OBITUARIO
de http://www.semana.com/noticias-cultura/quijote-del-siglo-xx/131013.aspx
La muerte del etnólogo francés Claude Lévi-Strauss es el final de una era de hombres que convirtieron el estudio sociocultural en la ciencia que es hoy.
Sábado 7 Noviembre 2009
Si hubiera que definir la vida de uno de los más grandes pensadores del siglo XX en tan solo unas líneas, habría que trazar un mapa del mundo y de sus pobladores, hacer un análisis de sus costumbres, de sus relaciones de parentesco, de lengua, y después de ese viaje encontrar que todas esas preocupaciones intelectuales se reunieron en la persona de Claude Lévi-Strauss, fallecido el domingo primero de noviembre en la pequeña población de Lignerolles, en la Borgoña francesa, antes de cumplir 101 años el próximo 28 de noviembre.
Lévi-Strauss es una institución para la antropología, la etnología, la lingüística y las ciencias sociales modernas. Y no es una frase: el suyo fue un empeño que comenzó siendo apenas un incómodo estudiante de derecho y filosofía que a los 26 años, después de haber leído con fruición a Sigmund Freud y a Karl Marx, y de haber sido militante socialista, descubrió que su verdadera vocación estaba muy lejos de la filosofía y muy cerca de la etnología. "La filosofía me molestaba porque estaba por fuera de la realidad, no actuaba en el presente". Con Marx, en cambio, encontró un modelo metodológico para el análisis de la historia desde las transformaciones sociales; y con Freud, algo similar, pero desde el inconsciente del ser humano.Nacido en Bruselas en 1908 debido a que su padre, un pintor académico de familia judía, se había trasladadó allí, muy pronto regresó a París para educarse en medio del clima de preguerra. A los 10 años descubrió tres aficiones que lo marcarían toda su vida: la lectura de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; una afición al coleccionismo de objetos extraños, y un profundo amor por la geología. El pequeño niño creció en un típico hogar burgués, con algunos aires bohemios, que le permitieron una educación humanística con la cual pudo defenderse en los avatares que le tenía preparada su larga vida. "El quijotismo, me parece, es, en lo esencial, un deseo obsesivo de reencontrar el pasado más allá del presente", dijo en su libro De cerca y de lejos, de 1984. Un quijotismo que se podía encontrar en cada una de sus expediciones no sólo a los recónditos territorios de la Amazonia y el Matto Grosso brasileños, sino en el frente de batalla en la Segunda Guerra Mundial, en Nueva York en el exilio forzoso debido a la persecución en contra de los judíos; en la lucha en contra de la academia francesa y, finalmente, en la defensa de sus teorías. En 1931 Lévi-Strauss era apenas un inquieto graduado que sabía que estaba buscando algo aún sin saber muy bien qué. Por eso, tras leer Aden Arabia, la crónica desesperada de Paul Nizan que narra la huida de un muchacho de 20 años a la periferia, aburrido de la monolítica cultura francesa, Lévi-Strauss sintió que algo lo invitaba también a alejarse de la comodidad y la rutina que entonces lo tenían como profesor en Laon, una ciudad al norte de Francia. "Tenía ganas de moverme, de ver el mundo", lo cita su biógrafo Denis Bertholet. Soñaba con las novelas de Joseph Conrad; soñaba con poder tocar, sentir: "el pensamiento para él necesitaba de lo concreto para no perderse", dice Bertholet. Y lo concreto llegaría gracias a la lectura de Primitive Society, de Robert H. Lowie, un libro que le descubrió la etnología angloamericana, el punto de partida de su verdadera vocación. Con esa lectura descubrió que el estudio de las costumbres sociales de los pueblos era la posibilidad que estaba esperando para poder unir lo que había aprendido de Marx y de Freud. Para entonces, en 1934, George Dumas, uno de sus profesores, había abierto el camino en la naciente Universidad de Sao Paulo, y lo invitó a que hiciera parte de la segunda camada de profesores de sociología que enseñaban a una elite brasileña que profesaba amor y devoción por Francia. Lévi-Strauss partió sin pensarlo mucho. Y en Brasil, cuando descubrió que podía dedicarse tanto a la enseñanza como al trabajo de campo, se embarcó en varias expediciones que definirían para siempre su acercamiento a la antropología, la etnología y las ciencias sociales. El encuentro con los Bororboro y los Caduveo, en la Amazonia, y después los Nambikwara, en el Matto Grosso, lo convencieron de que era posible sistematizar el conocimiento sobre las comunidades echando mano del método científico. Pero entonces estalló la guerra. Una guerra que se le antojaba lejana y que sólo pudo entender cuando, al regresar a Francia cuatro años después, fue enviado primero a la sección de comunicaciones del Ejército francés y después al frente de batalla, en la línea Maginot, en septiembre de 1939. Dos años después era un paria en su propio país. Su apellido y su cultura judíos lo hicieron exiliarse. ¿A dónde ir, se preguntó. Y encontró que en Nueva York, la fundación Rockefeller tenía un programa de protección a los intelectuales judíos. Tras un penoso viaje en barco, en donde conoció a André Bretón, recaló en Nueva York y desde allí completaría su tarea pendiente con la etnología. En esa ciudad, que bullía de intelectuales de todo el mundo, se hizo asiduo de los surrealistas primero, y después de dos personajes cruciales para su vida: el antropólogo alemán Franz Boas y el lingüista ruso Roman Jakobson. Con Boas discutió sus teorías sobre lo que había visto entre los indígenas brasileños y aprendió que no debía enfocarse al análisis de las razas: sólo el hombre existe. Y su organización, así parezca extraño, es la misma gracias, entre otras, a mitos y costumbres arraigados que han permitido su supervivencia. De Jakobson, a quien conoció en la Universidad de Columbia, aprendió la posibilidad de crear una etnología capaz de comprender que hay leyes, como en la lengua, que funcionan en el nivel inconsciente, fuera de control de los sujetos hablantes, y que por lo mismo se pueden estudiar como fenómenos objetivos. En Estados Unidos comenzó a estudiar y a leer todo cuanto se había escrito sobre etnología en las diferentes culturas humanas. Con esas bases, escribió una tesis doctoral que se convirtió en su primer libro y en el fundador del estructuralismo, como metodología de estudio y comprensión de la vida social, familiar y comportamental de los hombres: Las estructuras elementales del parentesco. El libro lo transformó en una institución en su país, al que regresó convencido de que era necesario reconstruir el estudio de las ciencias sociales arrasado por la guerra. En 1955 publicó Tristes Trópicos, un viaje a las entrañas de Brasil, y desde 1960 (hasta 1982), se hizo profesor del Collège de France. Lévi-Strauss revolucionó la manera de acercarse a la investigación social: demostró que era posible hacer un sistema que respondiera preguntas que hasta entonces no se habían hecho. Y esa, quizá, sea la razón de su importancia. Como lo señala Robert Maggiore, estudioso de su obra, "él no dio respuestas nuevas a las preguntas que estaban hechas, sino que cambió las preguntas, y descubrió otro continente, mediante una revolución copernicana que puso patas arriba a la antropología, la etnología, la lingüística, el sicoanálisis y la historiografía". Todo ello consignado en más de 20 libros, algunos complejos, como Antropología estructural; los cuatro tomos de las Mitologías, y otros de un enorme valor literario, como Tristes trópicos y De lejos y de cerca, que lo muestran como un Quijote buscando en el pasado las claves del presente.
domingo, noviembre 08, 2009
miércoles, octubre 07, 2009
Descubren en Australia la única foto de la primera expedición al Polo Sur
en http://espanol.news.yahoo.com/s/07102009/54/n-entertain-descubren-australia-unica-foto-expedicion.html
6 de octubre de 2009, 11:54 PM
Sídney (Australia), 7 oct (EFE).- La única fotografía conocida de la expedición que alcanzó por primera vez el Polo Sur fue hallada en los archivos de la Biblioteca Nacional de Australia, informó hoy la agencia oficial AAP.
Harald Ostgaard Lund, un historiador noruego, la descubrió tras analizar durante meses mas de 700.000 imágenes de la galería digital de la institución.
La fotografía, fechada en 1911, muestra al explorador Roald Amundsen, paisano de Lund, a su llegada al punto más septentrional del globo.
Fue tomada por el fotógrafo australiano Edward W. Searle e incluida en su álbum "Vistas de Tasmania".
El historiador viajó a Australia a principios de año en busca de los originales de las copias de las imágenes cedidas por la familia de Amundsen al Museo Nacional de Noruega.
"Con tantas fotos antiguas en nuestra colección, ha sido casi un milagro poder encontrar ésta tan valiosa", afirmó la directora de la Biblioteca Nacional de Australia, Linda Groom.
Amundsen llegó al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911, ganándole la carrera por 34 días al aventurero británico Sir Robert Falcon, quien perdió la apuesta por emplear caballos mongoles en vez de perros para tirar sus trineos.
La fotografía será cedida en las próximas fechas a Noruega, que en 2011 celebrará el centenario de la proeza.
Sídney (Australia), 7 oct (EFE).- La única fotografía conocida de la expedición que alcanzó por primera vez el Polo Sur fue hallada en los archivos de la Biblioteca Nacional de Australia, informó hoy la agencia oficial AAP.
Harald Ostgaard Lund, un historiador noruego, la descubrió tras analizar durante meses mas de 700.000 imágenes de la galería digital de la institución.
La fotografía, fechada en 1911, muestra al explorador Roald Amundsen, paisano de Lund, a su llegada al punto más septentrional del globo.
Fue tomada por el fotógrafo australiano Edward W. Searle e incluida en su álbum "Vistas de Tasmania".
El historiador viajó a Australia a principios de año en busca de los originales de las copias de las imágenes cedidas por la familia de Amundsen al Museo Nacional de Noruega.
"Con tantas fotos antiguas en nuestra colección, ha sido casi un milagro poder encontrar ésta tan valiosa", afirmó la directora de la Biblioteca Nacional de Australia, Linda Groom.
Amundsen llegó al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911, ganándole la carrera por 34 días al aventurero británico Sir Robert Falcon, quien perdió la apuesta por emplear caballos mongoles en vez de perros para tirar sus trineos.
La fotografía será cedida en las próximas fechas a Noruega, que en 2011 celebrará el centenario de la proeza.
viernes, junio 06, 2008
EL JOVENCITO "TIROFIJO"...
En Armenia, Quindío Hallamos a la tía y al primo de ‘Tirofijo’
Por: Miguel Ángel Rojas Arias/ Especial para El Espectador
Doña Ana Francisca, nacida en 1901, no termina de creer que su sobrino era Pedro Antonio Marín, el mejor jugador de trompo. Su primo recuerda que fue su estafeta, pero que se alejaron cuando las Farc se convirtieron en delincuentes.
La única vez que alias Manuel Marulanda Vélez, el recién fallecido jefe máximo de las Farc, estuvo tras las rejas, fue en la cárcel municipal de Génova, su pueblo natal, en el sur del departamento del Quindío. Apenas tenía diecinueve años y aún no había pensado en irse para el monte.
Su tía María del Rosario Marín le pagó al inspector una fianza de dos pesos para que lo dejara libre. Contra él cursaba, en el Juzgado Promiscuo Municipal de Calarcá, una denuncia por lesiones personales interpuesta por el ex soldado Críspolo Gallo, luego de una pelea a machete en una fonda de camino donde éste resultó herido.
Tenía tres entradas más a la misma cárcel por el “delito” de ser hijo de Pablo Marín y sobrino de Ángel y Manuel Marín, dirigentes liberales del corregimiento de Ceilán, municipio de Tulúa, centro del Valle, a donde habían emigrado a comienzos de la década de los años cuarenta.
De sus fincas de Ceilán los sacó corriendo León María Lozano, El Cóndor, después del nueve de abril de 1948. Dos años de persecuciones políticas vivió el joven Pedro Antonio en Génova, mientras trabajaba como peón en la finca de Pedro Nel Duque, en la vereda El Dorado, acogido los fines de semana por su tía, Ana Francisca Marín de Morales, en la vieja casa de la calle doce de la cabecera municipal.
Ella todavía vive en Armenia. En un barrio popular, sentada en una silla mecedora, con un tabaco en la boca y sus inocultables ciento siete años, desvaría. Es la única hija viva de dos de los fundadores de Génova: Ángel Marín y Virginia Quiceno, los abuelos del guerrillero más viejo del mundo, que vinieron de Neira, Caldas, a comienzos del siglo XX.
En la pequeña vivienda de la tía Matilde, prima hermana de Marulanda dice que su anciana madre “todavía no cree que Pedro Antonio Marín era el mismo Tirofijo”. “Cuando se lo mostrábamos en la televisión siempre contestaba: ‘ese que va a ser mi sobrino, si mi sobrino es un bobo’”.
Lo recuerda con un sombrero atascado hasta las cejas y una ruana larga que casi le cubría todo el cuerpo, como un muchacho trabajador que corría en el potrero en pos del ganado, se la pasaba sentado en los corredores de la casa o como el mejor jugador de trompo entre todos los muchachos del pueblo. “Desde que se largó con la Chusma de Modesto Ávila no lo he vuelto a ver”, le dijo hace poco más de seis años Ana Francisca al periodista Luis Fernando Franco del municipio de Génova.
La guerrilla de catorce primos
Cincuenta y ocho años después, sentado en una silla de concreto en un parque del centro de Armenia, su primo hermano Jorge Arenas Marín, jubilado del cuerpo de bomberos de esta ciudad, recuerda los detalles de la vida del adolescente Tirofijo en Génova mientras vivió en la casa de su madre María del Rosario, como si fuera uno más de sus nueve hermanos. “Yo le garitiaba cuando lo metían a la cárcel, por ser casi el menor de la casa. Cada rato lo traían de la finca de los Duque, donde trabajaba, a la cárcel del pueblo, por liberal”.
Los primos Marín no formaron nunca una guerrilla, sino un grupo del juego de la esgrima, o el machete. “Los tíos Ángel y Manuel nos enseñaron el arte. Ellos lo habían aprendido desde niños y recibieron instrucciones del Tuerto Felipe de Armenia, al que le asimilaron las 32 paradas del juego”, rememora Jorge Arenas, que relata con fluidez el enfrentamiento de la fonda en la vereda El Dorado donde Pedro Antonio hirió en una pierna al ex soldado Críspolo Gallo. “Unos días después, en un viaje que hicimos los primos a la finca Indostán, por la región de Cumbarco, con el propósito de jugar a la esgrima con amigos del campo, la Policía nos salió y a culatazos nos llevaron a la cárcel municipal. Todos quedamos libres al día siguiente, menos Pedro Antonio, hasta que mi madre consiguió prestados los dos pesos para pagar la fianza”.
La pista del magistrado
En tanto, en una antigua casa de concreto ubicada en una callecita ciega del barrio las Acacias de la capital quindiana, María Estela García le celebra los 78 años de edad a su esposo Hernando Franco Hernández, jubilado del poder judicial en el cargo de Magistrado del Tribunal Superior del Quindío, quien recuerda que nació en el mismo mes y año que Tirofijo y compartió con él pupitre en la pequeña escuela municipal de Génova. “Era un niño normal, pero mucho más tímido y retraído que todos nosotros. Cuando practicábamos fútbol con una pelota de trapo, Pedro Antonio sólo nos miraba desde una esquina, sin insinuarse jamás para el juego. Sólo cuando tirábamos trompo mostraba sus dotes de invencible”.
En la casa del ex magistrado Franco rueda la cinta de un casete con la voz de su tío Roberto Hernández, donde relata el episodio que vinculó a Pedro Antonio con el primer grupo armado ilegal. “Pasaba por el camino de un potrero, junto al río Gris, cuando oí una voz que salía desde el cafetal: era el hijo de Pablo Marín, el tímido muchacho campechano que habían tenido en la cárcel. Me le acerqué y me dijo: ‘Ayúdeme, Roberto, el alcalde Argemiro Prado mandó a matarme y yo llevó horas en este cafetal escondido’. Entonces le dije que se fuera para la vereda Riofrío y buscara por esos lados a Modesto Ávila, defensor de liberales, y se vinculara con su grupo de autodefensa. Y así lo hizo”.
La denominada “Chusma de Modesto Ávila” se había conformado a finales de 1948 con campesinos rasos, mayordomos y pequeños propietarios de tierras para defenderse del gobierno y la dirigencia conservadora. Modesto, como otros colonos, había venido de Santander huyéndole a la violencia al comenzar la Hegemonía Liberal en 1930.
Pertenecía al partido que tomó el gobierno, pero huyó hacia los límites de Tolima y Caldas, en la zona rural de Génova, para evitar la confrontación. Después de la muerte de Gaitán, y viéndose azuzado por la Chulavita, se alzó en armas para defenderse. Es a esta organización a la que se vincula Pedro Antonio Marín, después de haber sido amenazado de muerte por el alcalde.
“Unos meses después, subí con mi tío Roberto a la finca del abuelo, para instalar un mayordomo y aperarlo de mercado. En los canalones, en el patio, en el potrero y el cafetal yacían ciento veinte hombres armados que recién habían llegado del Tolima. Ya en la casa de la finca salió Modesto Ávila, nos saludó y dijo que el joven Pedro Antonio estaba en sus filas. Inmediatamente llamó a tres voluntarios, entre ellos al propio Marín, para cumplir una diligencia. Mi condiscípulo de escuela me pidió que cambiáramos de ruana y así lo hicimos. Salieron y luego oí unos disparos. Mataron al dirigente conservador Miguelache, Miguel A. Hincapié, al parecer la primera víctima de Tirofijo”, evoca con voz firme el ex magistrado Franco Hernández
“Desde entonces, mi familia huyó, camuflados en camiones salimos hacia Armenia o hacia el Valle. Yo advertí que debíamos organizarnos, pero mi abuelo me mandó para Buenos Aires, Argentina, para sacarme del conflicto, lo que ahora agradezco”.
Un viejo habitante de Génova, que pidió reserva de su nombre, recuerda que frente a su casa, en el casco urbano, funcionaba una lavandería a vapor, a donde llegó un día, como de costumbre, un saco leva del dirigente conservador Floro Yépez Gómez, de uno de cuyos bolsillos el lavandero extrajo una hoja de cuaderno donde había una lista titulada: “Liberales para matar”. Entre ellos, por supuesto, estaba Pedro Antonio Marín. Y señalados por una cruz los que ya habían asesinado.
Con la muerte de Miguelache y el intento de la “Chusma de Modesto Ávila” de tomarse el pueblo, la Policía se reforzó y dio de baja a una docena de los combatientes ilegales. Diezmado, el grupo sale hacia el famoso Cañón de las Garrapatas y se une a las recién creadas autodefensas campesinas liberales, organizadas por Gerardo Loaiza, el mayor de los dieciocho hijos de don Emiliano Loaiza, primos de Manuel Marulanda por línea materna.
Con esta fusión se origina la versión de la guerrilla de los catorce primos de Tirofijo. Es decir, el recién muerto comandante de las Farc no creó un grupo fundacional de autodefensas campesinas en Génova, sino que se vinculó a uno, primero, y luego a otro, ya organizados.
Arenas Marín, el primo más cercano a Marulanda lo vio por última vez en una finca en la zona de distensión de El Caguán en el año 2000. “Lo busqué a través de otro familiar. Estuvimos casi todo el día juntos, vimos televisión, conversamos de los amigos de Génova y me preguntó por Modesto Ávila. Estaba empecinado en tener allá, en su casa, a la tía Ana Francisca. Le prometí que se la iba a llevar, pero esta mujer —señala a Matilde, la hija con quien vive la tía Ana Francisca— se opuso rotundamente. Y luego vino el rompimiento de los diálogos y le perdí el rastro, hasta ahora que nos avisan que ha muerto”.
“Antes, continúa Arenas, en 1950, yo subía a Riogris a llevarles quesos y panela a la ‘Chusma de Modesto Ávila’”. “Armas y municiones”, lo contradice el ex magistrado Franco Hernández, que me muestra una foto de Marulanda, en el Caguán, junto a Jorge. Él deja en claro: “Yo soy uno de los primos de Tirofijo, le ayudé cuando pelao, fui su estafeta, pero en los últimos años no compartí su lucha porque del ideario liberal de reivindicaciones por la tierra y los pobres se cambió por un puñado de narcotraficantes y asesinos, y eso no va conmigo, que soy un hombre de paz”.
Por: Miguel Ángel Rojas Arias/ Especial para El Espectador
Doña Ana Francisca, nacida en 1901, no termina de creer que su sobrino era Pedro Antonio Marín, el mejor jugador de trompo. Su primo recuerda que fue su estafeta, pero que se alejaron cuando las Farc se convirtieron en delincuentes.
La única vez que alias Manuel Marulanda Vélez, el recién fallecido jefe máximo de las Farc, estuvo tras las rejas, fue en la cárcel municipal de Génova, su pueblo natal, en el sur del departamento del Quindío. Apenas tenía diecinueve años y aún no había pensado en irse para el monte.
Su tía María del Rosario Marín le pagó al inspector una fianza de dos pesos para que lo dejara libre. Contra él cursaba, en el Juzgado Promiscuo Municipal de Calarcá, una denuncia por lesiones personales interpuesta por el ex soldado Críspolo Gallo, luego de una pelea a machete en una fonda de camino donde éste resultó herido.
Tenía tres entradas más a la misma cárcel por el “delito” de ser hijo de Pablo Marín y sobrino de Ángel y Manuel Marín, dirigentes liberales del corregimiento de Ceilán, municipio de Tulúa, centro del Valle, a donde habían emigrado a comienzos de la década de los años cuarenta.
De sus fincas de Ceilán los sacó corriendo León María Lozano, El Cóndor, después del nueve de abril de 1948. Dos años de persecuciones políticas vivió el joven Pedro Antonio en Génova, mientras trabajaba como peón en la finca de Pedro Nel Duque, en la vereda El Dorado, acogido los fines de semana por su tía, Ana Francisca Marín de Morales, en la vieja casa de la calle doce de la cabecera municipal.
Ella todavía vive en Armenia. En un barrio popular, sentada en una silla mecedora, con un tabaco en la boca y sus inocultables ciento siete años, desvaría. Es la única hija viva de dos de los fundadores de Génova: Ángel Marín y Virginia Quiceno, los abuelos del guerrillero más viejo del mundo, que vinieron de Neira, Caldas, a comienzos del siglo XX.
En la pequeña vivienda de la tía Matilde, prima hermana de Marulanda dice que su anciana madre “todavía no cree que Pedro Antonio Marín era el mismo Tirofijo”. “Cuando se lo mostrábamos en la televisión siempre contestaba: ‘ese que va a ser mi sobrino, si mi sobrino es un bobo’”.
Lo recuerda con un sombrero atascado hasta las cejas y una ruana larga que casi le cubría todo el cuerpo, como un muchacho trabajador que corría en el potrero en pos del ganado, se la pasaba sentado en los corredores de la casa o como el mejor jugador de trompo entre todos los muchachos del pueblo. “Desde que se largó con la Chusma de Modesto Ávila no lo he vuelto a ver”, le dijo hace poco más de seis años Ana Francisca al periodista Luis Fernando Franco del municipio de Génova.
La guerrilla de catorce primos
Cincuenta y ocho años después, sentado en una silla de concreto en un parque del centro de Armenia, su primo hermano Jorge Arenas Marín, jubilado del cuerpo de bomberos de esta ciudad, recuerda los detalles de la vida del adolescente Tirofijo en Génova mientras vivió en la casa de su madre María del Rosario, como si fuera uno más de sus nueve hermanos. “Yo le garitiaba cuando lo metían a la cárcel, por ser casi el menor de la casa. Cada rato lo traían de la finca de los Duque, donde trabajaba, a la cárcel del pueblo, por liberal”.
Los primos Marín no formaron nunca una guerrilla, sino un grupo del juego de la esgrima, o el machete. “Los tíos Ángel y Manuel nos enseñaron el arte. Ellos lo habían aprendido desde niños y recibieron instrucciones del Tuerto Felipe de Armenia, al que le asimilaron las 32 paradas del juego”, rememora Jorge Arenas, que relata con fluidez el enfrentamiento de la fonda en la vereda El Dorado donde Pedro Antonio hirió en una pierna al ex soldado Críspolo Gallo. “Unos días después, en un viaje que hicimos los primos a la finca Indostán, por la región de Cumbarco, con el propósito de jugar a la esgrima con amigos del campo, la Policía nos salió y a culatazos nos llevaron a la cárcel municipal. Todos quedamos libres al día siguiente, menos Pedro Antonio, hasta que mi madre consiguió prestados los dos pesos para pagar la fianza”.
La pista del magistrado
En tanto, en una antigua casa de concreto ubicada en una callecita ciega del barrio las Acacias de la capital quindiana, María Estela García le celebra los 78 años de edad a su esposo Hernando Franco Hernández, jubilado del poder judicial en el cargo de Magistrado del Tribunal Superior del Quindío, quien recuerda que nació en el mismo mes y año que Tirofijo y compartió con él pupitre en la pequeña escuela municipal de Génova. “Era un niño normal, pero mucho más tímido y retraído que todos nosotros. Cuando practicábamos fútbol con una pelota de trapo, Pedro Antonio sólo nos miraba desde una esquina, sin insinuarse jamás para el juego. Sólo cuando tirábamos trompo mostraba sus dotes de invencible”.
En la casa del ex magistrado Franco rueda la cinta de un casete con la voz de su tío Roberto Hernández, donde relata el episodio que vinculó a Pedro Antonio con el primer grupo armado ilegal. “Pasaba por el camino de un potrero, junto al río Gris, cuando oí una voz que salía desde el cafetal: era el hijo de Pablo Marín, el tímido muchacho campechano que habían tenido en la cárcel. Me le acerqué y me dijo: ‘Ayúdeme, Roberto, el alcalde Argemiro Prado mandó a matarme y yo llevó horas en este cafetal escondido’. Entonces le dije que se fuera para la vereda Riofrío y buscara por esos lados a Modesto Ávila, defensor de liberales, y se vinculara con su grupo de autodefensa. Y así lo hizo”.
La denominada “Chusma de Modesto Ávila” se había conformado a finales de 1948 con campesinos rasos, mayordomos y pequeños propietarios de tierras para defenderse del gobierno y la dirigencia conservadora. Modesto, como otros colonos, había venido de Santander huyéndole a la violencia al comenzar la Hegemonía Liberal en 1930.
Pertenecía al partido que tomó el gobierno, pero huyó hacia los límites de Tolima y Caldas, en la zona rural de Génova, para evitar la confrontación. Después de la muerte de Gaitán, y viéndose azuzado por la Chulavita, se alzó en armas para defenderse. Es a esta organización a la que se vincula Pedro Antonio Marín, después de haber sido amenazado de muerte por el alcalde.
“Unos meses después, subí con mi tío Roberto a la finca del abuelo, para instalar un mayordomo y aperarlo de mercado. En los canalones, en el patio, en el potrero y el cafetal yacían ciento veinte hombres armados que recién habían llegado del Tolima. Ya en la casa de la finca salió Modesto Ávila, nos saludó y dijo que el joven Pedro Antonio estaba en sus filas. Inmediatamente llamó a tres voluntarios, entre ellos al propio Marín, para cumplir una diligencia. Mi condiscípulo de escuela me pidió que cambiáramos de ruana y así lo hicimos. Salieron y luego oí unos disparos. Mataron al dirigente conservador Miguelache, Miguel A. Hincapié, al parecer la primera víctima de Tirofijo”, evoca con voz firme el ex magistrado Franco Hernández
“Desde entonces, mi familia huyó, camuflados en camiones salimos hacia Armenia o hacia el Valle. Yo advertí que debíamos organizarnos, pero mi abuelo me mandó para Buenos Aires, Argentina, para sacarme del conflicto, lo que ahora agradezco”.
Un viejo habitante de Génova, que pidió reserva de su nombre, recuerda que frente a su casa, en el casco urbano, funcionaba una lavandería a vapor, a donde llegó un día, como de costumbre, un saco leva del dirigente conservador Floro Yépez Gómez, de uno de cuyos bolsillos el lavandero extrajo una hoja de cuaderno donde había una lista titulada: “Liberales para matar”. Entre ellos, por supuesto, estaba Pedro Antonio Marín. Y señalados por una cruz los que ya habían asesinado.
Con la muerte de Miguelache y el intento de la “Chusma de Modesto Ávila” de tomarse el pueblo, la Policía se reforzó y dio de baja a una docena de los combatientes ilegales. Diezmado, el grupo sale hacia el famoso Cañón de las Garrapatas y se une a las recién creadas autodefensas campesinas liberales, organizadas por Gerardo Loaiza, el mayor de los dieciocho hijos de don Emiliano Loaiza, primos de Manuel Marulanda por línea materna.
Con esta fusión se origina la versión de la guerrilla de los catorce primos de Tirofijo. Es decir, el recién muerto comandante de las Farc no creó un grupo fundacional de autodefensas campesinas en Génova, sino que se vinculó a uno, primero, y luego a otro, ya organizados.
Arenas Marín, el primo más cercano a Marulanda lo vio por última vez en una finca en la zona de distensión de El Caguán en el año 2000. “Lo busqué a través de otro familiar. Estuvimos casi todo el día juntos, vimos televisión, conversamos de los amigos de Génova y me preguntó por Modesto Ávila. Estaba empecinado en tener allá, en su casa, a la tía Ana Francisca. Le prometí que se la iba a llevar, pero esta mujer —señala a Matilde, la hija con quien vive la tía Ana Francisca— se opuso rotundamente. Y luego vino el rompimiento de los diálogos y le perdí el rastro, hasta ahora que nos avisan que ha muerto”.
“Antes, continúa Arenas, en 1950, yo subía a Riogris a llevarles quesos y panela a la ‘Chusma de Modesto Ávila’”. “Armas y municiones”, lo contradice el ex magistrado Franco Hernández, que me muestra una foto de Marulanda, en el Caguán, junto a Jorge. Él deja en claro: “Yo soy uno de los primos de Tirofijo, le ayudé cuando pelao, fui su estafeta, pero en los últimos años no compartí su lucha porque del ideario liberal de reivindicaciones por la tierra y los pobres se cambió por un puñado de narcotraficantes y asesinos, y eso no va conmigo, que soy un hombre de paz”.
jueves, enero 11, 2007
“África, diáspora y afro América”,
fotomontaje de cristine dumbsky
-los textos sobre África son del primer semestre del 2006-
“AFRO AMÉRICA” HOY
“África, diáspora y afro América”, el titulo sugerido para éste texto parece una referencia gráfica con tres componentes: Una el Continente Africano, Dos unos lazos que salen de ese continente hacia América y tres una América entrelazada, entonces, desde África. De hecho dicho proceso continua con las migraciones africanas contemporáneas[1]
Tal vez ello resume la idea. Y seguramente, por ello mismo, me centraré más en el resultado, el entrelazamiento de África con América (Esa América Indo, Sino[2]…Europea).
I.
Una diáspora no sólo de personas sino una diáspora múltiple, extensa, resumida o simbolizada por esas personas, y una diáspora donde nunca se debe olvidar lo no olvidable (para no caer en un esquema soñador): La transformación de las culturas africanas al ritmo de la propia diáspora, de la trata atlántica, del asentamiento, las continuidades, los cambios, las rupturas que tendrían estas expresiones culturales.
Parece que lo primero que debemos resaltar es la conflictividad del resultado de tan complejo proceso, la existencia de negros Esclavizados, Libres, y de Esclavistas de todas las layas. Espacio que obviamente requirió esquemas de control y en el cual la normatividad jurídica “que aún pesa en nuestras sociedades con herencia hispana de la vieja estructura estamental”[3], donde los preceptos eclesiásticos, las visiones, los imaginarios, por ejemplo, el arquetipo de María que marcaba los roles y espacios de sociabilidad acorde con la procedencia, la categorización socio económica y en este caso: la Raza[4]
Lo anterior generaría diversas formas de resistencia, entre otras: La concensual (testamento, Manumisión, Ingenuidad) (con resultados oficiales y extraoficiales[5]) la del disenso (huida, solicitud de cambio de amo, la muerte). [6] U otras formas como las lenguas, las múltiples lenguas, como expresión de contactos y a su vez de conflictos bilingües, donde a pesar de la posición de subordinación (para éste caso Lingüística) se llega a expresiones de Multilingüismo[7] e incluso, algunos autores insinúan (me parece que hay que mirar dicha apreciación con más calma) que el propiciar las relaciones inter étnicas, y por ende el mestizaje[8], fue una forma de resistencia fracturando un orden social jerarquizado racialmente[9]…de todos modos, se demuestra que muchas de las mujeres (y seguramente de los hombres) esclavos eran “subordinados mas no sumisos”.[10]
II
Lentamente apareció Afro América (¿o Ame África?). Con múltiples expresiones, visibles siempre incluso hoy en las culturas populares y campesinas (y no sólo en estas) de las cuales solo resaltaré algunas:
Citando a Floreal Forni (Sociólogo Argentino), su compatriota Norberto Pablo Cirio (refiriéndose al Rey Mago (negro) Baltasar), nos recuerda que “el sincretismo es una tendencia constante en toda situación de contacto y que la religiosidad popular constituye el elemento básico para la comprensión del conjunto de valores, símbolos y legitimaciones e interpretaciones que la orientan dado su persistencia en las clases populares aún después de grandes procesos de cambio”[11] expresado en la religiosidad popular.
Las narrativas rítmicas negro africanas expresadas, no sólo musicalmente, por ejemplo con el Candombe, el Tango, y, cómo no: en el Jazz y el Rock[12].
Las Dietas alimentarias, partiendo de productos alimenticios y plantas medicinales (llegadas generalmente a través de las provisiones alimenticias de los barcos negreros) de origen africano[13].…
III
Todo ello nos lleva al presente, si se quiere a la modernidad, a los últimos decenios.
Si la identidad de un grupo, está marcada, según Edwards[14], por la étnicidad, el nacionalismo, y la relación entre ambos. La situación fue compleja, ha sido complejas y seguirá siendo compleja.
En la coyuntura de la independencia aquellos quienes han esclavizado a otros, dicen que son esclavos de una superpotencia…es claro, y en toda Latinoamérica existen ejemplos, sobre como la necesidad de contar con soldados en las guerras de independencia, llevó a los criollos a armar (sus¿?) esclavos. Un cambio abrupto (y ciertamente momentáneo) donde las élites pasaron de considerarlos “de los otros” a un (insisto, momentáneo) “de nosotros”…tanto así que buena parte de ellos eran colocados en “batallones segregados” o de “pardos y morenos”[15]
Así se fueron conformando –si es que se han conformado ya…- nuestros “Estado Nación”…Es de suponer que no sólo en Brasil y no sólo con las mujeres negras o esclavas, sucedió que “les fue negado una voz oficial en las esferas políticas y judiciales, (pero) sin embargo estaban asociados en un ambiente social y político a través del parentesco o de lazos ficticios (artificiales creo que puede ser más comprensivo n.m.) de parentesco a través de veladas, de los festivales religiosos y las caridades y a través de las instituciones educativas” [16] Y es de suponer que no sólo en México, Guanajuato: “el esclavo no fue un actor pasivo en su condición, sino que estuvo inserto en ella y que cuando alcanzó su estatuto de hombre libre intento cambiar su situación marginal, no solamente por la vía violenta sino que intentó su inserción a la élite a través de la vía legal” [17]. A ello agrego que la historiadora Liliana Crespi, nos recuerda algo que, nos devuelve al reciente destape del Katrina: “no fue sino en las colonias iberoamericanas que el esclavo fue acercándose más al status de persona sujeto de derechos que en las gobernadas por naciones protestantes”…”aunque no sin enfrentar los prejuicios de una sociedad apegada a prerrogativas estamentales del antiguo régimen”[18]…que además transformó el tema de las castas por el de los estratos sociales (¿clases?).
Ligado a lo anterior, pienso que el proceso quedo a mitad (si es que realmente arrancó) por ello comparto la necesidad de examinar “cómo los discursos de poder estaban cargados de genero, así como racializados” de tal manera que podamos “entender la dinámica inclusión y exclusión en la construcción de la nación…”[19] , pues el resultado, casi para toda Latinoamérica ha SIDO…(en Mayúsculas) una posibilidad o una hipótesis interpretativa que aún persiste: ¿se puede suponer que los afro participaron en la construcción de una identidad nacional sin tener un verdadero acceso a ella quizá en una o varias formas de contra discurso? a lo que se agrega la construcción de un pasado y de una memoria nacional excluidora para latino y americanos de origen no-europeo.[20]…el que, por ejemplo, en nuestro país, tenga que existir, tantas décadas después, un espacio político como “minoría” es tal vez la prueba más fehaciente de que la exclusión continua.
[1] Díaz Rafael, en la introducción a el numero temático (que es la base de la presente reflexión) DIÁSPORAS AFRO AMERICANAS de la revista MEMORIA Y SOCIEDAD, Vol. 7, Nov 2003, Bogotá DC, (Díaz fue el Editor invitado) pps 6-7
[2] Porque hubo Chinos, hubo asiáticos, y hacen parte de ese “entrelazamiento” no sólo en Norteamérica sino en Sur América, tal cual se ha reseñado, por ejemplo, en Perú y, creo, en Brasil
[3] Pérez Munguia Juana Patricia, en MEMORIA Y SOCIEDAD op.cit, pps 193-204.
[4] Morales Villegas Inírida, En Ibíd. pps 53-
[5] Cowling Camillia (trad. Cogollos A Silvia). En Ibíd. pps 81-87.
[6] Morales Villegas, En Ibíd. pps 62-7
[7] Tal cual lo refleja el trabajo de Herfzeld Anita en Ibíd. pps 165-175.
[8] Navarrete Maria Cristina, En Ibíd pps 91-9 hace su aporte para el caso Colombiano.
[9] Pienso que no se puede olvidar que el mestizaje fue en todas las direcciones: el caso de los Seminales Negros en la Florida: Cimarrones Africanos, íntimamente ligados con indígenas americanos, contra los “blancos” estudiado por Landers Jane, en MEMORIA Y SOCIEDAD op.cit. pps 25-37 es un ejemplo.
[10] Naro Nancy Priscilla (trad de Cogollos Amaya Silvia) En Ibíd.. (OJO PIES) Pág. 77.
[11] Cirio Norberto Pablo, En Ibíd. 125-131.
[12] Picotti C, Diana V, En Ibíd. pps 145-163
[13] Carney Judith, Acevedo Marín Rosa, PLANTAS DE LA DIÁSPORA AFRICANA EN LA BOTÁNICA AMERICANA DE LA FASE COLONIA, en Ibíd. pps 9-25.
[14] Edwards Jhon, 1985, Language Society and Identity, Oxford, Blackwell, citado por Herfzeld Anita, En Ibíd. Pág. 165.
[15]Curiosamente, pasada la independencia, dicha segregación, para el caso argentino, no se mantuvo con los indígenas según Golberg Marta Beatriz, MILICIAS Y TROPAS NEGRAS EN BUENOS Aires, en Ibíd., pps 37-53.
[16] Naro Nancy P, en Ibíd. Pág. 78.
[17] Guevara Sanguinez Maria, En Ibíd. pps 101-109
[18] Crespi Liliana, En Ibíd. 133-143
[19] Cowling Camillia, En Ibíd. Pág. 87.
[20] Parafraseando a Windus Astrid en Ibíd. 207-217
“África, diáspora y afro América”, el titulo sugerido para éste texto parece una referencia gráfica con tres componentes: Una el Continente Africano, Dos unos lazos que salen de ese continente hacia América y tres una América entrelazada, entonces, desde África. De hecho dicho proceso continua con las migraciones africanas contemporáneas[1]
Tal vez ello resume la idea. Y seguramente, por ello mismo, me centraré más en el resultado, el entrelazamiento de África con América (Esa América Indo, Sino[2]…Europea).
I.
Una diáspora no sólo de personas sino una diáspora múltiple, extensa, resumida o simbolizada por esas personas, y una diáspora donde nunca se debe olvidar lo no olvidable (para no caer en un esquema soñador): La transformación de las culturas africanas al ritmo de la propia diáspora, de la trata atlántica, del asentamiento, las continuidades, los cambios, las rupturas que tendrían estas expresiones culturales.
Parece que lo primero que debemos resaltar es la conflictividad del resultado de tan complejo proceso, la existencia de negros Esclavizados, Libres, y de Esclavistas de todas las layas. Espacio que obviamente requirió esquemas de control y en el cual la normatividad jurídica “que aún pesa en nuestras sociedades con herencia hispana de la vieja estructura estamental”[3], donde los preceptos eclesiásticos, las visiones, los imaginarios, por ejemplo, el arquetipo de María que marcaba los roles y espacios de sociabilidad acorde con la procedencia, la categorización socio económica y en este caso: la Raza[4]
Lo anterior generaría diversas formas de resistencia, entre otras: La concensual (testamento, Manumisión, Ingenuidad) (con resultados oficiales y extraoficiales[5]) la del disenso (huida, solicitud de cambio de amo, la muerte). [6] U otras formas como las lenguas, las múltiples lenguas, como expresión de contactos y a su vez de conflictos bilingües, donde a pesar de la posición de subordinación (para éste caso Lingüística) se llega a expresiones de Multilingüismo[7] e incluso, algunos autores insinúan (me parece que hay que mirar dicha apreciación con más calma) que el propiciar las relaciones inter étnicas, y por ende el mestizaje[8], fue una forma de resistencia fracturando un orden social jerarquizado racialmente[9]…de todos modos, se demuestra que muchas de las mujeres (y seguramente de los hombres) esclavos eran “subordinados mas no sumisos”.[10]
II
Lentamente apareció Afro América (¿o Ame África?). Con múltiples expresiones, visibles siempre incluso hoy en las culturas populares y campesinas (y no sólo en estas) de las cuales solo resaltaré algunas:
Citando a Floreal Forni (Sociólogo Argentino), su compatriota Norberto Pablo Cirio (refiriéndose al Rey Mago (negro) Baltasar), nos recuerda que “el sincretismo es una tendencia constante en toda situación de contacto y que la religiosidad popular constituye el elemento básico para la comprensión del conjunto de valores, símbolos y legitimaciones e interpretaciones que la orientan dado su persistencia en las clases populares aún después de grandes procesos de cambio”[11] expresado en la religiosidad popular.
Las narrativas rítmicas negro africanas expresadas, no sólo musicalmente, por ejemplo con el Candombe, el Tango, y, cómo no: en el Jazz y el Rock[12].
Las Dietas alimentarias, partiendo de productos alimenticios y plantas medicinales (llegadas generalmente a través de las provisiones alimenticias de los barcos negreros) de origen africano[13].…
III
Todo ello nos lleva al presente, si se quiere a la modernidad, a los últimos decenios.
Si la identidad de un grupo, está marcada, según Edwards[14], por la étnicidad, el nacionalismo, y la relación entre ambos. La situación fue compleja, ha sido complejas y seguirá siendo compleja.
En la coyuntura de la independencia aquellos quienes han esclavizado a otros, dicen que son esclavos de una superpotencia…es claro, y en toda Latinoamérica existen ejemplos, sobre como la necesidad de contar con soldados en las guerras de independencia, llevó a los criollos a armar (sus¿?) esclavos. Un cambio abrupto (y ciertamente momentáneo) donde las élites pasaron de considerarlos “de los otros” a un (insisto, momentáneo) “de nosotros”…tanto así que buena parte de ellos eran colocados en “batallones segregados” o de “pardos y morenos”[15]
Así se fueron conformando –si es que se han conformado ya…- nuestros “Estado Nación”…Es de suponer que no sólo en Brasil y no sólo con las mujeres negras o esclavas, sucedió que “les fue negado una voz oficial en las esferas políticas y judiciales, (pero) sin embargo estaban asociados en un ambiente social y político a través del parentesco o de lazos ficticios (artificiales creo que puede ser más comprensivo n.m.) de parentesco a través de veladas, de los festivales religiosos y las caridades y a través de las instituciones educativas” [16] Y es de suponer que no sólo en México, Guanajuato: “el esclavo no fue un actor pasivo en su condición, sino que estuvo inserto en ella y que cuando alcanzó su estatuto de hombre libre intento cambiar su situación marginal, no solamente por la vía violenta sino que intentó su inserción a la élite a través de la vía legal” [17]. A ello agrego que la historiadora Liliana Crespi, nos recuerda algo que, nos devuelve al reciente destape del Katrina: “no fue sino en las colonias iberoamericanas que el esclavo fue acercándose más al status de persona sujeto de derechos que en las gobernadas por naciones protestantes”…”aunque no sin enfrentar los prejuicios de una sociedad apegada a prerrogativas estamentales del antiguo régimen”[18]…que además transformó el tema de las castas por el de los estratos sociales (¿clases?).
Ligado a lo anterior, pienso que el proceso quedo a mitad (si es que realmente arrancó) por ello comparto la necesidad de examinar “cómo los discursos de poder estaban cargados de genero, así como racializados” de tal manera que podamos “entender la dinámica inclusión y exclusión en la construcción de la nación…”[19] , pues el resultado, casi para toda Latinoamérica ha SIDO…(en Mayúsculas) una posibilidad o una hipótesis interpretativa que aún persiste: ¿se puede suponer que los afro participaron en la construcción de una identidad nacional sin tener un verdadero acceso a ella quizá en una o varias formas de contra discurso? a lo que se agrega la construcción de un pasado y de una memoria nacional excluidora para latino y americanos de origen no-europeo.[20]…el que, por ejemplo, en nuestro país, tenga que existir, tantas décadas después, un espacio político como “minoría” es tal vez la prueba más fehaciente de que la exclusión continua.
[1] Díaz Rafael, en la introducción a el numero temático (que es la base de la presente reflexión) DIÁSPORAS AFRO AMERICANAS de la revista MEMORIA Y SOCIEDAD, Vol. 7, Nov 2003, Bogotá DC, (Díaz fue el Editor invitado) pps 6-7
[2] Porque hubo Chinos, hubo asiáticos, y hacen parte de ese “entrelazamiento” no sólo en Norteamérica sino en Sur América, tal cual se ha reseñado, por ejemplo, en Perú y, creo, en Brasil
[3] Pérez Munguia Juana Patricia, en MEMORIA Y SOCIEDAD op.cit, pps 193-204.
[4] Morales Villegas Inírida, En Ibíd. pps 53-
[5] Cowling Camillia (trad. Cogollos A Silvia). En Ibíd. pps 81-87.
[6] Morales Villegas, En Ibíd. pps 62-7
[7] Tal cual lo refleja el trabajo de Herfzeld Anita en Ibíd. pps 165-175.
[8] Navarrete Maria Cristina, En Ibíd pps 91-9 hace su aporte para el caso Colombiano.
[9] Pienso que no se puede olvidar que el mestizaje fue en todas las direcciones: el caso de los Seminales Negros en la Florida: Cimarrones Africanos, íntimamente ligados con indígenas americanos, contra los “blancos” estudiado por Landers Jane, en MEMORIA Y SOCIEDAD op.cit. pps 25-37 es un ejemplo.
[10] Naro Nancy Priscilla (trad de Cogollos Amaya Silvia) En Ibíd.. (OJO PIES) Pág. 77.
[11] Cirio Norberto Pablo, En Ibíd. 125-131.
[12] Picotti C, Diana V, En Ibíd. pps 145-163
[13] Carney Judith, Acevedo Marín Rosa, PLANTAS DE LA DIÁSPORA AFRICANA EN LA BOTÁNICA AMERICANA DE LA FASE COLONIA, en Ibíd. pps 9-25.
[14] Edwards Jhon, 1985, Language Society and Identity, Oxford, Blackwell, citado por Herfzeld Anita, En Ibíd. Pág. 165.
[15]Curiosamente, pasada la independencia, dicha segregación, para el caso argentino, no se mantuvo con los indígenas según Golberg Marta Beatriz, MILICIAS Y TROPAS NEGRAS EN BUENOS Aires, en Ibíd., pps 37-53.
[16] Naro Nancy P, en Ibíd. Pág. 78.
[17] Guevara Sanguinez Maria, En Ibíd. pps 101-109
[18] Crespi Liliana, En Ibíd. 133-143
[19] Cowling Camillia, En Ibíd. Pág. 87.
[20] Parafraseando a Windus Astrid en Ibíd. 207-217
En África, inventando el futuro
Notas sobre
HISTORIOGRAFIA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTORICA EN AFRICA.
Yoro Fall.
En África, inventando el futuro, C. Aguero Dona Coord, Centro de estudios de Asia y África, El Colegio de México, 1992. (El texto de Fall es de 1990).
El objetivo del texto del profesor Fall, era mostrar las tendencias que se daban en la historiografía Africana al iniciar la última década del siglo pasado. Desde allí va a dar un repaso por la crítica al “eurocentrismo” que ya se había puesto en el pináculo desde los momentos de las luchas por la independencia africana.
Posteriormente, en el aparte, Historia, técnicas y fuentes, aborda la propuesta de “oralitura” enmarcada en las diversas modalidades de comunicación (que existen en el mundo entero), que se ve enfrentado a los diversos enfoques genealógicos y especialmente a que en la comunicación de diversas comunidades africanas se tenga separado lo implícito de lo explicito. Su concusión es diciente: “En la historia estamos obligados a ver en los textos muchas más las lógicas extrínsecas, es decir, la ligazón del texto con los acontecimientos, y prestar atención a la internalizaciòn del acontecimiento” (25), lo cual hace referencia también a la metodología y a las dificultades para mirar a la gente, de mirar otras culturas…
En Tiempo Histórico y espacios, concluye “Los sincronismos, las combinaciones y los encadenamientos de las tecnologías, de los símbolos, y de los materiales son más importantes que las rupturas” (34).[1]
Para el tema en sí de nuestro seminario el autor anota: “En el caso de la esclavitud”…”como la historia de las relaciones de poder, del estado y de la sociedad”…y algo que, no tengo argumentos para rebatir pero que parece complejo: “…dentro de las sociedades africanas no había esclavos”…luego el autor se contradice con el manejo de la relación siglo XIX-Esclavitud-Sociedades Africanas (35) lo cual aumenta mis dudas.
En general, resalto del texto su esfuerzo por mostrar, en medio de la “crisis de la historia” que se vivía (vive?) en aquellos años, las peripecias que se tienen para crear una lectura africana propia de su historia.
Notas sobre
PACIENCIA DE LA FILOSOFIA.
V.Y. Mudimbe
En Idem…
A diferencia del anterior texto, este es en esencia un artículo (más que un breve ensayo)…
El autor comienza por acoger el cuestionamiento que se hizo a la antigua visión colonial sobre “los dos distintos tipos de mentalidad” y paulatinamente se dirige al centro de su texto que es un repaso de la historia del conocimiento en África y sobre África.
Ya entrado en materia, lo que se nota es que Mudimbe resalta el aporte del marxismo (¿Con el que simpatiza?), se acerca a los postulados estructuralistas así como aborda el funcionalismo de Malinovski y concluye “El nuevo conocimiento africano ha originado nuevas normas para la colectivización y la democratización de la razón histórica y ha reformulado cuestiones residuales concernientes al poder ideológico y la ortodoxia científica” (50).
HISTORIOGRAFIA, SOCIEDADES Y CONCIENCIA HISTORICA EN AFRICA.
Yoro Fall.
En África, inventando el futuro, C. Aguero Dona Coord, Centro de estudios de Asia y África, El Colegio de México, 1992. (El texto de Fall es de 1990).
El objetivo del texto del profesor Fall, era mostrar las tendencias que se daban en la historiografía Africana al iniciar la última década del siglo pasado. Desde allí va a dar un repaso por la crítica al “eurocentrismo” que ya se había puesto en el pináculo desde los momentos de las luchas por la independencia africana.
Posteriormente, en el aparte, Historia, técnicas y fuentes, aborda la propuesta de “oralitura” enmarcada en las diversas modalidades de comunicación (que existen en el mundo entero), que se ve enfrentado a los diversos enfoques genealógicos y especialmente a que en la comunicación de diversas comunidades africanas se tenga separado lo implícito de lo explicito. Su concusión es diciente: “En la historia estamos obligados a ver en los textos muchas más las lógicas extrínsecas, es decir, la ligazón del texto con los acontecimientos, y prestar atención a la internalizaciòn del acontecimiento” (25), lo cual hace referencia también a la metodología y a las dificultades para mirar a la gente, de mirar otras culturas…
En Tiempo Histórico y espacios, concluye “Los sincronismos, las combinaciones y los encadenamientos de las tecnologías, de los símbolos, y de los materiales son más importantes que las rupturas” (34).[1]
Para el tema en sí de nuestro seminario el autor anota: “En el caso de la esclavitud”…”como la historia de las relaciones de poder, del estado y de la sociedad”…y algo que, no tengo argumentos para rebatir pero que parece complejo: “…dentro de las sociedades africanas no había esclavos”…luego el autor se contradice con el manejo de la relación siglo XIX-Esclavitud-Sociedades Africanas (35) lo cual aumenta mis dudas.
En general, resalto del texto su esfuerzo por mostrar, en medio de la “crisis de la historia” que se vivía (vive?) en aquellos años, las peripecias que se tienen para crear una lectura africana propia de su historia.
Notas sobre
PACIENCIA DE LA FILOSOFIA.
V.Y. Mudimbe
En Idem…
A diferencia del anterior texto, este es en esencia un artículo (más que un breve ensayo)…
El autor comienza por acoger el cuestionamiento que se hizo a la antigua visión colonial sobre “los dos distintos tipos de mentalidad” y paulatinamente se dirige al centro de su texto que es un repaso de la historia del conocimiento en África y sobre África.
Ya entrado en materia, lo que se nota es que Mudimbe resalta el aporte del marxismo (¿Con el que simpatiza?), se acerca a los postulados estructuralistas así como aborda el funcionalismo de Malinovski y concluye “El nuevo conocimiento africano ha originado nuevas normas para la colectivización y la democratización de la razón histórica y ha reformulado cuestiones residuales concernientes al poder ideológico y la ortodoxia científica” (50).
[1] Me llama la atención que este autor plantea que, al igual que en las comunidades indígenas nuestras, “sabemos históricamente que los africanos si bien tenían recursos auríferos, no apetecían el oro”…pero sin embargo lo ve como producto de exportación (34) …es poco claro.
martes, noviembre 07, 2006
MASACRESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
(Octubre 9, 2006)
Esa es una “s” extendida, pues ella simboliza dos cosas: uno, el plural infinito…y dos las “sss” también simbolizan el “dormido”, pero a su vez el “dormido” se puede asociar a “sueño”…
Esta imagen, tomada con sólo una búsqueda en la post moderna herramienta que es Google, al solicitarle en “imágenes”, el resultado de “Colombia+Masacre”, nos muestra varias cosas
1. El campo…la mayoría de las masacres ocurridas a lo largo de la historia en el territorio nacional –seguramente desde los indígenas mismos- han ocurrido en nuestro campo
2. Campesinos… trabajadores del campo han sido la mayor parte de las victimas…y generalmente son también los “victimarios”
3. Humildad…la foto muestra con dolor que las personas abatidas, dentro de una generalidad histórica son “los humildes” del campo.
4. La impunidad…(la cara tapada ante el olor nauseabundo de los cadáveres por el hombre de uniforme que los observa), muestra la recurrencia de estos crímenes por los cuales, sólo ahora, después de que a fines de los 80’s los actores armados descubrieran que “la guerra tiene limites”, parece que pueden, no tanto ser juzgados como “reparados”…
5. Los actores armados…frente a los actores desarmados…siendo los actores armados, cualquiera que haya tenido armas, mientras los otros no las tenían…
6. La sangre…esa roja sangre que nos enorgullecemos de tener en nuestras banderas…(patrañas!)
7. La inocencia perdida (la cara del muchacho “aindiado” que con un poderosamente mortal, o mortalmente poderoso, lanza granadas, observa desconsolado los cadáveres)…sin palabras.
Por ello no es de extrañar que el cuadro de Obregón, de 1962 sea otro símbolo nacional…
Lo aterrador es que la distancia entre una foto y otra pueden ser décadas…pero no sólo décadas hacia delante, sino décadas hacia atrás: pues como lo dije, la recurrencia del asesinato de civiles en nuestras guerras es constante…No sólo los españoles “masacraban” indígenas, estos los masacraban a ellos y lo hacían entre si. Y durante el período Colonia sucedió, y en la independencia, y en las guerras del comienzo de la república, y en el siglo XX y en el XXI…no hemos parado.
Pero hay esperanza…hay esperanza porque como dice Quino, asì nos desesperemos, es cierto que cada vez mas, en términos generales, somos mas humanos (y menos bestias fratricidas, porque no se puede decir que “menos animales”, pues la mayoría de ellos son pacíficos…); hay esperanza especialmente cuando nos comparamos con países, o mejor con estados nación europeos que pasaron por siglos de violencia, de esa tendencia a solucionar los conflictos violentamente, tales como los escandinavos, o los suizos mismos…y al cabo de las generaciones, lograron llegar a sus niveles de tranquilidad…suicida…pero tranquilidad. Hay, pues, esperanza.
Esa es una “s” extendida, pues ella simboliza dos cosas: uno, el plural infinito…y dos las “sss” también simbolizan el “dormido”, pero a su vez el “dormido” se puede asociar a “sueño”…
Esta imagen, tomada con sólo una búsqueda en la post moderna herramienta que es Google, al solicitarle en “imágenes”, el resultado de “Colombia+Masacre”, nos muestra varias cosas
1. El campo…la mayoría de las masacres ocurridas a lo largo de la historia en el territorio nacional –seguramente desde los indígenas mismos- han ocurrido en nuestro campo
2. Campesinos… trabajadores del campo han sido la mayor parte de las victimas…y generalmente son también los “victimarios”
3. Humildad…la foto muestra con dolor que las personas abatidas, dentro de una generalidad histórica son “los humildes” del campo.
4. La impunidad…(la cara tapada ante el olor nauseabundo de los cadáveres por el hombre de uniforme que los observa), muestra la recurrencia de estos crímenes por los cuales, sólo ahora, después de que a fines de los 80’s los actores armados descubrieran que “la guerra tiene limites”, parece que pueden, no tanto ser juzgados como “reparados”…
5. Los actores armados…frente a los actores desarmados…siendo los actores armados, cualquiera que haya tenido armas, mientras los otros no las tenían…
6. La sangre…esa roja sangre que nos enorgullecemos de tener en nuestras banderas…(patrañas!)
7. La inocencia perdida (la cara del muchacho “aindiado” que con un poderosamente mortal, o mortalmente poderoso, lanza granadas, observa desconsolado los cadáveres)…sin palabras.
Por ello no es de extrañar que el cuadro de Obregón, de 1962 sea otro símbolo nacional…
Lo aterrador es que la distancia entre una foto y otra pueden ser décadas…pero no sólo décadas hacia delante, sino décadas hacia atrás: pues como lo dije, la recurrencia del asesinato de civiles en nuestras guerras es constante…No sólo los españoles “masacraban” indígenas, estos los masacraban a ellos y lo hacían entre si. Y durante el período Colonia sucedió, y en la independencia, y en las guerras del comienzo de la república, y en el siglo XX y en el XXI…no hemos parado.
Pero hay esperanza…hay esperanza porque como dice Quino, asì nos desesperemos, es cierto que cada vez mas, en términos generales, somos mas humanos (y menos bestias fratricidas, porque no se puede decir que “menos animales”, pues la mayoría de ellos son pacíficos…); hay esperanza especialmente cuando nos comparamos con países, o mejor con estados nación europeos que pasaron por siglos de violencia, de esa tendencia a solucionar los conflictos violentamente, tales como los escandinavos, o los suizos mismos…y al cabo de las generaciones, lograron llegar a sus niveles de tranquilidad…suicida…pero tranquilidad. Hay, pues, esperanza.
PASAPORTE PARA CRUZAR LAS 3 BOGOTAS…
(Septiembre 11, 2006.)
Me encuentro parado entre tres mundos…dos consolidados y uno que se debate entre el uno y el otro. Me encuentro en una línea arquitectónica, pero a la vez simbólica, por la que en cuestión de minutos cruzamos tres mundos…el de la clase media, el de la clase alta y el de los desclazados…cruzados ellos de norte a sur por la carrera 7ª, por la Avenida Caracas, y de Oriente a Occidente, por la Avenida que conforma la Calle 53.
Todo se nota. Todo se ve si se mira con cuidado. La 7a es una frontera, una frontera que parte los cerros, que parte el antiguo Chapinero semi imperial - bien documentado por la única novela de López Michelsen, Los Elegidos- que la separa ya no de los sectores populares, en el lejano sur, pero si de la clase media; que los diferencia de ésta, y donde la frontera, el limite, la muralla, la conforma esa isla que forman las edificaciones entre la Caracas y la 7ª…un sector en disputa, un sector donde lo popular se disputa con lo elitesco, y lo elitesco, se disputa con lo popular…
El occidente, no es el hermoso caos, caos de vida abierta sin soterramientos del sur, pero tampoco es ese silencio sinuoso que encubre escándalos de cuellos blancos que abaten a buena parte de quienes viven en el oriente, hacia los cerros…pero si es el occidente un comienzo del desorden, un comienzo del bullicio, una relativamente agitada vida comercial se vive más allá de la Caracas cuando bajamos hacia Occidente, como prueba inexorable de que en Bogotá no necesariamente se baja hacia el sur, sino que se puede bajar hacia el occidente, pues la cordillera se inclina hacia la sabana…Y, nuevamente, en la mitad, la muralla de la isla citada, no sabe si hacer parte del comienzo del desorden, o ser parte de ese orden silencioso…se debate entre lo uno y lo otro…¿así se debatirán sus habitantes?...
La frontera mayor, otrora fue todo un símbolo de la delincuencia Bogotana, ya no era sólo una frontera, era un mito: ¿quién se atrevía a cruzar la Caracas aún de día?...ello era estar loco…la frontera menor, la 7ª, era franqueable…pero la mayor, era un suicidio…y aún hoy siguió siéndolo, tal vez ya no tanto por la delincuencia que permanece, sino por la velocidad de “los gusanos gigantes” que la atraviesan a altas velocidades y que buenas vidas han cobrado.
Se ha domesticado la Caracas?...se he vuelto salvaje la 13, la 10, la 11?...es posible, la ciudad no es la misma, las fronteras siguen allí, pero ya no son las mismas que conocimos hace algunos lustros…la ciudad sigue dividida…dividida no sólo en la extendida versión sur-norte, en donde nadie tiene claro dónde comienza el sur, si lo hace en la 1ª, o lo hace desde la 19 norte; o dónde nadie sabe dónde comienza el norte, si lo hace en la 72, o lo hace en la 93…o quien sabe dónde, pero dónde todos recuerdan que la barrera se ha ido corriendo, antes el norte comenzaba en la 26, luego fue en la 45, luego en la 53…y un día será en la 530…todos viven pendientes de esa división sur norte, como si sólo hubiera pobres y ricos, y pobres pobres y ricos ricos, y no una sinuosa clase media que se debate entre la clase media alta y la baja…esa es la división oriente occidente…la división de la 7ª hacia arriba donde intentan vivir al lado de los ricos y ricos ricos, la clase media que se cree alta, así bostece pollo pero haya comido rila…luego viene la clase media con sus matices que se encuentra en esa isla entre la 7ª y la Caracas…una clase media cruzada por un comercio que la inunda, que la desbarata, por putas y travestís que la invaden desde la Caracas, y luego cruzando la frontera de la Caracas, las 50 variables de la Clase Media Baja…eh allí otra división…y eh allí una pregunta sin respuesta: hacia el sur y hacia el norte ¿dónde diablos termina el occidente?...o el Oriente?...
Cuando nos paramos en la 7ª con 53 estamos en un mundo limpio, ordenado, cruzado por dos hermosas avenidas, con un agitado ritmo automovilístico diurno y aún nocturno, frío, un edificio enorme a nuestras espaldas –donde un dueño de un aparta estudio me lo ofreció “con vista al norte”…¿porqué no “al sur” o “al occidente”?…no “al norte”…- …hacia arriba continua la 53 la cual se pierde en la distancia, seguramente al encontrarse con la avenida de circunvalación, lindos edificios residenciales se ubican a ambos lados, una universidad se anuncia con sus buses blancos que recogen sus estudiantes en la 7ª y los suben hacia sus sedes en el oriente (sedes de las cuales bajan ha ahogar sus angustias existenciales en los bares de la 51 donde las mujeres disparan …) ; hacia abajo se ve el desorden de la 13…el tamaño de los edificios comienza a reducirse; no fluyen los automotores como lo hacen en la 7ª, pues esta es más grande pero tiene menos buses colectivos y públicos que la 13, la 7ª es para los dueños de los autos, de varios, individuales; los que viven en el norte, o en el oriente, o, mejor, en el nor oriente; la gente se ve, se agita en la 13, la zona es mas comercial, hay mas movimiento, más agitación, la 7ª no lo es…tal vez haya tanta gente, pero el tamaño, las distancias de la misma no permite que se acumulen, la 13 si los arremolina; el ruido es mayor en la 13, en la 7ª hay ruido, sus 6 carriles los promueven, pero los 2-3 carriles de la 13 lo hacen mayor…definitivamente los civilizados viven hacia la 7ª, los incivilizados tienen su bautizo al llegar a la 13…porque la 14, la Caracas es un encuentro de lo civilizado…con lo semicivilizado…Transmilleno…Transmilleno es una mezcla de lo uno y de lo otro…es orden y es desorden; es la entrada al oriente, o al norte, pero también es la entrada al occidente o al sur…; es la velocidad, pero también puede ser la lentitud; es el calor, el sofoco, pero el frío de las miradas de quienes no conocemos y creen que podemos ir bien vestidos tras su celular; es el rojo de los buses, pero es el blanco de los autos que cruzan a su lado o el gris del pavimento; su separador, es el símbolo de la “separación”, cuando se cruza la Caracas, se esta “separando” un mundo del otro. Si la 7ª por cuadras y cuadras es continuidad ordenada, y la 13 por cuadras y cuadras es continuidad desordenada, la Caracas, se convirtió en el símbolo del orden…del tratar de ordenar…si la 7ª es lo individual, el auto individual, la 13 es la mezcla de lo individual con lo colectivo, la Caracas y en especial Transmilleno se convirtió en “lo colectivo a las malas”…
Y cruzo la Caracas…y me desvío de la 53, y bajo por la 51…y es otro mundo…¿dónde quedo el orden de la 7ª?,¿donde quedaron los apartamentos bonitos, el orden arquitectónico, el silencio de Chapinero Alto, sus calles vacías?…no, esto es otro mundo…no hay orden, hay vida, hay movimiento, hay vendedores callejeros estacionarios –¡ni de fundas se ven 300 metros mas arriba!- las casas, los edificios son vistosos, vistosos por su colorido, o por su feura: pero vistosos; y especialmente hay ruido…no hay silencio…hay gente en las calles, no hay calles vacías…definitivamente, pasé dos murallas, la alta, la baja y llegue a otro mundo…donde tal vez me pidan pasaporte…
Me encuentro parado entre tres mundos…dos consolidados y uno que se debate entre el uno y el otro. Me encuentro en una línea arquitectónica, pero a la vez simbólica, por la que en cuestión de minutos cruzamos tres mundos…el de la clase media, el de la clase alta y el de los desclazados…cruzados ellos de norte a sur por la carrera 7ª, por la Avenida Caracas, y de Oriente a Occidente, por la Avenida que conforma la Calle 53.
Todo se nota. Todo se ve si se mira con cuidado. La 7a es una frontera, una frontera que parte los cerros, que parte el antiguo Chapinero semi imperial - bien documentado por la única novela de López Michelsen, Los Elegidos- que la separa ya no de los sectores populares, en el lejano sur, pero si de la clase media; que los diferencia de ésta, y donde la frontera, el limite, la muralla, la conforma esa isla que forman las edificaciones entre la Caracas y la 7ª…un sector en disputa, un sector donde lo popular se disputa con lo elitesco, y lo elitesco, se disputa con lo popular…
El occidente, no es el hermoso caos, caos de vida abierta sin soterramientos del sur, pero tampoco es ese silencio sinuoso que encubre escándalos de cuellos blancos que abaten a buena parte de quienes viven en el oriente, hacia los cerros…pero si es el occidente un comienzo del desorden, un comienzo del bullicio, una relativamente agitada vida comercial se vive más allá de la Caracas cuando bajamos hacia Occidente, como prueba inexorable de que en Bogotá no necesariamente se baja hacia el sur, sino que se puede bajar hacia el occidente, pues la cordillera se inclina hacia la sabana…Y, nuevamente, en la mitad, la muralla de la isla citada, no sabe si hacer parte del comienzo del desorden, o ser parte de ese orden silencioso…se debate entre lo uno y lo otro…¿así se debatirán sus habitantes?...
La frontera mayor, otrora fue todo un símbolo de la delincuencia Bogotana, ya no era sólo una frontera, era un mito: ¿quién se atrevía a cruzar la Caracas aún de día?...ello era estar loco…la frontera menor, la 7ª, era franqueable…pero la mayor, era un suicidio…y aún hoy siguió siéndolo, tal vez ya no tanto por la delincuencia que permanece, sino por la velocidad de “los gusanos gigantes” que la atraviesan a altas velocidades y que buenas vidas han cobrado.
Se ha domesticado la Caracas?...se he vuelto salvaje la 13, la 10, la 11?...es posible, la ciudad no es la misma, las fronteras siguen allí, pero ya no son las mismas que conocimos hace algunos lustros…la ciudad sigue dividida…dividida no sólo en la extendida versión sur-norte, en donde nadie tiene claro dónde comienza el sur, si lo hace en la 1ª, o lo hace desde la 19 norte; o dónde nadie sabe dónde comienza el norte, si lo hace en la 72, o lo hace en la 93…o quien sabe dónde, pero dónde todos recuerdan que la barrera se ha ido corriendo, antes el norte comenzaba en la 26, luego fue en la 45, luego en la 53…y un día será en la 530…todos viven pendientes de esa división sur norte, como si sólo hubiera pobres y ricos, y pobres pobres y ricos ricos, y no una sinuosa clase media que se debate entre la clase media alta y la baja…esa es la división oriente occidente…la división de la 7ª hacia arriba donde intentan vivir al lado de los ricos y ricos ricos, la clase media que se cree alta, así bostece pollo pero haya comido rila…luego viene la clase media con sus matices que se encuentra en esa isla entre la 7ª y la Caracas…una clase media cruzada por un comercio que la inunda, que la desbarata, por putas y travestís que la invaden desde la Caracas, y luego cruzando la frontera de la Caracas, las 50 variables de la Clase Media Baja…eh allí otra división…y eh allí una pregunta sin respuesta: hacia el sur y hacia el norte ¿dónde diablos termina el occidente?...o el Oriente?...
Cuando nos paramos en la 7ª con 53 estamos en un mundo limpio, ordenado, cruzado por dos hermosas avenidas, con un agitado ritmo automovilístico diurno y aún nocturno, frío, un edificio enorme a nuestras espaldas –donde un dueño de un aparta estudio me lo ofreció “con vista al norte”…¿porqué no “al sur” o “al occidente”?…no “al norte”…- …hacia arriba continua la 53 la cual se pierde en la distancia, seguramente al encontrarse con la avenida de circunvalación, lindos edificios residenciales se ubican a ambos lados, una universidad se anuncia con sus buses blancos que recogen sus estudiantes en la 7ª y los suben hacia sus sedes en el oriente (sedes de las cuales bajan ha ahogar sus angustias existenciales en los bares de la 51 donde las mujeres disparan …) ; hacia abajo se ve el desorden de la 13…el tamaño de los edificios comienza a reducirse; no fluyen los automotores como lo hacen en la 7ª, pues esta es más grande pero tiene menos buses colectivos y públicos que la 13, la 7ª es para los dueños de los autos, de varios, individuales; los que viven en el norte, o en el oriente, o, mejor, en el nor oriente; la gente se ve, se agita en la 13, la zona es mas comercial, hay mas movimiento, más agitación, la 7ª no lo es…tal vez haya tanta gente, pero el tamaño, las distancias de la misma no permite que se acumulen, la 13 si los arremolina; el ruido es mayor en la 13, en la 7ª hay ruido, sus 6 carriles los promueven, pero los 2-3 carriles de la 13 lo hacen mayor…definitivamente los civilizados viven hacia la 7ª, los incivilizados tienen su bautizo al llegar a la 13…porque la 14, la Caracas es un encuentro de lo civilizado…con lo semicivilizado…Transmilleno…Transmilleno es una mezcla de lo uno y de lo otro…es orden y es desorden; es la entrada al oriente, o al norte, pero también es la entrada al occidente o al sur…; es la velocidad, pero también puede ser la lentitud; es el calor, el sofoco, pero el frío de las miradas de quienes no conocemos y creen que podemos ir bien vestidos tras su celular; es el rojo de los buses, pero es el blanco de los autos que cruzan a su lado o el gris del pavimento; su separador, es el símbolo de la “separación”, cuando se cruza la Caracas, se esta “separando” un mundo del otro. Si la 7ª por cuadras y cuadras es continuidad ordenada, y la 13 por cuadras y cuadras es continuidad desordenada, la Caracas, se convirtió en el símbolo del orden…del tratar de ordenar…si la 7ª es lo individual, el auto individual, la 13 es la mezcla de lo individual con lo colectivo, la Caracas y en especial Transmilleno se convirtió en “lo colectivo a las malas”…
Y cruzo la Caracas…y me desvío de la 53, y bajo por la 51…y es otro mundo…¿dónde quedo el orden de la 7ª?,¿donde quedaron los apartamentos bonitos, el orden arquitectónico, el silencio de Chapinero Alto, sus calles vacías?…no, esto es otro mundo…no hay orden, hay vida, hay movimiento, hay vendedores callejeros estacionarios –¡ni de fundas se ven 300 metros mas arriba!- las casas, los edificios son vistosos, vistosos por su colorido, o por su feura: pero vistosos; y especialmente hay ruido…no hay silencio…hay gente en las calles, no hay calles vacías…definitivamente, pasé dos murallas, la alta, la baja y llegue a otro mundo…donde tal vez me pidan pasaporte…
Conociendo el lavamanos.
(Sept 4, 2006)
Lo primero que recuerdo es que no había lavamanos. En el inquilinato donde nací había un sólo inodoro (de niño creí que quería decir “in-oloro”, pero ello era, olfativamente falso) el cual compartíamos seis familias. Unas latas encerradas con un feo y deteriorado inodoro en su centro, ubicadas en el patio que conectaba las 6 piezas con la parte trasera de la casa de mi abuela materna: la propietaria del inquilinato. Por cierto era un inodoro en medio de dos cocinas. La comunitaria que compartían –previo pago de algo adicional- algunas familias del inquilinato y la cocina de mi abuela que estaba ubicada en la parte trasera de su casa de bahareque: Sala, dos piezas y cocina.
Las familias también compartían un lavadero de ropas y el baño, que en realidad era un cuarto con “revoque” nunca pintado y lleno de lama, sin techo, en cuyo centro en la parte superior había un tubo del cual salían chorros de agua semi controlables con una llave que realmente era una puntilla oxidada. A su lado había un lavadero secundario que nadie utilizaba: tal vez por la lama que lo cubría al lado de su primo. Pero en ninguna parte había un lavamanos. Ni nada que se le pareciera. Quienes se lavaban las manos, cuando la suciedad o la tierra los desbordaba, lo hacían en los lavaderos. Que –imagino- son los padres de los demás “lava”…”platos”, “manos”, etc…
El lavamanos no estaba ni siquiera en la casa de mi abuela. Al lado de la cocina, que todavía conservaba características de cocina de finca (seguramente el patio que habían convertido en inquilinato algún día lo asociaron culturalmente a una finca de una corta parcela), se encontraba el inodoro de mi abuela y de mis tíos. Era tan deslucido como el de los inquilinos. Pero era independiente y si estaba lloviendo o era de noche podías dirigirte a él sin mojarte y sin miedo. Tampoco había lavamanos. Mi abuela tenía que compartir el lavadero con sus inquilinos: ella no tenía uno propio, seguramente era el lavadero original antes de construir el inquilinato. Al lado de su cocina, había un lava-múltiple ese sitio de lo vi. utilizar como lavaplatos, como ocasional lavadero de ropas e imagino que se utilizo como lavamanos: pero no era el lavamanos que conocemos en los últimos lustros, aquel lavamanos hermanado directamente al inodoro y al que se le asignó la función higiénica exacta de lavarse las manos después de “dar del cuerpo” como decía la mama del desafortunado protagonista del monologo comedia “Pelota de letras”.
En fin, aquellos 70`s en esa Pereira que nacía a la independencia política liberal de la Caldas y Manizales conservadora…conservadora más cultural que políticamente; no tenía, al menos en sus estratos populares una clara relación con el “lavamanos”, así como siglos atrás muchos no la tuvieron con ningún tipo de “lava”…de “lavar”.
En la cuadra siguiente, al doblar la esquina, se encontraba la casa de mi otra abuela, la paterna. Era una casa descomunal comparada con la otra, creo que doblaba o triplicaba en espacio la propiedad de la abuela materna, con la cual, por cierto colindaban en una esquina común. En esa casa creo haber visto un lavamanos. Pero haberlo visto perdido en el espacio de un corredor, y por ningún lado asociado al baño o al inodoro; no, era un objeto que estaba en esa casa, pero que estaba en un no-sitio, como si alguien hubiera dicho que era moderno tener un lavamanos y mis abuelos paternos le hubieran dado gusto a regañadientes.
A dos cuadras de allì, en ese sector que años atrás fuera “la galeria” o “la plaza de mercados” de Pereira, lo cual se reflejaba aún por la presencia de cantinas y bares en ciertas esquinas, o por la existencia del inquilinato relatado; se encontraba la casa de un tío materno, con nombre de prócer conservador Laureano Gómez. Curiosamente, de no ser por el patio que tenía su madre, la casa hubiera sido igual: un corredor con habitaciones a los lados que conducían en su ante final a la cocina, en su pre final al lavadero y al baño, y al final, al fondo, a un patio. Pero, otra vez, no encuentro el lavamanos. No hay lavamanos. Nuevamente coinciden Cocina-puerta-lavadero-inodoro-patio…pero el lavamanos no está. Empero había una diferencia clara, tal vez por la formación en ciernes de uno de mis primos quien hoy es medico, en esa casa si, lentamente, se instituyó la tarea de lavarse las manos al salir del inodoro en el lavadero de ropas que le quedaba contiguo. Con el paso de los tiempos y de las afugias materiales, ese mensaje simbólico se plasmo materialmente en un lavamanos colocado, tal cual lo mandaban las normas visibles establecidas en los estratos altos, al lado del inodoro.
Creo que entendí el tema de los lavamanos al acompañar a mis padres a cuidar casas de habitantes del sector quienes, conociéndolos, les confiaban sus casas cuando salían a vacacionar. No estaban extendidas las alarmas pero si los vecinos cuidanderos. Ellos eran clase media, nosotros baja…no se cuán baja, pero “pobres”. En una casa encontré que al lado de la entrada a un minúsculo inodoro, creo que con un baño como hermano gemelo (en todo este relato la cercanía de estos sitios es clara…podríamos preguntarnos si ¿viene de la asociación río/baño – campo abierto/inodoro?) se encontraba un lavamanos, pero todavía distanciado levemente del inodoro. Fue mi primer lavamanos y el primero donde al ver que mi padre se afeitaba frente al espejo intente hacer lo mismo.
El segundo, fue realizando exactamente la misma labor de seguridad, en otra casa, distanciada tal vez media cuadra de la primera, donde entendí que el lavamanos tenía un sitio exacto: dentro del baño, al lado del inodoro. Yo seguía viviendo en la mejor pieza del inquilinato. Pero no tenía una casa, y menos, un lavamanos.
Por años no volví a encontrarlo, pues al llegar los 80´s mis padres se vincularon a un plan de autoconstrucción. En aquellos sitios, de “mangas” otrora cafetales, donde no había alcantarillado, pues sólo había letrinas; no había electricidad, pues sólo había velas; no había agua, pues lo que había era “porrones” que cargar en tanques aprovisionados con mangueras; no había lavaderos, lo que había eran unos “pozos” donde se extraía el agua y se lavaba en lavaderos de madera; donde no había, no había y no había…creo que lo que menos les importaba era si había o no lavamanos…cuando se trata de sobrevivir, la higiene, la puntual; se vuelve secundaria y si se quiere “un lujo”, en un ciclo donde al ponerla de secundaria retroalimenta las dificultades de la sobrevivencia.
Al mirar en retrospectiva entiendo algo: la institucionalidad (estatal, Jerárquica, De Dominancia) del lava-mano. Pues durante esos años solamente el sistema educativo me recordaba su existencia. Había lavamanos –al lado de los inodoros- en las escuelas y en los colegios…la vida siguió y los lavamanos con ella.
Lo primero que recuerdo es que no había lavamanos. En el inquilinato donde nací había un sólo inodoro (de niño creí que quería decir “in-oloro”, pero ello era, olfativamente falso) el cual compartíamos seis familias. Unas latas encerradas con un feo y deteriorado inodoro en su centro, ubicadas en el patio que conectaba las 6 piezas con la parte trasera de la casa de mi abuela materna: la propietaria del inquilinato. Por cierto era un inodoro en medio de dos cocinas. La comunitaria que compartían –previo pago de algo adicional- algunas familias del inquilinato y la cocina de mi abuela que estaba ubicada en la parte trasera de su casa de bahareque: Sala, dos piezas y cocina.
Las familias también compartían un lavadero de ropas y el baño, que en realidad era un cuarto con “revoque” nunca pintado y lleno de lama, sin techo, en cuyo centro en la parte superior había un tubo del cual salían chorros de agua semi controlables con una llave que realmente era una puntilla oxidada. A su lado había un lavadero secundario que nadie utilizaba: tal vez por la lama que lo cubría al lado de su primo. Pero en ninguna parte había un lavamanos. Ni nada que se le pareciera. Quienes se lavaban las manos, cuando la suciedad o la tierra los desbordaba, lo hacían en los lavaderos. Que –imagino- son los padres de los demás “lava”…”platos”, “manos”, etc…
El lavamanos no estaba ni siquiera en la casa de mi abuela. Al lado de la cocina, que todavía conservaba características de cocina de finca (seguramente el patio que habían convertido en inquilinato algún día lo asociaron culturalmente a una finca de una corta parcela), se encontraba el inodoro de mi abuela y de mis tíos. Era tan deslucido como el de los inquilinos. Pero era independiente y si estaba lloviendo o era de noche podías dirigirte a él sin mojarte y sin miedo. Tampoco había lavamanos. Mi abuela tenía que compartir el lavadero con sus inquilinos: ella no tenía uno propio, seguramente era el lavadero original antes de construir el inquilinato. Al lado de su cocina, había un lava-múltiple ese sitio de lo vi. utilizar como lavaplatos, como ocasional lavadero de ropas e imagino que se utilizo como lavamanos: pero no era el lavamanos que conocemos en los últimos lustros, aquel lavamanos hermanado directamente al inodoro y al que se le asignó la función higiénica exacta de lavarse las manos después de “dar del cuerpo” como decía la mama del desafortunado protagonista del monologo comedia “Pelota de letras”.
En fin, aquellos 70`s en esa Pereira que nacía a la independencia política liberal de la Caldas y Manizales conservadora…conservadora más cultural que políticamente; no tenía, al menos en sus estratos populares una clara relación con el “lavamanos”, así como siglos atrás muchos no la tuvieron con ningún tipo de “lava”…de “lavar”.
En la cuadra siguiente, al doblar la esquina, se encontraba la casa de mi otra abuela, la paterna. Era una casa descomunal comparada con la otra, creo que doblaba o triplicaba en espacio la propiedad de la abuela materna, con la cual, por cierto colindaban en una esquina común. En esa casa creo haber visto un lavamanos. Pero haberlo visto perdido en el espacio de un corredor, y por ningún lado asociado al baño o al inodoro; no, era un objeto que estaba en esa casa, pero que estaba en un no-sitio, como si alguien hubiera dicho que era moderno tener un lavamanos y mis abuelos paternos le hubieran dado gusto a regañadientes.
A dos cuadras de allì, en ese sector que años atrás fuera “la galeria” o “la plaza de mercados” de Pereira, lo cual se reflejaba aún por la presencia de cantinas y bares en ciertas esquinas, o por la existencia del inquilinato relatado; se encontraba la casa de un tío materno, con nombre de prócer conservador Laureano Gómez. Curiosamente, de no ser por el patio que tenía su madre, la casa hubiera sido igual: un corredor con habitaciones a los lados que conducían en su ante final a la cocina, en su pre final al lavadero y al baño, y al final, al fondo, a un patio. Pero, otra vez, no encuentro el lavamanos. No hay lavamanos. Nuevamente coinciden Cocina-puerta-lavadero-inodoro-patio…pero el lavamanos no está. Empero había una diferencia clara, tal vez por la formación en ciernes de uno de mis primos quien hoy es medico, en esa casa si, lentamente, se instituyó la tarea de lavarse las manos al salir del inodoro en el lavadero de ropas que le quedaba contiguo. Con el paso de los tiempos y de las afugias materiales, ese mensaje simbólico se plasmo materialmente en un lavamanos colocado, tal cual lo mandaban las normas visibles establecidas en los estratos altos, al lado del inodoro.
Creo que entendí el tema de los lavamanos al acompañar a mis padres a cuidar casas de habitantes del sector quienes, conociéndolos, les confiaban sus casas cuando salían a vacacionar. No estaban extendidas las alarmas pero si los vecinos cuidanderos. Ellos eran clase media, nosotros baja…no se cuán baja, pero “pobres”. En una casa encontré que al lado de la entrada a un minúsculo inodoro, creo que con un baño como hermano gemelo (en todo este relato la cercanía de estos sitios es clara…podríamos preguntarnos si ¿viene de la asociación río/baño – campo abierto/inodoro?) se encontraba un lavamanos, pero todavía distanciado levemente del inodoro. Fue mi primer lavamanos y el primero donde al ver que mi padre se afeitaba frente al espejo intente hacer lo mismo.
El segundo, fue realizando exactamente la misma labor de seguridad, en otra casa, distanciada tal vez media cuadra de la primera, donde entendí que el lavamanos tenía un sitio exacto: dentro del baño, al lado del inodoro. Yo seguía viviendo en la mejor pieza del inquilinato. Pero no tenía una casa, y menos, un lavamanos.
Por años no volví a encontrarlo, pues al llegar los 80´s mis padres se vincularon a un plan de autoconstrucción. En aquellos sitios, de “mangas” otrora cafetales, donde no había alcantarillado, pues sólo había letrinas; no había electricidad, pues sólo había velas; no había agua, pues lo que había era “porrones” que cargar en tanques aprovisionados con mangueras; no había lavaderos, lo que había eran unos “pozos” donde se extraía el agua y se lavaba en lavaderos de madera; donde no había, no había y no había…creo que lo que menos les importaba era si había o no lavamanos…cuando se trata de sobrevivir, la higiene, la puntual; se vuelve secundaria y si se quiere “un lujo”, en un ciclo donde al ponerla de secundaria retroalimenta las dificultades de la sobrevivencia.
Al mirar en retrospectiva entiendo algo: la institucionalidad (estatal, Jerárquica, De Dominancia) del lava-mano. Pues durante esos años solamente el sistema educativo me recordaba su existencia. Había lavamanos –al lado de los inodoros- en las escuelas y en los colegios…la vida siguió y los lavamanos con ella.
miércoles, noviembre 09, 2005
LOS SIETE MITOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA, Mathew Restall
Paidos. Barcelona. 2004.
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Este es un texto para el debate, extenso, sobre las Fuentes...De hecho el nombre mismo del texto, y la introducción, así lo deja en claro.
De entrada el primer capitulo tiene de trasfondo, no sólo el problema de las fuentes, sino uno más complejo –en que los marxistas han jugado su papel- "el papel del individuo en la historia" (29)...el autor, parece estar más del lado de aquellos quienes consideran que son fuerzas sociales, culturales e históricas las que explican estos procesos, que individuos mismos. A lo largo del texto existe un debate en contra de las posiciones interpretativas "de derecha" que el autor no esconde, ni su posición: de izquierda.
El primer debate sobre las dificultades que presentan las fuentes, es la observación que hace en torno a las "probanza de méritos" (38) que por siglos –aún hoy- se han concebido como la fuente primaria para abordar esta parte de nuestra historia. Es curioso como se aborda el debate de esas fuentes entre Diaz y Gómara, que nos hace recordar las diputas entre Heródoto y su sucesor...(40). Restall plantea el tema de la manipulación de la información, desde diversos y variados aspectos (..."las perspectivas"...Mayas, por cierto, ..."están determinadas, en gran medida, por las diferencias de clase, familia, región"...177), y llama la atención sobre uno que para un historiador moderno puede pasar desapercibido: la fecha de publicación de las obras, que podríamos llamar, criticas de la conquista, por contemporáneos de los conquistadores, como es el caso de el exencomendero Bartolomé de las Casas (45); otro aspecto, por ejemplo en torno a la creación del "mito" de lo militar, es la observación que hace el autor en torno a como "la revolución militar que se desarrolló en Europa en los siglos XVI y XVII alteró la percepción" (66) así como sobre las "tradiciones arraigadas en la ‘cultura y la conciencia..." (174) son un reconocimiento de que las fuentes, en ese largo y tortuoso proceso que cruza por los tiempos, van siendo tocadas y retocadas hasta llegar a nosotros, que las seguiremos tocando y retocando...y podemos seguir...el problema de las traducciones, de las traducciones, de las traducciones: Del Español, al Maya, al Nahuatl, y viceversa, y de allí al texto traducido de quienes relatan (en Español Arcaico) estos diálogos (130); Restall insiste a lo largo del texto, en algo que definitivamente marca las fuentes: los contextos; el del pasado del autor y su comunidad, su presente, y el citado: el de quienes interpretan (de acuerdo a esos mismos contextos) tus escritos;
Restall es incisivo, insistente, o tal vez limitado, en aspectos como el de que los conquistadores siguieron procedimientos que venían de los procesos Europeos; a lo largo de la obra repite hechos –tal vez porque los mitos que pretende enfrentar están ligados- como la disputa entre Cortes y el Gobernador de Cuba que lleva a la fundación de Veracruz; es contradictorio –puede ser la traducción- al decir que "la cosa más importante no era el oro" (52) pero en los párrafos siguientes explicar que era el centro mismo del proceso, en ese camino, también es compleja su frase "los españoles no llegaron a América para adquirir tierras" (186); también cae en un campo negado para los historiadores: el de conjeturar (140); a pesar de su impresionante bibliografía, realiza ataques y posiciones que no fortalece con fuentes externas, como su posición abierta en torno a la manipulación franciscana que no demuestra (167); Si bien puede ser un dato no contextualizado, en la página 204 dice que la mayoría de los conquistadores murieron, pero en otra pagina reconoce que de los hombres que acompañaban a Pizarro, sólo 7 no llegaron a encomenderos...
Hay un vació, que parece más para epidemiólogos, que para Historiadores, que hasta el momento no lleno: ¿En qué momento y por qué las comunidades indígenas se adaptaron a las pestes europeas? Y Viceversa?... El Trabajo de Restall es valioso, es de resaltar que se aventura a optar por aportes de otras ciencias como "función de coherencia cultural" (174). Cumple su cometido: Cuestionar mitos...y desarrolla diversos aspectos de las dos primeras lecturas, en especial de la primera.
Quedan sabores terribles al leer este texto y rememorar las prácticas de los conquistadores: las "exhibiciones de violencia" (54) como "procedimiento de conquista" territorial ¿acaso no se siguieron dando a través de la historia, hasta llegar a las masacres aleccionadoras de los paramilitares y otros grupos armados?...o fenómenos curiosos, como el entender que la composición social de los españoles que migraron a estas tierras, es casi idéntico al que hoy migra de estas tierras hacia España (70).
De entrada el primer capitulo tiene de trasfondo, no sólo el problema de las fuentes, sino uno más complejo –en que los marxistas han jugado su papel- "el papel del individuo en la historia" (29)...el autor, parece estar más del lado de aquellos quienes consideran que son fuerzas sociales, culturales e históricas las que explican estos procesos, que individuos mismos. A lo largo del texto existe un debate en contra de las posiciones interpretativas "de derecha" que el autor no esconde, ni su posición: de izquierda.
El primer debate sobre las dificultades que presentan las fuentes, es la observación que hace en torno a las "probanza de méritos" (38) que por siglos –aún hoy- se han concebido como la fuente primaria para abordar esta parte de nuestra historia. Es curioso como se aborda el debate de esas fuentes entre Diaz y Gómara, que nos hace recordar las diputas entre Heródoto y su sucesor...(40). Restall plantea el tema de la manipulación de la información, desde diversos y variados aspectos (..."las perspectivas"...Mayas, por cierto, ..."están determinadas, en gran medida, por las diferencias de clase, familia, región"...177), y llama la atención sobre uno que para un historiador moderno puede pasar desapercibido: la fecha de publicación de las obras, que podríamos llamar, criticas de la conquista, por contemporáneos de los conquistadores, como es el caso de el exencomendero Bartolomé de las Casas (45); otro aspecto, por ejemplo en torno a la creación del "mito" de lo militar, es la observación que hace el autor en torno a como "la revolución militar que se desarrolló en Europa en los siglos XVI y XVII alteró la percepción" (66) así como sobre las "tradiciones arraigadas en la ‘cultura y la conciencia..." (174) son un reconocimiento de que las fuentes, en ese largo y tortuoso proceso que cruza por los tiempos, van siendo tocadas y retocadas hasta llegar a nosotros, que las seguiremos tocando y retocando...y podemos seguir...el problema de las traducciones, de las traducciones, de las traducciones: Del Español, al Maya, al Nahuatl, y viceversa, y de allí al texto traducido de quienes relatan (en Español Arcaico) estos diálogos (130); Restall insiste a lo largo del texto, en algo que definitivamente marca las fuentes: los contextos; el del pasado del autor y su comunidad, su presente, y el citado: el de quienes interpretan (de acuerdo a esos mismos contextos) tus escritos;
Restall es incisivo, insistente, o tal vez limitado, en aspectos como el de que los conquistadores siguieron procedimientos que venían de los procesos Europeos; a lo largo de la obra repite hechos –tal vez porque los mitos que pretende enfrentar están ligados- como la disputa entre Cortes y el Gobernador de Cuba que lleva a la fundación de Veracruz; es contradictorio –puede ser la traducción- al decir que "la cosa más importante no era el oro" (52) pero en los párrafos siguientes explicar que era el centro mismo del proceso, en ese camino, también es compleja su frase "los españoles no llegaron a América para adquirir tierras" (186); también cae en un campo negado para los historiadores: el de conjeturar (140); a pesar de su impresionante bibliografía, realiza ataques y posiciones que no fortalece con fuentes externas, como su posición abierta en torno a la manipulación franciscana que no demuestra (167); Si bien puede ser un dato no contextualizado, en la página 204 dice que la mayoría de los conquistadores murieron, pero en otra pagina reconoce que de los hombres que acompañaban a Pizarro, sólo 7 no llegaron a encomenderos...
Hay un vació, que parece más para epidemiólogos, que para Historiadores, que hasta el momento no lleno: ¿En qué momento y por qué las comunidades indígenas se adaptaron a las pestes europeas? Y Viceversa?... El Trabajo de Restall es valioso, es de resaltar que se aventura a optar por aportes de otras ciencias como "función de coherencia cultural" (174). Cumple su cometido: Cuestionar mitos...y desarrolla diversos aspectos de las dos primeras lecturas, en especial de la primera.
Quedan sabores terribles al leer este texto y rememorar las prácticas de los conquistadores: las "exhibiciones de violencia" (54) como "procedimiento de conquista" territorial ¿acaso no se siguieron dando a través de la historia, hasta llegar a las masacres aleccionadoras de los paramilitares y otros grupos armados?...o fenómenos curiosos, como el entender que la composición social de los españoles que migraron a estas tierras, es casi idéntico al que hoy migra de estas tierras hacia España (70).
LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRICA, Jhon Elliot
En Historia de América Latina, Editorial Critica (Cambridge University) T 1.
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Pocos comentarios "críticos" sobre este texto. Pero haré algunas observaciones.
El texto aborda un fenómeno que pareció llegar hasta el presente: "condiciones de frontera" (147) (155). La situación que permitió que en tanto los Mixtecas y los Araucanos fueran capaces de resistir la ocupación española en una combinación de esa situación fronteriza con los elementos militares en juego; en otros casos nos refiere a la relación "centro-periferia" que se extiende hasta hoy: La relación entren nuestras capitales nacionales o republicanas (y las grandes ciudades) con las poblaciones ubicadas en las "periferias fronterizas" al parece sigue siendo parecida: se prioriza una acción en esas regiones "distantes" sólo si las mismas presentan un interés económico valioso, en tanto, son secundarias, se hacen presencias para demostrar que el centro (colonial o republicano, del pasado o del presente) existe, pero en general, si la "periferia fronteriza" no es esencial para esos centros, se ponen en segundo termino. Máxime si lo que hay son respuestas violentas de esas comunidades.
El texto también deja la entrada para un tema que me parece poco estudiado: ¿porqué la nobleza Castellana o de Andalucia como tal, prácticamente no se hizo presente en estas tierras?... (157) en tanto si lo hacía por ejemplo en las incursiones que siguieron contra los Musulmanes?...esa es una pregunta que responderla tal vez explicaría parte de los desencantos, de los resentimientos, que posteriormente nos llevaron a los procesos de independencia dirigidos por "los criollos" contra "los españoles"...
En esa ruta, me parece que el texto también alienta otro aspecto: El profundizar en las tres etapas de la conquista, una que podríamos llamar "El Descubrimiento" (no sin polémica); Una de "Conquista de las Antillas" (de la cual algunos aprendieron) y una tercera de "Conquista Continental", pues, al parecer, las tres poseen características propias (159).
Hay apartes del texto de Elliot que merecen criticas pues realiza aseveraciones pero no presenta fuentes que las fundamenten, por ejemplo la expresión "entre hombres que eran jugadores natos" (159) al realizar el balance de los conquistadores y sus ingresos: de dónde sale ese dato?...Y polémicas debatidas por otros autores como el dar por hecho "el bautismo masivo de cientos de miles de indios" (162); el papel jugado por el Colegio Franciscano de Tlatelolco (164).
Finalmente, empatando con el primer texto leído, el autor también parece justificar la visión que para el siglo XIX –mucho agua, turbia, había corrido- construyo Humboldt de los indios americanos...(166)
El texto aborda un fenómeno que pareció llegar hasta el presente: "condiciones de frontera" (147) (155). La situación que permitió que en tanto los Mixtecas y los Araucanos fueran capaces de resistir la ocupación española en una combinación de esa situación fronteriza con los elementos militares en juego; en otros casos nos refiere a la relación "centro-periferia" que se extiende hasta hoy: La relación entren nuestras capitales nacionales o republicanas (y las grandes ciudades) con las poblaciones ubicadas en las "periferias fronterizas" al parece sigue siendo parecida: se prioriza una acción en esas regiones "distantes" sólo si las mismas presentan un interés económico valioso, en tanto, son secundarias, se hacen presencias para demostrar que el centro (colonial o republicano, del pasado o del presente) existe, pero en general, si la "periferia fronteriza" no es esencial para esos centros, se ponen en segundo termino. Máxime si lo que hay son respuestas violentas de esas comunidades.
El texto también deja la entrada para un tema que me parece poco estudiado: ¿porqué la nobleza Castellana o de Andalucia como tal, prácticamente no se hizo presente en estas tierras?... (157) en tanto si lo hacía por ejemplo en las incursiones que siguieron contra los Musulmanes?...esa es una pregunta que responderla tal vez explicaría parte de los desencantos, de los resentimientos, que posteriormente nos llevaron a los procesos de independencia dirigidos por "los criollos" contra "los españoles"...
En esa ruta, me parece que el texto también alienta otro aspecto: El profundizar en las tres etapas de la conquista, una que podríamos llamar "El Descubrimiento" (no sin polémica); Una de "Conquista de las Antillas" (de la cual algunos aprendieron) y una tercera de "Conquista Continental", pues, al parecer, las tres poseen características propias (159).
Hay apartes del texto de Elliot que merecen criticas pues realiza aseveraciones pero no presenta fuentes que las fundamenten, por ejemplo la expresión "entre hombres que eran jugadores natos" (159) al realizar el balance de los conquistadores y sus ingresos: de dónde sale ese dato?...Y polémicas debatidas por otros autores como el dar por hecho "el bautismo masivo de cientos de miles de indios" (162); el papel jugado por el Colegio Franciscano de Tlatelolco (164).
Finalmente, empatando con el primer texto leído, el autor también parece justificar la visión que para el siglo XIX –mucho agua, turbia, había corrido- construyo Humboldt de los indios americanos...(166)
LOS PUEBLOS INDÍGENAS DEL PERU Y EL DESAFIO DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA, HUAMANGA, HASTA 1640, Steve J Stern
Alianza Editorial (1982) 1986 , Madrid
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Este libro podría tener otro nombre...podría llamarse “La economía política de...” o “El conflicto social y la mano de obra india...” no en vano el autor dedica dos capítulos exclusivamente al tema, lo cual muestra cuál es el eje de su esfuerzo: hacer un análisis desde la economía política para examinar las relaciones que se daban en la zona de Huamanga (Ayacucho) en el Perú en el siglo XVI, XVII...y a partir de allí intentar extender este “modelo” al resto del Perú y seguramente de la colonia española...
El autor, establece una Estructura conceptual que obviamente parte de la Vida Material, de la Economía comercial inicial, la economía política (del colonialismo, de la dependencia, de la coacción y el consentimiento), de la política del lucro, Trabajo y tributo (al estilo andino), las dependencias económicas, la mano de obra, la supervivencia de la autonomía económica del Ayllu...entre otros, para intentar comprender la estructura social: Estratificación, rivalidad, conflicto, Alianzas; abordando el tema de las elites sociales: ( desde la dominación inca), divisiones en el seno de la elite colonial, Crisis en la sociedad (india, imperial), soluciones; abordando obviamente las contradicciones y crisis, Violencia; hasta llegar a otras expresiones, en un análisis muy del Materialismo Histórico, tales como Religión y sociedad, La política de la compulsión, Prosperidad, Los indios y la justicia española, Batallas jurídicas, La oportunidad, De la defensa y la manipulación, aspectos culturales, pero que provienen de todas las fases anteriores como las vías del éxito, La significación social del hispanismo indio, enfrentamiento, tensión y purificación, entre dos mundos, etc.
En esencia entonces se abordarían:
*La vida indígena (y la vida española)
*relaciones hispano indias (alianzas y rupturas)
*reacciones españolas (reformas)
*evolución cronológica
*economía política (pienso que es el eje)
*instituciones y mecanismos judiciales
*sistema laboral
*minorías indígenas (indios triunfadores)
*legado
El autor realiza un esfuerzo, una evolución cronológica, donde combina el análisis de la sociedad de clases que se formó en las primeras décadas de la colonia peruana, con pormenores económicos que se entrelazan con esa división. El enfoque, insisto, es claramente marxista o si se quiere desde las posiciones del Materialismo Histórico. (citas bibliográficas: Marx, Godelier) apreciaciones suyas como “las relaciones fundamentales de producción de una sociedad tienden a generar un tipo especial de ethos, de visión del mundo y de sistemas de valores” (55) la explicación sobre las formas de capital referenciada en Marx (72-3) estructuran su Método de análisis, tal vez polémico hoy en día, pero de moda en el momento en que se escribió el libro y que combinado con otros matices parecen bien desarrollado.
El texto se propone....el “cómo hicieron frente los pueblos indios de Huamanga al desafio de la conquista europea, y con que consecuencias para ellos mismos, para sus colonizadores y para la sociedad que creo”, “documentar y comprender las luchas y los logros de los pueblos andinos frente a su colonización”...es claro que documenta y se acerca a la comprensión de una región de un país, pero de allí a “los pueblos andinos” es un objetivo inalcanzable, también se propone “demostrar como sus actos condicionaron la evolución de la sociedad colonial y limitaron las opciones de la clase dirigente europea”, el autor en la ultima pagina del texto admite “al final los campesinos sucumbieron a la hegemonía de la clase colonial dominante...” (306) es decir que una cosa es lo que uno quiere, y otra cosa es la realidad: finalmente sucumbieron, por ello hablar de que “condicionaron” es muy relativo...a la larga, el derrotado nunca condiciona a aquel ante quien sucumbe,,,finalmente, en este juego de Objetivos propuestos y logros del texto, se propone: “utilizar la experiencia colonial en Huamanga como estudio monográfico que pueda enfocar cuestiones claves en la historia de la sociedad de clases” Este que es el objetivo más ambicioso, se muestra inalcanzable para el texto. Es difícil, a partir de una región, de un país, de un momento, intentar dilucidar los marasmos de la “historia de la sociedad de clases”. Además el autor, en el transcurso del texto, sólo va a tocar este audaz propósito muy tangencialmente.
Más que conclusiones, el autor (insisto en que el nombre del libro no es el correcto) hace una síntesis de su planteamiento al final del texto, un planteamiento eminentemente económico (El conflicto social y la mano de obra india)...donde recoge la esencia de lo planteado en el texto. Y si, la mayor parte de sus apreciaciones, sus Conclusiones (el que sean lógicas o no...) desde ese punto de vista, parecen correctas, empero, no se hace muy claro, el papel contradictorio que juegan los Kuracas...de hecho el autor acepta que no es fácil dilucidar su papel en las formas “estatales” y “privadas” de “obtención de mano de obra india” (303) y posteriormente no es muy claro tampoco decir que las actitudes de éstos representaban una “reacción desde abajo”...el fantasma de las dificultades de los marxistas para definir estos sectores medios que se escapan de su dialéctica hegeliana de lucha de contrarios (donde no hay medios) también persigue a Stern...
Finalmente, sin ser un experto en el tema (como prácticamente nadie lo es en la maestría) pienso que el autor hizo un interesante esfuerzo Bibliográfico, como lo ostenta en las pág 325 y ss, pues buena parte de sus textos provienen de fuentes primarias, de archivos históricos, sin desconocer que acusa acceso a una buena cantidad de autores quienes ya tenían apreciaciones sobre el tema. Igual su esfuerzo es valido, cumple pues con el manejo de fuentes y con una bibliografía actual, actualizada, acorde.
Mi opinión personal es que el tratar de entender una región de un país en un momento histórico dado, a partir de esquemas propuestos por el materialismo histórico, en especial por la propuesta, por cierto, inconclusa de Marx, sobre el modo de producción asiático; es una tarea compleja, difícil, que Stern aborda hasta donde sus fuerzas le alcanzan. Empero me parece que si se hubiera concentrado sólo en este aspecto, así el texto se hubiera vuelto ecofarragoso tal vez hubiera podido avanzar más
Finalmente, me parece necesario decir que la polémica en torno a la existencia o no del Taky Onqoy, merece una lectura a fondo de la carta de Poma de Ayala pues este también habla del mismo como lo muestra la figura de la pag 110...
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Este libro podría tener otro nombre...podría llamarse “La economía política de...” o “El conflicto social y la mano de obra india...” no en vano el autor dedica dos capítulos exclusivamente al tema, lo cual muestra cuál es el eje de su esfuerzo: hacer un análisis desde la economía política para examinar las relaciones que se daban en la zona de Huamanga (Ayacucho) en el Perú en el siglo XVI, XVII...y a partir de allí intentar extender este “modelo” al resto del Perú y seguramente de la colonia española...
El autor, establece una Estructura conceptual que obviamente parte de la Vida Material, de la Economía comercial inicial, la economía política (del colonialismo, de la dependencia, de la coacción y el consentimiento), de la política del lucro, Trabajo y tributo (al estilo andino), las dependencias económicas, la mano de obra, la supervivencia de la autonomía económica del Ayllu...entre otros, para intentar comprender la estructura social: Estratificación, rivalidad, conflicto, Alianzas; abordando el tema de las elites sociales: ( desde la dominación inca), divisiones en el seno de la elite colonial, Crisis en la sociedad (india, imperial), soluciones; abordando obviamente las contradicciones y crisis, Violencia; hasta llegar a otras expresiones, en un análisis muy del Materialismo Histórico, tales como Religión y sociedad, La política de la compulsión, Prosperidad, Los indios y la justicia española, Batallas jurídicas, La oportunidad, De la defensa y la manipulación, aspectos culturales, pero que provienen de todas las fases anteriores como las vías del éxito, La significación social del hispanismo indio, enfrentamiento, tensión y purificación, entre dos mundos, etc.
En esencia entonces se abordarían:
*La vida indígena (y la vida española)
*relaciones hispano indias (alianzas y rupturas)
*reacciones españolas (reformas)
*evolución cronológica
*economía política (pienso que es el eje)
*instituciones y mecanismos judiciales
*sistema laboral
*minorías indígenas (indios triunfadores)
*legado
El autor realiza un esfuerzo, una evolución cronológica, donde combina el análisis de la sociedad de clases que se formó en las primeras décadas de la colonia peruana, con pormenores económicos que se entrelazan con esa división. El enfoque, insisto, es claramente marxista o si se quiere desde las posiciones del Materialismo Histórico. (citas bibliográficas: Marx, Godelier) apreciaciones suyas como “las relaciones fundamentales de producción de una sociedad tienden a generar un tipo especial de ethos, de visión del mundo y de sistemas de valores” (55) la explicación sobre las formas de capital referenciada en Marx (72-3) estructuran su Método de análisis, tal vez polémico hoy en día, pero de moda en el momento en que se escribió el libro y que combinado con otros matices parecen bien desarrollado.
El texto se propone....el “cómo hicieron frente los pueblos indios de Huamanga al desafio de la conquista europea, y con que consecuencias para ellos mismos, para sus colonizadores y para la sociedad que creo”, “documentar y comprender las luchas y los logros de los pueblos andinos frente a su colonización”...es claro que documenta y se acerca a la comprensión de una región de un país, pero de allí a “los pueblos andinos” es un objetivo inalcanzable, también se propone “demostrar como sus actos condicionaron la evolución de la sociedad colonial y limitaron las opciones de la clase dirigente europea”, el autor en la ultima pagina del texto admite “al final los campesinos sucumbieron a la hegemonía de la clase colonial dominante...” (306) es decir que una cosa es lo que uno quiere, y otra cosa es la realidad: finalmente sucumbieron, por ello hablar de que “condicionaron” es muy relativo...a la larga, el derrotado nunca condiciona a aquel ante quien sucumbe,,,finalmente, en este juego de Objetivos propuestos y logros del texto, se propone: “utilizar la experiencia colonial en Huamanga como estudio monográfico que pueda enfocar cuestiones claves en la historia de la sociedad de clases” Este que es el objetivo más ambicioso, se muestra inalcanzable para el texto. Es difícil, a partir de una región, de un país, de un momento, intentar dilucidar los marasmos de la “historia de la sociedad de clases”. Además el autor, en el transcurso del texto, sólo va a tocar este audaz propósito muy tangencialmente.
Más que conclusiones, el autor (insisto en que el nombre del libro no es el correcto) hace una síntesis de su planteamiento al final del texto, un planteamiento eminentemente económico (El conflicto social y la mano de obra india)...donde recoge la esencia de lo planteado en el texto. Y si, la mayor parte de sus apreciaciones, sus Conclusiones (el que sean lógicas o no...) desde ese punto de vista, parecen correctas, empero, no se hace muy claro, el papel contradictorio que juegan los Kuracas...de hecho el autor acepta que no es fácil dilucidar su papel en las formas “estatales” y “privadas” de “obtención de mano de obra india” (303) y posteriormente no es muy claro tampoco decir que las actitudes de éstos representaban una “reacción desde abajo”...el fantasma de las dificultades de los marxistas para definir estos sectores medios que se escapan de su dialéctica hegeliana de lucha de contrarios (donde no hay medios) también persigue a Stern...
Finalmente, sin ser un experto en el tema (como prácticamente nadie lo es en la maestría) pienso que el autor hizo un interesante esfuerzo Bibliográfico, como lo ostenta en las pág 325 y ss, pues buena parte de sus textos provienen de fuentes primarias, de archivos históricos, sin desconocer que acusa acceso a una buena cantidad de autores quienes ya tenían apreciaciones sobre el tema. Igual su esfuerzo es valido, cumple pues con el manejo de fuentes y con una bibliografía actual, actualizada, acorde.
Mi opinión personal es que el tratar de entender una región de un país en un momento histórico dado, a partir de esquemas propuestos por el materialismo histórico, en especial por la propuesta, por cierto, inconclusa de Marx, sobre el modo de producción asiático; es una tarea compleja, difícil, que Stern aborda hasta donde sus fuerzas le alcanzan. Empero me parece que si se hubiera concentrado sólo en este aspecto, así el texto se hubiera vuelto ecofarragoso tal vez hubiera podido avanzar más
Finalmente, me parece necesario decir que la polémica en torno a la existencia o no del Taky Onqoy, merece una lectura a fondo de la carta de Poma de Ayala pues este también habla del mismo como lo muestra la figura de la pag 110...
LAS SOCIEDADES INDIAS BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL. Charles Gibson
En Historia de América Latina, Barcelona, Critica, 1990
Págs 157-188
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Esta lectura hace pensar sobre tres elementos claves
La composición de clases, de sistemas jerárquicos, que tenían tanto las culturas indígenas como las comunidades no tan evolucionadas, se mantuvieron luego de la conquista, por lo menos hasta el siglo XVII, pero debilitada ya en el XVIII?
Las culturas indígenas, entre mas grandes, o más evolucionadas (¿?) más asimilables? Y de igual manera, entre más alto se estuviera en las estructura indígena, más asimilado, así fuera por conveniencia?
Al llegar el siglo XIX, tal nivel de asimilación no había perdurado, y por el contrario la mayor parte de las comunidades y de los indígenas mismos se encontraban en la situación que describió Humboldt?...
Pero, cómo llegaron al nivel, ciertamente de "dignidad" de varias de ellas en el presente?
Al menos en Colombia, en Perú y en otras partes de América (aún de los EEUU) existen comunidades indígenas. Si existen esas comunidades indígenas, de entrada ello desmiente el extendido discurso en torno a la destrucción y el exterminio total de los indígenas en el proceso de conquista. La pregunta que salta es cómo sobrevivieron estas comunidades, cuáles son los procesos que las llevaron a sobrevivir hasta nuestros días, que tanto hay desde Manco Inca, pasando por Tupac Amaruc hasta llegar a Quintín Lame o a nuestro actuales senadores indígenas. Sin olvidar las comunidades en el fondo de nuestras selvas, como los Nukak y otros. Son procesos históricos largos, complejos, difíciles, pero el resultado es claro: si bien diversas comunidades fueron realmente exterminadas, una buena parte, de una manera u otra, logró sobrevivir,.
Las primeras hipótesis que nos saltan para tratar de entender ese Cómo llegaron hasta aquí plantea tres variables:
Asimilación o acomodación
Resistencia
Ambas: Acomodación + Resistencia
Si bien el texto nos apunta a la 3ª variable, no avanza sobre lo sucedido en el siglo XVIII, el XIX y el XX, dejándonos la duda sobre si tenía razón o no la visión, ciertamente parcializada, de Don Alejandro...y lo más interesante, más allá de la referencia a las sociedades utópicas promovidas por Vasco de Quiroga, nos deja un enorme vació para entender, al menos en el caso colombiano, cómo, desde dónde, en qué procesos, llegaron a -atrevida ignorancia la mía- formas similares de organización, diversas comunidades que habitan nuestro país. Por ejemplo: ¿Son ellas una transformación del dominio de los caciques, y de las formas de organización alentadas por las legislaciones coloniales que llegaron hasta nuestros días...?¿O de las cofradías?
El caso de las comunidades selváticas merece una lectura aparte, de hecho el artículo poco avanza frente a ella. Pero a nosotros como historiadores si nos interesan, tanto desde la pregunta que nos estamos formulando, como desde la posibilidad de estudiar formas sociales de las que ellas son los únicos exponentes sobrevivientes.
Ahora bien, esta es una mirada pro indígena, valdría la pena ahondar en el otro lado: cuáles fueron las posiciones, las actitudes, las tácticas y las estrategias que utilizaron los españoles (y los criollos) frente a los indígenas...que tanto va, si los volvemos "los blancos" desde el momento en que pretendieron y de hecho los esclavizaron durante la conquista, hasta el momento en que la Constitución de 1991 obligó a hacerlos miembros del parlamento...cuántos procesos de diverso tipo, de diversos intereses, se han movido allí. Gibson da pistas al respecto, pero tal vez por brevedad, no se extiende en nuestra inquietud.
Finalmente permítaseme anotar dos contradicciones del texto, en una parte dice que las instituciones indígenas eran secundarias, poco poderosas, dependientes de los encomenderos (p 167), pero en otra parte dice que estos, dependían de estas instituciones y de los caciques para el funcionamiento de sus negocios (p 172 y otras). Finalmente quién tenía más poder?. A la larga los españoles, pero es contradictorio. La segunda es la frase –puede ser error de traducción- donde dice, respecto a la "aculturación" que "el proceso fue lento pero acumulativo y acelerado" (p 184).
El artículo cumple su papel de abrebocas de un seminario que promete ser intenso.
Págs 157-188
("Reseña Critica", 2º semestre del 2005)
Esta lectura hace pensar sobre tres elementos claves
La composición de clases, de sistemas jerárquicos, que tenían tanto las culturas indígenas como las comunidades no tan evolucionadas, se mantuvieron luego de la conquista, por lo menos hasta el siglo XVII, pero debilitada ya en el XVIII?
Las culturas indígenas, entre mas grandes, o más evolucionadas (¿?) más asimilables? Y de igual manera, entre más alto se estuviera en las estructura indígena, más asimilado, así fuera por conveniencia?
Al llegar el siglo XIX, tal nivel de asimilación no había perdurado, y por el contrario la mayor parte de las comunidades y de los indígenas mismos se encontraban en la situación que describió Humboldt?...
Pero, cómo llegaron al nivel, ciertamente de "dignidad" de varias de ellas en el presente?
Al menos en Colombia, en Perú y en otras partes de América (aún de los EEUU) existen comunidades indígenas. Si existen esas comunidades indígenas, de entrada ello desmiente el extendido discurso en torno a la destrucción y el exterminio total de los indígenas en el proceso de conquista. La pregunta que salta es cómo sobrevivieron estas comunidades, cuáles son los procesos que las llevaron a sobrevivir hasta nuestros días, que tanto hay desde Manco Inca, pasando por Tupac Amaruc hasta llegar a Quintín Lame o a nuestro actuales senadores indígenas. Sin olvidar las comunidades en el fondo de nuestras selvas, como los Nukak y otros. Son procesos históricos largos, complejos, difíciles, pero el resultado es claro: si bien diversas comunidades fueron realmente exterminadas, una buena parte, de una manera u otra, logró sobrevivir,.
Las primeras hipótesis que nos saltan para tratar de entender ese Cómo llegaron hasta aquí plantea tres variables:
Asimilación o acomodación
Resistencia
Ambas: Acomodación + Resistencia
Si bien el texto nos apunta a la 3ª variable, no avanza sobre lo sucedido en el siglo XVIII, el XIX y el XX, dejándonos la duda sobre si tenía razón o no la visión, ciertamente parcializada, de Don Alejandro...y lo más interesante, más allá de la referencia a las sociedades utópicas promovidas por Vasco de Quiroga, nos deja un enorme vació para entender, al menos en el caso colombiano, cómo, desde dónde, en qué procesos, llegaron a -atrevida ignorancia la mía- formas similares de organización, diversas comunidades que habitan nuestro país. Por ejemplo: ¿Son ellas una transformación del dominio de los caciques, y de las formas de organización alentadas por las legislaciones coloniales que llegaron hasta nuestros días...?¿O de las cofradías?
El caso de las comunidades selváticas merece una lectura aparte, de hecho el artículo poco avanza frente a ella. Pero a nosotros como historiadores si nos interesan, tanto desde la pregunta que nos estamos formulando, como desde la posibilidad de estudiar formas sociales de las que ellas son los únicos exponentes sobrevivientes.
Ahora bien, esta es una mirada pro indígena, valdría la pena ahondar en el otro lado: cuáles fueron las posiciones, las actitudes, las tácticas y las estrategias que utilizaron los españoles (y los criollos) frente a los indígenas...que tanto va, si los volvemos "los blancos" desde el momento en que pretendieron y de hecho los esclavizaron durante la conquista, hasta el momento en que la Constitución de 1991 obligó a hacerlos miembros del parlamento...cuántos procesos de diverso tipo, de diversos intereses, se han movido allí. Gibson da pistas al respecto, pero tal vez por brevedad, no se extiende en nuestra inquietud.
Finalmente permítaseme anotar dos contradicciones del texto, en una parte dice que las instituciones indígenas eran secundarias, poco poderosas, dependientes de los encomenderos (p 167), pero en otra parte dice que estos, dependían de estas instituciones y de los caciques para el funcionamiento de sus negocios (p 172 y otras). Finalmente quién tenía más poder?. A la larga los españoles, pero es contradictorio. La segunda es la frase –puede ser error de traducción- donde dice, respecto a la "aculturación" que "el proceso fue lento pero acumulativo y acelerado" (p 184).
El artículo cumple su papel de abrebocas de un seminario que promete ser intenso.
LA CAÍDA DEL HOMBRE. Anthony Pagden
EL INDIO AMERICANO Y LOS ORÍGENES DE LA ETNOLOGÍA COMPARATIVA
(Cambridge University Press 1982, 1986); Alianza Editorial SA 1988; Madrid
(Reseña Critica, II semestre del 2005)
LEAD
Este texto, como los demás, con una extensa bibliografía, nos ubica en los ambientes intelectuales del siglo XVI (18) y en las apreciaciones que se tenían sobre el tema de "Las Indias" . Para el fin del autor, se busca fundamentalmente lo relacionado con la teoría del origen de la autoridad política (resumen introductorio de estos capítulos en la página 23).
ESBOZO
Es complejo el esfuerzo, pues necesitamos ubicarnos en esos tiempos, tiempos donde los observadores de primera mano, tenían preconceptos (preceptos?), preconcepciones, también, de primera mano de la Europa llena de Monstruos al otro lado del abismo, a lo cual si se suma su origen social, si se suma que es una Europa ciertamente al final del medioevo, donde pocos eran los alfabetos...podemos empezar a participar en la discusión que propone el autor
Pero esos observadores de primera mano, no eran los asesores de los reyes, eran tal vez la fuente de la cual se surtían, si se quiere, las que podríamos llamar "juntas de sabios títeres palaciegas" (52), máxime aún en un ambiente de tanta presión pues lo que se vivían eran las disputas de los siglos XV y XVI, especialmente entre España y Portugal, por los nuevos territorios, generalmente mediadas por el Papa de turno (54).
En el capitulo 1, el problema del reconocimiento, rápidamente el autor nos comienza a ubicar en algo que debió ser una gran dificultad ¿cómo describir lo nunca visto?, lo nunca conocido?...al avanzar hacia el 2º, La imagen del bárbaro, se adentra en la discusión que nos ha ofrecido: la forma en que se juzgaba de acuerdo con ciertas "categorías de valor" (38) y empieza la polémica frente a términos como "Los inferiores", (¿eran inferiores quienes vivían en una de las dos ciudades más grandes del planeta al iniciarse el siglo XVI: Tenochtitlan?, claro que de poco importaban las construcciones, total a los turcos, con sus mezquitas y sus ciudades, se les consideraba "animales privados de razón" (84) ); el que no sabían hablar Griego, o Latín, o Castellano (pero igual hablaban otro idioma, incluso, lo escribían)...y otras apreciaciones que nos llevan a posibles silogismos como el siguiente: Bárbaro, igual pagano, el bautismo: la solución...¿así de sencillo?... Este capitulo se cerrará introduciendo los que vienen: ¿Casi Hombres, similitidunes hominis (45)?...o la conclusión de ese momento: "ni suscribían las opiniones religiosas europeas, ni vívían de acuerdo con las normas sociales europeas"...(46) por ende eran Bárbaros, esto pues partiendo de la táctica de comparar...de buscar lo más parecido...para poder clasificarlo, o mejor, para poder "calificarlo"...
En el capitulo siguiente (3o) La Teoría de la esclavitud natural (de Aristóteles...) lo primero que se aclara es un contexto que ya de por si muestra las dudas que se poseían para "justificar" la presencia en "Las Indias". La lex Humana no era suficiente, no daba respuestas, había que buscar lex divina para encontrarla (53); Las dudas teológicas –de la Reina y de su corte, pero dudo que de todos sus "súbditos"- sobre si se podían esclavizar o no a los indígenas, casi paralelo a la llegada de Colon, al principio resueltas a favor del NO..."no pueden esclavizarse, se deben devolver a sus hogares anteriores..." (56); Y nos ubica en el valor histórico de Montesinos: La reacción contra él, es la que al parecer abre (o continua?) el debate: ¿Tenía derecho la corona?, ¿Tenían validez las Bulas de donación?, ¿qué justificaba el obligar a los indígenas? (64). La discusión, tal como la organiza el Autor se inicia con la definición sobre quién es o no pagano: quienes estuvieron bajo el dominium de la iglesia (de iure), sometidos a un príncipe cristiano (de facto), y los paganos propiamente dicho; pero resulta que ni en el uno ni en el otro se aplicaba a los Indígenas pero estaba la clasificación de los paganos de "ignorancia insuperable" y los de una "ignorancia superable"...pero los primeros eran los inimicos Cristi por ende mantendrían sus derechos naturales... (65)...la justificación, por donde se le mirara, no era fácil...
Paulatinamente se recurriría a Aristóteles, retomado por Santo Tomas de Aquino en el siglo XIII (o los 1200’s) (69): definir la esclavitud civil, un hombre como cualquier otro que ha sido privado de sus libertades civiles...diferente de la esclavitud natural... el esclavo posee algo de noữs (intelecto) - comprenderlas pero no poseerlas- pero no puede controlar su oréxis (pasiones) (70) por ello no tiene phrónesis (prudencia) ; el esclavo necesita ser "domesticado"...ello establecía una relación contractual entre el amo y el esclavo, unos deberes (85)...Se cierra esta etapa con contradicciones: reconocerlos como vasallos, ya era una bomba de tiempo conceptual, que explotaría tarde que temprano (79) y una más compleja los esclavos son "liberi et igenui"...(85)
El capitulo central de esta primera mitad, es sin duda el 4º: De esclavos de la Naturaleza a Hijos de la Naturaleza; el cual vuelve y nos ubica en las primera mitad de los 1500 y en el texto de Vitoria, el cual, "tal vez" pretendiendo hacer una justificación lo que abre es toda una cantera de contra argumentos... Las cuatro razones de Vitoria: "son pecadores, son infieles, son amentes o idiotas" (101) ...sólo quedaban la 3 y la 4...las otras no eran imputables a los indígenas...; luego prosigue con las pruebas de Barbarie: ¿la inexistencia de ciudades? (105); ¿la de formas de gobernar? (108);¿la construcción de artefactos (112), etc; Pagden hace un resumen de los NO’s a esa teorías, (Pág. 112) y entonces se concluye, como al parecer ya lo hicieron varios académicos en aquella época: estaba listos para un modo de vida civil...no eran bárbaros, no eran esclavizables (116).
Vitoria esgrime otros argumentos: No son esclavos naturales pero son retrasados mentales, por ende se les debe administrar...(117) es esta una teoría que se va desmoronando...salta la antropofagia como excusa... así, también, puede argüir que los indígenas violaban la prima praecepta de la Ley Natural (130); La falta de "ciencias y artes" (4.8, 131 y ss)...Nuevamente Paguen hace una síntesis de las contradicciones (Pág. 135)..."el indio que ha demostrado tantos atributos no puede ser un esclavo natural"...; Se insiste: La comparación con los campesinos (4.10 138 y ss) pero ellos no eran esclavos...y finalmente, eran unos "niños"...el argumento que va a fortalecer la posición de De las Casas (150)...en contra de la esclavitud, por cierto, más no del dominio. Así las cosas no podía ser más que obvia la reacción de la corona (151), pero el daño estaba hecho y sólo les quedo pegarse de "Cum iam non indigeant tutore Rex Hispaniarum debet relinquere indos in sua prima et propria libertate" (151) de Alejandro VI...Esa fue en gran medida la conclusión del debate. Vitoria puede ser considerado como un NeoTomista... Lo que viene en la 2ª parte del texto, es en buena medida, el desarrollo de las concepciones expuestas por éste.
En los capítulos finales Pagden nos aporta el "debate" posterior, ya comenzando a cerrar los 1500, entre los miembros de la Escuela de Salamanca y Juan Gines de Sepúlveda, que parece más entre éste y De las Casas; me parece una anécdota histórica curiosa pero vana, pues en la página 164 se describe como, al fin de cuentas, la posición de Sepúlveda, en este caso de Demócratas, termina siendo la posición conclusiva de la fase anterior y es el fracaso lógico a su intento por el regreso del indio al similitudes hominis del que hablamos antes. El Capitulo 6 muestra a De Las Casas, el académico, con sus libros Argumentum apologiae... () o la Apologética historia y se hace, entre otras, una extensa descripción de las cuatro categorías de Bárbaros que manejaba y las cuales adecua a su defensa de los indígenas...las que lo llevan a poder argumentar que esa "barbarie" era secundum quid...en general, frases como "los menudos y plebeyos no han de yr a preguntar a los prudentes de otras naciones si lo que hazen, o yntroducen sus mayores es probable quanto a la recta razón" (198) muestran, si se quiere, lo avanzado de parte de sus concepciones para la época y sus aportes a la antropología... Los comentarios sobre la Historia Natural y Moral de las Indias, De procuranda indorum salute y De Temporibus novissimis de José de Acosta van cerrando este libro. Es valioso resaltar la importancia que le da Acosta a "la lengua" y a las implicaciones que tendría esta para el proceso de evangelización, el cual lo lleva a plantearle a los misioneros que "deberían intentar los indios en sus propios terminos y no por medio de una simple comparación" (210) que se coligen con ejemplos tan fascinantes como el de Arriaga sobre la confusión en el Quechua entre Pucllachacuita con Hucllachacuinitnta...que suenan parecido pero son profundamente diferentes (214), son un gran avance al observar lo planteado en los primeros capítulos. Es de resaltar sus apreciaciones en torno a la relación entre desarrollo lingüístico y religión con los niveles de "barbarie", (sinopsis 253), de la mano de lo planteado por De las Casas...Muy de su época, a la cual ninguno podemos escapar, son sus apreciaciones en torno a la presencia del demonio, o el considerar los dialectos indígenas Biblia pauperum (250). Lo más importante, y que se perdone mi ignorancia, es la capacidad de Acosta de plantear, y qué sé yo, "adelantarse" a la teoría geográfica del doblamiento pasando por Behring...que ni siquiera era conocida en ese entonces...más allá de la propuesta teo apologética, con sus pros y sus contras para la "humanidad" indígena, es un ingenio para ese momento histórico (256)...."cualquier afirmación sobre la naturaleza y el status del ‘otro’ debía fundarse en un cuerpo de datos empíricos"...es su aporte central. En este caso su sistema de clasificación se basaba en las dos categorías expresadas anteriormente...El texto cierra con Lafiteau...quien publicó un libro en el siglo siguiente: 1613...en buena parte desarrollo de los planteamientos de Acosta, pero en mala parte –tal vez, insisto, por su época- llega al extremo de intentar comparar nuestros aborígenes con los europeos...(264)...Actitud comparativa y euro céntrica que tuvimos y de hecho tenemos... Es llamativa su propuesta de "teología simbólica" (271) donde trabaja los símbolos y los mitos...por la cual llegábamos a pruebas contra el "ateismo" de ese instante. Se cierra el libro con una valiosa frase "toda explicación de las culturas extrañas tenía que ir al estudio local y empírico de la conducta que en el siglo XIX se llamaría ‘etnología’"...(274) magistral resumen de la 2ª parte del texto.
APRECIACIONES.
El esfuerzo de Pagden nos lleva por un valioso recorrido, no creó que sólo para mostrar el tema de la autoridad política, pues éste se decanta en la primera parte. De hecho el nombre del texto es exacto: La 2ª parte son, si se quiere, los orígenes de la etnología comparativa, asociada, o "endeudada" con "La Caída del Hombre" o mejor, de la concepción aristotélica esclavizante. A propósito de Aristóteles, el texto recoge algo esencial: las Circunstancias políticas especificas en las que se desarrollan las concepciones, pues de hecho, su teoría está enmarcada en el servicio a Alejandro, (223) así como las discusiones planteadas en la primera parte y con Gines de Sepúlveda en la segunda muestran cuan dependientes de estas "circunstancias" son las apreciaciones.
Empero, Vitoria y sus discípulos salamanquinos, van a lograr basar una antropología coherente y autoritativa, partiendo aún de las posiciones de la psicología aristotélica, van a lograr pasar del discurso psicológico al histórico y con éste van a posibilitar las observaciones de Acosta y Lafitau
La posición del autor, el orden de su exposición, es clara: hace parte de un ataque durísimo a las justificaciones de los Españoles para controlar a los indígenas. Hay dos vacíos en el texto, notables, primero que da la impresión de que a excepción de los Aztecas, los Incas (y los antiguos Mayas), podría hasta justificarse lo sucedido...y segundo, que el autor, tal vez porque no es su propósito (como si lo es el de la lectura siguiente de Stern) no le da la importancia debida a algo que estaba en el centro de todo: los intereses económicos
Me quedan algunas preguntas, (vale aclarar, más para mi cultura general, que para las tareas del autor): En verdad hubo tanta diferencia entre los Franciscanos y los Jesuitas? (115) y curiosidades histórico-reflexivas: ¿porqué se pensó casar esclavas blancas con los colonos españoles de las américas: (57)¿en que lugar de la estratificación o del imaginario social se les tenía o estaban? Y una que nos lleva hasta el presente: la denuncia de montesinos sobre la "esclavitud virtual", (60)...nos lleva a los orígenes de un juego: hecha la ley hecha la trampa, ¿desde cuándo?...
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