La semana pasada vimos lo que deja Santos en educación. Ahora, veamos lo que deja en Salud. Para ello transcribimos el balance que al respecto hizo la revista Dinero:
“1. Regulación de precios, compras centralizadas de medicamentos y mayor competencia de biosimilares, con ahorros de más de $1 billón al año.
2. Cobertura universal, igualación de planes de beneficios entre regímenes y ampliación de los beneficios.
3. Ley Estatutaria de Salud, primera ley de un derecho fundamental social que, entre otras cosas, sienta las bases para una definición justa y sostenible de los beneficios.
4. Mejora en indicadores de salud pública: mortalidad infantil, mortalidad materna, desnutrición crónica y embarazo adolescente han disminuido sustancialmente.
5. Incremento en coberturas de vacunación: Baja trasmisión de sarampión por casos importados.
6. Avances en transparencia con la creación de Mipres (Mi prescripción, sobre lo NO POS) y en controles efectivos con la creación de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) y la habilitación técnica de EPS.
7. Introducción del Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS) y de las rutas de atención.
8. Saneamiento de deudas y depuración de EPS, que implicó liquidación de EPS inoperantes y cuestionadas: Caprecom, Saludcoop, Solsalud, Humanavivir, etc.
9. Avances en la afiliación: menores de 25 años pueden ser beneficiarios de sus padres (estudiando o no), traslados entre EPS pueden hacerse automáticamente por internet, portabilidad y movilidad, etc.
10. Reglamentación de la eutanasia: primer país de América Latina.
11. Reglamentación e implementación del uso de derivados del cannabis con fines medicinales y científicos.
12. Defensa de los derechos de la mujer y de la interrupción voluntaria del embarazo.
13. Mayores impuestos al tabaco y liderazgo en debate de impuestos a bebidas azucaradas.
14. Liderazgo global en acceso a medicamentos (imatinib, etc.)
15. Inversión pública en hospitales”
Sugerencia: Ciudadanos concejales, una reflexión, ¿si usted fuera un ciudadano del común y quisiera participar en sus sesiones, cuál sería el horario ideal para asistir? ¿Un domingo en la noche? ¿Un horario de madrugada? ¿O las 6, 7 p. m. que fue el horario tradicional del Concejo por muchos años?
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