El 4 de Julio 1991, La Republica de Colombia fue proclamada
como un país presidencialista y un estado unitario con separación de
poderes; en los cuales primarían las necesidades biológicas tales como
subsistir, comida y vida digna, seguidas de las necesidades de carácter
de convivencia. Sin embargo, lo que encontramos cuando miramos hacia atrás en
nuestra larga historia escrita con sangre de miles de ciudadanos, es que
nuestro gobierno no cumple su parte del trato y no asegura un canal
social seguro y digno para la vida siendo incapaz de consolidar la
convivencia en cualquiera de sus presentaciones y ámbitos.
La mayoría del pueblo colombiano sufre de una terrible
desinformación respecto al comienzo de la era violenta en Colombia, pues
no empezó con la Masacre de las Bananeras o con los enfrentamientos de
los partidos extremistas de liberales y conservadores; pues incluso antes
de los años 20 se viene luchando por una reforma agraria que defienda nuestros
campesinos de la violencia y acentúe una ganancia para aquellos que
trabajan arduamente.
“La crisis de la justicia es viejísima: eso ha hecho que se
opte por “la mano propia” (1) ; pues la violencia ha representado una
dificultad en la creación del Estado-Nación conllevando así que no se
realice una reestructuración al modelo socio-económico que se tiene desde el
inicio del crecimiento interno del país.
Se nos da a entender francamente que el estado Neoliberal de
la Republica colombiana ha fracasado en la resolución de problemáticas
básicas como lo es el ámbito rural de centro periferia en donde diferentes
zonas apartadas del país quedan fácilmente en manos de grupos
guerrilleros y paramilitares, pues “esa es la Colombia a la cual es estado no
llega (2); que está ligada al problema político de no mantener los
límites de los extremos partidos y su violencia; con esto se hace
predecible la dificultad con la criminalidad y la construcción de un Estado
Nación capaz de cubrir las necesidades biológicas de su pueblo, pues los 6.402 (3)
falsos positivos y las 80.610 (4) víctimas de desaparición forzosa hasta
el año 2020 hablan por sí solas.
Conociendo y teniendo en cuenta ya esto, se hace
tremendamente necesario la reestructuración de un nuevo modelo
Estado-Nación, en donde se integren los marginados y se les dé la
oportunidad de hablar a los nunca han alzado la voz, pues en ellos están la
historias y memorias más reales del país y posiblemente las mejores ideas
para el cambio positivo que necesitamos; sin dejar de lado que tenemos
que resaltar la competitividad y confiablidad de nuestros dirigentes,
pues a ellos no solo le estamos entregando el presente, sino también la
ruta para que sigan labrando el futuro, y queremos que sea un futuro que no
esté envuelto en sangre de inocentes.
1 Parra G Orlando (Ed.). (2018). Violencias, Guerras y
Procesos de Paz [Libro electrónico]. En Violencias, Guerras y Procesos de
Paz (pp. 1–17).
2 Parra G Orlando (Ed.). (2018). Violencias, Guerras y
Procesos de Paz [Libro electrónico]. En Violencias, Guerras y Procesos de
Paz (pp. 1–17).
3 https://www.opendemocracy.net/es/6402-falsos-positivos-colombia-quien-dio-orden/
4 https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/balances-jep/desaparicion.html
AUTOR: Katherin Martinez Motato (Edad)
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