las personas.
Paramilitarismo: la Comisión
ha comprendido que el paramilitarismo no ha sido solo un actor armado,
entendido como ejércitos privados. Ha sido más un entramado de intereses y
alianzas asociado a proyectos económicos, sociales y políticos que logró la
imposición de controles territoriales armados a través del uso de la violencia.
Narcotráfico: en Colombia el
narcotráfico, la política antidrogas y las economías de la cocaína o marihuana
deben verse como protagonistas del propio conflicto armado y como un factor de
persistencia del mismo.
Impunidad: el
déficit de justicia histórico, generalizado y permanente respecto a violaciones
producidas contra millones de víctimas constituye un factor de persistencia del
conflicto armado. La impunidad aumenta la repetición de la violencia y debilita
la legitimidad de las instituciones, transmitiendo un mensaje de permisividad
de la violencia.
La
paz territorial: la guerra
transformó los territorios. Esa transformación ha sido el producto de múltiples
formas de violencia, en especial el desplazamiento forzado y el despojo, que
han modificado la propiedad de la tierra y el uso de los suelos, así como las
relaciones comunitarias, las dinámicas familiares, sociales y políticas de los
territorios rurales. Esto ha acelerado el proceso de urbanización del país,
profundizando las condiciones de pobreza.
Cultura
y conflicto armado: uno de los factores que
explica la emergencia y persistencia del conflicto armado es la herencia
cultural excluyente del otro, de los pueblos étnicos, del campesinado pobre,
del disidente y el contrario, justificando así la violencia contra determinadas
poblaciones o territorios, y marcando con violencia las relaciones políticas,
sociales y económicas.
Las
recomendaciones
De igual
forma la Comisión a entregado ocho recomendaciones con las que
se busca contribuir a definir una agenda de futuro para avanzar en un diálogo
en asuntos fundamentales como la reconstrucción de la confianza entre la
sociedad y las instituciones, de manera que aporte a la reconciliación y
garantice la no repetición del conflicto armado.
La
construcción de paz como proyecto nacional: la
Comisión de la Verdad hace un llamado al Estado a implementar en su totalidad
el Acuerdo Final de Paz. Además, se debe crear un Ministerio de Paz para
impulsar todas las políticas y actividades relacionadas con este propósito.
Garantizar
la reparación integral de las víctimas: reconocer
a las víctimas del conflicto armado en su dolor, dignidad y resistencias; a la
vez, garantizar una reparación integral que atienda los impactos diferenciados
en cada una de ellas y que nos permitan avanzar en el proceso de sanación
individual y colectivo que debemos emprender como país para lograr la
reconciliación
Consolidar
una democracia amplia, incluyente y deliberativa: la Comisión le apuesta al
diálogo y la participación como mecanismos prioritarios para resolver
conflictos y garantizar los derechos fundamentales. Se busca profundizar la
democracia para la paz a través de la exclusión definitiva de las armas de la
política y la apertura a espacios de participación para los sectores excluidos.
Enfrentar
los impactos del narcotráfico y de la política de drogas: es
urgente replantear el problema del narcotráfico y encontrar los caminos
políticos, económicos, éticos y jurídicos que lleven a debates de fondo, tanto
a nivel nacional como internacional, y permitan avanzar en la regulación del
mercado de drogas y superar el prohibicionismo.
Superar
la impunidad y mejorar el acceso a la justicia local: se debe
dar un mensaje en contra de la violencia y a favor de los derechos de las
víctimas; además, se recomiendan ajustes y medidas en el ámbito de la justicia
penal y a la institucionalidad que provee servicios de justicia.
Una
nueva visión de seguridad para la paz: es fundamental que se haga una reflexión
sobre la visión y el sector de seguridad y defensa, que permita avanzar en las
transformaciones institucionales que se requieren para responder a un nuevo
propósito: la construcción de paz.
Contribuir
a la paz territorial: se deben
garantizar las condiciones de bienestar y vida digna de las comunidades y
construir una visión compartida de territorio y de futuro, para superar la
desigualdad estructural del país que ha sido profundizada por el conflicto.
Lograr
una cultura para vivir en paz: como
sociedad, es necesario hacer el compromiso de transformar los valores, los
principios y las narrativas que hacen parte de nuestra cultura y que han
contribuido a la persistencia de la violencia, de manera que podamos construir
nuevas formas de vivir en paz.
Decálogo de Reconciliación
La Comisión propone
un Decálogo de Reconciliación que busca evitar la continuidad
del conflicto armado y construir la reconciliación necesaria para propender por
la no repetición del conflicto.
ü
Aceptar la verdad como condición
para la construcción colectiva y superar el negacionismo y la impunidad.
ü
Tomar la determinación de nunca
más matarnos y sacar las armas de la política.
ü
Aceptar que somos muchos —en
diverso grado, por acción o por omisión— los responsables de la tragedia.
ü
Respetar al otro, a la otra, por
encima de las herencias culturales y las rabias acumuladas.
ü
Tener en cuenta la herida del
otro y sus preocupaciones e intereses.
ü
Construir de tal manera que el
Estado, la justicia, la política, la economía y la seguridad estén al servicio
de la dignidad humana igual y sagrada de los colombianos y colombianas.
ü
Que esto lo vamos a construir
juntos o no habrá futuro para nadie, y para ir juntos tenemos que cambiar.
ü
Que el actual Estado se transforme
en un Estado para la gente, que los políticos paren la corrupción, que los
empresarios no excluyan de la participación en la producción a una multitud que
reclama el derecho a ser parte, que los que acaparan la tierra la entreguen;
que cambien todos los que colaboran con el narcotráfico, con la guerra, con la
exclusión, con la destrucción de la naturaleza.
ü
Que no haya más impunidad.
ü
Que los que siguen en la guerra
entiendan que no hay derecho para seguir haciéndola porque no permite la
democracia ni la justicia y solo trae sufrimientos. Que tenemos que construir
desde las diferencias con esperanza y confianza colectiva para que seamos
posibles hoy y en las generaciones de mañana.
El
legado de la Comisión de la Verdad para el país
Las voces de las víctimas, el proceso de
investigación y de escucha plural ya se pueden consultar en
www.comisiondelaverdad.co. La plataforma digital o transmedia apostó por
recoger el trabajo de todo el mandato de la Comisión de la Verdad, fuentes y
detalles que dieron como resultado un Informe Final con 10 capítulos y una
declaración. Al ser una de las primeras comisiones en el mundo que ha
desarrollado su mandato en la era digital, esta plataforma es un precedente y
una apuesta por entender desde un punto de vista más humano y una postura más
emocional lo que nos sucedió en este conflicto, así es como lo dice Olga
Lozano, directora de esta novedosa apuesta digital.
Una narrativa multimedial con videos, fotos,
audios, líneas de tiempo e incluso con realidad aumentada 360º, permite que los
usuarios se acerquen a los impactos del conflicto en municipios, universidades,
escuelas y otros espacios, así como a las huellas de la violencia y las
historias de superación de quienes experimentaron los hechos.
El sitio web cuenta a la fecha con 15 secciones,
pero en la medida que se publiquen nuevos volúmenes irá creciendo. Hay Futuro
Si Hay Verdad es la sección que permite descargar los capítulos del Informe y
la Declaración de Francisco de Roux, presidente de la Comisión. Cada volumen
tendrá una sección que enriquece el relato con material y documentos multimedia
complementarios.
El período de socialización del Informe Final irá
hasta el 28 de agosto, pero el camino trazado deja un legado que también está
conformado por activaciones artísticas, culturales y académicas, manifestadas
en obras de teatro, mercadillos por la verdad, tejidos, batucadas, rutas por
los ríos y demás acciones que han narrado el proceso de más de tres años y que
ahora contribuirán a difundir y apropiar los hallazgos y recomendaciones del
Informe Final.
Como parte de su legado, la Comisión deja un
Archivo de Derechos Humanos con los documentos, informes y testimonios públicos
que podrán ser consultados y referenciados y, a su vez, una serie de
publicaciones:
- Novelas gráficas sobre el reconocimiento de
responsabilidades, sobre contribuciones de responsables e historias de los
impactos del conflicto. Algunas de estas son: Un camino hacia la verdad y
Verdades que liberan.
- Cartillas, manuales e infografías sobre los enfoques
y el despliegue de la Comisión. Muestra de ello es: el Manual de formación en
Enfoque Psicosocial.
- Libros en alianza con otras instituciones, tales
como Verdades en convergencia. Al igual que Una maleta colombiana y La fuerza
de esta voz como otros ejemplos. También se elaboró la Guía para periodistas
con las claves para comunicar el proceso, el Informe Final y el legado de la
Comisión de la Verdad.
Para acceder a estos contenidos que se elaboraron
desde las diferentes direcciones de la Comisión, en la plataforma digital deben
seleccionar la opción ‘Versión anterior del sitio web’ y en el menú deberán dar
clic sobre ´Publicaciones´ para así visualizar y descargar diferentes
contenidos publicados durante todo el mandato.
[1] Como tal, cualquier parte de este anexo debe ser citado RECONOCIENDO COMO FUENTE a La Comisión de la Verdad, pues fue construido a partir del cruce de varios textos publicados por varios autores en diversos diarios impresos en Colombia, el 31 de Julio de 2022, quienes a su vez partieron de un documento elaborado por la misma Comisión. El autor se limitó a darle un orden para su presentación.