“¿Qué sigue? ¿Que marchen por los andenes para no
estorbar el tráfico? ¿Que lo hagan en silencio? ¿Qué más podemos pedirles que
hagan para que sean realmente invisibles, para que no nos molesten? ¿Qué más
podemos exigir para poder regresar a nuestros lugares de confort y de esa forma
proceder a ignorarlos de una vez por todas? Como ya NO podemos acusarlos de
guerrilleros, ¿qué mecanismo vamos a empezar a usar para desaparecer la
protesta? ” escribe
la decana de Ciencias Sociales de la Tadeo en la última revista cultural
colombiana.
Se titula “Nuestra aversión a la protesta social”
y comienza con: “Este es un país al que
le cuesta mucho entender las protestas y, en general, los agravios y
reivindicaciones de los grupos de personas menos favorecidas (o más jodidas,
para decirlo con claridad). Es así de simple. No me vayan a salir con que eso
pasa en todas partes del mundo porque, si bien es una cuestión de grados, este
país en esa materia es mucho más conservador que varios de nuestros vecinos
cercanos y lejanos. No nos gusta ver ni sentir a la gente protestando, nos
incomoda y, en algunos casos, hasta nos produce aversión. La explicación más
simple de esta actitud tiene que ver, oh sorpresa, con la persistencia de
nuestro conflicto armado. Por décadas, la clase política de este país se dedicó
a deslegitimar la protesta social asociándola con la subversión armada. No hay
un solo paro en nuestro pasado reciente que no hubiese sido acusado de estar
infiltrado…” y sigue en https://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural---revista-arcadia/articulo/sandra-borda-sobre-la-protesta-social-en-colombia/64316
Insisto: el
postconflicto requiere una renovación en la cultura organizacional de nuestra
querida policía: pues deben prevenir activamente, tener cordones de seguridad,
aprender de sus pares de otros países, etcétera. La solución nunca será decir “des-autorizo”...de hecho casi ninguna
manifestación o protesta pide “autorización”... ¿Qué tal que por protestas de
un puñado de estudiantes, lanzando arengas - justificadas algunas- bloqueando
vías (http://ow.ly/gLxE30jCsh4 ), etcétera, entonces empezáramos a cerrar
los espacios democráticos? ¿Cerramos Bogotá que tiene protestas todas las
semanas, a veces diarias?... Si fuera por protestas, entonces, por ejemplo, las
sesiones del poderoso G8 jamás podrían darse, pues son manifestaciones más
complicadas (Fotos: http://ow.ly/rCGk30jCifZ ) a pesar de reunirse en países más justos y
democráticos.
Progresamos
lentamente: Hemos desmovilizado miles de guerrilleros. Ha llegado el momento de
“cambiar el chip” y asumir que las protestas son absolutamente normales ¿por
qué? Primero porque los conflictos siguen siendo de la esencia humana y segundo
porque el fin del conflicto armado (lo que queda es delincuencia asociada al
narcotráfico) en ningún caso significa el fin de las irresolutas necesidades
económicas, sociales, culturales, de expresión, etcétera. El reto ahora es
superar el fanatismo en los conflictos (políticos) en los que se sigue viendo
al contrario como “enemigo”: APRENDER A VALORAR LA DIFERENCIA. Ojalá los
líderes den ejemplo.
Concluyo (la 1)
igual que lo hace la doctora (en Ciencias Políticas) Borda. "Entonces, estimado ciudadano:
lamentamos las molestias ocasionadas, pero al mismo tiempo esperamos que pueda
aprender a vivir con ellas” : Bienvenidos a
Colombia, al eje cafetero, a la Pereira del post conflicto armado, que
será, la del conflicto social …permanente. La “tal paz esa” es la cultura que construiremos entre todos, para
aprender a resolver, de manera pacífica, los normales conflictos humanos
Por
En: http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/conflictos-y-protestas-1-1804.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario